En menudo lío me había metido, ¿alguna vez alguien se ha parado a pensar en lo realmente agotador que es hacer un examen de redacción de hora y media? ¿Y aún más si no te dejan escoger tema? ¿Qué diablos voy a poner? “Hola soy Takashi Tatsmumoto y soy el chico más guapo, elegante, inteligente y popular de mi instituto. Todos/as me quieren. Y me encanta que las chicas me quieran, no lo puedo evitar. Soy rubio, alto, ojos verdes y desde luego de muy buen ver. ¿Qué más se puede pedir? Quizá que me interesasen un poco más las chicas porque a pesar de que adoro que todas me vengan detrás como perritos estoy enamorado de mi mejor amigo Hiroki. Alto, guapo, moreno, ojos marrones, y un completo desastre en cualquier cosa. Quizá por eso me gusta, yo soy bueno en todo y por eso me aburro, pero cómo él es un poco duro de mollera siempre tengo que ayudarle y eso me encanta. Aunque aún no he logrado que se integre en la sociedad como a mí me gustaría. Desde pequeños hemos sido los mejores amigos y, por desgracia, mucho me temo que así seguirá hasta el final. Sólo amigos. Él siempre ha sido muy tímido y por eso a pesar de ser igual de perseguido y adulado por las chicas como yo, él solo tiene dos amigos. Yo y Mina. Mina es la única chica de todo el instituto que no babea por ninguno de nosotros dos, quizás por eso le es fácil hablar con ella… A veces he de reconocer que le tengo envidia. Mina no es que sea muy guapa, es mona, y lista pero no es por nada de eso que la envidio. Mina es la única chica que habla con él y por lo tanto la única persona que tiene alguna oportunidad de tener algo con él. Yo soy su mejor amigo, siempre nos lo hemos contado todo, o bueno… casi todo. Pero, al final del día, siempre seré sólo su mejor amigo, soy un chico y a veces me gustaría cambiar ese hecho, a pesar de que, como ya he dicho antes, soy muy feliz con mi vida.” No. Realmente no puedo escribir eso.
“Riiiiiiiiiiiiiiiing!!!”
Dios! Por fin ya ha acabado! Tengo que salir corriendo de aquí o me voy a ahogar. Salí disparado de clase y fue corriendo al patio dónde me senté en un banco. No pasaron ni cinco minutos y ya tenía a todas las chicas encima. Realmente adoro ser el centro de atención. Este año está siendo incluso más caótico que los anteriores. Es nuestro último año aquí, el que viene iremos a la universidad. Quizás por eso las chicas están más encima nuestro que de costumbre.
- Me está mirando a mí!
- No que va a mí!
- ¿De qué habláis? – Pregunté con curiosidad a dos chicas que discutían por lo bajito delante mio.
- Hiroki está en el tejado mirando hacia aquí – la verdad me entraron ganas de reír, fue decir eso y absolutamente todas, a la vez, giraron la cabeza hacia el tejado. Todas empezaron a llamarle “Hiroki!!! Hiroki!!!”. Qué pedazo pulmones tienen estas chicas…- bueno callaros nosotras le hemos visto antes – volviendo a hablarme a mí: lo que pasa es que él me estaba mirando a mí y ella dice que no!
- Es que no es así Hiroki me estaba mirando a mí y antes en clase también.
Y de repente una enorme discusión empezó sobre a quién miraba o dejaba de mirar Hiroki. Realmente un día de estos nosotros dos seremos el motivo de algún asesinato entre ellas.
- Está bien chicas – intenté clamarlas- iré a ver. Yo investigaré por vosotras y luego os cuento vale?
Tan sólo me levante y entre una oleada de encantadores halagos caminé hacia el instituto para subir al tejado.
Cuando abrí la puerta del tejado y le vi ahí apoyado en las rejas ,mirando a la pista, totalmente sereno…fue como una bofetada. ¿Se daría cuenta algún día de que lo amo? Desgraciadamente eso es imposible. Él ni siquiera sabe que soy gay y… bueno, simplemente es un completo desastre para todo.
