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Quién dijo por hevith

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Notas del fanfic:

Es un fragmento del anime- manga en realidad. Ya me tomaré mí tiempo para hacer algo más original sobre ellos ^^ pero por lo pronto esto es algo que no me podía permitir dejar pasar.

Notas del capitulo:

DISCLAIMER: Zabuza ni Haku me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto y este es sólo un pequeño tributo de una devota fan a su magna obra.

Nevaba...

Mientras su cuerpo entero se perdía entre su inmaculada pureza. Galopando al fulgor de la batalla, y con el perceptible sabor metálico de la sangre- corriendo por la comisura de sus labios- se precipitó desgarrando a sus oponentes con la velocidad destructiva de un rayo. Orillándoles a caer rendidos uno a uno tras su estela. Prometiéndose no cesar jamás.

¿Quién dijo qué a los hombres fuertes no se les sabe hacer llorar?

Comprimió los párpados fuertemente. Resintiendo todavía la mengua de las lágrimas que dejo escapar,  y desdibujando los despreciables rostros de sus contrincantes concibió escuchar la forma con la que se despedaza su propio corazón en mil y un pedazos, ahogándose en el llanto interno que oprimía con brutalidad la resequedad de su garganta. Si, palpitaba, tan pautadamente que presintió que de un momento a otro moriría de no apresurar su andar, y como todo un perfecto asesino manipuló con total maestría el resplandeciente filo de su kunai, derribando a todo aquel que osó obstruir su cometido. Cuerpos ensangrentados y bramidos de tortura se dejaron escapar a su paso.

Corría.

En un vano intento por fortalecerse y no dejarse derrotar, no en ese instante, no en ese entonces. Cuando al final de toda esa inmundicia llamada humanidad le aguardaba su cálido recuerdo.

Haku...

Pronunció para sus adentros la ronca voz de su pecho.

¿Quién dijo qué era demasiado tarde para el arrepentimiento?

Era el eco de su estúpido orgullo recordándole que a veces se volvía tan frío, y que la helada de su corazón continuaba matando sus sentimientos aún en el silencio.

A veces tan sólo olvidaba que se llegaba a subsistir un efímero momento, sólo un pequeño instante y que de no vivirlo a tiempo llegaría a él la cólera del arrepentimiento, pero se negó a creerlo, así como se negó a sentir algo más allá de lo común por él. Si por él, por su preciado Haku.

Paró en seco. Observándole esperar por él pacientemente con esa gentil sonrisa que sólo alguien cómo su benévolo alumno podría esbozar con tal naturalidad que enternecería inclusive al más déspota de los hombres. Porque no existía belleza más preciada que su cándida sonrisa, y pureza más benigna que la que se albergaba en su joven corazón.

Zabuza- san.

Le escucho llamarle.

Fue un leve titubeo en el que no consiguió avanzar más, antes de que la arista de una lanza le apuñalase por la espalda. Rugió al acto, a medida que el arma le atravesaba tortuosamente al costado del estómago, percatándose de que ahora no sólo la sangre de un inocente como el chico de hebras morenas impregnaba sus ropas, sino que, vislumbró la propia fluir desmesuradamente de entre sus entrañas.

Se contuvo, vacilando sólo un segundo antes de proyectar su nociva mirada sobre el mal nacido que le impedía llegar a él, y desfigurándole el rostro todos dieron marcha atrás atemorizados, del demonio que tenían delante de él decidido a cualquier cosa por llevarse a la mayoría junto a él, justo antes de tocar las puertas del averno.

¿Quién dijo qué no existía la redención?

Sus verdugos presenciaron el coraje que cobraba minuto a minuto en un esfuerzo sobrehumano por continuar, pese a que ya era demasiado tarde.

Bañado en sangre y con sus oscuras orbes a punto de perder el brillo de la vitalidad, se encontraba moribundo y aproximándose hacia la nada en un par de pasos más se halló delante de Gatö, el cual le divisaba estupefacto y sin conseguir parpadear. Jadeó, y sin parar de dirigir su mirada hacia un punto muerto de la realidad en sus ojos se escondía un profundo destello de esperanza.

Nadie pudo comprenderlo en su momento, pero la mirada bicolor del shinobi canino lo descubrió sin mayores problemas. Aquel vástago de Kirigakure y temido por muchos como "el demonio oculto en la niebla", luchaba en un ánimo por reencontrarse con el joven heredero del kekkei genkai a costa de su propia existencia, porque mantenía viva la fe de poder llegar a estar a su lado incluso en el otro mundo al igual que lo hizo en esta vida.

¿Quién dijo qué al final no existía la felicidad?

Tropezó.

A punto de desplomarse sobre el suelo, en donde su sangre estigmatizaba su sendero, más no lo hizo, no hasta que liquidará al culpable de que lo único hermoso en su miserable existencia se desvaneciera...

Zabuza- san, úsame, yo seré tú herramienta.

Se equivocaba.

Porque lo que en realidad siempre quiso fue que él...

...Haku...

Fuera su...

Danzo, clavando el filo de su arma en el pecho de aquel pérfido ser. Descargando el absoluto resentimiento que se ofuscaba en su interior, y maniobrando eficazmente una oleada de feroces hendiduras por todo su cuerpo su venganza estaba hecha, sin que nadie fuera capaz de hacer algo por detenerlo.

Y una vez cumplida su labor se vio libre para ir en la búsqueda de su paraíso.

Haku.

Notas finales:

Espero a alguién le guste ^^ ja ne~~


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