Manejaba su BMW con cuidado, en la radio sonaba “Resistence”, de Muse, sus Ray-Ban lo protegían muy bien del sol, hizo alto cuando el semáforo marcó rojo, en la acera caminaban un par de guapas chicas que le dedicaron miradas coquetas, el se limitó a sonreír, dio la vuelta y vislumbró el enorme edificio, aparcó su auto en el estacionamiento y se bajó, después caminó al ascensor (había estacionado el BMW en el séptimo piso), Harry usaba un traje negro sencillo, pero que le hacía ver de maravilla, el elevador marcó la planta baja, salió sin decir palabra y se dirigió al enorme edificio.
-Señor Potter- le saludó el portero.
-Tim, buenos días- correspondió Harry, y siguió su camino.
Pese a haber concluido los estudios para ser auror, Potter decidió que aquello no era lo suyo, ya había visto demasiada violencia, muertes y torturas de las que era capaz de soportar un ser humano sin volverse loco, fue entonces que, movido por un impulso indescifrable, comenzó a comprar propiedades, lo primero que compró fueron un par de apartamentos, después los remodeló y lo amuebló, y al venderlos se dio cuenta de que obtuvo el doble de lo que había gastado, repitió aquello un par de veces y decidió que necesitaba ayuda, primero se le unieron Ron y Hermione, Ronald y Harry se encargaban de buscar clientes y Mione hacía presupuestos y esas cosas, después George también se unió, con su don natural para inventar cosas ayudó mucho al negocio, se encargaba de remodelar las casas, hacerlas más amplias, tirar una pared que hacía que se vieran mal, construirle un segundo piso y cosas por el estilo, un poco después se les unieron Luna y Ginny como decoradoras, el sentido del diseño de ambas mujeres difería mucho, pero se las arreglaron para hacer un gran trabajo con los interiores y exteriores, después se les unió Neville, el muchacho Longbottom se unió a Hermione en cuanto a los presupuestos, los balances y esas cosas que Harry no entendía, además se encargaba de organizar comidas, cenas y fiestas para reunirse con posibles clientes y gente de sociedad.
A pesar de que el negocio de bienes raíces de Harry (Potter y asociados, joder, que original) llevaba poco tiempo de vida, para ser exactos, tres años, había cobrado mucho prestigio y reconocimiento, ya que no solo compraba propiedades en Londres muggle, también lo hacía en Londres mágico y gracias a los miles de fanáticos del niño-que-vivió su negocio empezó a prosperar.
Harry subió al elevador, un hombre castaño y uniformado le sonrió.
-¿Qué piso?- Preguntó el empleado.
-Piso diez- contestó el aludido.
La música de ambientación que sonaba en el elevador era Nocturno en si bemol menor de Chopin, quienquiera que haya sido el que escogió tan maravillosa melodía era un genio, Harry era fanático desenfrenado de Chopin, se recargó ligeramente en la pared del elevador, se dejó envolver por la música, cerró los ojos cansado, le asaltó el recuerdo de Malfoy y sus dos amigos, Malfoy trabajando de striper, Malfoy vestido tan burdamente, Malfoy…
-Piso diez, señor- habló el muchacho, Harry abrió los ojos y vio que el empleado estaba evitando que la puerta se cerrara.
-Disculpe- Dijo el muchacho Potter, saliendo del elevador completamente ruborizado.
El ver a la recepcionista le hizo volver en si, la muchacha le sonrió ampliamente.
-Buenos días, señor Potter-
-Buenos días, Jessica, ¿Ya llegaron todos?-
-Me temo que si, señor, están todos en la sala de juntas, ¿Les llevo café?-
-Hazlo, y gracias- Potter sonrió a Jessica, muchacha bonita y de buen ver, en otras circunstancias tal vez la hubiera invitado a salir, en otras circunstancias en que su pene pudiera mantener una erección.
Por el momento, su negocio ocupaba un piso entero de un edificio, pero el tenía la certeza de que con el tiempo tendría un edificio entero, pasó su oficina y la de Ron hasta llegar a la sala de juntas, al entrar confirmó lo que le había dicho Jessica, sentadas en tres sillas contiguas se encontraban Mione, Luna y Ginny, respectivamente, las tres muchachas se levantaron para saludarlo.
-Harry, ¿Cómo has estado?- lre preguntó Luna, acercándose para besarlo en la mejilla, la rubia usaba un vestido blanco y gris con un estampado de rectángulos con un cinto en la cintura, se cubría con un saco gris.
