Los rayos del sol se filtraban a la habitación de Sora y la luz incomodaba un par de chicos que dormían plácidamente en la misma cama. El rubio comenzó a abrir lentamente los ojos cuando notó que el muchacho a su lado lo estaba abrazando. Sorprendido trató de soltarse del abrazo sin despertar a su hermano, pero le resultó imposible.
-Sora…-susurró el muchacho –Sora…. Despierta…
El castaño respondió con un sonoro ronquido y se volvió a acomodar sin soltar a Roxas, acercándolo más hacia su cuerpo.
-Sora, me estas aplastando, suéltame- suplicaba el rubio tratando de separarse. Daba ligeros empujones en el pecho del castaño. Pero este simplemente se giró quedando encima de su gemelo. Roxas se sonrojo por la cercanía entre sus rostros y titubeando volvió a hablarle a su hermano –¿Sora?
-¿Qué quieres?- preguntó el castaño aun dormido.
-Que te quites de encima- con cada palabra que decía, Roxas se tornaba más y más rojo.
-¿que me quite de qué?- preguntó Sora comenzando a abrir los ojos y soltando un largo bostezo.
-De mí.
-Ah?- el castaño terminó de abrir los ojos encontrándose con los de su gemelo. –AH!- gritó abriendo demasiado los ojos y se apartó tan rápido como pudo de Roxas. La precipitación lo llevo a caer de espaldas de la cama.
-Sora, Sora-gritó Roxas asustado acercándose a la orilla de la cama para ver a su hermano -¿Estás bien?- Sora levantó un pulgar en señal de que todo marchaba bien y dejo caer el brazo en el suelo –Y… ¿qué tal dormiste?
Sora acababa de salir de la ducha e intentaba aplacar su cabello castaño cuando una voz proveniente del piso inferior le avisó que el desayuno ya estaba listo. El oji azul se apresuró a ponerse la camisa del uniforme y le gritó a su hermano –Roxas, date prisa o se nos hará tarde.
-Ya voy, ya voy- contestó el rubio desde la regadera –Hubiera salido antes si no te tardaras horas usando el baño –comentó mientras salía del baño con una toalla en la cintura. –No lograras acomodarlo, eso te lo juro.
El castaño le arrojo el peine pero el rubio lo esquivo. –Pff… será un día largo…-comentó para sí mismo.
-¿Por qué lo dices?- preguntó Roxas poniéndose el uniforme.
-Porque… ya lo veras.
-No me asustes Sora, bastante nervioso estoy con esto de empezar las clases.
-No parecías tan nervioso hace tres días.
-Bueno hace tres días estaba acompañado de todos ustedes, y también te tenía encima de mí- dijo burlándose.
-No me lo recuerdes-le pidió Sora sonrojándose –no lo hice apropósito.
-No seas llorón, vámonos- le dijo terminando de ponerse la corbata azul.
Los dos hermanos desayunaron sin comentar absolutamente nada. Tomaron sus maletines y antes de salir Sora se colocó su cadena con una figura de corona y Roxas se puso su pulsera a cuadros negros y blancos. Se dirigieron al colegio con paso calmado a pesar de que ya iban retrasados.
-¿No deberíamos darnos prisa?- preguntó Roxas nervioso, pues no deseaba llegar tarde su primer día de clases.
-Tranquilízate, en realidad no vamos tan tarde, hay tiempo de sobra- le dijo su hermano sin preocupaciones.
-¿Entonces por qué me apuraste mientras me bañaba?- preguntó deteniéndose en seco
-Solo quería molestarte- contestó Sora sonriente.
-Pff… eres de lo peor- suspiró el rubio.
Continuaron caminando rumbo al colegio con paso tranquilo y Roxas cada vez se sentía más y más nervioso. Se detuvo en seco cuando vio la escuela frente a él. No podía moverse, de verdad le aterraba entrar allí. ¿Qué pensarían los demás de él? ¿Qué tal si no le agradaba a nadie?
-Eh ¿Roxas?- la voz de su hermano lo sacó de sus pensamientos, volteó la vista y se encontró con unos ojos zafiro observándolo con preocupación –No te preocupes, te aseguro que no pasará nada malo. Les agradaras- tomó a Roxas del brazo y lo arrastró hacia la entrada con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.
-¿Cómo supo que era lo que pensaba?- se preguntó el rubio mientras era arrastrado.
Tras muchos esfuerzos por parte de Sora para lograr que su hermano se moviera, los dos caminaban por el pasillo principal del colegio. Roxas se aferraba a los hombros del castaño y miraba en todas direcciones. Algunos estudiantes se detenían a mirar a ese par y otros los seguían desde lejos con la mirada. Resultaba inevitable notar el parecido entre el chico nuevo y Sora, que era bien conocido por muchos; además de que el cabello rubio de Roxas no lo ayudaba a pasar desapercibido.
