CLUB DE DEIMON…
Era maravilloso poder celebrar la victoria por remontada contra Teikoku Gakuen. Levantaron en alto las copas…
-¡YA-HAAAAA…! ¡SALUD POR LA VICTORIA OBTENIDA! –dijeron todos al mismo tiempo, Hiruma por su parte estaba satisfecho sentado acompañado por Musashi quién ofreció chocar su copa con la del demonio rubio pero este hizo una mueca molesta y vertió el contenido en su garganta para después chocar la copa vacía con esa sonrisa maligna.
-¡YAAA…! ¡Cálmense todos, tendremos ahora las palabras de la estrella del equipo! ¡SENA! ¡SENA! –gritaba Suzuna pasándole otra copa llena al pequeño castaño que al ver como el resto del equipo le aclamaba se puso nervioso y comenzó a disculparse.
-Lo siento, lo siento mucho. Lo siento. –decía muy nervioso llevando su mano tras la nuca. Hiruma exasperado por sus tonterías tomó de inmediato su metralleta.
-¡Ya deja de hacerte el tonto maldito enano y habla de una vez! –sin duda tenía poca paciencia pues blanqueando los ojos se podía notar como la venita sobre su frente saltaba molesta.
-¡S-SI, SI, SI, SI, SI…HIIIII LO SIENTO HIRUMA SAN! –decía entre gritos esquivando las balas, cuando hubo cesado el fuego de los disparos, Sena carraspeó tomando la copa en alto. -¡Chicos! ¡Quiero brindar por la victoria y en especial por…Hiruma san! –dijo finalmente en voz alta haciendo que todos los presentes se sorprendieran ante aquellas palabras, incluyendo a Hiruma que le miró elevando una ceja hacía arriba.
-¿Sena? –Mamori sabía porque lo decía, recordaba haber dicho sobre lo importante que Hiruma le consideraba a él y lo valioso de sus rudas lecciones en todos. Ella sonrió algo sonrojada, Suzuna que no comprendía la miró extrañada pero con esa cara al parecer algo interesante tendría que decir su amigo.
-¡Hiruma san, de no haber sido por usted muchos de nosotros nunca hubiéramos logrado llegar donde estamos ahora! ¡SALUD! –dijo Sena vaciando su copa y todos para sorpresa del mismo rubio respondieron:
-¡SALUD! –bebieron un trago del vaso y antes de que alguien dijera algo. Suzuna al ver como el pequeño le extendía la copa de inmediato la llenaba de nuevo, algo sorprendida pues no sabía que Sena supiera beber.
-¡También quiero brindar por nuestra poderosa línea: Kurita-san, Komosubi-kun, Joumonji-kun, Kuroki-kun y Togano-kun! ¡SALUD! –volvía a vaciarse el contenido de la copa, y una vez más hizo la seña de que le llenará la copa y Suzuna muy obediente lo hizo una vez más, Mamori iba a replicar pero Sena interrumpió.
-¡Brindemos por Monta, Yuki-san, Taki-kun e Ishimaru-san; los mejores receptores en Deimon! ¡SALUD! –el sonrojo sobre sus mejillas ya indicaba que el factor bebida+Sena+brindis era una muy mala combinación ya dejando su copa de lado Mamori se aproximo al castaño.
-Sena-kun yo soy otro Runningback no un receptor, estás equivocado. –musito Ishimaru con los ojos cerrados y algunas gotas tras su nuca. Aunque no recibió ninguna atención, como siempre era tan oscuro que nadie lo notaba.
-Sena, está bien. Entendemos que quiera brindar por ellos pero… -decía Mamori siendo cortada una vez más por él pequeño. Suzuna ya le parecía divertida aquella expresión en su amigo y sin más le extendió una copa llena; Mamori al ver esto replico: -¡Suzuna-chan! No le sigas dando de beber a Sena ¿No ves lo mal que ya se puso? –decía la pelianaranjada estrechando molesta sus ojos azules.
-¡YA! No te enfades con él. Mamo-nee, hoy es un día muy especial para todos. Al menos deja que Sena se divierta un poco. –le dijo la pequeña peliazul guiñando un ojo.
