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Closer To me... por Ayame Hitsuko

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Notas del capitulo:

Aun no sé los motivos por los que mis fics se acortan de esta manera, aqui tienen la segunda parte que espero les guste

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Basado en Slam dunk de Inoue takehiko-sama

Closer to me

By Ayame Hitsuko

 

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Episodio 2:

Amor es…..

 

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-Doc

… kyo!!!…

- mas no fue necesario decir nada más, el joven doctor tomó en brazos el cuerpo del menor y lo introdujo dentro de la habitación, impidiendo por primera vez el acceso al pelirrojo.

 

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Mientras esperaba sentado junto a urgencias no paraba de culparse, quizás si no se hubiera emocionado con el regreso de rukawa, si su mente no hubiera recreado la estupida e ilogica idea de que fuera precisamente él quien enviaba aquellos dulces mensajes no habria pasado eso.

 

La duda, la incertidumbre y la culpa se clavaban en su pecho como dagas ardientes, destrozando la poca consciencia que le quedaba, no fue consciente siquiera del pasar del tiempo o siquiera de cuando las lagrimas comenzaron a llenar sus ojos y deslizarse por sus mejillas.

 

Solo queria verlo ahí, de pie, quizás ligeramente inclinado hacia él, con una sonrisa suave descansando en sus tiernos labios, con aquellos ojos brillantes llenos de agradecimiento, llenos de una utopica felicidad, incluso aquella mirada soñadora, o sus gritos, sus pucheros y berrinches, queria tenerlo ahí, para acurrucarlo en sus brazos y asi poder decirle cuanto le apreciaba y que jamás volvería a sufrir lo indecible.

 

Cuando vio de pie al doctor se encaminó hacia él, sintiendo las extremidades pesadas, la garganta seca, el latir de su corazón acelerado detenerse justo al momento de ver en aquel hombre la turbación, la tristeza y ante todo la inconformidad.

 

-¿Cómo esta?

- preguntó al cabo de unos segundos, mientras tomana nuevamente asiento en aquel lugar, los ojos gris acero del hombre le miraron largamente antes de tragar duro e intentar resumir el diagnostico.

 

-bien, dentro de lo que cabe

- resumió entonces, intentando hacerle sentir mejor, ya tenia tiempo de conocerle y mientras mas pasaba más le sorprendía ese altruismo para con alguien que no era su familia, ni siquiera le conocía la primera vez que lo trajo al hospital en el que trabajaba, aun así esperó paciente hasta ver como aquellos ojos grandes rebosantes en dudas y recelos se alzaron hacia él por primera vez.

 

-¿dentro de lo que cabe?..- pregunta a su vez, exaltándose

…-él no merece esto….kyosuke es apenas un niño inocente que no tiene porque pasar esto, no debe siquiera preocuparse por el mañana, debe enfocar sus energías en estudiar, en superarse, en vivir la vida pacíficamente, no dormir siempre con el temor de no ver el nuevo día…

- más no terminó las lagrimas atragantándose en su garganta se lo impidieron, se abrazo al mayor, enterrando el rostro en su cuello, necesitaba desesperadamente ver a su neko, saber y constatar que él estaba bien, que volvería nuevamente al día siguiente a buscarlo y reñirle nuevamente por olvidar sus promesas.

 

-esta bien, sakuragi-kun

… desahógate…

- sabia que sus palabras eran solo el detonante para que hanamichi se derrumbara sollozando con un lamento desgarrador, le atrajo mas hacia él, oliendo incluso el aroma que desprendían sus cabellos, suspiró mientras sus manos ávidas acariciaban desde la coronilla hasta la nuca intentando con esto calmar y someterle en un sopor provocado por la jeringuilla que le suministró, tras sentir su laxitud le tomó en brazos, llevándole hacia la habitación en la que kyosuke dormitaba profundamente.

