Capítulo 1: Siempre junto a mí
Así que de ésta manera se sentía estar…muerto. Nada fascinante en verdad, más bien aburrido ¿Estaría el otro en la misma situación? ¿Entonces no existía un lugar tal como el Infierno? ¿O era ese su infierno? Se hacía tantas preguntas, muchas dudas, pero lo que más le carcomía la mente era la nada ¿Por qué no sucedía nada? Solo la obscuridad…y la soledad. Ni siquiera sentía su cuerpo, que sensación más rara. Él sabía que estaba en algún lugar, pero simplemente ya no existía. Qué extraño. Se propuso evaluar su situación, y poco a poco fue siendo más consciente de su propio cuerpo ¡Qué dolor! Casi insoportable. ¿Por qué sentía semejante dolor? Tal vez si era el infierno, y ese sería seguramente su castigo por la eternidad.
Ahora que lo pensaba bien, otro sentimiento invadía su ser además de la soledad y el profundo dolor. Quizás más fuerte que el dolor mismo, odio. Si el odio tomaba fuerza sobre sus otros pensamientos, casi lo podía sentir en el ¿aire? Rabia, muchísima rabia. Pero… ¿Contra qué o quién? ¿Qué estuvo haciendo para terminar así? Recordó que hace apenas unos instantes se había preguntado a sí mismo si otra persona se encontraba en la misma situación, y sintió sus labios entreabrirse para dejar escapar una macabra carcajada. Sintió ilusión e incluso un poco de alegría (enfermiza eso sí) al recordar el por qué de su estado… Claro, estaba así porque hace apenas unos minutos, o tal vez horas (no era consciente del paso del tiempo), había cumplido con su venganza, si por fin… -“Itachi, estás muerto”-… Ah! Que satisfacción. Fue lo único que pudo pensar, al menos sobre ese aspecto de su vida no tenía nada más que decir o sentir , solo se quedó ahí en medio de la nada, esperando que el Demonio apareciera o que brotaran llamas de alguna parte…vamos, algo de acción, pero no sucedió –“Qué decepción”-. Se fueron el dolor, el odio, la rabia y hasta el rencor, y ya no fue consciente.
-Sasuke! Sasuke! Sasuke!- ¿Quién lo llamaba?
-Sasuke! Sasuke!- Dios mío, ¡Y con tanta persistencia!
–Sasuke!- Que voz más irritante… le recordaba algo…alguien.
–Teme! No te mueras- Imposible! No señor, el ya estaba bien muerto y si de algo estaba seguro era…
-Dobe, el infierno es el único lugar donde no podrías seguirme…- Los llamados cesaron y a cambio sintió como fue levantado fuertemente por los hombros, definitivamente lo había dicho en voz alta –“Mierda, no estoy muerto”- alcanzó a pensar aún sin abrir los ojos.
-Sakura! Apúrate con eso si no quieres que se desangre!- Ah! Así que ella también estaba ahí.
-Ya voy Naruto- Le escuchó decir con voz temblorosa.
-Sakura ya deja de llorar, compórtate y dale los primeros auxilios. Tenemos que volver a Konoha lo más pronto posible, éste lugar no es seguro -. ¿Pero qué era eso? ¿Una alegre reunión de la academia? Hasta Kakashi estaba ahí, y no solo eso, con el tratamiento que le estaba dando la pelirrosa empezó a sentir (además de una leve mejoría) otras presencias que se le hicieron conocidas. Tuvo un poco de curiosidad y abrió sus ojos.