-¡Otro brindis por el retorno de Musashi-sempai por ser el mejor chuteador! ¡SALUD! –decía Sena ya tambaleándose de forma graciosa, como todos estaban de fiesta solo atinaban a reírse por el aspecto del pequeño Runningback cuyo sonrojado rostro ya parecía el de un estado febril pero febrilmente rayado en la borrachera que le entro de tomar unas cuantas copitas de champagne.
-¡Hey! Sena ¿Estás bien? –preguntó Monta bastante preocupado por su amigo este sonrió y sin más asintió cayendo por poco al piso de no haber sido por una mano que le sujeto firmemente por la muñeca.
-¡Sena! Mírate, no debiste haber tomado. –dijo la pelianaranjada que llevó las manos a los costados de sus caderas, como la típica madre que regaña a su hijo.
En ese momento para Sena no había nadie más, pues la persona que lo sujetó para evitar que cayera al piso fue Hiruma quién con los labios curvados no ocultaba lo divertido de la escena.
-Bebiste demasiado maldito enano, y… -dijo haciendo una pausa sin soltar la muñeca del castaño. –Como eres menor de edad tendré que entregarte a la policía. KEKEKEKEKE… -se puso a reír al notar como la carita apenada sonrojada de ojitos grandes cambiaba a una con la cara pálida y con los ojos blanqueados con gotas de sudor bajándole por toda la cara.
Ese era el carácter de la persona que le gustaba, totalmente contraria a la de cualquier persona con sentido común. Demasiado inteligente que rayaba en la maldad y muy persuasivo con un estilo diabólico que demandaba muchas cosas en él. Desde el primer momento en que sus caminos se cruzaron Sena supo que era cosa del destino y aunque todos le temían por igual, muchos otros lo respetaban a su manera y es que Hiruma no solo era la Torre de Control de Deimon, sino también la razón por la que estaba ahí bebiendo, para ver si era cierto de lo que se decía sobre la bebida, que está te daba el valor para hacer cosas de las que estando sobrio no.
Hiruma podía sentir como la mirada castaña e insistente no se despegaba de él, el maldito enano sin duda alguna iba a arruinar la fiesta si su lengua se le largaba y con ello ponía al descubierto sentimientos que no solo ya él siendo tan hábil había notado, sino que también estaba seguro de que Musashi se había percatado de ellos y que en verdad no quería encarar no de momento al maldito viejo.
-Hey, Maldita Manejadora. –dijo Hiruma observando como la joven de ojos azulinos estrechaba la mirada haciendo un gracioso puchero molestó.
-¡HIRUMA-KUN! No me hables de ese modo. –decía ella cruzándose de brazos.
-Muéstrales la sorpresa. –dijo él sonriendo, todos los presentes dejaron sus ánimos de seguir celebrando pero es que esa sonrisa macabra de seguro que no representaba nada bueno.
-Si, si. –decía ella tomando el control presionó uno de los botones y el techo de Deimon se abrió dejando ver el hermoso cielo estrellado y entonces hizo su aparición una pantalla plana gigante que dejó a todos con las bocas bien abiertas y los ojos saltones por la impresión. –Un karaoke ¿Quién quiere probar? –la joven de ojos azules por un momento se olvido de Sena y miró a los presentes sujetando un par de micrófonos, contrario a lo que pensaba que ocurriría casi todos los presentes deseaban intentar su suerte.
-¡Mukya! ¡Es mi oportunidad de brillar como estrella! –decía Monta tratando de quitarle el micrófono a Joumonji, Kuroki y Togano.
-¡No! ¡Somos nosotros tres! –gritaban al mismo tiempo tratando de arrebatarlos de las enormes manos del mono receptor.
-¡Esperen por favor, se van a lastimar! –como mediador estaba Yukimitsu algo preocupado por la disputa de esos cuatro.
-¡Aha-ha! ¡Yo probare primero! –decía Taki girando con el otro micrófono que de inmediato ahora tenía sujeto Ishimaru.
-Ha-ha yo también quiero probar un… -su frase no fue terminada pues Komosubi mando a volar a ambos y quedó con el micrófono de forma victoriosa lo ofreció a Kurita.
-Ma-Maestro. Cantar. –dijo el pequeño de nariz roja sonrojado ofreciéndolo a un sorprendido Kurita.
-Gracias Komosubi-kun, eres impresionante. –dijo un contento Kurita. La amplía sonrisa de su maestro hizo que el pequeño tanque llevara sus pequeños pero poderosos brazos tras su cabeza.