 

No era sencillo para él frenarse y no poder hacer nada por el dulce chiquillo que descansaba arrebujado en aquellas sabanas, daría cualquier cosa, incluso parte de su vida si con ello la sonrisa nuevamente floreciera en esos labios dulces, no podía negar siquiera por un solo momento cuanto amaba a ese chiquillo introvertido, dulce y tierno.

 

No era necesario verlo para imaginar su rostro enmarcado por las suaves lagrimas, no tenia que escucharlo para ver cuanto gritaba por un poco de conmiseración y afecto y mucho menos necesitaba estar ciego para ver como sus ojos brillaban al ver al chico pelirrojo.

 

Pero por mas celos no podía odiar a hanamichi, no cuando su bondad le habían enseñado a respetarlo y tomarle en cuenta, no cuando gracias a él tuvo la oportunidad de conocer a ese pequeño ángel de ojos violetas.

 

Se quedó ahí, de pie observando el dormir sosegado de ambos, su mirada no dejo de contemplarle con arrobo, con anhelo y con desmedido amor, no fue si no por la oportuna aparición de una de las enfermeras que tuvo que abandonar la habitación, sin poder constatar cuando se abrieron aquellos ojos grandes entornados y confundidos.

 

No supo en que momento despertó una vez más en aquella cama de hospital, frunció ligeramente el entrecejo cuando tras intentar incorporarse un ligero malestar en sus costillas le incomodó.

 

En aquellos momentos solo recordaba el rostro desencajado de hanamichi al momento de enfocar su mirada, en la necesidad acuciante por estar con él sin importar un solo momento la sangre ni los golpes que había recibido caída la tarde.

 

Solo entonces pudo percatarse de aquel que dormía ajeno a su presencia y entorno, solo entonces logró levantarse movido por el gran cariño que sentía por Hana, verle en aquella situación peculiar, luciendo un rostro sereno, libre de esa tristeza le alegró, creyó entonces que en medio de todo ese mal había encontrado la luz que guiaría su camino.

 

Pero a pesar de todo para él no era suficiente.

 

Necesitaba algo más de lo que Hana estaba dispuesto a darle, ansiaba sentirse amado y ser correspondido y para su desgracia sabia perfectamente que hanamichi jamás lo podría ver como a una posible pareja, quizás es por ello que había accedido a ayudar al chico de los mensajes, creyendo ingenuamente que de esa manera él contribuía a su felicidad.

 

*+*+*+*

 

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Ayako recordaba nitidamente el comportamiento de rukawa, desde su frialdad hasta la carencia de conversación, pero verlo ahí, sentado junto al ventanal con la mirada fija mas que nada entre el exterior como en el reloj ya comenzaba a crisparle.

 

Habían pasado dos horas desde que hanamichi prometió llegar con ellos, en lo que sería una noche memorable, en la que amigos y rivales compartian recuerdos gratos y divertidos en torno a la chimenea.

 

-rukawa

- le llamó, más una ligera y casi por decir sofisticada música comenzó a vibrar de la chaqueta del oji-azul quien de un salto se apartó más de sus excompañeros, su rostro usualmente parco e inexpresivo pareció revivir, volcándose tanto en una extraña preocupación como una furia inminente que le llevó a tomar sus cosas y a salir sin despedirse.

 

Caminar por las atestadas calles fue toda una proeza, mucho más cuando era reconocido y a cada tanto terminaban acechándole fans molestas, en aquel momento, movido por las palabras de su interlocutor no había considerado el hecho de vestir mas apropiadamente, mínimo ocultar sus rasgos ante cualquier fémina que pudiera reconocerlo.

 

Aunque ya comenzaba a pagar el no haber sido previsor y hacerse cargo de algunas gafas o una gorra sobre sus cabellos, aun asi no tenia tiempo que perder, tenia que verlo y hacer que le escuchara.

 

*+*+*+*

 

Necesitaba desesperadamente que le permitiera entrar en su vida, de la manera en la que a él le pareciera prudente, no pedía mucho, solo un pequeño espacio en su corazón enorme, ser esa persona a la que pudiera ver como a un hermano mayor, admirarle mucho mas de lo que lo hacía en ese momento tan crucial como lo era su vida.

