Reunión Navideña.
Mi nombre es Itachi. Ya hace unas cuantas navidades que estoy solo. Ésta será la quinta, más o menos. Tengo treinta-y-dos años y estoy completamente solo. Mi familia murió hace ocho años y mi última novia tenía mi misma edad, doce años.
La verdad es que les hecho un poco en falta al contemplar este paisaje navideño. Millones de copos de nieve caen sin descanso hasta chocar contra el frío suelo blanco.
De pronto, noto como la puerta de mi casa de abre, dejando entrar a una figura. No es que me sorprenda, por qué había dejado la puerta abierta, simplemente no esperaba ver a nadie.
La pequeña figura me mira con asombro. Parece que yo sí le he sorprendido a él… Mira asombrado la casa buscando alguna señal que le indique que soy yo el que se ha equivocado de casa, pero no lo encuentra.
-Vaya… Lo siento… De veras creí que era mí casa… - se disculpa el pequeño. Es un chico de unos diecinueve años, con el pelo corto acabado en punta y con dos hermosos mechones cayéndole por la cara, enmarcándosela. Su cuerpo parece un tanto frágil, pero me gusta.
-No importa. – le respondo con una sonrisa. - ¿Tú también sólo por Navidad? – le pregunté entonces, esperando que me negase con una sonrisa. La sonrisa me llegó, cierto, encantadora, pero la negación no. También estaba solo. - ¿Quieres pasar esta Navidad conmigo?
-¡Por supuesto! – agregó con una alegría que muy pocos adolescentes poseen. – Uy… Si no le importa, claro…
-No, al contrario… Así ninguno de los dos estaremos solos. – expliqué, con una sonrisa. Era extraño. Hacía años que no sonreía, y ese niño ya me había hecho hacer esa mueca dos o tres veces…
Nos entretuvimos hablando y el tiempo nos pasó volando. Sasuke Uchiha, que es así como se llamaba el chico, era un poeta novicio, que escribía contrariamente a lo que sus padres querían. Antes de que nos diésemos cuenta, los dos nos estábamos besando sobre le sofá.
-¿Dónde has estado toda mí vida? – le pregunté suspirando mientras le sacaba la camiseta rápidamente.
-Supongo que donde tú no estabas… - rió mientras se dejaba sobar por mí.
Así, pasamos de las nueve hasta las once y media de la noche. Juntos, abrazados en la cama (no hicieron nada, malpensadas ¬¬).
Cuando faltaban cinco minutos para las doce, me levanté a la cocina a buscar algo de picar, pero una débil voz me detubo.
-Itachi… No me encuentro bien… - susurró Sasuke. Me acerqué a él y deposité una mano en su frente. Parecía que no tenía fiebre. Observé su rostro detenidamente. Empezaba a sudar frío…
Me dirigí a la cocina para buscarle un té caliente, pero cuando volví, descubrí que había desaparecido. No sé que fue de él, pero me sentí un poco decepcionado al descubrir que él también me había abandonado.
A las doce, mientras sonaban las campanadas, me sentí muy atraído hacia la estantería de libros que nunca me había molestado en leer. Entonces, cogí un libro cualquiera y lo abrí. Era un libro de hermosos poemas de amor. Fui, como dirigido, a la última página, donde había unas palabras del autor.
Hoy, cuando me dirigía a mí habitación, me ha sorprendido ver a un hombre en ella. Primeramente, he creído que se trataba de un ladrón, pero al ver su expresión y que los muebles no me pertenecían me he asustado. Me había equivocado yo. Hemos pasado una hermosa velada juntos. Realmente me había gustado ese chico. Pero ahora no me encuentro bien. Nada bien. Nunca me había sentido mal en el día de Navidad…
La nota, iba seguida de una anotación del editor:
Sasuke Uchiha, murió la Navidad de 1851 por un sorpresivo ataque de corazón. Por más que intentamos buscar al muchacho nombrado en su última nota, no dimos con él, y su identidad sigue siendo un misterio…