-De maravilla, preciosa- contestó Harry, juguetonamente, Luna se encontraba muy guapa, Ginny se acercó y también lo saludó, ella vestía unos pantalones de vestir azul marino, un saco celeste grisáceo de seis botones.
-¿Cómo va todo con tu novio Paulo?- preguntó Potter a Ginny, con una timidez que le incomodó.
-Muy bien, de lo mejor, gracias por preguntar- contestó Ginebra, sonriendo.
Ahora se acercó Mione, ella llevaba un conjuto blanco con detalles negros, blusa blanca y perlas como accesorio, Harry le sonrió con sinceridad y la abrazó.
-¿Dónde están los demás?- preguntó, apenas percatándose de la ausencia del equipo.
-Ron está en el baño, Neville fue a su oficina por unos papeles, George fue por el proyector- aclaró su amiga castaña.
-Ya veo- habló el niño-que-vivió –Todas están estupendas hoy- observó el de los ojos esmeralda, las tres muchachas le sonrieron.
Ronald entró a la sala, vestía un traje gris oscuro, camisa blanca, zapatos y cinto café y una corbata negra lisa, sonrió y saludó a Potter, ocupando un lugar entre el y su prometida.
Después entraron George y Neville, el primero lucía un traje gris plata, el saco era cruzado de cuatro botones, zapatos y cinto negro, una camisa celeste y una corbata de un diseño audaz, en tonos lilas, amarillos y celestes, Neville usaba un pantalón caqui, una camisa a rayas blancas y celestes, un saco azul marino, cinto y zapatos negros, ambos se acercaron a saludar a Harry y dieron la junta por empezada.
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Ese día Draco se levantó de mal humor, se quemó con el aceite cuando preparaba huevos revueltos, en su vaso de jugo salieron cuatro semillas, uno de los perros que paseaba (Cookie, un gran danés arlequín*) se salió de su control cuando lo paseaba, el animal corrió a toda velocidad, Draco apenas tuvo tiempo de asegurar a los demás perros a un árbol y perseguir al fugitivo, lo alcanzó después de cinco cuadras, sudando y con la respiración agitada, después de pasear a las mascotas tuvo que bañarlas, y Lolita (una Chow Chow*) lo rasguñó desde la muñeca hasta el codo, definitivamente no había sido su día, y todo por culpa del imbécil de Potter.
¿Por qué carajo tenía que aparecerse ese cabrón?, el joven Malfoy estaba mas que fastidiado, el solo quería llevar una vida normal, si, una vida normal, desde que se había retirado del mundo mágico su varita estaba guardada en una caja al fondo de su closet, no pensaba volver a usarla jamás, ahora el solo quería paz, ¿Es que nadie podía entenderlo?
Pero ya nada saldría mal, seguramente Potter no volvería a pasarse por el club, además hoy todo iría bien, después de darse un buen baño saldría a buscar a Pansy a su trabajo, irían juntos al starbucks en el que trabajaba Blaise y luego cocinarían algo para todos y harían unos Martins con Absolut*, la pasarían bien, podrían dormir un poco y en la noche a trabajar, nada podía salir mal.
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Hermione estiró la mano y apagó el proyector, todos estaban mas que satisfechos, dentro de poco, Potter y asociados se haría con su primer edificio, un complejo de quince pisos, de los cuales 4 eran penthouse y el resto departamentos, por supuesto que le harían muchas remodelaciones, el primer piso sería ocupado para elevadores y recepción, George se encargaría de diseñarlo todo, Luna y Ginny ya tenían en mente algunos muebles, papel tapiz y pintura para los apartamentos, Hermione y Neville habían conseguido un muy buen precio y estaban arreglando los documentos y permisos, pero ya era un hecho, el edificio pertenecía a la relativamente nueva empresa de Potter y asociados, Neville organizaría una cena de navidad para los posibles clientes y algunas personalidades, Ron y Harry se entrevistarían con los antiguos dueños del edificio, con los trabajadores y con el futuro personal, hoy solo tendrían que ir a ver el edificio para darse una mejor idea de cómo tendrían que trabajar.
-Solo queda celebrar, colegas- anunció George, y todos estuvieron de acuerdo.
Salieron, cada quien en su auto, Hermione y Ron en el altima del ultimo, Neville en su Dodge Journey, Luna en su recién adquirida Lincoln MKZ, George en un Jeep Cherokee rojo y Ginebra en un Toyota Corolla azul marino, se dirigieron a un restaurante que, según habían escuchado, era excelente, el Aubergine*, tenían una reservación en no fumadores, un mesero les condujo a la mesa que ocuparon sin decir nada.