 

Cuando escuchó de pronto unos pasos se detuvo frente a la cama, sus manos junto a las piernas del pelirrojo, sonreía mientras sus cabellos cubrían en mayor proporción aquellos ojos entornados, no necesitaba escuchar de él absolutamente nada, salvo el hecho de no poder salir de la habitación accedió a darle privacidad encerrándose en el baño.

 

Una vez solo en la habitación se permitió observarle a sus anchas, desde sus piernas cubiertas por una fina sabana hasta su rostro donde aquellas pestañas rizadas de un oscuro rojo parecian llamarle, solo era consciente de su deseo por estrecharle en sus brazos, por besar desde la coronilla hasta su boca perfecta.

 

Por él había sido capaz de vivir en las sombras, ajeno a todo cuanto le competia, incluso ante sus propios intereses o sueños que pudiera haber dejado en el tintero, pero supo siempre, desde el momento mismo en que el destino entrelazó sus vidas que pasara lo que pasara él seguiría amándole.

 

La prueba mas fehaciente de ese amor desinteresado era su presencia en ese país, cuando la oportunidad de ser alguien reconocido mundialmente te volvía a cada momento como una esperanza real.

 

Pese a todo, a sus pensamientos y emociones no dejó un solo momento de recrearse con todo lo que competía al chico que dormitaba ajeno a su presencia.

 

-si tan solo supieras

- susurró inquieto, sin siquiera tener la intención de llamar a ayako y disculparse por su repentina partida, para él solo importaba ese imprudente joven al que hubiera seguido contemplando sin tapujos de no ser porque al parecer el sedante comenzaba a perder efecto.

 

Contrario a lo que cualquiera haría en su lugar siguió en la habitación, escondido magistralmente tras la ondeante cortina que se encontraba tras la cama que ocupaba sakuragi, desde ahí pudo ver como aquellos ojos se abrían lentamente mostrando una comprensible confusión.

 

-Kyo?

- pregunta entonces con voz temblorosa, mientras su mirada nerviosa busca cada resquicio en aquella habitación, repentinamente la luz se enciende y se abre una puerta apareciendo ante sakuragi aquel chiquillo que le miraba mordiéndose el labio inferior.

 

A hanamichi le importó poco el mareo que le asaltó avanzó hacia él y le abrazó, alzándole unos cuantos centímetros del suelo escondió en su cuello el rostro y rompió en llanto, feliz de verlo parado, con aquella sonrisa timida bailoteando en sus labios.

 

-Perdóname por preocuparte

…- susurra enternecido y ante todo sorprendido de ver tras él la mirada azul profundo de rukawa, aun asi, a pesar de su presencia inconfundible y necesaria se aferra un poco más a hanamichi, hunde su rostro en su pecho y suspira lentamente antes de alzar el rostro y mirarle con embeleso propio de su inocencia…

-tengo algo que decirte..- inició suavemente, limpiando con ambos pulgares las tibias lagrimas que derramó por él.

 

Se permitió tomarle de la mano y arrastrarle a una literal de la cama, ahí junto a él, con su mirada miel fija en él trago duro, necesitaba tomar fuerzas de flaquesa y confesarle que le había mentido.

 

-sé quien es el chico de los mensajes

- Inicia, ganando solo que los ojos de Hana se abran sorprendidos.

 

-¿Quién?..- pregunta suavemente, no deseaba alzar la voz, mucho menos turbarle..-Kyo, ¿Quién es esa persona?

.-

 

-Soy yo..- tras él se deja escuchar una voz que le detiene durante un segundo el corazón, pese a todo hanamichi se paraliza, no logra volverse y enfrentarle, durante semanas deseó que llegado el momento pudiera por lo menos saber porqué se hacia valer solo de unas cuantas líneas que entraron a su corazón con una facilidad sorprendente.

 

Cuando finalmente tuvo el valor suficiente para enfrentar al dueño de los mensajes se quedó sin habla.