- Hiro!! – le grité mientras me acercaba- ¿qué? ¿te interesa alguien?- lo dije con malicia aunque… “no, no, no, no, no, no, no, no, di noooo!!!!” .
- Que va, todas son iguales.
- Ya veo – menos mal, llega a decirme si y me tiro en ese mismo instante por el tejado.
- No se cómo aguantas ahí abajo con tanta gente y tanto ruido.
- ¿Tienes sueño?¿Quién diablos tiene sueño a las 11 de la mañana?
- Yo- dijo mientras se sentaba en el suelo apoyándose en la pared. Estiro el cuello hacia arriba y cerró los ojos. Se veía realmente relajado. Además sólo tenía los últimos botones de la camisa abotonados de manera que se le veía prácticamente todo el torso. ¿Por qué tenía este imbécil que ser tan sexy?.
- Eres el segundo chico más guapo de este instituto, obviamente el primero soy yo, ¿cómo puede ser que no te interese ninguna chica?
- Ídem para ti.
- Bueno yo disfruto de su compañía.
- Pero nunca has salido con nadie.
- Cierto, simplemente no me interesan lo suficiente. ¿Cuál es tu escusa?
- Ídem, me agobian con tanto griterío y la manera en cómo te miran es tan… es como si te comiesen con los ojos o estuvieran fantaseando contigo… asqueroso.
- Hm… Delicioso. Me encanta. Y bueno, si no son chicas, ¿qué tal algún chico?
- ¿Bromeas, verdad?- Realmente su cara daba a entender qué lo que había preguntado era una estupidez. Pobre de mí…
Cerró los ojos y volvió a serenarse hasta caer dormido. Realmente tenía ganas de sacarle una foto con el móvil. ¿Cómo puede alguien ser tan bello y provocativo sin tan siquiera darse cuenta?. Además estábamos en febrero, si sigue así cogerá un buen constipado. Aunque luego me toque cuidarlo, no me gusta verle enfermo. A pesar de que la mayoría de veces siempre sobreactúa un poco cuando esta su madre y cuando estamos solo está perfectamente. Es la única persona en el mundo que conozco que tenga mala cara a 38,5 de fiebre pero esté de lo más feliz con casi 40.
Realmente, lo quiero.
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing!
Hora de volver a clase. Después de despertarlo y prácticamente llevarlo arrastras hasta clase, soporté tres horas más de clase.
Riiiiiiiiiiiiiiiiiing!
Hay veces en que un simple “ring” es capaz de hacerte el hombre más feliz del mundo. Fin de las clases. Al menos por esta semana. Se acabó.
Febrero es, sin duda uno de mis meses favoritos. Más concretamente el 14 de Febrero. Nuestras taquillas siempre están llenas de cartas de amor y bombones e incluso a veces hay algo colgado en las taquillas vecinas indicando “Para Takashi” o “Para Hiroki”, porque nuestras taquillas están tan llenas que incluso pegan las cartas y bombones en la puerta. Siempre soy yo el que se queda con todas las chuches. Hiroki no quiere ni cartas ni chocolates. Así que cuando estamos solos me da su bolsa. Como es un desastre y siempre se olvida del día de San Valentín, yo siempre llevo dos bolsas en mi mochila para meter las chuches, una bolsa para él y otra para mí. E incluso a veces el 15 aún nos encontramos con más chocolates. Realmente adoro San Valentín. Adoro el chocolate, la atención y lo adoro a él. Estoy pensando que quizá sea un poco repetitivo o enfermizo pasarme el día pensando en él pero así soy yo. Nunca he tenido complejos. Y otro motivo por el que adoro el 14 de Febrero es que en todo ese día y a pesar de todas las chocolatinas que nos dan, Hiroki solo se come la mía. Sí, a pesar de que no sabe ni sospecha de que estoy enamorado de él, siempre acepta y se come de buen gusto un chupachups de chocolate que cada año le doy. Aunque él lo ve solo como una muestra de amistad y una tradición nuestra.
