En una esquina poco habitada, a altas horas de la noche, Yunho empuja a Jaejoong contra una cabina telefónica, y coloca sus brazos por encima de los hombros del segundo, quedando frente a frente.
Jaejoong acorralado, tiene los ojos llorosos, respira agitado, y siente el cálido aliento de su amado. Sus rostros están muy cerca. Él sabía que algún día esto tenía que ocurrir.
-No puedo estar separado de ti un minuto más. No me sale evitarte, ignorarte o no hablarte.
Déjame amarte, Jae. Quiero que todos sepan lo nuestro. Quiero demostrarte que te amo como a nadie.
Has cambiado completamente cada parte de mi ser.
No estaba en mis planes enamorarme de ti, pero me resultó imposible resistirme.
Yo he aceptado lo que siento por ti, ahora eres tú el que debe hacerse cargo de esto.- Jaejoong hecha su vista hacia otro lado, muy avergonzado, en parte queriendo desligarse de toda culpa. Yunho busca su mirada, acercándose aún más. Sus torsos ya están en contacto. Jaejoong puede sentir sus propios latidos retumbar en el pecho del otro, por la ínfima distancia en la que se hayan.
-No te escondas más, por favor - Yunho continuó- porque estoy sufriendo demasiado, tanto que mi corazón ya no aguanta más.
Tú sabes que robarte un par de caricias en público no es suficiente. Quiero más. Quiero que entregues todo de ti, y que estés orgulloso de hacerlo.
Acéptalo: nos amamos, y ya es muy tarde para arrepentirse. Si no sientes lo mismo, entonces esto no puede continuar. No intento presionarte, sino que hago lo que creo que es mejor para los dos.
Te amo, mi hermoso Boo, más que a mí mismo.- acarició su fría y blanca mejilla.
Ya te me has metido en la sangre, y has hecho estragos en mis huesos, en mi mente y en mi corazón.
Has desordenado todo en mi interior.
Me has hecho descubrir sensaciones y sentimientos inexplicables, y has pintado mi mundo de colores.
Contigo puedo llorar, dejando mi orgullo de lado.
No puedo estar más agradecido por haberte conocido.
Te amo más de lo que hubiera pensado amar a alguien.
Gracias a ti, tengo ganas de vivir feliz a tu lado, por siempre.
Por eso, quiero que sepas, que Jaejoong, tú… estás…aquí- el moreno llevó la mano de Jaejoong a su corazón.
-Yunho…- respondió el pelinegro en un suspiro, para abrazarlo repentinamente, escondiéndose en su hombro.
No había sentido eso desde hacía mucho tiempo. Por fin estaba pasando. Jaejoong estaba desbordado, lleno de sentimientos que afloraban en ese abrazo cálido y profundo.
Pronto Yunho levantó su rostro, tocó con su pulgar ese rosado labio inferior, y depositó ese beso que tanto habían estado esperando.
Jaejoong lloraba de la emoción, pero se dejó llevar por esos tiernos movimientos, estremeciéndose por cada contacto de sus bocas.
Intensificaban cada vez más, para sentirse más el uno con el otro, para no separarse nunca.
Llevaban un ritmo perfecto, rozando de vez en cuando sus narices frías por esa noche de invierno.
Sabían que se pertenecían, después de tantos malos momentos, después de tanto llanto, tantos secretos…
Basta de engañarse a sí mismos!
Bendito sea el día en que Yunho se decidió a aclarar todo de una vez por todas.
Allí, acorralados contra un teléfono público, casi tiritando de frío, se amaban descomunalmente.
Sin duda, ese era el comienzo de una gran historia.