Había una vez un joven que andaba con otro joven y los dos comían carnitas con su tío chepo. Hacia mucha mucho calor y fueron a recostarse bajo un limón que tenia un enjambre de termitas carnívoras del bora bora y que daba unos limonzotes que nombre pa’ que te cuento, estos limones eran conocidos en toda la nación por tener semillones del tamaño de camiones de helado de ese que es muy frío y que te refresca el cu… cuando hace calor y pos como hacia mucho calor pos hay veras, cuando se quisieron dar cuenta un enorme ejército de termitas armadas con semillas los rodeaban sin piedad y a limonasos comenzaron a quitarles la ropa, cuando solo les quedaba nada y el pudor los invadió decidieron abrazarse para cubrirse las carnes, desgraciadamente era mucha carne para tan pocas manos, afortunadamente un hombre gordo y peludo que había estacionado su camión transportador de salchichas verdes mientras almorzaba decidió ayudarles y con tremenda salchichota (de las que traía en el camión) les cubrió un poco mas de lo que ellos esperaban y hasta los ojitos les brillaron por la salchicha que había bajado del camión porque tenían hambre, no por otra cosa, y es que las carnitas de su tío se las habían comido en el momento de angustia y su pobre tío quedo todo traumado, pero bueno, esa es otra historia (pobre); entonces las termitas al ver tanta carne junta se abalanzaron sobre el camionero y lo dejaron en puros cueros, los tres muy apenados se abrazaron con fuerza y corrieron al camión, sin embargo no había sido suficiente, ya que el tío acostumbrado a este tipo de espectáculos y fastidiado porque se hubieran acabado las carnitas que iba a vender el domingo después de misa, mandó a las termitas que además de carnívoras eran biónicas y entrenadas, (habían salido del circo ruso de pulgas, donde las trataban como esclavas) a que acabaran con el enemigo, dígase sus sobrinos y el camionero, pero las termitas, hartas ya de recibir ordenes de todos se abalanzaron sobre el tío y lo dejaron desnudo. Como el era un hombre muuuy pudoroso corrió al camión para que nadie lo viera, ahí por la pena sintió mucha hambre y se dio cuenta de que ahí estaban sus sobrinos y un hombre grande, gordo y peludo, todos se voltearon a ver y pensaron que lo mejor era comer lo que había en el camión. Ya se iban a comer la salchichota del camionero cuando pasó un sujeto con un camotote muuuy bueno (lo dice por experiencia propia, es que es amigo de la familia, de parte de padre) y mejor todos se pusieron a comer camote.
Las termitas se fueron de vuelta a su refugio en el país de nunca jamás donde se echaron a los niños perdidos y a meter pan, digo Peter pan, es que en la confusión ya no supieron si lo que se comieron era el capitán garfio o alguna otra cosa, pero estaba bieeeen dura (vaya ¿le conocerá algo al tal garfio?) bueno, mientras tanto los otro estaban bien entrados comiendo camote cuando se les empezó a atorar y buscaron algo pos pa’ que resbalara, (eso debieron buscarlo desde antes), de pronto al voltear descubrieron al fondo un limonero con unos pinches limonsototototes que nombre, con uno solo tienen para todos, pero como son bien golosotes no querían compartir y se empezaron a pelear, los golpes y patadas ninjas salían de todos lados, ya nadie se acordaba que estaban en pelotas y sin querer a veces agarraban limones que no venían del árbol y hasta de macanazos se dieron pero por esos no es que se quejaran mucho, cuando ya estaban todos sudorosos y agotados por tanto alboroto y esfuerzo (y vaya que se esforzaron, gritos por allá, lamentos por acá, que si eso es mío, que si te lo presto pero me lo regresas que lo ocupo al rato, pero bueno, eso no nos incumbe que ni nos invitaron) uno se dio cuenta de que algo le hacia falta, un algo que saciara esa sed tremenda y le apagara el calor del momento y fue ahí cuando recordó los limonzotes de los que no había probado ni uno, corrió hasta el árbol y tomando uno de esos grandotes y jugosos frutos se lo metió……….. a la boca sin siquiera pelarlo, estaba tan pero tan acido que la cara le quedo en forma de … * ahora ya no sabían donde quedaba lo de arriba y donde quedaba lo de abajo y pues, por la confusión mejor lo comprobaron, descubriendo que en realidad no había mucha diferencia, nunca había sido muy agraciado. Se pusieron a jugar y a cantar naranja dulce porque no se sabían otra canción.
FIN
MORALEJA: cuando te eches las carnitas de tu tío, no andes agarrando los limones ajenos, por que es de mala educación y más cuando tu tío los agarró primero