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Llegar a lo más alto por danyleo

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Notas del capitulo:

n///n

Llegar a lo más alto

 

 

--Kakei tú me dijiste que llegaríamos a lo más alto...--Dijo Mizumachi mientras estaba trepado sobre un barandal.

 

--Lo sé... Yo te dije eso.

 

El rubio bajó de ahí. El pelinegro estaba algo distraído y lo preocupaba.

 

--¿Pasa algo?

 

--...No.

 

--No puedes mentirme, llevo lo suficiente contigo como para darme cuenta. ¿Qué pasa? ¿Es por lo de Eyeshield?

 

--...Si.

 

--Te dije que no te preocupes, si ese enano no es el verdadero, no habrá ningún problema. Vamos a casa.

 

El pelinegro seguía distraído, y eso no le gustaba al otro. Sabía de sobra que era muy serio, que era callado y no le gustaba hablar acerca de sus preocupaciones.

Se acercó lentamente y se quitó la camiseta, como ya era su costumbre, para pegar su cuerpo al del ojiverde.

 

--Kakei...--Susurró infantilmente-Te necesito...

 

Sin embargo, sus gestos parecían no dar efecto. Se resignó al esperar un par de minutos abrazado al cuerpo de su compañero y éste no lo tocó.

 

--Me voy, nos vemos mañana-Quiso darle un beso al otro pero Kakei, en lugar de quedarse quieto, lo tomó de ambas manos, lo aprisionó contra el barandal y lo besó con deseo.

 

--Mizu...

 

--Kakei...

 

Se separaron y el rubio pudo notar unos destellos sugerentes de excitación en la mirada del otro.

 

Sin dudarlo, el pelinegro siguió besando al rubio y le quitó la camiseta para comenzar a acariciar sus pezones. Mizumachi no podía ni creerlo, siempre era quien incitaba a su compañero para terminar así pero todo eso lo asombraba aunque la pasión lo consumía de manera enferma. Arrebató la chamarra del cuerpo de Kakei y siguió gimiendo mientras rozaba su cuerpo contra el otro. El beso seguía mientras respiraban y se desnudaban mutuamente. Cuando el número 71 quedó desnudo, el ojiverde no dudó en jugar un poco con su despierta hombría, así que se deslizó lentamente por el cuerpo y con su lengua dejó un recorrido excitante hasta llegar a su destino. Metió a su boca el miembro del rubio y jugó con el glande, el tronco y la base mientras acariciaba su perineo y con otro dedo preparaba su entrada. El que estaba de pie, no podía acallar sus gritos, ese hombre que lo masturbaba era fuego puro. Siempre lo sorprendía su fogosidad.

 

--Ka...K-kakeiii... No... Me... Me c-co...rro... De-detente... Por... Por... Faaavooor...

 

Terminó. No pudo reprimirlo. El ojiverde a pesar de oírlo, no se detuvo porque su trabajo era bueno. Regresó a los labios del rubio y lo besó, aún con la esencia en su boca y la compartió. Eso lo ponía caliente y al nadador mucho más. Se besaron mientras el semen se escurría entre sus labios y entonces, Kakei no lo resistió. Le dio la vuelta, para que apoyara en el barandal y lo penetró de una estocada. Mizumachi gimió como un animal al sentir la intromisión tan brusca pero le encantaba. Sintió el miembro de su compañero palpitar y salir un poco para volver a entrar, mientras sostenía las caderas del rubio y mordía su cuello.

 

--Eres un animal Kakei... Ahhh...

 

--Así te gusta...

 

Siguió entrando y saliendo, mientra escuchaba gemir a Mizumachi. Siempre le gustó esa fase del rubio, era un lunático aficionado a ganar pero muy entregado al sexo con él. El orgasmo comenzaba a amenazarlo y esos roces en la próstata del número 71 no ayudaban a retrasarlo. Se dejó llevar mientras oía los gemidos de su compañero y lamía su lóbulo.

 

El rubio, tuvo que tocarse porque Kakei parecía imantado a sus caderas y estaba siendo salvaje pero no importaba. El roce en su interior lo hizo delirar hasta que dejó de oír todo y sintió una corriente eléctrica recorrerlo. No pudo retrasar nada.

 

--¡AAAHHH! ¡Kakei!

 

--Mizumachi...

 

El rubio soltó su semilla en su mano y el pelinegro lo hizo en su interior. Ambos estaban calientes y sus cuerpos sudorosos, eso había sido rápido.

 

Respiraron agitados y el primero en caer de rodillas fue el rubio. Kakei permaneció de pie.

 

--Kakei... Jamás te vi así... Eres increíble...

 

--Gracias.

 

Se tranquilizaron un poco, después el número 41 le pasó su ropa a Mizumachi y se vistieron. El rubio se acercó y le dio un suave beso en los labios y comenzaron a caminar juntos a casa. Quizás los partidos venideros fueran buenos, o malos... quizás no vencieran a Eyeshield... Pero al menos disfrutarían el momento y después lograrían llegar a lo más alto del amor.

Notas finales:

alalalalalaaaaa....


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