Oliver había demostrado ser un excelente contrincante, un jugador nato, el sueño de todo entrenador y estaba consciente de ello. Al menos eso decían y pensaban todos aquellos que lucharon contra el equipo.
Steve Hyuga se tomó la tarde libre para recorrer un poco los puestos de un mercadito ambulante en la ciudad. Iba perdido en sus pensamientos cuando se encontró con la última persona a la que quería ver.
--¡Hola Steve!-Dijo sonriente y corriendo hacia él, un pelinegro de ojos lindos.
--Ah, hola Oliver... ¿Pasa algo?
--No. Es sólo que daba una vuelta y te vi entre la multitud y quise saludarte-Dijo con una sonrisa.
--Me alegro que te la pases bien.
--¿A dónde vas? ¿Tienes tiempo libre?
--Sólo doy una vuelta para tomar un descanso del equipo. Tengo el resto de la tarde, ¿Por qué?
--Mmm... Bueno, ya que estás aquí y yo también estoy aquí, quisiera que me acompañaras a dar una vuelta... Conozco un lugar muy bueno y quiero invitarte. Además podemos ir a comer helados en algún puesto.
El moreno no se opuso, al fin que no perdería nada.
Caminaron platicando por el mercadito, saludando a las personas que eran conocidas y compraron helado a un anciano. Un poco más adelante, Oliver lo detuvo en una especie de templo.
--Es aquí, entremos.
Steve no se negó aunque no estaba seguro de saber qué clase de lugar era ese. El niño lo dejó y se acercó a una señora de edad madura, ella parecía conocerlo y sonriendo le dio una tarjeta. Oliver regresó con Steve y fueron por un pasillo hasta topar con una puerta, entraron y era una especie de habitación.
--¿Qué es esto Oliver?
--El lugar a donde te dije que veníamos. ¿Quieres té?
--No ¿Qué hacemos aquí?
--Relajarnos un poco... Hay servicio de onsen, por si quieres usarlo. Oye te quiero preguntar algo ¿Puedo?
--Claro, adelante-El moreno ya estaba nervioso, esa mirada pícara que tenía Oliver no le daba buena espina.
--¿Qué te gusta más, un gato o un conejo?
--¿Eh?--¿Qué clase de pregunta era?-No sé... Supongo que ambos.
--Pero elige uno.
--Un conejo... Mi familia tiene gatos pero me parecen más agradables los conejos.
--Qué bien... ¿Puedes esperarme un momento?
--Claro.
Se acomodó sobre el futón que tenían y esperó por casi diez minutos hasta que escuchó pasos detrás de un vestidor.
Ni en sus más locas y retorcidas fantasías se pudo imaginar algo como lo que estaba presenciando: Oliver Atton, el chico prodigio, se encontraba en el marco de la puerta, con un mini short blanco, una camisa del mismo color, guantes en forma de patitas, unas botas para simular patas y para rematar, el juego de accesorios con unas orejas y una esponjosa cola de conejo. La mirada, extrañamente inocente, se adornaba con un falso sonrojo.
--Amo, bienvenido...
Se acercó despacio hasta el moreno que no podía ni hablar. La cercanía era abrumante... Demasiada alucinación para su vista. Se sentó sobre las torneadas piernas y lo abrazó.
--¿Te gusta?-Preguntó en susurros al oído de Steve.
--O-Oliver...
--¿Si, amo?
--¿Q-Qué es esto?
--Un divertido juego... De amo y mascota.
--¿E-eh?
--Por ahora, serás un amo que debe jugar con su mascota... A cambio, yo seré adorable y te complaceré ¿Quieres jugar?-Le chupó el cuello, cerca de la base del hombro.
Ante eso, no pudo resistirse. Acarició los deliciosos muslos del chico y comenzó a rebuscar inconscientemente el borde del short para desabrocharlo.
--Aaahhh... Steve... Sé gentil con esta indefensa mascota...
Las mejillas de Oliver estaban siendo coloreadas por un rubor de falsa inocencia y verdadera picardía. Tenía justo al moreno donde quería... Si Benji había quedado prendido, ese tal Steve no sería la excepción.
