En una habitación, muy ordenada y modesta, un pequeño castaño, un adolescente de 14 años, Light Yagami, se encontraba recostado en su cama. Sus brazos, cruzados haciéndolos de almohada, sus ojos cerrados y su i pod junto a el. No se había percatado que alguien había entrado a su habitación.
Aquel intruso se acercó sigilosamente, aprovechando la situación, tomó un cojín y lo lanzó contra la cara del menor. Éste reaccionó con un sobresalto, cayendo al suelo y escuchando desde el piso las risas de aquel con quien tantos años compartió su vida, su hermano mayor.
- Kira, eres un maldito, no hagas eso.
- Jajaja, pero es que... jajajaja, no lo pude evitar, estabas tan sumido en tu mundo que eras una presa perfecta.
El menor lo miro con enojo contenido, desvió la mirada mientras inflaba sus mejillas. El mayor se reía a carcajada limpia, como disfrutaba de hacer enojar a su pequeño hermanito, ver sus reacciones cuando hacía de las suyas.
- Vamos, no te enojes, sabes que solo bromeo, vamos.
Sonreía amablemente mientras cerraba sus ojos. Light miró a Kira y se desvaneció su enojo, así era el aprovechado del mayor.
- Siempre haces lo mismo, eres un abusivo.
- No digas eso, vamos, sonríe.
- Nop.
Así, ambos castaños comenzaron a discutir, pero lejos de parecer que se pelearía, estaban al borde de la risa. Si, así eran esos dos, siempre discutiendo pero riendo al final. Ambos chicos comenzaron a reír. Kira tomó por sorpresa a Light y comenzó a darle cosquillas, el jovencito no pudo defenderse ante eso y se dejó hacer, eran tan agradable esos momentos en los que pasaba con su hermano.
Kira era idéntico a Light, salvo por los ojos, que eran de un tono ligeramente rojizo y tenía 17 años. Eran tan parecidos, muchos afirmaban que el mayor era como una versión adulta del más joven y viceversa. Al menor no le agradaba para nada que lo compararan con su hermano, no eran tan iguales, eran individuos completamente distintos, quizás tuvieran un parecido físico pero en todo lo demás eran diferentes.
El rato se pasó entre risas y más risas por parte de ambos chicos. La madre de ambos los llamó, pues ya era la hora de la cena. Los hermanos bajaron al comedor.
Los chicos se sentaron en la mesa y empezaron a comer. De vez en cuando, había un pequeño pleito pero nada de suma importancia. Los hermanos reían y reñían cada dos por tres. La madre de ambos jóvenes, los miraba entre divertida y seria.
Después de la cena, los castaños regresaron a sus labores. Light fue a terminar su tarea que dejó inconclusa y Kira a lo suyo. Antes de irse cada uno a sus respectivas habitaciones, Light habló a su hermano Kira.
- Oye.
- ¿Si?
- Te quiero mucho, hermano.
- ... yo, igual.
El menor entró a su habitación, pero el mayor se quedó de pie en la entrada a su habitación, estático, confuso. Aquellas palabras aún resonaban en su mente y no entendía por que, pero ago cálido surgió en su interior y sentía que su corazón latía a mil por hora. La respiración era difícil y su pecho ardía, su rostro se sentía arder.
- Light... hermanito.