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Delicious por Kiira

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Notas del fanfic:

Pet Shop Of Horrors no me pertenece, pertenece a su Matsuri Akino yo solo utilizo los personajes para hacer fines de lucro.

Este Fanfic esta basado en el episodio #2 de la serie (Delicious)

“Sabia que vendría tarde a temprano…” fueron los pensamientos de D al girar su mirada a un lado mirando al que seria su próximo cliente, que entraba con paso nervioso a su tienda.

 

Su rostro y postura eran un libro abierto. Estaba claramente decaído, triste, patético, había sufrido una gran perdida, eso era seguro.

El Conde se levanto de su asiento con una sonrisa mientras que Q-chan se posicionaba en su hombro devorando una pequeña galleta.

- Bienvenido a la tienda de mascotas –dijo con su natural, sonriendo levemente-

- Muchas gracias, Mi nombre es Mitch Hagen –dijo extendiendo su mano al Conde, este la tomo con delicadeza, estrechándola-

- Ah, El abogado… lamento mucho la perdida de su esposa –dijo dejando de libre su mano-

El hombre no se sorprendió que no lo hubiera reconocido hasta que dijo su nombre, lo que algún día fue un hombre altamente apuesto, tez morena, postura perfecta, cuerpo atlético y sonrisa de campeón; ahora era simplemente un cuerpo decaído, las bolsas debajo de sus ojos eran prominentes, estaba pálido, había pasado varios días oculto en su casa, simplemente olvidándose del mundo a su alrededor.

 

“Helena… Helena…” Se repetía en su memoria, a cada segundo los momentos maravillosos con su esposa volvían a atormentarlo, llevo su mano a su cabeza tratando de calmarse, debía tener algo de postura.

 

- Por favor sígame…-  la voz del Conde resonó en sus oídos, pudo verlo, aquellos ojos, de diferentes colores, lo veían con aquella seguridad, no por nada todos los clientes del Conde salían satisfechos de aquel lugar, este hombre no seria la excepción - ¿Puedo preguntar que lo ah traído a mi tienda? –Dijo mientras lo guiaba al interior de esta-

- Ah… pues, fue un simple comentario que escuche y decidí venir, dicen que posee animales exóticos –dijo siguiendo al Conde-

- Así es señor… lo mas exóticos –dijo con una sonrisa en sus labios-

El interior de la tienda era oscuro mas, A pesar de no poder ver animales o a alguien mas en aquella oscuridad sentía miradas encima de el, provocándole escalofríos en su cuerpo. Miraba a los lados esperando ver animales pero nada, solo oscuridad prominente. Quizás fue un error el haber ido a ese lugar.

- Aquí es. –El Conde se hizo a un lado mostrándole al abogado una puerta dorada- Lo que busca, esta adentro…

- ¿Qué? –Dijo con sorpresa ¿Cómo podía ese hombre saber lo que el buscaba? Ni siquiera le había dicho una palabra de lo que quería, un perro, un gato, un tigre de bengala, nada, no le había dicho ni una palabra.

Mas el Conde solo sonrió, extendió su mano señalando la puerta, insistiendo.

El hombre destrozado suspiro, ¿Qué podía perder? Lo único que le daba sentido a su vida, estaba muerto, tomo el picaporte de aquella puerta, preguntándose con que clase de animal de encontraría, ¿Una pantera quizás? ¿Alguna clase de felino extraño? Solo había una manera de averiguarlo…

La puerta resonó un poco al abrirla, y una tenue luz un poco mas al fondo era lo único que podía verse, la duda llego, miro al Conde el cual seguía a su lado, sonriéndole. Aquello le dio confianza, entrado por fin.

Dio unos pasos mientras que escucha atentamente, una música suave y leve que resonaba en aquella habitación, a medida que llegaba al fondo vio un bulto en el suelo cubierto con sabanas de diferente estampados exóticos, algo se movía levemente debajo de ellas.


- Adelante… -dijo el Conde apareciendo detrás de el-

- Pero… -

- Nunca sabrá que es… si no se arriesga…-

Mitch trago, estaba tan nervioso, pero su curiosidad era mayor que sus dudas, estiro su mano retirando un poco las sabanas, decidido a mirar. De repente una mano tomo la suya en un gesto delicado lo cual provoco que se sorprendiera un poco alejándose de aquel bulto que terminaba de desintegrarse dándole paso a la verdadera maravilla de aquella habitación.