-¿Qué ordenaran los señores?- preguntó el mesero, educadamente.
-Tráiganos una botella de Brut Imperial*- contestó Potter, el mesero asintió tímidamente – Y por favor, también tráiganos la carta-
Después de comer (raciones raquíticas pero deliciosas) los hombres decidieron quedarse a tomarse una copa, pero las mujeres tenían planes.
-Voy a recoger mi vestido- excusó Mione, que había elegido un hermoso vestido de novia de Oscar de la Renta.
-Y nosotras queremos comprar vestidos para la boda y la fiesta de navidad- Habló Luna, y Ginny asintió.
-Vale, como prefieran- dijo Neville, sirviéndose un poco mas de champagne.
-¿Nos alcanzan allá para ir a ver el edificio?- preguntó Hermione.
-¿Dónde?- habló Ronald.
-Pues…- comenzó la castaña- primero iremos a Gucci, luego a Ralph Lauren, después seguramente iremos a Dolce & Gabbana, y…-
-¿Dónde?- insistió el Weasley.
-En Chanel, te apunto la dirección- Hermione sacó un papel y una pluma de su bolsa y garabateó algo en el papel.
Y después de eso las tres mujeres salieron del restaurante riendo y bromeando.
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Pansy Parkinson era una muchacha que trataba de mantenerse optimista, le había ido mal en la vida, tenía que admitirlo, jugó en el bando equivocado y pagó las consecuencias, ahora su situación no era para nada alentadora pero no por eso dejaba de soñar, oh si, Pansy soñaba, y soñaba mucho: Soñaba con casarse de blanco con su amado novio Blaise y que todos sus amigos asistieran (aunque presentía que solo asistirían Draco y Theodore), soñaba con poder salir de esa difícil situación en la que se encontraba, soñaba con ser mejor, con crecer.
La muchacha amaba la ropa y el diseño, era muy buena dibujando y siempre que tenía tiempo libre se ponía a dibujar sus propias ropas, desde blusas, faldas, vestidos, bolsos, zapatos, todo tipo de accesorio y prenda. Secretamente, Pansy se había inscrito a clases de corte y confección, aprendió a hacer todo tipo de prendas y a coserlas, estaba tan animada con empezar a hacer su propia ropa, pero se olvidó de un pequeño detalle: la máquina de coser, ella no podía darse ese lujo, así que desistió, pero siempre que tenía oportunidad compraba prendas de segunda mano en los bazares y las modificaba.
También había tomado clases de dibujo y pintura, se había vuelto muy hábil con el lápiz y el pincel, ya no solo dibujaba ropa y accesorios, ahora era capaz de dibujar un rostro, paisajes y personas, estaba muy entusiasmada con su nuevo talento que incluso lo utilizaría para los regalos de navidad, pensaba regalarle una réplica de Noche estrellada, de Van Gogh a Theodore, pues supo que era su obra favorita, a Blaise planeaba hacerle una pintura de ese afiche de Lolita, una película en blanco y negro que había fascinado al italiano, estuvo trabajando bastante en un retrato de Chopin, que sería para Draco puesto que sabía que el rubio admiraba muchísimo a ese compositor.
Pansy trataba de verle el lado bueno a las cosas, estaba feliz de trabajar en esa tienda de chanel, los artículos eran muy bonitos y el ambiente era agradable, ese día se sentía especialmente orgullosa de su vestimenta, hacía dos semanas se había encontrado una venta de jardín donde adquirió una blusa de manga larga en un tono de gris muy bonito, solo que tenía parte de las mangas estropeadas, un cinto gris metálico y una falda negra larga hasta los tobillos, la joven ex slyhterin había puesto manos a la obra, cortó y modificó algunas cosas de la blusa, cortó también la falda hasta dejarla arriba de la rodilla y utilizó el cinto como accesorio para afinar la cintura, el resultado fue espléndido, y con un poco de máscara en las pestañas, brillo labial y los accesorios correctos ella se veía hermosa, y por menos de treinta dólares.
Y se sintió la dependienta mas bonita de toda la tienda hasta que las vio entrar, una castaña muy guapa y elegante, seguida de una despampanante pelirroja y una rubia de muy buen ver.