Mientras todos eran presas del alboroto dentro, Hiruma aprovecho para llevarse a Sena. Ya lejos del alboroto en el salón favorito del Quaterback un mareado Runnigback trataba de reponerse muy avergonzado por lo que iba a hacer delante de todos.
-Termínate toda esa agua. Maldito enano, hoy si que hiciste un verdadero ridículo KEKEKEKEKE. –decía sin mirar a Sena quién bebía desesperado de un botellón grande de agua.
-Gracias… Hiruma-san… -musito sonrojándose inevitablemente, estaban a solas. La mente de Sena empezó a divagar observando minuciosamente el delgado pero bien trabajado cuerpo del rubio.
Esa noche Hiruma no vestía el acostumbrado uniforme de escuela como ellos, estaba con ropas casuales un pantalón jean ajustado de color negro al igual que los zapatos, un jersey de cuello alto de igual color. Sena sin darse cuenta se puso de pie y sin más rodeo la cintura de Hiruma con sus brazos apoyando confiadamente su frente contra la espalda del demonio esperando ser rechazado o lo más probable asesinado por tal acto.
Pasaron los minutos y ninguno decía una sola palabra, tampoco se movían de su sitió. Hiruma con la mirada perdida al frente de aquel ventanal, Sena disfrutaba del calor del otro cuerpo lo único que se escuchaba eran sus respiraciones y los locos latidos del corazón del pequeño de ojos castaños. No era un silencio incomodo al contrario era demasiado sobre cogedor tanto que el primero en romperlo fue…
-¿Qué sucede Eyeshield 21? ¿Te comieron la lengua los ratones? –preguntó finalmente pues él no iba a decir una sola palabra sobre su sentimientos al contrario iba a esperar paciente a que el pequeño hablara.
-Hiruma-san… Yo… Es que yo… -se sintió nervioso, los colores se le vinieron al rostro y su lengua se enredaba sola. Trago con dificultad saliva y haciendo atisbo de valor liberó la cintura del rubio de sus brazos pero para ponerse frente a este parándose de puntillas atrajo con sus brazos el cuello del demonio.
Hiruma se dejó ser, el Sena aproximo lentamente su rostro al del rubio sintiendo el tibio aliento a menta y el suyo propio. Sus labios se unieron en un dulce y tierno beso al separarse la cara del castaño sorprendió un poco al rubio.
-¿Por qué lloras? Maldito “secretario”. –preguntó sin entender porque los hermosos ojos castaños estaban llenos de lágrimas contenidas, Sena sonrió inocentemente pues besar no era suficiente, sentía que debía confesarlo y aprovechar que no había sido rechazado.
-Hiruma-san… -volvió a decir entrecerrando un poco sus ojitos pero antes de que continuará ahora era el rubio quién lo besaba aprovechado la boca abierta a su disposición.
Un beso lleno de pasión correspondido de torpe manera por Sena que se quedó sin aliento al separarse, cayó sentado y jadeante sobre el piso. Hiruma sonrió inclinándose a su lado para limpiar la comisura de sus labios impregnados con un poco de saliva.
-Si me quieres… -decía el rubio de ojos verdes tomando por la barbilla al menor aproximándose de nuevo a sus labios, automáticamente cerró los ojos a la espera del beso que no llegó más al contrario sintió los cálidos labios delgados del Quaterback sobre su frente. –DILO. –su rostro cambio bastante a lo que recordaba Sena, era diferente pues tenía un semblante demasiado serio, un leve rubor nunca antes visto sobre sus mejillas pálidas y una mirada firme con un hermoso brillo lujurioso que consiguió estremecer el alma del pequeño.
-Yo a Hiruma-san… Lo amo. –no supo porque pero con temor sus manos pequeñas sujetaban el rostro del rubio para obligarle a mirarle a los ojos y al mismo tiempo para que no se apartara de su lado.
Hiruma sonrió maliciosamente, Sena de inmediato sintió que se iba a arrepentir de sus palabras, entonces fue tomado esta vez por la nuca para plantarle un ardiente beso mientras lo obligaba a ponerse de pie y ya por la diferencia de altura lo levantaba por la cintura para sentarlo sobre uno de los pupitres del salón, mientras se abría espacio entre las pequeñas piernas…
FIN?