El cuerpo de un muchacho que no tendría mas de 17 años, tez blanca, cabello largo hasta los hombros, color castaño claro, desordenado, provocando que se viera algo rebelde pero mas atrayente, portaba un kimono exquisito, abierto, dejando ver su blanco pecho, pero lo mas atrayente de el, eran sus ojos, color amatista, con el iris afilado, como los de un reptil, claramente no era humano. En resumen, era simplemente…

- Una belleza… - se le escapo de los labios al abogado-

- Claro que lo es –dijo el Conde haciendo acercándose a aquella criatura que aun se veía adormilada, acaricio su mejilla en un gesto delicado mientras que el joven aun despertaba pero sonreía dejando ver unos pequeños colmillos en su dentadura, feliz, de ver al Conde D

- Es uno de mis animales mas exóticos -

- ¿Qué….? ¿Que es? –Pregunto por fin, aun maravillado-

-  Una serpiente…. –dijo simplemente acariciando los cabellos del muchacho-

- ¿¡Una serpiente!? –Respondió con sorpresa

- Una de las especies mas raras, casi extinta –dijo mirando los ojos afilados de la serpiente complacido- Se les llama pitones amatistas (1) por el color de sus ojos.

Al ver la curiosidad en al cara del hombre, el Conde sonrió.

 

- Son de cuidados muy especiales, si desea comprarlo, debe ser muy constante con respecto a eso -dijo dejando por fin al muchacho-

- Lo quiero –dijo finalmente decidido, hipnotizado por los ojos penetrantes de aquella criatura, si tenia precio, daría cualquier cantidad por el, ¿cuidados? Claro, tendría lo mejor de lo mejor, todo lo que el dinero pudiera comprar-

- Solo debe firmar aquí...- dijo el Conde ya con papeles en mano- Pero antes de firmar hay ciertas reglas que deberá respetar.

- Si, si lo que sea –dijo ya impaciente, quería tenerlo de una buena vez, solo para el, para su deleite, había algo completamente hipnotizante en aquel muchacho, el Conde cambio su semblante a uno mas serio y empezó a hablar-

1) Debe alimentarlo dos veces al día, no mas, ni menos.

2) Debe mantenerlo en un ambiente oscuro, nunca debe haber demasiadas luces cerca de ellos, simplemente no les agrada, se vuelven agresivos.

3) No debe acariciarlo más de la cuenta. Solo lo suficiente, no exagere con las muestras de afecto.

- Recuerde es una serpiente…. – Al decir esto último el abogado movió la cabeza formando un “Si”, mas, el Conde sabía que no había entendido sus palabras. El cumplía con advertirle.

El abogado firmo rápidamente los papeles, aquella criatura, era todo lo que el esperaba, era cautivante y extrañamente seductor, llamaba toda su atención.

Al terminar la transacción y con la ida de su cliente el Conde D volvió a sentarse en calma donde estaba en un principio, su té se había enfriado y Q-chan disfrutaba sentado en la pequeña mesa del lugar comiendo pequeñas galletas caseras.       

Ya no era su responsabilidad…

Al cabo de una semana, el apartamento de Mitch Hagen había cambiado drásticamente, todo el tiempo estaba a penumbras y se escucha una suave música por todo el lugar, velas colocadas estratégicamente en toda la casa provocaban que el ambiente fuera completamente embriagador, pero…

Se había recuperado, su fortuna y su fama volvían a medida que pasaban los días, volvía a ser el mismo abogado exitoso que nunca perdía ningún caso, pero se había vuelto distante, solo asistía a los eventos que necesitaran de su atención, ya no compartía con sus amigos o asistía a eventos sociales convencionales. Porque sabia que ese chico, esa maravillosa serpiente que había obtenido, estaba en sus apartamento, esperando por el.

Abrió lentamente la puerta de aquel tenebroso apartamento, mientras que en su cara se dibujaba una gran tranquilidad, pero al mismo tiempo en su mirada había ansiedad, dio unos cuantos pasos adentro cerrando la puerta detrás de el.

La magia comenzaba.

El chico apareció de la nada mirándolo fijamente con expresión tierna, se acerco a el, su mirada claramente decía “te extrañe” el mayor se acerco a el en gesto protector y lo abrazo ocultándolo en su pecho mientras que el joven se embriagaba en su aroma masculino correspondiendo el abrazo.

