Después de estar basandome, bruscamente, siguió empujandome hacia la habitación, yo solo podía resistirme lo más que podía, pero ya desde la primera vez que me dio un cachetada, supe que me costaría mucho, le pedía todo el rato que me dejara, pero era como hablar con la pared, mientras la desesperación y la impotencia se apoderaba de mi, empezé a gritar, en un intento de llamar la atención de los vecinos, pero el me tapo la boca con una mano.
- Quedate calladito ¿ok? - pero no me moví - hummm... ya veo - dijo, y aún con su mano tapandome la boca y con todo su peso en mi cuerpo, empezó a buscar en la mesita de noche - tendré que taparte esa boquita con un pañuelo, no me fio de ti Pon - cuando dejó de mirarme, intenté quitarmelo de encima, pero no pude - conmigo no puedes ardilla - me dijo dandome un beso en el cuello, por primera vez, no me gustó.
Después de taparme la boca, empezó a besar mi cara, mi cuello, sólo podía ver una sonrisa todo el tiempo, era como si el disfrutaba con todo esto, con obligarme a mantener relaciones con él, le divertía, pero no le importaba como me sentía yo, él sólo pensaba en disfrutar él. Por más que intentaba moverme, no podía, me tenía totalmente inmovilizado con su cuerpo, tenía grandes deseos de alejarlo de mi, quería que parara, quería que se separara de mi, que me dejara en paz, quería tenerlo lejos, lo mas lejos posible.
En un momento, sentí que una de sus manos dejaba de tocarme, me temí lo peor, que me iba a hacer más daño del que ya me había hecho.
- Déjame que apago el móvil, no quiero que nadie nos moleste - me dijo apagando el móvil - bien, sigamos - volvía a tocarme, tocaba todo lo que podía, yo aún tenía fuerzas como para intentar alejarlo de mi, pero cada intento se iba a la mierda, lo intentaba una y otra vez, pero se me hacía imposible, mientras el ya me tenía semi-desnudo, sólo le faltaba por quitarme el boxer, esto es horrible, quiero gritar, pero no puedo, quiero salir corriendo, irme lejos muy lejos, pero tampoco puedo - hummm... Pon quitame la ropa y date prisa, tengo un amigo que ya quiere salir - moví la cabeza, en forma de negación, pero él sonrió de medio lado - Hiroto, mi querido Hiroto, tú no entiendes ¿verdad? si yo te digo quitame la ropa, como niño bueno que eres, me la quitas ¿si? - pero volví a negar - ¿si? - esta vez me cogió bruscamente del pelo, me hacía daño, lágrimas, que aún no había hecho su aparición, comenzaron a salir de mis ojos.
Se separó de mi, he hizo que me sentara en su regazo, mientras yo tenía, que ir quitandole poco a poco la ropa, odiaba esto, lo odio con todas mis fuerzas, odio tener que darle placer a un hombre que no le importa hacerme daño, a uno que me está obligando, siento que esta noche es la más larga de mi vida.
No sabía si ir lento o rápido, si iba lento, le excitaba más, como él me dijo, si iba rápido peor sería para mi, menos posibilidades de escapar, pero igual, decidí ir rápido, así esto acaba pronto, aunque igual tendría que soportar verlo durante la mañana. Como no quería que me haga daño físico, acabé por desnudarlo por completo y volvimos a lo de antes, yo cada vez lloraba más, esto es horrible, prefiero morirme.
Me sacó el boxer y empezó a masturbarme, aunque sentía placer lo odiaba, quería que quitara su mano. Estuvo un rato así, yo no paraba de llorar, no para de moverme, quería alejarlo , no soporto esto. Empezó a acomodarse, cada vez sentía más cerca de mi su miembro que esta muy duro, tengo miedo, mucho miedo, no quiero, creo que notó en mi mirada el miedo reflejado, intenté apartarlo con las manos, pero el me cogió por las muñecas con una mano y poniendolas detrás de mi espalda. Sentí como empezaba a entrar, ni me dilató al menos un poco, el dolor era insoportable, sentía que me desgarraba por dentro, me dolía mucho, ni siquiera podía entrar, cuando estuvo completamente dentro, empezó a quitarme el pañuelo.