-¿Parkinson?- pronunció aquella pelirroja, Ginebra Weasley, con tono de desprecio.
-Buenas tardes, estoy para servirles- dijo Pansy, deseando no haber salido de la cama nunca.
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Aquella hermosa pelirroja rió ácidamente al ver a Pansy Parkinson trabajando en un puesto tan mediocre como ese, generalmente ella no era así pero…era hora de un poco de su propia medicina, la harían pagar todos los desplantes en Hogwarts, una pequeña vendetta solamente.
-Queremos ver vestidos, pero unos muy lindos, ¿Tienes algo que ofrecernos?- le preguntó Ginny a Parkinson.
-Si gustan revisar la tienda, seguro encontrarán algo que…-
-No, por Dios, ¿Moverme yo?, soy la clienta y tu la empleada, al cliente lo que pida, ¿cierto, querida Pansy?- Ginebra siseó el nombre con desprecio, la aludida asintió.
-Permítame buscar algo que se será de su agrado- había dicho Pansy en tono amable, y después de excusarse, se retiró al fondo de la tienda.
La muchacha Weasley se volteó a ver a sus dos amigas, que la observaban con severidad.
-¿Qué?- preguntó la pelirroja.
-¿Qué estas tramando, Ginebra Molly Weasley?- le reprendió Hermione.
-Una pequeña venganza, nada serio- contestó la aludida, encogiéndose de hombros.
-Ya, pero que no se te vaya de las manos- le advirtió Luna, pero Ginny pareció restarle importancia.
Después de unos pocos minutos, Pansy volvió de la trastienda con una hermosa selección de vestidos blancos, Luna y Hermione estuvieron a punto de echarles el ojo cuando Ginny intervino.
-¿Eres estúpida o que?, en una boda no se puede vestir de blanco- dijo la Weasley con desprecio.
-Pero usted no me dijo…- comenzó Parkinson.
-Déjate de excusas- la interrumpió Ginny –Ve y busca algo mas apropiado, y esta vez no tardes tanto-
La pobre Pansy sintió que se encogía, solo atinó a disculparse y retirarse, volvió lo más rápido que pudo con vestidos negros, morados (pues era el color de moda) y de otros colores varios, las tres mujeres tomaron uno, pero la leona pelirroja no había acabado de humillar a Pansy.
-Este me gusta- dijo, refiriéndose a un hermoso diseño en color negro, Pansy casi se alegró por haber escogido bien, pero el gesto severo de su clienta le hizo borrar la sonrisa.
-¿Hay algún problema con la prenda?- preguntó la empleada muy sumisa.
-Sí… ¡Acaso crees que soy una gorda como tu!- le gritó la Weasley -¡Ve y consigue una talla mas chica, por el amor de Dios!-
Pansy asintió nuevamente, se marchó a la trastienda maldiciendo a la puta que había parido a esa pelirroja de mierda, se sintió miserable y con ganas de llorar, pero no les daría el gusto, encontró la talla más chica y volvió con su clienta.
-Aquí tiene- Dijo Pansy, manteniendo su tono cortés.
-Muchas gracias, me lo probaré-anunció Gin, siendo acompañada por Pansy a los vestidores, mientras tanto Hermione y Luna permanecían atónitas al comportamiento de su amiga.
-Hay que parar esto- susurró Hermione a Luna, la chica rubia asintió, sacó su blackberry y comenzó a teclear.
-Potter al rescate- bromeó Luna, pero ni ella ni Hermione rieron.
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Harry se encontraba en su auto, había recibido un mensaje muy raro de Luna que decía “ALERTA, te necesitamos pero YA, ven tu, y solo TU, nos encontraremos con los demás en el edificio, RÁPIDO!”, se había disculpado con sus amigos y les dijo que el se vería con las chicas, que ellos se fueran directo al edificio, ninguno había hecho preguntas para suerte del Potter.
Encendió el coche cuando se percató del legajo amarillo abandonado en el asiento del copiloto, lo tomó y lo abrió con un poco de nerviosismo, Preston, quien había conseguido la información, era una especie de “espía” de su empresa, ellos lo contrataban para que averiguara la situación económica de los dueños a los que pretendían comprar las propiedades, el estado de los lugares que querían comprar, la ubicación exacta, la plusvalía y etcétera, en gran parte le debían a Preston su éxito, el muchacho era muy callado y eficiente, y algo que lo hacía mejor: nunca se metía donde no le llamaban.
