Eran las 4:15 p.m, en el centro de la cuidad de Tokio estaba de paso el destacado fotógrafo Kazuki. Él había abandonado Japón para irse a trabajar al extranjero y tener una mayor oportunidad de trabajo y surgir en este mundo.
Después de haber estudiado se graduó muy joven, con un título que ya ni el mismo recuerda. Se entregaba a su trabajo en cuerpo y alma, había conocido casi todo el mundo, vio cosas extrañas y hermosas, que ahora casi nada le parecía “lindo”.
Volvió a Japón solo por unas semanas, le encomendaron mostrar lo “bello de su lugar natal”, por eso estaba allí, paseándose por la cuidad, con cámara en mano buscando algún lugar que pueda ser de su agrado. Él sacó fotos muy conocidas, era bastante famoso en ese ámbito.
Su cabello castaño claro lo mantenía corto, por que podría ser una molestia a la hora de sacar una fotografía, su cuerpo era bronceado, a causa de los lugares muy calurosos en los que tuvo que permanecer, sus ojos eran de un café claro, medía alrededor de 1.80 o 1.90, iba vestido con una chaqueta negra abierta hasta la mitad, y un pantalón del mismo color, este era un poco ajustado.
-fu…a este paso no encontraré la foto correcta…- se decía a sí mismo mientras observaba, afirmado en una pared, el lento caer de las hojas de los árboles. Pesadamente volvió a caminar por una subida bastante pronunciada. Las colegialas que hace poco salían de sus clases no paraban de mirarlo, pero para Kazuki todas eran solo unas pequeñas niñas pretenciosas, no le parecían bonitas, no eran muy lindas comparadas con un atardecer.
Una fuerte brisa recorrió la cuidad, moviendo las ramas de los árboles haciendo que las últimas hojas secas que estos poseían se desprendieran completamente.
Kazuki miró hacia el frente, y…quedó con la boca abierta.
Era la foto perfecta…Rápidamente sacó su cámara y sacó varias fotos de la hermosa escena que se había formado delante de sus ojos:
Un árbol grande era azotado por esa brisa no muy fuerte, y dejó libre a todas sus hojas doradas, detrás, el sol se estaba ocultando y dejó una extraña luz anaranjada-roja que surcaba el cielo azul de la cuidad, dando un aspecto un tanto mágico.
Al ver esa hermosa imagen, enseguida la relacionó con el árbol de la vida que se encontraba en el Edén.
Ya sacada varias fotos, bajó su cámara para admirar la escena con sus propios ojos. Observó cada de la imagen, tratando de recordar la escena para toda su vida, pero…viendo las raíces del árbol, se encontró con una persona que estaba afirmado en él….era joven, sus ojos eran de un color verde agua hermosos, y su cabello era corto y castaño…, su tez era blanca y delicada, daba la impresión de que aquella persona era una pequeña figurilla de porcelana, que con un movimiento torpe se podría trizar o romper.
Cuando reaccionó, la persona ya se había alejado de allí, desapareció en cuanto la imagen se esfumó de la cuidad…todo volvió a como era hace unos segundos.
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-wow!!! Esta foto esta genial!!- dijo mikami, observando las fotos. Estaban en una oficina decorada con sillones negros, un escritorio de vidrio, encima de éste, un computador, una taza con café, una cámara fotográfica y una libreta abierta. La oficina era bastante lujosa, tenía una ventana que estaba situada detrás del escritorio, la cual tenía una grandiosa vista de la cuidad. Kazuki estaba sentado en la silla giratoria, y Mikami estaba frente al escritorio.
-mhm…- Kazuki solo pensaba en aquella persona…no se la podía quitar de la mente…Era lo más hermoso que había visto…Era, la persona que lo había dejado sin aliento, que lo había sorprendido con su belleza.
-¿qué te pasa??- Mikami se dio la vuelta y quedó frente a frente con Kazuki.- estas raro…bueno…mientras estés aquí tendrás a un nuevo secretario.- se alejó de Kazuki y se acercó a la puerta.-él es Kotaro!- arrastró a un joven a la oficina, Kazuki no le prestó mayor atención, seguía absorto en sus pensamientos.- los dejo solos.- en un segundo desapareció del lugar, dejando a los dos hombres solos en la oficina.
-tu eres nuevo aquí verdad?
-si…me llamo Kotaro- respondió el chico nervioso.
-edad?- preguntó cortante, Kazuki…no suele ser muy cortés con las personas que acaba de conocer…y menos con las que trabajan para él.
-16 años…
-tendrás que trabajar bastante si quieres…- Kazuki había girado su silla para ver la cara de su nuevo “sirviente”, pero se llevó la sorpresa de que…
El joven era de tez clara, cabello castaño y ojos verde agua…¡¡era la misma persona que fotografió por accidente!!
Quedó en blanco…Kotaro, vestía una blusa blanca manga larga, encima de ésta, una chaqueta sin mangas negra ajustada al cuerpo y un pantalón del mismo color.
Era imposible…su nuevo “Sirviente”…era aquella hermosa persona…y estaba a su servicio…
“Voy a poder obligarlo a hacer cualquier cosa”- pensó Kazuki, al mismo tiempo que una sonrisa lujuriosa se formaba en su rostro. Miles de ideas pervertidas pasaron por su mente…solo tenía algo que pensar más cuidadosamente…
Continuara~~~