-To-to-todos nos miran- comentó con nerviosismo
-Vamos Rox, no te pongas tan nervioso- dijo el castaño un poco cansado de esa actitud –no muerden, te lo juro.
-Eso no quita el hecho de que nos miren
-¿Cómo no lo harían contigo actuando así? Apresúrate, tienes que hablar con el director antes de que comiencen las clases.
Roxas trató de calmarse y evitó pensar en las miradas de los demás. Sora por su parte iba muy animado silbando por los pasillos. Habían pasado por los salones de penúltimo grado y estaban por llegar a los de cuarto cuando al doblar la esquina Roxas chocó con una figura alta y delgada.
-Per-perdón- se disculpó el rubio sobándose la nariz
-Ah!- gritó Sora alarmado –¡Director Xenmas!
-¿Qué’ ¿direc...tor?- preguntó Roxas levantando la mirada, encontrándose con una cabellera plateada y unos ojos amarillos, atemorizantes para quien los miraba.
-Director Xenmas, lo siento mucho, mi hermano no ponía atención de por donde venía, estaba distraído con su maravillosa escuela, por favor no se enoje con él. –Sora suplicaba sin parar hasta que el director lo silencio con un gesto de la mano.
-Así que este es el joven Roxas- comento mirando con atención al rubio.
-¿Cómo es que…?-se preguntaba el muchacho cuando la vos de su hermano lo distrajo
-Sí, él es mi hermano, justamente nos dirigíamos a verlo
-Bueno- dijo Xenmas –parece que les ahorre el trabajo- después dirigiéndose a Roxas dijo –Roxas, el motivo por el cuál quería verte era para darte la bienvenida a nuestro colegio, te darás cuenta de que la exigencia es mucha, pero estoy seguro de que al igual que tu hermano lograras destacar de entre los demás. He de recordarte que es obligatorio que formes parte de alguno de los clubes de la escuela, pues el desarrollo absoluto de nuestros alumnos es de suma importancia- Roxas escuchaba atentamente el monólogo inútil de Xenmas, estaba seguro de que todo eso se lo repetirían sus amigos y no había necesidad de que este fulano se lo dijera. Sora se había colocado detrás del director y con su mano simulaba el movimiento de una boca, articulando una y otra vez “blablabla” –Y por último, si tienes algún problema no dudes en pedirme ayuda.
Roxas se había perdido con las bromas de Sora. Aguantando la risa asintió simulando convincentemente que había prestado atención y le había quedado muy claro el sistema de la escuela. Xenmas dió media vuelta satisfecho y se alejó de los chicos.
-¿Qué mosca le pico a ese?- preguntó Sora en vos alta
-¿Por qué lo dices?
-Nunca se porta tan amable, que extraño- se detuvo unos minutos a analizar la situación, pero finalmente opto por olvidarlo –En fin, vámonos.
-Eh? ¡SI!- dijo Roxas siguiendo a su hermano de vuelta a los salones. La escuela era inmensa, en gran medida por las instalaciones destinadas a los clubes. –Quinto C- leyó la placa colocada al lado de la puerta del salón y entró.
A simple vista el aula era como la de cualquier otra escuela. Un impecable escritorio al frente, un pizarrón lleno de tiza y unos 20 escritorios dobles. Sentados en unos pupitres pegados a la ventana, se encontraban Kairi, Naminé y Riku conversando alegremente.
-EY! Ustedes dos, ¿por qué la tardanza?- les interrogó la pelirroja
-Estupendo, nos toco juntos de nuevo.- dijo el castaño sonriente y contestó la pregunta de Kairi – Lo lamento, nos encontramos a Xenmas en el camino, por cierto que actuaba muy extraño, muy… alegre.
-Seguro que Saix le hizo uno de sus favorcillos- dijo Naminé burlonamente
-No digas eso con tanta calma –le reprochó la otra -¿Qué tal si un profesor te escucha?
-Olvídenlo chicas- les interrumpió Riku desinteresado.
-Oye Riku, ¿no Naminé y tú van un año mayor que nosotros?- preguntó el rubio de pronto
-Así es- contestó con calma
-Entonces… ¿Qué hacen tú y ella en el mismo salón que nosotros?
-Ellos siempre nos visitan antes de que empiecen las clases- explicó Sora –¿Y a ustedes en que salón les toco?- preguntó dirigiendose a los mayores
-Sexto A- contestó Naminé
-Perfecto, no están muy lejos y esta vez si les toco juntos.
