Como ya era costumbre Stephanie, una mulata robusta de unos 40 años, caminaba por los pasillos de la planta 3 despertando y entregando el desayuno a los residentes. Se paro frente a la puerta 14 y con un suspiro la abrió, dejo la bandeja en el mueble que se situaba al lado de la puerta, cruzo la habitación a oscuras y levantó la persiana iluminando la estancia, giró sobre sus talones y observó la cama, con las piernas cruzadas sentado sobre el colchón se encontraba un chico vestido con una bata blanca hasta los muslos, su pelo negro y liso tapaban su rostro.
Stephanie se sentó en el borde de la cama y aparto los pelos de la cara del chico.
-Buenos días Bill.
El chico levantó la mirada del oso de peluche que acunaba entre sus brazos y la miro.
-Donde esta Tomi? -Susurro con voz infantil y asustada.
-El vendrá un poco mas tarde. -Respondió ella acariciándole la mejilla con afecto.-Como te encuentras hoy pequeño?
-No llores Teddy, esta señora dice que vendrá más tarde a visitarnos.-Le decía Bill a su osito de peluche sin hacer caso a la pregunta de Stephanie.
-Te e traído el desayuno, es un bol de leche con cereales de chocolate, como los que a ti te gustan.- Le siguió hablando mientras se dirigía a coger la bandeja para dejarla sobre la cama.
-¿Crees que Tomi traerá su guitarra? El toca para nosotros muchas veces, ¿verdad Teddy?-Pregunto Bill sin apartar la vista de su osito.
-Claro que la traerá cariño, el siempre lo hace.-Le respondió cogiendo en sus brazos a Teddy sin resistencia de Bill y lo sentó al otro lado de la bandeja, en ella se hallaba el bol de desayuno de Bill y otro más pequeño pero vacio para el osito.
-Ves Bill, Teddy esta comiendo, el tiene hambre, come tu también cariño.
Le entrego una cuchara que Bill cogió al instante.
-¿Esta bueno el desayuno Teddy?-Pregunto, no hubo respuesta.-En ese caso lo probare.
Cogió una cucharada de cereales y se la llevó a la boca, sonrió.
-Mmm,, estos cereales están buenísimos, ¿Puedo guardarle a Tomi para la que los pruebe?-Pregunto llevándose otra cucharada a la boca.
-No Bill, acábate el desayuno, yo le daré a Tom para que los pruebe, te hace?-Bill asintió.
Una hora más tarde frente a la habitación 14, se hallaba un joven de ropas holgadas y trenzas negras, su vista estaba fija en la puerta, suspiro mientras una lágrima caía por una de sus mejillas, que injusta era la vida, giró el picaporte y abrió la puerta.
Bill se encontraba de espaldas a la ventana, observando todo lo de fuera con ojos curiosos, en sus brazos mantenía bien apretado al osito, se giro y una sonrisa iluminó su pálido rostro.
-Has venido Tomi.-Le dijo dándole un fuerte abrazo.-Vengo a verte todos los días Billy.-Contesto este respondiendo al abrazo que su hermano le otorgaba.
Por la cabeza de Tom pasaban las mismas preguntas desde hacia ya seis meses. ¿Como un chico de apenas 20 años puede padecer alzheimer?
Un día se despertó chillando asustado, sin dejar que nadie se le acercara, no reconocía a nadie, bueno, aún le reconocía a el. Pero no recordaba nada de ellos, por los menos de ellos en los últimos 10 años, no recordaba su éxito, sus canciones, sus fans, su relación…Si, su hermano y el eran pareja, puede que haya gente que piense que es un amor enfermizo, pero no es así, ellos tenían el amor más puro que nadie podría tener jamás, “estábamos destinados desde antes de nacer”, solía decirle el.
A veces pensaba que esto era un castigo por lo que tuvieron, que dios les castigo haciendo que uno padeciera el olvido y el otro la desesperación del recuerdo.
A veces pensaba que realmente muy en el fondo, su Bill aún seguía ahí, esperando por salir, podía ver como Bill se aferraba tan desesperadamente al osito de felpa, como si supiera que lo importante que era para ellos, porque este era el único testigo mudo del amor que una vez sintieron y que el aún sentía, ahora solo el y Teddy recordaban todos aquellos momentos.
