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Y llegaste tú, pasaste a un lado de mi salón justo cuando yo voltee hacia la ventana; y pude ver cómo te alejabas. Y es que, es imposible no reconocer una cabellera pelirroja; más aun, si ese chico fue tu novio por un año. Pero, ¿Qué hacer aquí? Hace 3 meses te cambiaron de turno -ahora vas en el matutino-; desde entonces no te veo, hasta –al parecer- hoy…
Creo que te extraño demasiado, ya te estoy alucinando.
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Camine solo hacia mi clase, ensimismado por lo que creí ver hace rato. Pero volví a la realidad al ver su rostro, aunque la alegría me duro poco; pues me veía con indiferencia. De un momento a otro refleje confusión mientras nos observábamos, pero sin dejar de caminar, esperando que dijera algo; no rompimos en contacto en ningún momento, hasta que yo –por mala suerte- tuve que fijarme en mi camino. Pero devolví mi vista hacia el… ya no me estaba mirando.
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Las horas pasaron, y cuando me di cuenta tú le preguntaste la hora a un chico que caminaba a lado mío, pero independientemente de mi; como el no traía reloj, no pudo decirte, por lo que me preguntaste a mí. Me mantuve callado por 3 segundos, en los que mire después de –lo que me parecieron mucho tiempo- tus hermosos ojos esmeralda que desde un principio me cautivaron; saque el celular de mi bolsillo, sin querer romper el contacto de nuestras miradas para ver la hora.
-4:30…- Dije.
Desde entonces me hablo, no como hubiera querido, pues era como si no recordara que fuimos novios y que dejamos de serlo –¿o no?- solo porque de un día para otro el ya no estaba en la tarde; pero me hablo.
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No sé cómo es que terminamos saliéndonos de la escuela junto con otros chicos, y viniendo a MÍ casa, pero tú estás conmigo, -y creo que ellos son tus amigos, no míos-. De la nada ellos dicen que se van, que tienen cosas que hacer; te despides de ellos con un movimiento de mano, sin omitir palabra alguna. Ambos esperamos a que salgan por la puerta y desaparezcan de nuestras vistas; cuando lo hace, volteo a verte, al igual que tu a mí. Permanecimos en silencio por unos segundos; siento como si me fulminaras con la mirada.
No lo entiendo, ¿Por qué tanta indiferencia hacia mí?
Cuando menos me lo espero, me abrazas, desconcertándome un poco; tardo en reaccionar, pero por instinto correspondo al abrazo. Empiezo a escuchar tus sollozos ahogando tus palabras; pero según pude entender, dijiste “te extraño”. Quiero llorar contigo, no de tristeza, sino de alegría; pero no puedo, las lagrimas no salen, ¡no salen!
¿Será que he llorado -desde que te fuiste- a tal grado de haber quedado seco? No creo, ¿entonces; por qué no estoy derramando lágrimas a mares, como tú?
… Cuando sentí algo húmedo correr por mi mejilla… Desperté.
Estaba –para mi sorpresa- en mi cuarto. Estuve confundido por unos momentos, hasta que caí en cuenta de que lo anterior, era solo un sueño; seguramente, por lo feliz que estaba ayer, porque hable contigo –después de semanas sin tener noticias tuyas- por msn…
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La convocatoria para “La Sociedad de Alumnos”, ¿Por qué decidí ir? Solo por la pequeña posibilidad de ver a Matt; no porque de verdad me interese ser parte de eso…
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Entre a la escuela, y no te vi. Fui a preguntar en que salón esta la “junta”; en el 22; en el transcurso hacia allí te busque con la vista, salude a personas cuyos nombres no recuerdo, y no te vi.
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La junta fue aburrida, además de que solo éramos 5 personas del turno vespertino. Cuando Salí de allí fui a una banca bajo techo donde pudiera tener la mejor vista de las personas que salían de sus clases, y no mojarme; pues empezó a llover, ya que desde un inicio se veía nublado el día. Espere unos minutos a que tocara el timbre, y me puse atento para encontrarte.
Desagradable fue mi sorpresa al ver montones y montones de chicos salir de diferentes salones, e ir hacia un mismo lugar: la salida. Intente hallarte, ¿Qué tan difícil era reconocer una cabellera pelirroja? ...No te encontré. Pensé que tal vez no habrías ido, por el clima; pero cuando estaba a punto de desistir de la idea de encontrarte, vi tu cabello.
Me emocione de golpe, y me puse de pie para ver mejor tu silueta, pero las personas que transitaban se interponían en el camino. Quise gritarte para, al menor, saludarte de lejos, pero mi vos es sueva y de lejos casi no se escucha; o correr hacia ti pero, ¿y si de cualquier modo, no era la persona que yo buscaba?
...Pasados unos minutos, en los que solo estuve pensando que tuve la oportunidad de volverlo a ver, entre mis manos, y no la tome. Llegue a la conclusión, de que no era otra persona más que Matt; no solo por el cabello pelirrojo, sino por la estatura –que desde lejos me pareció la misma-, la forma de andar y de todo…
Lo deje ir, otra vez…
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A media cuadra de llegar a la escuela, empecé a escuchar música.
-Maldición, olvide que abría sonido en la primera clase…- Susurre un tanto molesto porque traje un cuaderno que no necesitaría.
Luego llego como un flash a mi mente la idea de que Matt podría seguir allí. Apresure mi paso, y en menos de 5 minutos llegue.
Busque y encontré un lugar para poder tener total vista de la multitud, y poder ubicarlo… pero por más que busque, no lo vi.
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Todo el tiempo que duro el sonido, yo estoy muy pendiente para buscarte, sabiendo perfectamente que con cada minuto que pasa es más pequeña la posibilidad de encontrarte; pero no desistí, hasta que sonó el timbre para la segunda clase.
¿Será que me he vuelto loco, que en todos lados –no; solo en la escuela- te alucino?
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Y es que, desde hace mas de 3 meses que no te veo, ¿cómo se supone que NO esté deprimido por eso?
-…Mello- Por inercia volee a ver al que pronuncio mi apodo. Conforme pasa el tiempo, mas me voy demacrando por no verte. Al fijar mi vista sobre sus pies, pues estaba observando el piso como si fuera muy interesante, e ir subiendo poco a poco, supe que eras tú; pero al llegar al rostro lo confirme.
-¡Matt!- No reprimí mi alegría. Tire mi mochila al piso para alivianar mi peso y correr a abrazarte. Me refugie en tus brazos y escondí mu rostro en tu cuello, inhalando ese delicioso aroma que tanto me fascina. –o sabes cuánto te he extrañado- Sin previo aviso, las lagrimas inundaron mis ojos y derraparon por mis mejillas para perderse en tu chamarra.
-Y yo a ti… Me ha sido imposible la vida sin verte- Lo abrace con más fuerza, como si quisiera asfixiarlo así. –Me cambiaron a la tarde de nuevo; pero me pusieron en otro salón-
-No importa, no importa; estas aquí, ahora, conmigo. Además recuerda que vamos en grados diferentes- Dije rápido, por la emoción. Lo tome por lo hombros, y lo vi directo a los ojos. –Te amo tanto…- Por primera vez le dije “te amo”, pues el anteriormente me lo había dicho, pero yo –por los nervios- nunca respondí.
Tenía unas inmensas ganas de… hacer todo con él; abrazarle, besarle, acariciarle el cabello, manos, mejillas… ¡todo!
Cuando me di cuenta, sus suaves labios están sobre los míos; besando cálidamente.
*…Cuanto te amo, Mail Jeevas…*