 

Un par de sesgados ojos azules le taladraban la conciencia, tal y como lo había hecho la primera vez que le conoció, incluso si cerraba los ojos podia retroceder un par de años, mientras cursaba la preparatoria y su vida era mucho más sencilla.

 

Podía verlo ahí, parado en aquella terraza, rodeado de cuerpos inconscientes, imponente e impresionante, indiferente, distante, tan lejano como los deseos inocentes que nacieron en su corazón.

 

Recordarle a él revivía en su mente la presencia de sus amigos, de yohei su hermano, okus, noma y takamilla, desde sus despreocupadas risas hasta las infantiles rabietas de su gundam.

 

Aquellos tan buenos como gratos momentos no soliviantaron el pesar del pelirrojo, solo fueron 2 lagrimas calientes y densas al resbalarse por sus mejillas antes de caer al piso inconsciente, aquello atrajo la atención del medico que se encaminaba hacia la habitación con la intención de velar el sueño de kyo, en ningún momento esperó verle acuclillado en torno al cuerpo de sakuragi.

 

El tiempo pareció detenerse ante ellos, cuando intentó asistirle un par de sesgados ojos azules le impidieron acercarse a el, por prudencia no lo hizo, solo se limitó a indicarle con un mudo gesto que le recostara.

 

-No debí haberle dicho

- se lamentó unos segundos después, a su lado se encontraba kazuhiro, tenerle cerca lo reconfortaba tanto o mas que la presencia de hanamichi, suspiró hondo intentando que las lagrimas no rodaran por sus mejillas pero era imposible, jamás creyó que confesarle a hanamichi que rukawa era el chico de los mensajes le produjera tal estado de shock.

 

-No es tu culpa..- se atrevió a decirle, obteniendo solo que aquellos ojos acuosos y grandes se alzaran hacia él con arrobamiento, nunca le vio mas hermoso que en aquel momento, tan tierno, tan susceptible que no pudo evitar el hecho de acariciar con la yema de los dedos sus mejillas, adorando el tierno rubor que coloreó de carmín sus mejillas, afianzarle del cuello y robarle el beso mas dulce que hubiera logrado conseguir en todo ese tiempo.

 

El chiquillo se aferró a él lo más que pudo, la desesperación y el anhelo palpitando en sus labios cuando sintió el roce más profundo y necesitado, cerró los ojos y sus pestañas parecieron más largas, atenuando el rubor de sus mejillas, el beso en si era espectacular, recorriendo su cuerpo en ligeras descargas que le hacían estremecer.

 

No comprendía los motivos para que Asato le besara, porque era consciente que no era su manera de consolarle, lo sentía bajo su tacto, el cuidado que ponian sus dedos al tomarle de la cintura y guiarle hacia su espalda con un movimiento ascendente.

 

Para Asato las cosas no iban por un mejor camino, era celestial poder tenerle en sus brazos, poder demandar esa boca fresca y sonrosada para él, beber de ella y saber que nunca había sido profanada por nadie, a su vez un miedo visceral le envolvió, al pensar por un momento cuan importante y primordial era para él el bienestar de Kyo.

 

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*+*+*+*

 

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Durante un par de minutos la idea de haber cometido una soberana estupidez comenzaban a rondarle, mucho más cuando veía el rostro compungido del pelirrojo o las lagrimas que bajaron por sus mejillas.

 

No pensó que una premeditada declaración acarrearía tales consecuencias, él no era una persona que esperaba que las cosas se dieran con facilidad, creyó que unas notas bastarían para hacerle comprender a hanamichi que a pesar de todos aquellos años él aun permanecía en sus pensamientos.

 

Siempre supo que dada su personalidad las esperanzas de capturar el corazón gentil del pelirrojo estaban tan nulas como la posibilidad en su adolescencia de derrotar el talento de sendoh.

 

Pensar en sus anteriores rivales no trajo a él la honda añoranza que le atraia rememorar los momentos que pasó al lado del mono pelirrojo, los berrinches, la camaradería de su gundam.

