Flash. Otro Flash. Dios, Estoy cansado de esta sesión fotogáfica, ¿Cuándo se supone que vamos a salir de aquí? Y encima hace demasiado calor, aunque a ti aparece no molestarte, estas impecable, como siempre… y tus deslumbrantes labios brillan con la luz del sol… ¡Gnah, debo dejar de pensar en tus labios! Eso me está poniendo… bueno… caliente. Maldita sea, solo quiero besar esos labios tuyos… Mierda, ¿me están llamando para hacer mis fotos ahora? Oh dios no… bueno… no hay nada más que pueda hacer…
Me coloqué frente al lente y posé, el fotógrafo me dice que me mueva un poco hacia la izquierda, y yo hago todo lo que ellos me dicen. Tú sales a tomar aire fresco y yo suspiro exasperado, consiguiendo un inmediato regaño del fotógrafo, tengo que volver a la pose que tenía en un principio y a la vida real, intentando olvidar tus labios y esas cosas hasta finalmente lograr concentrarme en el trabajo de la manera correcta.
Unas horas después logro dejar al fotógrafo solo y caminar afuera contigo y los demás, estas conversando con ellos, sonriendo y riendo, yo adoro esa sonrisa…
“¿Kyo?” parpadeo, volviéndome a uno de los chicos. No me di cuenta que estuvo hablándome todo el tiempo y me descubrió mirándote, genial. Afortunadamente y por suerte no lo mencionó en ningún momento, eso me hizo sentir algo más aliviado.
Luego vienen las fotografías en grupo, si, posamos un poco, moviéndonos alrededor en distintas poses y en diferentes formaciones, posando, moviéndonos, posando, moviéndonos… ¿Terminamos? ¿de verdad? Joder, por fin. Me dirigí al vestidor para quitarme el maquillaje y toda esa ropa pesada. Hace un calor de los infiernos… esperen, ya mencioné eso, ¿no?
Me senté, removiendo de mi rostro el maquillaje que se había esparcido por todos lados a causa del sudor. Luego de haber usado todo el desmaquillador estoy completamente limpio y vestido con ropa más casual, espero que los demás también hayan terminado, pero por supuesto, ellos solo siguen conversando afuera o cosas así, haciendo algo distinto a mí, trabajando por ejemplo.
Suspiro, entonces escucho como abres la puerta y entras al cuarto, solo. Me sonríes y te sientas en la silla continúa a la mía, mirándote en el espejo y empezando a remover el maquillaje. Estuve algunos minutos mirándote fijamente, hasta que me di cuenta de lo que hacía, observando tus labios de nuevo, así que intento desviar mi mirada rápidamente, pero es inútil, y vuelvo a mirar…
Tus labios están levemente separados, aún brillantes y cuando los humedeces con tu lengua… si, mierda, mi mente está divagando una vez más. Me gustaría gritar algo como ‘¡A la mierda, vamos a follar!’, pero estoy seguro de que no sería una buena idea, así que tomé un respiro profundo, silencioso y quité los ojos de tus labios y de tu rostro
“Uhm… Voy a fuera por un cigarrillo…” Digo mientras me levanto, revisando los bolsillos de mis jeans en busca de la cajetilla y mi encendedor, pero solo encuentro los cigarros. Te miró, has terminado de limpiar tu rostro.
“¿Tienes fuego?” te pregunto al mismo tiempo que te levantas, te vuelves a mí y, antes de que pueda darme cuenta de lo que sucede, me empujas en la silla, te sientas en mi regazo y colocas tu manos a ambos lados de mi cabeza, sosteniéndola cuidadosa y firmemente. Pestañeo confundido y miró tus labios por un segundo, hasta que decido mirarte a los ojos.
Bajas la vista hacia mi seriamente y luego desciendes lentamente tu rostro, bajando los parpados. Dejó escapar un pequeño quejido, en estado de shock, cuando siento tus labios hacienda una ligera presión sobre los míos y como tu mano derecha empieza descender hasta quedarse en mi cuello, enviando escalofríos por mi piel. Tragué saliva, respirando rápidamente por lo bajo, por un momento olvidé respirar. Mis ojos estaban enormes como platos o algo así… Entonces estuve a punto de saltar, estoy seguro que sentí tu lengua en mi labio superior.
Hice un “Mmh” y no pude detenerme más… Tiré de ti rápidamente más cerca, lamiendo tus labios cuidadosamente, y tan rápido como la velocidad e la luz estábamos en medio de una serie de besos apasionados. Para el momento en que nos detuvimos, podía sentir mi boca y mi garganta como si se hubieran secados, mientras que mi corazón estaba a punto de salirse de mi cuerpo.
No soy lo suficientemente valiente para mirarte a los ojos, así que dejo que mi dedo índice trace la línea de tus labios enrojecidos. Me tomas la mano y la subes hasta tu mejilla, sujetándola ahí y levantas mi rostro. Estoy un poco sorprendido, así que decido mirarte mientras pestañeo en confusión, tú sonríes, sincero, con un toque de control, felicidad… Y me encuentro sonriéndote de vuelta.
“Te gustan mis labios, ¿verdad? “
Asiento, pensando que mi rostro debe estar de un rojo profundo y tú sonríes con mayor amplitud.
¿Qué fue lo que dije acerca de que el día estaba empezando nuevamente a ser caluroso?