La fuerte llovizna de la noche anterior había apaciguado el incesante calor de las islas del destino, que durante el verano era más que insoportable. La arena apenas comenzaba a calentarse con lo primeros rayos de Sol cuando un grupo de jóvenes caminaba animadamente por la playa. Las dos chicas del grupo jugaban con el agua mientras tres chicos hacían bromas y hacían payasadas. De pronto la chica rubia resbaló intentando salpicar a su compañera e inevitablemente quedó empapada hasta los hombros. Su amiga de cabellos rojizos estalló en carcajadas, la rubia solo la miró con odio y desde donde se encontraba salpicó con saña a la pelirroja. Los chicos ya se habían acercado para ayudar a la chica y para evitar una riña. Uno de ellos, de cabello castaño había detenido a la pelirroja en su contraataque, lo cuál la molestó haciendo que frunciera el seño en un gesto gracioso. Las risas no se hicieron esperar por parte de la rubia que en ese momento tomaba la mano de un chico de cabellos dorados.
-Eres de lo peor Namine- dijo la pelirroja tratando de quitar al castaño de en medio.
-OH vamos Kairi- le contestó la rubia tomando su distancia, y tratando de tranquilizarla añadió –recuérdame quién esta completamente mojada
-Te faltó la cabeza, apártate Sora- dijo bruscamente haciendo a un lado al castaño que perdió el equilibrio y cayó en las aún frías aguas.
-¡Ah! Mira lo que hiciste Kairi- gritó enfadado poniéndose en pie.
Un chico de cabello plateado, que hasta el momento había permanecido alejado de la acción se acercó apresuradamente a Sora y se cercioró de que no se hubiese hecho daño.
-Estoy bien Riku, no es necesario que actúes de esa manera.
-Pero Sora- replicó el peliplata despeinando el cabello del chico.
-¿Y eso porque fue?-preguntó el castaño algo enfadado sin comprender las intenciones del peliplata
-Solo quería molestarte pequeño tonto- contestó con una sonrisa pícara
Sora casi lo asesina cuando un gran salpicón volvió a empaparlo y alcanzó a mojar a Riku también- Ambos chicos voltearon a ver al autor de tal acción y se sorprendieron al encontrarse con el rubio, sonriente y satisfecho por su trabajo.
-Vamos Sora, no seas nena y Riku no seas tan infantil- los regaño en tono muy serio
-¿Infantil yo?- gritó ofendido –mira quien lo dice
-Roxas…-dijo un empapado y furioso Sora- ¡Eres hombre muerto! Gritó abalanzándose contra el rubio haciendo que se sumergiera por completo en el mar. A pesar de sus esfuerzos por salir, Sora se encontraba en una posición mucho más favorable y por más que intentara escabullirse el castaño no se lo permitía.
-¡Sora basta!- chilló desesperada Namine –¿O quieres matarlo de verdad?
-¡El se lo buscó!- reclamó sin soltar al rubio, que ya empezaba a ponerse morado
-Es suficiente- suspiró Riku aprisionando a Sora con sus brazos –no ganaras nada matándole
Roxas fue finalmente soltado y salió a la superficie a tomar aire. Se puso en pie tambaleante tratando de reponerse de la ira de Sora. Lo miró directamente a los ojos y le dijo entre jadeos –esta vez llegaste muy lejos- sus ojos azules como el mar resplandecieron junto con una sonrisa que ilumino su rostro. –Riku, Kairi, faltan ustedes.
Los mencionados se quedaron inmóviles mientras Namine y Sora atendían la señal de Roxas y los derribaban.
El grupo de amigos comenzó una incesante guerra de agua. Se tiraban unos a otros sin dejarse oportunidad para secarse un poco. Al cabo de una hora, se declararon ganadores Roxas y Namine tras una rendición total por parte de Sora y Kairi. Riku había decidido no participar para mantener equilibrados los equipos o mejor dicho parejas.
-Los perdedores compraran el helado a los ganadores- dijo Namine muy animada
-¡Ey! Eso no es justo- replicó Sora muy enfadado, pues no le gustaba perder.
-No seas llorón- lo regaño Roxas
-Me aburro- comentó Kairi con tristeza –¿ahora que hacemos? Aún falta mucho para irnos y no quiero ir a comprar helados para ese par- dijo señalando a los rubios.
-MMM…- dijo Roxas pensativo –Lo tengo, se m acaba de ocurrir un plan, será complicado pero valdrá la pena.- Se acercó a sus tres compañeros y les susurró su plan.
-¿Crees que funcione?- preguntó la pelirroja.
-Todo depende de Namine y yo- contestó el rubio –no podemos fallar-dijo golpeando la palma de su mano con el puño
-Esta bien- contestó Sora –Manos a la obra –¡Ey Riku! ¿Por qué no jugamos unas carreras?-gritó guiñándole un ojo a sus compañeros y después en un susurro comentó –Comienza el plan.