- Te quitaré el pañuelo, pero pobre de ti si empiezas a gritar, si gritas, que sea mi nombre - me quitó el pañuelo, aún no había empezado a moverse.
- ¡Quítalo! ¡sal! ¡Saga dejame! - fue lo primero que empezé a gritar, a lo que él me respondió empujandome contra la cabecera de la cama, me di un golpe en la cabeza - sal de mi - le dije ya un poco débil, empezé a llorar más fuerte, pero él comenzó a moverse, era lo más doloroso que había sentido en mi vida.
- Ah... Hiroto... hmmm - no paraba de gemir él, pero yo solo podía sufrir, aún con las pocas fuerzas que tenía intentaba pegarle, pero no hacía efecto, estuvo todo el rato así, llegué a sentir como la sangre empezaba a salir e iba bajando poco a poco por mis piernas, sentí cada vez más grave la herida, hasta que terminó corriendose dentro de mi, al menos, la pesadilla ya terminó. Salió de mi poco a poco - ay... que bien estuvo, estabas taaaan estrecho al principio - me dijo, lo odio, ¡lo odio! salió un momento de la habitación y cuando volvió traía con él una palangana con agua y trajo toallas - hay que limpiarte esa sangre mi niño - dijo empezando a limpiarme, pero ya no quería que me toque, por eso me alejé de él, poniendome en el otro extremo de la cama - Hiroto, déjame limpiarte, ven aquí - ahora me hablaba como si nada hubiese pasado.
- No - pude decirle, con un débil tono de voz.
- Pero tienes que estar limpio, ven - se acercó un poco, pero yo le di la espalda - te dejo ahí todo - me dijo, luego vi que se iba al baño.
Ahora si puedo llorar todo lo que quiera, pero primero debo limpiarme. Como pude mojé una de las toallas con el agua y empezé a limpiarme, me sentía la persona más sucia del mundo, pude ver perfectamente como quedaba en la toalla, mi sangre.Cuando terminé, lo dejé todo a un lado y me acurruqué en la cama, con mis piernas recogidas, estuve llorando durante largo rato, hasta que no pude más y me quedé dormido.
Sentí que Saga me estaba moviendo, me aparté, no quería que me toque, porque eso solo me hacía recordar lo que pasó en la noche.
- Vamos, se nos hace tarde para el ensayo, ya sabes que a Nao no le gusta mucho que lleguemos tarde - pero yo no quería ir.
- Hoy me quedo en casa - le dije, aún con las piernas recogidas, volví a recordar lo de la noche anterior, la tristeza me llenó por completo.
- Hiroto no seas niño, levantate y a trabajar y date prisa, yo voy a desayunar - no sé como puede estar tan tranquilo, después de lo que me hizo, cada segundo que pasa lo odio aún más - ¡levantate! ¡tenemos que salir en menos de 20 minutos! - me gritó desde la cocina, creo que voy a llamar a Shou, pero mi móvil estaba en la sala, no quería levantarme, me duele mucho, solo quiero morirme. Intenté ponerme de pie pero me dolió aún más, Saga se pasó y demasiado. Esperé a que se me pasara un poco el dolor y fui, un poco lento, hasta la sala para coger el movil. Esta vez Shou no tardó mucho en contestar.
- Moshi moshi.
- ¿Puedes venir a buscarme? - le pregunté, no quería que se notara mucho que había vuelto a llorar.
- Sí, claro, ¿pero y Saga? siempre llegas con él.
- Tú ven.
- Está bien, en unos minutos paso - me dijo y colgamos.
- Bueno, Hiroto ¿aún no estás vestido? - me preguntó Saga apareciendo en la sala.
- Ya voy a vestirme - ojalá te mueras, me levanté y me dirigí a la habitación, pero antes Saga me impidió el paso.
- ¿No vas a darme un besito? - me preguntó acercando su rostro al mío, yo lo separé y me lo dejé, no quería que volviera a tocarme - vale - escuché que dijo.