 

Solo entonces es que pudo recordar algo a lo que no tomó importancia un par de años atrás, aquel accidente aparatoso del que hanamichi fue mas que un espectador y donde las jóvenes vidas de 4 chicos había sido cortada de tajo.

 

No es que le tomara menos importancia, es solo que las noticias que llegaban a Norteamérica sobre Japón eran nulas, por no decir inexistentes, por ello es que solo se topó con lo que parecía una historia de relleno en cuanto a una estupida relación socio económica del país, de las diferencias y ambigüedades entre una cultura u otra.

 

Cuando vio como finalmente comenzaba a despertar pensó en la posibilidad de marcharse, más no estaba dispuesto a hacerlo, prefería verlo rabiar, gritar o dejarlo que le golpeara si tan solo con ello viera el alma arder en el interior de aquellos ojos avellanados con sutiles rayos dorados.

 

-Kitsune?

- pregunta entonces, ganando que kaede se sorprendiera al escuchar de su boca aquel apelativo que tan bien lo describía.

 

-Aquí estoy

- respondió dejándose ver, en aquel momento hanamichi no pudo parecerle más frágil, aquella mirada antes segura y decidida era todo lo contrario, se notaba apagada..-y me hubiera gustado estar para ti hace 7 años..-

 

Hanamichi lo sabía, pudo notar cuanto se lamentaba no haber estado para él, haberse alejado cuando una semana atrás del accidente él se había atrevido a confesar aquellos sentimientos nacientes que comenzaban a palpitar en su pecho.

 

Por lo que no consideró una mala decisión el momento en que se lanzó a sus brazos, acurrucándose en su pecho, mientras tibias lagrimas le llenaban los ojos.

 

-¿Doushite?

…- pregunta un par de minutos después, cuando el aroma inundó sus fosas nasales, llenando su corazón con la paz que necesitaba..-¿Por qué ahora?…¿Qué te hizo cambiar de opinión?…

-

 

Para kaede aquellas eran demasiadas preguntas, por lo que le acalló con un beso lento y demandante, finalizado y con la respiración agitada es que se atrevió a responder.

 

-eh sido un necio..- admitió finalmente, consciente que hanamichi le escuchaba atentamente..-creí que el basketball era suficiente para mi y que una vez logradas mis metas mi felicidad estaba hecha..-

 

-no consideraste el amor como algo fundamental..- agregó hanamichi con triste resolución.

 

-no lo creía necesario..- confiesa entonces, con duda..-tenia solo 17 años y creia que mi vida ya estaba planeada, en ella no había cabida para un sentimiento que no sabía corresponder..-

 

-¿entonces?

…- pregunta tímidamente, alzando hacia él su rostro, sus labios tiemblan ante el deseo por llorar e irse, mas el calido cuerpo junto a él se lo impide, aunado a los brazos fuertes de aquel que le cierra el paso con un fuerte agarre…

¿Qué haces aquí?..-

 

-recuperar a mi do´aho

…- responde y como toda respuesta le besa suavemente atrapando el inferior entre su boca lo masajea suavemente, mientras sus manos acarician el contorno de su espalda…-¿Ai shite mo ii kai?…

- pregunta finalizado el beso, aquellos ojos le miran fijamente, arrasados esta vez por tiernas lagrimas de felicidad, se abraza a él escondiendo en él su rostro coronado por un dulce rubor.

 

-Hai..- responde accediendo a la petición hecha por kaede..-pero si tu me permites cuidarte y amarte tal y como tu lo haces..- ronroneó junto a su oreja antes de lamerla provocando un sobresalto tras ellos, entonces la puerta se cierra, mostrando el rostro de Kyo y Asato.

 

Él ultimo reía feliz ante la felicidad que comenzaba a anidar en la vida de ambos, conocía perfectamente bien la historia de hanamichi como para agradecer a kami-sama por aquella intervención a su vez dio las gracias a esos cuatro ángeles que cuidarían siempre de su líder y mejor amigo.

 

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Todo el tiempo veo tu cara, te extraño (sabes que eres tu)

 

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Owari


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