-Vamos Riku, les daré la salida- dijo Kairi emocionada alejándose de los rubios para alcanzar a Sora y Riku –Asegúrense de terminar pronto- dijo sin mirar atrás.
-¿Lista Namine?- preguntó Roxas emocionado
-Cavemos ese agujero- le dirigió una sonrisa de complicidad y se pusieron manos a la obra.
Sora y Riku se disponían a iniciar la carrera cuando Roxas y Namine apenas habían empezado a cavar un gran hoyo en la arena, alejados de las olas del mar. Kairi trataba de darles tiempo poniendo las reglas para la carrera, tomándose su tiempo para explicar cada una.
-No te había visto tan animado desde que llegaste Twilight town- comentó Namin jadeante por el esfuerzo.
-Bueno… si, supongo que me emociono saliendo con ustedes- contestó Roxas nervioso
-Estoy segura de que hay algo mas- insistió la chica –Me ocultas algo, ¿no es así?
-…-permaneció callado, la verdad era que si ocultaba muchas cosas, entre ellas la razón de su estado de ánimo los últimos dos meses –te cuento más tarde
Namine aceptó no muy convencida cuando escucharon la voz de la pelirroja decir “En sus marcas” –Ya es hora- dijeron al mismo tiempo los rubios y dejaron su trabajo para admirar la dichosa carrera. “¿Listos?” resonó la voz de la chica que tenía una mano en alto sujetando su pareo rosa.
-¡Fuera!- gritaron los tres espectadores cuando Kairi bajo el brazo señalando la partida.
Ambos chicos arrancaron con fiereza y la carrera parecía muy pareja. Casi al final Sora se descuido y por poco resbala con la arena, el peliplata aprovechó para tomar la delantera y venció al castaño, que había quedado muy atrás.
-Bien hecho Riku- lo felicitó Namine tomándolo del brazo.
-Fuu… gracias Namine-decía aún jadeante –por cierto, ¿para qué cavaron ese hoyo tu y Roxas?
-Íbamos a enterrar a Námine en la arena.
-Así es- corroboró Kairi acercándose a Riku –pero se nos ocurrió una mejor idea- decía al tiempo que lo tomaba del otro brazo con firmeza
-Y ahora vamos a enterrarte a ti- completó Sora desde la espalda de Riku lo rodeo con sus brazos y entre él y las chicas lo arrastraron hasta el agujero, donde Roxas esperaba ansiosamente para rellenarlo de arena.
-¡Saquenme de aquí!- gritaba el peliplata con la arena hasta el cuello mientras sus amigos reían sentados a su lado.
-Buen trabajo chicos- los felicitó Roxas
-Todo ha sido tu plan hermano- contestó Sora –no quisiera llevarme el crédito.
-¡ROXAS!- gritó Riku enfurecido – Ya verás cuando salga de aquí- decía forcejeando con la arena.
-Muchas gracias Sora- comentó el rubio con sarcasmo
-Aprovechemos para comprar los helados- comentó Namine con apuro –se nos hará tarde si no nos damos prisa
-De acuerdo, vamos por ellos- dijo Sora poniéndose de pie
-¿No se olvidan de algo?- les recordó Riku cuando empezaban a marcharse.
-Yo me quedo- se ofreció Namine volviéndose a sentar
-De acuerdo, ya volvemos- gritó Sora alejándose
-Eres un aguafiestas, sabes- dijo Namine dándole un zape a Riku
-Recordemos quien esta enterrado hasta el cuello- dijo el chico riéndose, acompañado de su amiga.
Pasados unos minutos, Roxas y los demás volvían con unos helados en la mano. Namine ya había desenterrado a Riku quien ya estaba un poco más calmado. Sora se apresuró a ofrecerle un helado antes de que reconsiderara matarlos a todos. Roxas había esperado para probar el suyo hasta darle uno a la rubia. Los chicos se sentaron en la playa y disfrutaban de sus golosinas. -¿Qué es esto?- preguntó Roxas mirando con curiosidad lo que tenía en sus manos, un singular polo de color azul
-Es un helado de sal Marina - le explico la rubia dándole un mordisco a su helado –Son muy comunes aquí y en Twinlight Town, ¿no lo sabías? -No- negó el rubio bajando la mirada. -Pff… compras un helado sin saber lo que es- le regañó Namine en tono de broma.