Entré en el baño y pude ver en el espejo que había dejado varias marcas, vi como todo se empañaba, lágrimas volvían a recorrer mi cara, volví a recordé todo lo que él me hizo, no pude evitar venirma abajo, pero debía darme prisa, sólo quería estar junto a alguien con quien me sienta muy seguro. Una vez ya listo, esuché que Shou ya había llegado. Cuando salí, él y Saga estaban hablando, no puedo creerme la naturalidad con la que Saga hablaba, era como si nunca hubiese pasado nada, como si nunce me hubiese tocado.
- Pon ^^ buenos días - me saludó abrazandome, pero yo lo aparté.
- Vamos se nos hace tarde - le dije, Shou se quedó mirandome.
- Bueno, yo voy en mi coche, nos vemos en la compañía - nos dijo Saga, menos mal se fue sólo, no quería verlo. Me fui sólo con Shou, noté que me miraba preocupado.
- Hiroto ¿qué te pasa? - me preguntó aprovechando que el semáforo estaba en rojo.
- Nada.
- Sé que te pasa algo, cuentame pequeño.
- El me engaña ¿verdad? - llebava días con ganas de saber eso, pero Shou se quedó callado por un buen rato - contéstame Shou.
- Pon yo... cuando se lo pregunté me dijo que no, pero... si tardé tanto en decirtelo, es porque empezé a seguirlo y... sí - ahora si veo porque siempre llega tarde, supongo que ayer su amante tuvo algo que hacer, por eso él me hizo lo que me hizo.
- ¿Sabes quien es? - pero no me dijo nada - ¿lo he visto?
- Sí.
- ¿He hablado con él?
- No mucho - encima me encagaña con uno que conozco, podría haber sido más original - Hiroto dime que te pasa.
- No me pasa nada.
- Sé que te pasa algo - nunca me había hecho tan largo el camino hacia la compañía - Hiroto sabes que puedes confiar en mi, sabes que pase lo que te pase puedo ayudar ¿si? - dijo poniendo una de sus manos en mi pierna, yo aparte su mano de una manera un poco brusca - Hiroto dime que te pasa, tu comportamiento no es normal.
- Ya hemos llegado Shou - le dije bajandome. Intenté dejar a Shou atrás, pero como todavía estaba un poco dolorido, no pude, en el ascensor no hacía nada más que preguntarme, hasta se dio cuenta de las marcas que Saga me había hecho, no dejaba de preguntarme si me hizo daño.
- Una noche salvaje con Saga ¡¿eh?! Pon - me dijo Tora cuando entramos, odio cuando llega temprano - tendremos que castigar a Saga por ser tan salvaje - sí, salvajemente horrible conmiigo, durante el ensayo noté como Shou me miraba preocupado, todo el rato.
A la hora de la comida, Shou dejaba de preguntarme, ya que estaba ocupado mirando a Shin, yo estaba decidido, no quería volver a pasar por lo mismo, primero quería dejarlo con él y segundo, averiguar quien es el amante de Saga, después... ya veremos. Ese día llegué temprano a casa, menos mal no estaba, normalmente, después de los ensayos suele irse con Tora, como siempre, a molestar, pobre de la gente a la que molestan, bueno, pobre los chicos de Kagrra, aunque a veces se van a bares.
Esperé a que llegara, a cenar, como siempre, ya que es después de cenar cuando se larga con su amante.
- Que buena pinta - dijo cuando se sentó a cenar, otra vez como si no pasara nada - ¿qué te pasa que estas calladito?
- ¿Por qué?
- Porque... ¿qué?
- ¿Por qué me hiciste eso? - le pregunté, quería saberlo, aunque me hacía mucho daño por dentro, necesitaba saberlo.
- Por probar cosas nuevas - me dijo, ¿cosas nuevas? ¿no tiene suficiente con engañarme con otro? sentí ganas de llorar ahí mismo, por eso me levanté y me fui a la habitación encerrandome, no quería verlo, ya no quiero saber nada de él, sólo quiero olvidarlo, no quiero nada suyo.
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