Las hojas decían lo siguiente:
“Draco Lucius Malfoy Black (había una foto de Draco, de repente Harry se preguntó de donde la habría sacado):
-Ocupación: Paseador de perros, tarifas de veinte dólares la hora, Striper en el club “el purgatorio”.
-Vive con dos compañeros: Blaise Zabini (y una foto del italiano) y Theodore Nott (foto de Nott)
-Constantemente visitado por: Pansy Parkinson (foto de Parkinson)
-Vive en un Penthouse en Londres…”
Después de aquello venía anexada la dirección de la casa de Malfoy y algunas fotos más del rubio.
Dentro de si, Harry se sentía un idiota por hacer aquello, pero por algún motivo sentía una especie de…atracción al joven Mafloy, “es mera curiosidad” se repetía constantemente, aunque no lograba convencerse.
Rápidamente llegó a su destino, buscó donde aparcar y salió del auto, caminó unas calles arriba y divisó la tienda Chanel en la que estaban sus amigas, entró y encontró a Luna y a Hermione con aspecto de preocupación.
-¿Qué pasa?- preguntó Harry.
Entonces escuchó un chillido, volteó para encontrarse a una corta distancia a Ginebra vistiendo un ajustado vestido negro y a una dependienta que le pareció muy familiar.
-¡Estúpida!- gruñó Ginebra –¿Es que no puedes hacer nada bien?-
La empleada, que ahora Harry reconoció como Pansy Parkinson, se ruborizó completamente, y acercó sus manos temblorosas a Gin.
-Si me permite…-
-¡No te permito nada, imbécil!- le gritó la Weasley, apartando de un golpe a la muchacha, entonces tomó su carísimo bolso Prada y sacó un esmalte Chanel rojo, lo destapó, echa una furia, y lo derramó completo sobre la ropa de Parkinson, la afectada se quedó muda, el color la abandonó por completo y miró a Ginny con los ojos amenazándole con derramar lágrimas.
-Eso es para que se te quite lo idiota, ¿Quién rayos te crees que eres?, andando por ahí con tu ropa barata y…-
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Tu maquillaje corriente, te crees la más bella del lugar, pues déjame decirte algo, perra estúpida, eres un asco, lo fuiste en Hogwarts y siempre lo serás, no eres mas que una cualquiera, y más te vale…-
-¡Suficiente!- exclamó Draco, ya había escuchado demasiado, entró a la tienda encolerizado, apartó a Ginny bruscamente y le dirigió una mirada cargada de odio, luego volvió su vista a Potter.
-¿Qué carajo…- comenzó Ginny.
-Cállate, ya dijiste demasiado- reprendió Luna, y Ginebra se enrojeció de furia.
-¿Tenías que jodernos la existencia, verdad Potter?- preguntó Draco amargamente, Pansy seguía helada, pero las lágrimas resbalaban por sus mejillas blancas.
-Oye Malfoy, yo no tengo…-
-¡A mi no me engañarás, Potter!- gruñó Malfoy –si querías hacerme enojar, lo has conseguido, ahora por favor desaparécete, no quiero volver a verte en mi vida, ¿entendiste?-
-Hey, Malfoy, Harry no tuvo nada que ver en esto- intervino Hermione –De verdad, nosotras vinimos sin saber que Parkinson trabajaba aquí, en realidad no tiene nada que ver con Harry-
-¿Por qué habría de creerte?- masculló el joven Malfoy.
-No tienes por que, pero es la verdad- habló Luna –Gin, vámonos de una vez, ya hiciste suficiente espectáculo por hoy-
La pelirroja asintió, aún ruborizada de coraje y siguió a Luna fuera de la tienda.
-Harry…- habló la Granger.
-No te preocupes Herms, yo me encargo de esto- contestó Potter, la muchacha castaña asintió y caminó hacia la entrada, justo antes de salir se volvió un momento.
-De verdad lo siento mucho Parkinson, lamento que Ginny haya arruinado tu ropa y te haya humillado así, te pido disculpas- después de esto, se retiró.
Las palabras de Hermione retumbaron en la cabeza de pansy, sobretodo la parte de “Lamento que Ginny haya arruinado tu ropa…haya arruinado tu ropa…arruinado tu ropa…tu ropa”, entonces no pudo aguantarse más, comenzó a sollozar con fuerza y se aferró al brazo de su amigo, que seguía con la mirada clavada en Potter, Draco volvió su mirada y vio a Pansy destrozada, se sintió mal, muy mal.