Para Roxas muchas cosas eran nuevas, pues no solo era la primera vez que viajaba a las islas del destino, si no que también tenía poco de haber llegado a vivir con su hermano Sora. Pensar en ello lo ponía melancólico y dejó de traer malos recuerdos a su mente degustando su helado, que por cierto le había parecido delicioso. Sin embargo ni el mas delicioso de los sabores le haría olvidar su pasado. Muy pronto su mirada se tornó triste y Roxas se abstrajo de los demás. Naminé había notado el cambio de humor del Rubio, así que se acerco a él para averiguar lo que le ocurría -te encuentras bien Roxas?- preguntó preocupada apoyando su mano en el hombro del muchacho –¿Se trata de lo mismo de hace rato?- preguntó con timidez. Roxas se limitó a afirmar con la cabeza ante lo cuál la rubia le comentó -si quieres puedes contarme. -huumm- suspiró el muchacho volteando a ver a su amiga y apartando su mirada rápidamente tras toparse con su celeste mirada -no es nada grave, es solo que...- contestó dubitativo, tenía miedo d hablar con Namina sobre ello. Hacia poco que la conocía y no solía hablar con nadie del asunto –la historia es larga. -Tengo tiempo, dime el porque de ese humor tuyo- contestó la rubia sin más. -Pff… ¿Sabes porque no vivía con Sora, a pesar de ser hermanos gemelos?
-No- negó la rubia. Tan solo un par de meses antes se había enterado de que Sora tenía un gemelo y aunque al principio le costara creerlo, el parecido entre ambos era impresionante, aún cuando no fuesen gemelos idénticos -apartémonos un poco del resto- sugirió tomándolo del brazo y llevándolo lejos de los demás, que estaban enfrascados en una animada conversación -listo- dijo una vez alejados lo suficiente para no ser escuchados
-prosigue.
-Lo que paso fue que...- comenzó el Rubio temeroso, se armo de valor y comenzó con su relato -Mis padres me abandonaron, no querían mas que un hijo y al ser Sora el primogénito se quedaron con el y a mi simplemente m votaron en un centro d adopción. Aaah- suspiro haciendo una pequeña pausa. Namine lo miraba con sorpresa y abrazó al Rubio animándolo a que continuara. -No me fue mal, un lindo bebe rubio de ojos azules… me adoptaron de inmediato. La familia que me crió estaba bien acomodada pero con la muerte de mi padre nos fuimos a la ruina, mi madre adoptiva nos saco adelante pero el esfuerzo terminó por enfermarla. No teníamos ningún familiar así que yo me encargué de cuidarla. Unos de sus amigos nos apoyaron… hasta el día d su muerte. Pensé que yo moriría del dolor cuando en su funeral llego a mi vida un brillo de esperanza. Mis padres, mis verdaderos padres estaban arrepentidos d haberme abandonado- no pudo contener un sollozo y pronto las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
-Puedes parar si así lo deseas- le dijo Namine abrazándolo aun mas fuerte
-No, esta bien, perdona, solo dame un momento y me encontrare mejor- contesto entre sollozos. Respiro profundamente un par de veces y prosiguió. -yo siempre supe que era adoptado y no le guarde rencor a mis progenitores, así que cuando me ofrecieron volver con ellos acepte de inmediato, me llevaron a mi nuevo hogar, una casa enorme y lujosa, no me importaba en lo absoluto, me había despedido de mi antigua vida y ahí tenía de nuevo una familia. Cuando me presentaron a Sora no cabía en mi felicidad, hasta que noté que mis padres nunca tenían tiempo para nosotros. Me sentí solo y muy triste. Llegue a sentir envidia por Sora, pensar en todo lo que me perdí y lo que no tuve, ahí fue cuando noté que él se sentía igual, y que de no ser por mis padres, pude haber pasado muchos buenos ratos a su lado. Ninguno de los dos se hubiera sentido solo- El rubio termino su relato y una solitaria lagrima resbalo por su mejilla. No quería llorar delante de Namine y contenía los sollozos tanto komo podía.
-De verdad no tenía idea- lo consoló la chica acariciando dulcemente su hombro –Así que… te sientes así por no poder hacer nada por cambiar lo que tú y Sora vivieron… No debes permitir que algo como eso te impida ser feliz. Se que es duro pero ya no puedes hacer nada por cambiar el pasado. Ahora más que nunca debes preocuparte por ti y tu hermano. Para Sora tampoco ha sido fácil, contigo a su lado las cosas pueden cambiar, no dejes que el pasado te separe de él otra vez. -Gracias Namine- le dijo el chico secándose las lagrimas que habían conseguido salir –sabes… siento que me falta amor, ¿eso de verdad existe? -haha, eres un tonto- dijo la rubia alborotándole sus dorados cabellos. Después se acerco mas a Roxas y le planto un beso en la mejilla -muak! Por supuesto que existe. Sora, Kairi, yo, incluso Riku, nosotros te queremos mucho, por eso somos tus amigos.