En primer plano se encontró con el rostro ¿serio?, ¿triste?, ¿asustado? de Naruto…su ex compañero, acosador, perseguidor…en fin, dejó de ponerle atención a él y miró un poco a su alrededor, si…los recordaba, algunos de sus compañeros de la academia, Hinata, el chico raro de los bichos, Shino; el niño perro y su can, Kiba y Akamaru; su copia, Sai y bueno Sakura llorando a su espalda mientras lo curaba. Kakashi parado frente a él y Naruto sosteniéndolo por los hombros. Todos lo observaban pero nadie decía nada, se limitaron a verlo, tal vez evaluando la posibilidad de que intentara escapar y poder caerle encima al primer intento, bah! Ya no tenía ganas de seguir huyendo, además hacia dónde podría ir, no tenía idea de dónde estaba… ¡Mentira! Claro que sabía dónde estaba, una pequeña sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. Ah! Cuánto placer, todo era destrucción a su alrededor, escombros, tierra removida y el Amaterasu de su hermano aún ardiendo en algunas partes. Giró la cabeza con rapidez hacia donde sabía que su cuerpo había caído pero no había nada. La desesperación se apoderó de él, quería verlo. Ver el maldito cuerpo y escupirlo, sonreír prepotentemente y decirle al fin –He ganado, Uchiha Itachi- así el otro ya no pueda escucharlo. Sintió la mirada severa del rubio y fue consciente de que aún era sostenido por los hombros, intentó safarse pero ¡bah! No tenía suficiente fuerza –“Diablos, hablé en voz alta de nuevo”- su compañero no dijo nada así que se animó a preguntarle.
-¿Dónde está el cuerpo?- El rubio lo miró seriamente por unos instantes y por fin habló.
-Cuando llegamos no había nadie más que tu solo, éste desastre y esas llamas negras ardiendo. El cuerpo de tu hermano no estaba.- Volvió a callar y solo pudo pensar en lo que le habían dicho.
-…“las llamas negras aún ardiendo”…- no, no, no…definitivamente no –…“el Amaterasu aún activado”…- Imposible, el lo había matado. Sí, eso era, sus propias llamas lo habían consumido…pero…-¡Quiero ver el cuerpo!- Intentó levantarse -¡Déjenme buscarlo!- pero no pudo, se empezó a agitar y Sakura le pidió que se calmara pero no le hizo caso.
-¡Ya cálmate! Lo más probable es que Kisame se lo haya llevado – Ahora le hablaba su ex sensei –Anduvo merodeando cerca de aquí y por eso no pudimos llegar antes. Si en algo te tranquiliza, lo más seguro es que tu hermano esté bien muerto, es imposible que perdiendo tanta sangre alguien sobreviva, y menos después de una pelea tan larga y difícil como parece que tuvieron – Le dijo mientras le señalaba el charco de sangre que estaba donde había mirando hace un instante – Por ahora deja que Sakura te atienda, ya te dije que ése lugar no era seguro…- Si, ese hombre sabía cómo tranquilizarlo, aunque también lo hacían las cálidas manos de Naruto que aún lo sostenían…
-“Como siempre, siempre tras de mí, siempre…junto a mí”- Se golpeó mentalmente por el último estúpido pensamiento y volvió a prestar atención a lo que el peliplata seguía diciendo.
-…Muy bien, en cuanto Sakura termine nos regresamos a la adea- ¡¿Pero qué dem..?! Ah! Ya nada le importaba, que pasara cualquier cosa. Al fin y al cabo el ya había cumplido con su objetivo. No se opuso, solo se dejó hacer.
-Sasuke…- Sintió que de nuevo el rubio le hablaba, había estado muy calmado todo este tiempo, le parecía extraño. Tal vez a costa del dolor y el sufrimiento que él se había encargado de causarle. Concentró su atención en el rostro de su amigo y pudo ver como rebeldes lágrimas empezaron a brotar de sus azules ojos, una imagen que sin saber por qué le había hecho estremecerse. Su mente se quedó en blanco y sólo pudo sentir los fuertes brazos de su compañero al rededor de su cuerpo. Sin más opción que corresponder con sus últimas fuerzas antes de caer dormido por el cansancio alcanzó a escuchar lo que le decía en un susurro –Por fin Sasuke, por fin pude traerte de vuelta… Bienvenido a casa…-.
-“Gracias, Naruto”-….