-Joder, Pans, no llores- le pidió en tono conciliador, pero solo consiguió que su amiga llorara con mas fuerza.
Entonces Harry se sintió tan mal como Draco, odiaba ver a una mujer llorar, se sentía horrible por lo que había hecho Ginebra, sin dudarlo, se quitó su costoso abrigo Versace y se acercó a Pansy, la cubrió con el saco y le dijo –Tranquila, de verdad, si te pones el abrigo no va a notarse nada-
La muchacha asintió entre sollozos como niña pequeña, Harry sostuvo el abrigo para ella se lo pusiera, después la ayudó a cerrarlo.
-Vamos, Pans- dijo el joven de ojos grises, y la muchacha Parkinson pronunció un “sí” tembloroso.
-¿Para dónde van?- preguntó el niño-que-vivió, notó al heredero Malfoy irritarse, pero al recordar a su amiga no tuvo mas que suspirar y contestar.
-Vamos para un starbucks- contestó el ex slyhterin, lanzando otro suspiro de resignación.
-Los llevo- dijo Harry.
Draco condujo a Pansy, siguieron a Potter hasta un aparcamiento unas calles abajo, entraron y fueron al segundo piso, Harry los guió hasta un flamante BMW negro que dejó al rubio impresionado.
-¿Es tuyo?- le preguntó a Potter, tratando de disimular su asombro.
-Si- contestó Harry con sencillez, abrió las dos puertas de atrás, Draco y Pansy subieron sin decir nada, se ajustaron los cinturones y el muchacho Potter arrancó, Malfoy le dio la dirección del café.
-mmmhh… ¿A qué te dedicas?- le preguntó el rubio, que en realidad no tenía muchas ganas de hablar pero le resultaba incómodo el silencio.
-Bienes raíces, algo asi- contestó el de los ojos esmeralda, mirando a Draco por el retrovisor.
-No suena a ti…- confesó el joven Malfoy –Yo te imaginaba de auror, salvando al mundo como acostumbras-
Contrario a lo que Draco esperaba (que Potter se enfuruñara y lo mandara a la mierda), Harry rió de buena gana.
-Si, lo se- habló Potter –Yo también me imaginaba así, pero no resultó como quería-
-Ya, pero por lo que veo no te va nada mal- comentó el joven Malfoy.
-¿Cómo lo sabes?- preguntó Harry bastante curioso.
-Por Dios…un BMW, abrigo Versace, traje Armani, corbata Oscar de la Renta, ¿continúo?-
-No, no, tienes razón- Harry volvió a reírse. – Me va muy bien-
Draco no se dio cuenta, pero su semblante cambió, Harry lo notó pero no dijo nada.
-Que bien por ti- le dijo el rubio.
-Gracias, espero que a ti te esté yendo bien también-
El heredero Malfoy rió amargamente, nadie dijo nada más hasta que llegaron a su destino, el chico de oro salió y abrió la puerta a Pansy cortésmente, la muchacha ya se encontraba un poco mas tranquila, el joven Potter le dedicó una sonrisa.
-No le hagas caso a Gin…yo pienso que eres preciosa, de verdad- le halagó, Pansy se ruborizó un poco.
-Que dulce, no debiste molestarte- la muchacha Parkinson hizo ademán de quitarse el abrigo, pero Harry negó con la cabeza y le abotonó de nuevo.
-Quédatelo, hace frío- habló el de los ojos esmeralda, Pansy asintió y entró al café despidiéndose con la mano.
Draco estaba de pie junto a Harry quien se volvió para observarle, el chico Malfoy llevaba unos pantalones de mezclilla desgastados, converse negros, guantes negros de lana, un suéter azul de manga larga y cuello alto, cubierto por una chaqueta de cuero y una bufanda gris, lo miró por un buen rato.
-Gracias Potter, disculpa las molestias-
-No fue ninguna molestia- dijo el chico Potter, Draco asintió.
-De todos modos, te agradezco, y disculpa por haber creído que todo había sido obra tuya, yo…-
-Ni lo menciones- interrumpió Harry –no hay problema, en serio, ahora debo irme, ¿Estará bien?- dijo esto refiriéndose a Pansy.
-Sobrevivirá- contestó Draco.
-Bien, pues…me voy…-
-Ok, que te vaya bien-
Los dos jóvenes se miraron sin saber que decirse.
-Cuídate, Malfoy- dijo Harry, subiéndose a su BMW para desaparecer por la calle.
-Tu también, Potter- susurró Draco.