-Tienes razón, a pesar de que tenemos poco de conocernos siempre has sido una estupenda amiga conmigo. Es incluye golpearme e insultarme-comentó con sarcasmo Namine rió seguida de Roxas cuando una voz lejana interrumpió sus risas y ambos voltearon a ver de quien se trataba. -Ey! ¡Par de tórtolos! ¿Vienen o planean pasar la noche aquí?- gritaba una pelirroja agitando los brazos
-¡¿Noche?!-repitieron al unísono y se percataron de que el sol ya se estaba poniendo.
-¿Por que se apartaron eh?-pregunto Sora una vez que se reunieron con ellos -¿querían algo de privacidad?-insinuó con una sonrisa pícara -Alucinas hermanito- contestó Roxas indiferente y despeino el cabello del castaño. -Vamos, que yo soy el mayor- refunfuñó -¿Nos vamos?- intervino hábilmente la rubia antes de que comenzara una pelea nuevamente.
-Si- contestaron los otros 4 -De vuelta a Twilight Town- comentó Kairi frustrada -y pronto de vuelta a clases
-Ni lo recuerdes Kairi- la regañó el castaño -por cierto Roxas, ¿qué te parecieron las islas del destino? Nada mal eh? -Es un lugar hermoso para pasar el rato- contestó sonriente
-Y eso que no has visto nada- comentó Namine -la próxima vez que vengamos te prometo mostrarte el resto de la isla -Si- corroboro la pelirroja -además nos quedaremos a acampar unos días, será increíble, ya lo veras -Lo esperaré con ansias .-Ey, Ey chicas-interrumpió Sora -dejen de llenarle la cabeza con cosas como esas que el que lo tiene que aguantar al rato soy yo, además debe preocuparse por pensar en su entrada al colegio.
-Lo sentimos Sora- se disculparon ambas chicas. -¿Nervioso?- preguntó Namine a Roxas.
-Algo- contestó el rubio -al menos no entre a mitad curso. Y no será tan malo teniéndolos a ustedes como amigos.
-Vale, basta, no mas distracciones o perderemos el tren y no quiero quedarme aquí hasta que amanezca.
-Está bien- dijo Roxas –Vámonos. Los chicos abordaron el tren regreso a casa poco antes de que partiera. Se estaba haciendo noche y todos se sentían cansados. Uno tras otro se fue quedando dormido hasta quedar despiertos solo Roxas y Namine.
-Namine, por favor no comentes nada de lo que te he dicho hace rato.- le suplicó en un susurro –Si alguien pregunta. Diles que me preguntaste que opinaba de Twinlight Town y como la he pasado con mi familia.
-No te preocupes Roxas, no diré nada.- le aseguró la chica -Gracias
-¿Te importa si me duermo en tu hombro?- preguntó inocentemente -No, para nada- contestó el rubio.
Namine se quedo dormida pronto y Roxas admiraba el paisaje. Casi había anochecido cuando Roxas alcanzó a divisar la Luna, brillando tenuemente. -¿De verdad existe el amor?- se preguntó a si mismo antes de quedarse profundamente dormido.
Pasado un rato, el tren llego a su destino. Los chicos estaban adoloridos y somnolientos, pero se apresuraron lo más que pudieron para llegar pronto a sus casas. Los padres de Kairi y los de Namine estaban esperando en la estación, se despidieron de sus amigos y se marcharon a casa. Riku se fue solo sin muchas despedidas. Sora y Roxas se dirigieron a casa pues no esperaban que sus padres vinieran por ellos Caminaban lentamente y en silencio por las oscuras calles de Twilight Town.hasta que Sora se animó a hablar.
-¿De qué hablaron tu y Namine hace rato?
-Mmm, nada importante…-contestó sin ganas.
-¿Te gusta?- preguntó muy curioso.
Roxas se detuvo en seco para pensar en ello y tras unos momentos contestó – No, es solo una buena amiga.
-Lo pensaste demasiado ¿no crees?
-No creo en el amor Sora…
-Vale, no te pongas así, solo era curiosidad- se disculpó el castaño.
Llegaron a casa y se dirigieron a sus habitaciones. Roxas pensó en las palabras de Namine. ¿De verdad debía evitar separarse de su hermano otra vez? ¿También Sora se sentía solo?
-Descansa Roxas, que pronto iniciaremos clases y debes acostumbrarte- se despidió el castaño
-Eh, ¿Sora?- dijo con timidez
-¿Qué sucede?
-¿Te… te molestaría si duermo contigo?
Una ligera sonrisa se dibujo en el rostro de Sora y contestó –No, no hay problema.
Roxas se alegró mucho por la respuesta de su hermano. Esa noche ambos durmieron apretujados en la cama de Sora, pero las sonrisas no se borraron de sus rostros. -No volveremos a estar solos- susurró el rubio y se quedo dormido.