Toda esta historia del chupachups de chocolate empezó un día cuando teníamos 8 años. Era el día de San Valentín y estábamos en el parque burlándonos de toda esa historia de que los enamorados se regalan chocolate, diciendo que es algo ridículo. Aunque ahora lo veo como algo hermoso. Hiroki tenía mucha hambre porque se había olvidado la merienda en casa (sé que soy repetitivo pero realmente este hombre siempre ha sido un completo desastre, desde qué nació). Hiro tenía mucha hambre una de las niñas del parque le iba a dar su merienda, pero su madre no le dejó. Así que fuimos corriendo a su casa, pero Hiroki (reitero, era y es un desastre y además un torpe) se calló y se peló la rodilla. Se izo mucho daño porque se le cayeron un par de lágrimas, fue la primera y única vez que le vi llorar. Aquella imagen me partió el corazón y como había una pastelería entre dentro para comprarle algo pero no tenía suficiente dinero. La señora, que vio como se cayó y que aún seguía en el suelo y a mí con una cara de desesperación impresionante, me vendió un chupachups de chocolate por el dinero que llevaba encima. Cuando le dí el chocolate a Hiroki y este lo probó,… creo que nunca olvidaré esa sonrisa.
Desde entonces siempre le regalo un chupachups de chocolate que cada año compro en esa misma pastelería. Y, aunque en San Valentín, las pastelerías están repletas de gente yo no tengo que hacer ni cola. La señora de la pastelería me conoce y cada año me tiene preparado el chupachups que me lo tiende en mano.
Puede parecer una tontería. Pero realmente me hace feliz que cada vez que le doy el chupachups me sonría y sea el único presente que acepte ese día. Aunque seguramente para él no signifique ni la mitad de lo que significa para mí.
Pero este año,… en la parada del bus…
- Ten – como estábamos solos él me dio sus chocolates y yo el chupachups. Sonrió.
- Siempre igual.
- Si. Pero hablando en serio, tendrías que empezar a fijarte en alguien, hay chicas que te escriben cosas increíbles…
- ¿En serio lees todas las cartas?
- Por supuesto. Mi ego lo requiere.
- ¿Aunque no sean dirigidas a ti?
- Querido Hiroki, las chicas que te escriben a ti lo hacen o porque ya me han escrito a mí y lo intentan contigo o porque no tienen coraje de escribir al número uno, o sea a mí.
- Es impresionante lo mucho que te auto-idealizas.
- Se llama autoestima. Pero a hablando en serio – y de verdad hablaba en serio, me preocupaba- si no empiezas a fijarte en alguien, da igual ya sea hombre o mujer, acabaras solo...
- No se si te habrás fijado pero últimamente siempre hablas de “amor homo”.
- ¿Q-Qué quieres decir?
- ¿Acaso no sales con chicas, porque te gustan los hombres? Sé sincero, sabes que a mí puedes contármelo todo.
- E-esto…-Era culpa mía. Había sido yo quien había sacado el tema- … p-pues s-si… -bajé la cabeza, ¿desde cuándo se había vuelto tan observador?¡¿Acaso se había dado cuenta de lo que yo… sentía por él?!.
- ¿As salido alguna vez con alguien?- me infundí de valor al oír el tono tan ingenuo en que me lo preguntó y le miré a la cara. Lo preguntó por curiosidad porque su cara no reflejaba otra cosa más a parte de inocencia entera.
- E…Pues sí la verdad. Salí con dos chicos. Pero no duramos mucho más que unos meses.
- M… ya veo.
- ¿A… a ti los chicos….?
- ¿Qué? No! Que va. – Se rió. Y me dedicó una gran sonrisa, de lo más inocente e ingenua.
Me preguntó si el hecho de que sepa que soy gay cambiará nuestra relación…