-Me juraste que me amabas.-musitó una dulce voz con tristeza.
-Y te amo, te amo más de lo que imaginas.-contestó una voz ronca y suplicante.-Pero no puedo evitar mi compromiso con ella.
-Me dijiste que siempre estaríamos juntos.-siguió la voz dulce muy apagada.
-Y siempre lo estaremos, me casaré con ella pero será sólo de nombre.-prometió la voz ronca con desesperación-Tú siempre serás mi único amor. Mi padre me obliga a casarme con ella para tener herederos.
-No, las cosas no son así.-dijo la voz dulce con rabia-O me eliges a mí o a ella, no puedes tener dos amores a tu disposición. Elige.
-Pues con dolor en mi corazón, no puedo oponerme a la voluntad de mi padre. Lo siento.-dijo con voz ronca y quebrada-Lo siento mucho, mi amor, mi Naruto.
-Más lo siento yo, que confié en tus palabras y ahora me quedo sólo, Sasuke.-suspiró la dulce voz con infinita pena-Y ahora ya no hay solución. Porque te amo, te dejaré vivir pero tus hijos sufrirán una maldición que tú mismo les has legado, porque mi padre no te perdonará jamás. Al jurarme amor y no cumplir tu promesa, tu linaje y el de tu familia estarán malditos hasta que cumplas tu promesa…y ya nunca podrá ser.
Dicho esto la hermosa y angelical figura se desvaneció en el aire con unas últimas palabras.
-Y esta decisión tuya ha roto mi amor por tí, Sasuke. Yo también podía darte herederos. Y ahora has provocado la ruina de los Uchiha…
El desolado azabache, se dejó caer al suelo, roto de dolor. Eso no lo sabía, no sabía que su amado podía darle hijos y había condenado su alma por su estupidez. Naruto Kyuubi era el protector de la familia Uchiha…y ahora su enemigo más cruel.
Sasuke Uchiha se casó con la mujer con la que estaba prometido, Hinata Hyuuga, y tuvieron cinco hijos e hijas. Pero sólo sobrevivió uno de sus hijos, y durante generaciones y generaciones, sólo un heredero les salvaba de su completa desaparición, porque Naruto no podía levantar la maldición de la familia aunque lo deseara, porque el castigo era cosa Juubi, el rey de los bijou. Naruto era uno de sus nueve hijos y cualquier ofensa hacia él era considerada pecado mortal. El rubio Naruto Kyuubi sólo podía elegir salvar a alguno de los descendientes de los Uchiha y salvarles la vida, pesara lo que le pesara. Pero sólo los que él consideraba que merecían vivir, por sus cualidades al nacer.
Su padre, Juubi, le reprochaba su estupidez por no dejar morir en el olvido a los Uchiha, pero Naruto tenía una naturaleza buena y compasiva, y había terminado perdonando al único ser que había amado. Su padre había intentado casarlo una y otra vez, pero el hermoso rubio siempre se había negado. Aunque su amor nunca había sido ni consumado ni bendecido, se sentía casado con el recuerdo de ese amor imposible. Y el todopoderoso Juubi, amaba al más joven de sus hijos con locura. Minato Juubi era un buen padre y su esposa, Kushina Juubi, siempre había mediado por su hijito pequeño.
Los hermanos de Naruto, Gaara Shukaku, Temari Nibi, Suigetsu Sanbi, Sasori Yonbi, Kiba Gobi, Deidara Rokubi, Ino Shichibi e Iruka Hachibi. Todos se apellidaban Juubi, pero se les conocía por sus dos nombres, uno de pila y el otro para reflejar el número de colas que tenían. Todos le apoyaban, porque habían encontrado a su verdadero amor, todos humanos, Gaara con Sai Uchiha, Temari con Shikamaru Nara, Suigetsu con Karin Taka, Sasori con Shizune Senju, Kiba con Shino Aburame, Deidara con Itachi Uchiha, Ino con Neji Hyuuga y por último Iruka con Kakashi Hatake.
Todos lamentaban la pena de Naruto y la suerte de los Uchiha, porque Itachi y Sai habían sido miembros de ese clan, pero al casarse habían sido adoptados por la familia Juubi. Ellos dos sabían que el amor perdido de Naruto, Sasuke, había tenido miedo y sellado su destino…
Naruto era mimado por sus hermanos y sus consortes, y les estaba agradecido por su amor incondicional, porque hasta que los nueve no estuvieran emparejados, ninguno de ellos podía tener hijos. Así pasaron los siglos y, aunque ninguno le reprochó nunca nada, Naruto comenzó a pensar el emparejarse por el bien de todos.
Los esposos Uchiha ya habían perdido a dos hijos, porque ninguno de ellos había tenido los rasgos que Naruto buscaba. Naruto sólo protegía a los descendientes de los malditos Uchiha, que tuviesen al nacer las cualidades que más apreciaba, valor y tenacidad. Lo único que nunca había tenido su cobarde amado. Y normalmente, sólo nacía un ser así en cada generación. Ese mismo día, nació Sasuke Uchiha, hijo de Fugaku y Mikoto Uchiha, tatatatara nieto del primer Sasuke, por eso llevó su nombre.