-Es un alivio- contestó la rubia- ya no tendré que soportar a los repetidores sola.
-¿De nuevo te toco con ellos?- preguntó Kairi incrédula.
-Así es- contestó tristemente- pero esta vez tendré a Riku conmigo, así que no intentaran hacerme daño de nuevo.
-¿Daño?- preguntó Roxas preocupado.
-Unos chicos mayores que Naminé, la molestán desde cuarto, una vez incluso…
-Basta- detuvo la rubia a Sora -el hecho es que este año soy intocable.
En ese momento la campana sonó, indicando el pronto inicio de clases. Riku y Naminé se despidieron y le desearon suerte a Roxas. Sora y Kairi tomaron haciento en uno de los pupitres y Roxas se sentó detrás.
-Lo siento, parece que tendrás que estar solo por un tiempo- comentó Sora observando el resto del salón que se encontraba casi lleno.
-¿Quién será nuestro tutor este año?- preguntó Kairi curiosa
-Si no me equivoco será Luxord
-¿Quién es él?- pregunto Roxas
-El profesor de matemáticas, no te preocupes es buena persona aunque luzca tan intimidador como Xenmas, no, olvídalo, solo Xenmas da miedo. –Los tres chicos comenzaron a reír, pero fueron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose.
Entró un profesor de cabello rubio, corto y con barba y bigote. Era verdad que no lucía tan intimidador como Xenmas, pero igualmente inspiraba cierto temor, o respeto por su autoridad. Dejo sus cosas sobre el escritorio y apoyando ambas manos en él se dirigió al grupo.
-Parece que este año me toca ser su tutor, para los que no me conozcan, soy Luxord- recorrió el salón con la vista y se detuvo en Roxas –y hay un elemento nuevo este año- el muchacho se sonrojo y se escondió tras el pupitre. La mirada de Luxord continuó su camino, posándose esta vez en los asientos vacíos tras Roxas –Y planean reprobar este año también.- comentó en un susurro lo suficientemente fuerte para ser escuchado por Roxas.
-¿A qué se refiere?- le preguntó discretamente a Sora
-Seguramente repetidores, que ni si quiera planean aparecerse en las clases.
-¿Quiénes serán?- Se preguntó a sí mismo cuando Luxord volvió a hablar
-Odio tener que repetirlo año tras año, pero recuerden que tienen toda la semana para unirse a uno de los clubes del colegio.
-Otra vez con eso- pensó Roxas sin prestar atención
-Deben elegir bien pues no podrán cambiar o salirse del mismo si no hasta el próximo semestre, eso si tienen suerte. Pueden pertenecer hasta a tres clubes, pero no olviden que deben desempeñar un papel sobresaliente en cada uno de ellos, lo cuál requerirá de un gran esfuerzo, sumando el trabajo escolar diario. Elijan bien. Eso es todo.- después de eso comenzó a dar su clase.
Roxas ponía atención, sin embargo ya conocía el tema y le parecía muy aburrido, por lo que perdió interés por la clase y se dedico a llenar la primer pagina de su cuaderno de dibujitos sin sentido. Transcurrió casi media hora de clase cuando Sora se giro sigilosamente para hablar con su hermano.
-Pst! ¿Te unirás a nuestro club cierto?- preguntó esperanzado.
-No lo sé, necesito conocer los demás clubes para poder elegir bien- le susurraba tratando de que Luxord no se diera cuenta –Además, no tengo idea de cuál o de qué es tu club.
-Es un club de Anime- le comentó el castaño –Básicamente esta formado por Kairi, Naminé, Riku y yo, pero tenemos la esperanza de atraer a más personas este año. Además cada uno pertenece a otro club.
-¿Están en dos clubes al mismo tiempo?- exclamó Roxas llamando la atención del profesor –disculpe- se disculpó y continuó hablando con Sora. –¿Es en serio?
-Si, te explico mejor en el recreo
-¿Un club de anime?- pensaba el rubio detenidamente. No tenía idea de que demonios era eso y no estaba seguro de querer pertenecer a ese club de su hermano, sin embargo tampoco le parecía tan mala idea pertenecer a un par de clubes. –No creo que sea tanto problema, si Sora puede, seguro yo también- se dijo así mismo y sonrió. En esos momentos estaba lleno de seguridad y se sentía capaz de enfrentar cualquier obstáculo. Podía pertenecer al club de Sora, después de todo le gustaban las caricaturas. También buscaría un club en el que encajara bien. Nada podía salir mal. –Porque…- pensó -¿qué tan difícil puede ser?