Comenzaron un beso y un montón de caricias obscenas por las nalgas de Oliver y la espalda de Steve, arrancando su playera. Sus movimientos fueron frenéticos hasta descubrir que ya no tenían ropa. Oliver aún tenía sus orejas y los guantes.
Steve ya no comprendía nada, sólo sentía la invasión de un extraño karma. Arrojó a su compañero sobre la cama y después se dirigió a consentir el cuello y los pezones del otro. Jugó un poco y se deleitó con los gemidos que soltaba. Pero ya no pudo aguantar, el pelinegro poseía una esencia que lo estaba enloqueciendo y en ese instante sólo quería darle duro. Ubicó su boca en la entrada del menor y comenzó a jugar un poco, también utilizó sus dedos y cuando ya no pudo, situó su miembro en la entrada, sin embargo, una voz suave lo detuvo.
--Amo... Con cuidado... Es... Mi primera vez...--Dijo rodando los ojos de manera tímida.
--¡¿E-en se-serio?!
--Hai... Por favor... Sé amable...
El moreno buscó un poco de lubricante y lo aplicó bastante bien en todos lados. Se acomodó y comenzó a entrar, deleitándose con la calidez que ese interior le brindaba. Tomó con fuerza las caderas y mientras se hundía, observó la suave piel de Oliver, bañada en sudor, y su rostro sonrojado que se veía increíble con esas orejas de conejo. Estaba totalmente dentro y era delicioso.
Se movió lentamente, sin olvidarse de satisfacer al otro. El otro se sintió muy relajado, en verdad que era bueno ese chico, en su experiencia, Benji fue más rudo y dolió mucho, pero Steve emanaba un deseo incontenible pero era suave.
No se contuvieron de gemir mientras sus cuerpos chocaban de manera frenética. Steve no pudo durar demasiado, el interior de Oliver era demasiado bueno.
--Amo... Más... Más fuerte... Dámelo todo... Por favor...
Eso fue suficiente para que el moreno acelerara las embestidas y terminara de manera furiosa en el interior de su compañero, mientras rozaba su próstata y lo estimulaba. Oliver también terminó entre espasmos y rompiendo la sábana.
Sus respiraciones agitadas se oían y poco a poco se tranquilizaron.
--¿Estás bien?
--Si...
Steve cubrió a ambos con las sábanas y descansaron un poco.
--Steve... Quisiera pedirte algo...
--Lo que quieras...
--¿Puedes ir conmigo a los entrenamientos? Al equipo le encantaría que fueras...
--No lo sé... No creo que sea correcto.
--Por favor...--Lo vio a los ojos, de modo suplicante-Si no te gusta, no te obligaré a quedarte... Amo.
--¿Por qué me sigues llamando amo? ¿Para qué hiciste todo esto?
--Mmm... Es que me gustas mucho... Por eso me gustaría que nos acompañaras, por favor...
--Lo pensaré.
--Si lo decides, te esperamos mañana a las 8:00.
Se levantó y comenzó a vestirse ante la mirada atenta del otro. Salió y le dejó un pequeño papel.
--Es una foto con este traje, guárdala contigo.
Sonrió, le dio un último beso a Steve que se quedó con ganas de más y le prometió que si se quedaba con ellos, podría tener mucho más.
Por supuesto, Steve no faltó al entrenamiento y fue muy cumplido. Oliver a cambio le dio lo que quiso, porque era el único, o eso creyó el jugador, hasta que en los vestidores, por error vio una foto en las cosas de Benji donde aparecía cierto chico con un cosplay de zorrito, y ¡Qué bien se veía!.
Poco después, el moreno se enteró que esa patraña del cosplay y de ser el primero, la utilizó con todos aquellos que con el tiempo se unieron al equipo. Llamó a todos y lo discutieron pero al contrario de su pensar, todos se alegraron de compartir algo tan maravilloso como ese chico dispuesto a todo.
Oliver lo supo y habló con todos, se disculpó, con lágrimas de culpa incluidas, y todos terminaron cayendo ante sus encantos.
Talvez era una mala idea andar con tantos, ya que a veces era pesado, pero si así el equipo se mantenía unido, entonces bien valía la pena.
Steve y el resto estuvieron de acuerdo, cada uno, contento con su foto.
FIN