Naruto protegió a ese descendiente de su antiguo amor, porque tenía todas las cualidades necesarias, y comenzó su búsqueda de un nuevo amor. Al emparejarse la maldición de los Uchiha terminaría, y ese niño recién nacido, era el niño más perfecto jamás nacido en los Uchiha. Él no se merecía sufrir por un pecado que no cometió. Por primera vez en siglos, Naruto tocó a un ser humano por voluntad propia y le besó en la frente.
-Te prometo que serás feliz, Sasuke Uchiha. Tu vida será buena y yo romperé de una vez por todas esta absurda maldición.
El bebé abrió sus ojitos negros y le sonrió dulcemente, enterneciendo al hermoso Naruto Kyuubi, haciendo que le besara cada uno de sus lindos ojos negros. Dándole sin saberlo, la capacidad de verle, porque Naruto no se había vuelto a dejar ver por ningún ser humano.
Ese mismo día, Naruto creó un lazo con el bebé Uchiha. Un lazo tan fuerte e irrompible, que hasta Minato Juubi lo sintió. Una sonrisa se formó en sus perfectos labios y musitó.
-Naruto ha encontrado a su verdadera pareja de vida.
Kushina se sorprendió mucho. Miró a su esposo con una sonrisa.
-¿Y quién es, cariño?-preguntó con alegría.
-La reencarnación de Sasuke Uchiha.-dijo Minato como si tal cosa.
La hermosa pelirroja se llevó una mano a la boca, ahogando un grito de sorpresa.
-¿Y cómo es eso posible, Minato?-susurró muy sorprendida.
-Porque Naruto, sin saberlo, al salvar a un Uchiha todos estos siglos, ha recorrido la rueda del destino completa. Hoy, cuatro mil años despues, el alma del primer Sasuke Uchiha ha renacido. Y aunque Naruto no lo sabe, todo será muy distinto.
Los dos esposos se agarraron de la mano y sonrieron llenos de dicha. Por fin, su bebé podría ser feliz. Pero Kushina comenzó a tener una gran duda.
-Querido… ¿les pusiste una maldición a los Uchiha para darles otra oportunidad?-musitó mirándole a los ojos.
-Sí, sabía que Naruto les protegería pese al daño que Sasuke le hizo. Y también sabía que tarde o temprano volverían a encontrarse.-dijo con una gran sonrisa-Despues de todo, Naruto sólo podrá amar a Sasuke, y esta vez, puede que se rompa la maldición que cae sobre ellos.
-Pero si sólo Sasuke sobrevive y se casa con nuestro pequeño, el nombre de su familia morirá con él.-dijo Kushina llena de lógica. El rubio puso una mueca y la pelirroja supo que no había pensado en ello.- ¿Cómo vas a evitar su extinción?
-Bien, por primera vez en siglos, otro descendiente de esa familia vivirá, yo mismo le protegeré al darle las cualidades necesarias para que Naruto le salve.-dijo con un suspiro muy infantil, haciendo reírse a su esposa.
Así fue, como por primera vez en siglos, la familia Uchiha tuvo un segundo hijo, Madara Uchiha. Siete años menor que Sasuke, y con sus mismas hermosas cualidades, Naruto no pudo evitar el salvarle. Sabía que su padre se enojaría con él por ello, pero ese niño recién nacido, también era un ser excepcional.
El rubio se acercó a la cuna donde dormía el bebé y le tocó con uno de sus dedos, dándole su protección. Muy cerca de la cunita de su hermano, Sasuke estaba dormido, con un libro en el regazo. Naruto fue hacia su primer protegido y le volvió a besar en la frente. Ese primer niño era su predilecto, y el rubio hermoso no sabía el porqué.
-Tienes mucha suerte, Sasuke.-ronroneó el rubio con afecto-Serás el primer Uchiha en siglos que tenga un hermano pequeño.
El pequeño azabache se removió en sueños, muy nervioso y agitado. Antes de que Naruto pudiera irse, el chiquillo abrió los ojos y musitó:
-Naruto.
Naruto Kyuubi abrió sus ojos azules como platos. El pequeño azabache le estaba mirando de frente y acababa de pronunciar su nombre. Resultado, rubísimo bijou a punto de yuyu.
-¿Pero qué es esto?-musitó Naruto muy aturdido-¿Cómo sabes mi nombre?
-Porque llevo toda mi vida soñando contigo.-murmuró el niño Sasuke, alargando su manita hasta el rostro del sorprendido bijou-Y hasta ahora mismo, nunca imaginé que fueras real.
-¿Pero cómo es posible que puedas verme?-tartamudeó en shock-No deberías poder verme.
-No lo sé, pero te veo perfectamente.-repuso el niño muy confundido-¿Eres un fantasma? ¿Por eso no debería verte?
El rubio no pudo evitar una dulce sonrisa. Ese chiquillo era realmente especial.
-No, soy el protector de la familia Uchiha, Naruto Kyuubi.-dijo dulcemente-Pero prométeme que no le dirás a nadie.
-Lo prometo, Naruto Kyuubi.-dijo el chiquillo muy serio y formal.
-Gracias, Sasuke Uchiha.-volvió a sonreírle, alborotando su pelo negro-Entonces tú y yo seremos amigos, vendré a visitarte de vez en cuando.
El niño moreno le sonrió cálidamente, haciendo que el corazón del rubio diera un vuelco. Sorprendido por su extraña reacción, el hermoso bijou se tele transportó a la dimensión Bijou. Ese niño era muy especial, pero Naruto no se podría imaginar jamás, hasta que punto ^^.
Continuará…