-¿Trajiste tu guitarra? Teddy quiere escucharte tocar.-Dijo Bill rompiendo el abrazo mirándole con la sonrisa más inocente que había visto jamás.
-Si, claro que la e traído, ¿Pero solo Teddy quiere escucharme tocar, o tu también?.-Le sonrió de vuelta.
Bill asintió efusivamente y de un saltito se sentó en su cama y dio dos golpecitos en el colchón a su lado para que Tom le acompañara.
Tom se sentó a su lado y se acomodo la guitarra en su regazo y empezó a rasgar las cuerdas, la melodía de In Die Naght lleno por completo la habitación.
A medida que tocaba, Tom se perdía en sus recuerdos, la primera vez que su hermano le cantó esa misma canción, su canción, cuando el mismo compuso la melodía, la primera vez que la tocaron en directo, las muchas veces que Bill se la cantaba al oído…
Cuando la última nota llegó a su fin abrió los ojos que permanecieron cerrados durante toda la canción y miro a Bill.
Este tenia a Teddy entre sus brazos, como de costumbre, pero el osito parecía apunto de morir estrangulado, fijó su vista en el rostro de su hermano, tenia los ojos muy abiertos y los labios muy apretados. Tom empezó a asustarse.
-¿Bill?-Pregunto acercándose a su hermano, este se convulsionó en un sollozo y las lagrimas empezaron a caer liebres por sus mejillas, le costaba respirar por el llanto.
Tom se asusto aún más y cogió a Bill entre sus brazos proporcionándole un protector abrazo, podía notar su hombro mojado por las lágrimas y la respiración entrecortada de su pequeño en el cuello. Bill se aferró aún más a Tom y entre sollozos dejó un beso húmedo en la curvatura de su cuello. Tom se tensó.
-Tú eres todo lo que soy y todo lo que fluye por mis venas.-Susurro Bill en su oído.
Tom empezó a llorar igual que su hermano, acercando aún más sus cuerpos, estrechándolo por la cintura, mientras Bill le rodeaba el cuello con sus brazos.
-Lo siento, lo siento mucho Tomi.- Sollozaba Bill.
Tom no podía responder, un nudo en la garganta le prohibía pronunciar palabra, Bill, su Bill había vuelto con el.
Cuando ambos dejaron de llorar, Bill se aparto un poco de Tom quedando a escasos centímetros de su cara.
-Bill, estas aquí, ¿Eres tu?-Dijo Tom sin creérselo.
-Si Tom, estoy a tu lado, solo por un rato.-Le contesto Bill, recitando las palabras de una de sus canciones.
By your side, esa canción encajaba a la perfección con sus vidas, pude que Bill volviera a recordar en ciertos momentos, pero no por mucho tiempo, pensó Tom.
-¿Volverás a dejarme?- Bill no contestó, en lugar de eso acorto la poca distancia que tenían el uno sobre el otro y poso sus labios en los de Tom, en un corto y casto pero dulce beso, el primero después de tantos meses.
-Gírate, estoy aquí, si lo intentas me veras, no importa, cerca o lejos, puedo cogerte cuando vengas hacia mi.-Tarareo Bill en respuesta, y aunque esta no tuviera mucho sentido para Tom fue suficiente.
-Te Amo Bill, por favor no lo olvides.-Bill no contestó.
-¿Crees que todo esto esta pasando por romper las barreras de lo moral, por amarnos? –Siguió preguntando Tom.
Bill negó con la cabeza.
- estábamos destinados desde antes de nacer.- Susurro.
Los dos se sonrieron y se volvieron a besar más apasionadamente, un beso húmedo con lenguas.
Tom acomodó a Bill entre sus piernas y empezó a masajearle la cabeza, este ronroneo como un gatito complacido.
Permanecieron en esa posición un rato, casi en silencio, solo diciéndose cuanto se amaban.
-Lo aremos si lo intentamos.-Tarareo Bill después de un largo silencio.-Te amo, no lo olvides Tom, si tu lo recuerdas, nada habrá sido en vano.-dijo en un susurro.
-Lo are Bill, aunque quisiera, no podría olvidarte.-Tom agacho la cabeza y sello sus labios con los de Bill.
Al apartarse Bill le miraba con el ceño fruncido, se levantó de un salto asustando a Tom.
-¿Y tu quien eres?
Bill ya no le recordaba.