De repente las palabras del Conde D resonaron en su cabeza.

” No debe acariciarlo más de la cuenta. Solo lo suficiente, no exagere con las muestras de afecto”

Aplicando todo su control se separo contra su voluntad de aquella criatura que lo veía ¿triste, quizás? Pero eso era imposible, era una serpiente, un animal, no era un ser humano, pero estaba hay, era la criatura que lo esperaba siempre para recibirlo con un abrazo, que siempre estaba para el, lo alimentaba, lo cuidaba, pero aquella criatura le daba mas que todo los cuidados que el pudiera brindarle.

Le daba alegría a su vida, lo llenaba, era algo indescriptible, era como si toda la pena se hubiera ido, como si todo hubiera vuelto a comenzar.

Helena estaría feliz, porque el lo era, y eso era lo importante ¿verdad?

- Tu no eres una serpiente… -dijo por fin mientras que el muchacho lo continuaba mirando estirando instintivamente sus brazos, quería mas, quería sentirlo cerca de el, mas el mayor continuaba manteniendo la distancia, la mirada de aquella criatura, el rechazo que el le había dado, dibujado en su cara, dolido- Tu eres mas que eso… -dijo completando su frase-

La serpiente continuaba con sus brazos estirados, pidiendo mas, con sus ojos reflejando el vació que poseía al no tenerlo a su lado, lo que experimentaba cuando el no estaba hay, cuando tenia que esperar por el pacientemente, cuando en las noche el abogado tenia la puerta de su habitación fuertemente cerrada y el se quedaba de pie toda la noche frente a ella, esperando el sol para verlo.

El no era una mascota, se había enamorado de aquella criatura, ya no podía verlo de aquella manera, aquel ser no hablaba, no decía ni una palabra pero con sus actos y miradas parecía expresar todo lo que Mitch deseaba…

Más que cualquier cosa, era lo que Mitch necesitaba en su vida y por fin, lo había vuelto a tener.

La seductora serpiente se encontraba oculta en su pecho abrazándolo mas contra el, sintiendo el calor masculino de aquel cuerpo que se embriagaba con su cercanía, los ojos de la serpiente brillaron en la oscuridad de aquel lugar.

- Di que amas… -pidió suplicante la voz de Mitch, mas el silencio le respondió-

- Por favor… - pidió nuevamente sintiéndose dolido-

Mas, el joven en sus brazos se separo de el, mirándolo con deseo, tomo su rostro con ambas manos mientras que se rompía la distancia entre sus labios, inexperto, inocente, pero al mismo tiempo una verdadera maravilla.

El beso tomo más intensidad a causa del mayor, mientras que unos pequeños gemidos empezaban a salir de la boca del joven a causa de su inexperiencia, esos maravillosos sonidos solo llenaban de ganas al sediento cuerpo de Mitch, las advertencias del Conde D habían quedado en el olvido.

Entre sus deseos y ganas de mas llegaron a la habitación donde el menor se tiro de espaldas a la cama con Mitch encima de el, aquella vista era sublime, su kimono abierto dando la invitación a tocar ese blanco pecho, sus mejillas sonrojadas y sus labios finos, y esos afilados ojos mirándolo fijamente, todo era una invitación, deseaba todo de el.

Todo…  

Acerco sus labios a los suyos mientras que con su mano acariciaba esos puntos rosados en su pecho sacándole pequeños gemidos al menor debajo de el…

- Eres delicioso… -

La criatura enredo sus piernas a la cadera del abogado frotándose contra el sacándole un gemido de placer al mayor, impaciente por hacer suyo.

Mitch continuaba con su trabajo, besando la boca del menor mientras que comenzaba un camino de besos desde su boca pasando por su cuello mientras que se embriagaba con su aroma, el menor paso sus manos por debajo de la camisa, abriéndola, dejándole el paso libre a esas inexpertas manos, dejando ver su bien cuidado cuerpo, el cual era solo para el, sus ojos brillaron ante esto y sus colmillos se afilaron, mas Mitch no se dio cuenta de esto.

El menor mordió con fuerza el hombro desnudo del mayor mientras que el sacaba un sonido de dolor mas no le importo.

Ahogado en caricias y placeres el abogado no notaba que la blanquísima piel de su amante poco a poco se transformaba en preciosas escamas de color verde agua igual de suaves que la blanca piel que sustituyan.

La magia estaba por terminar…

En la tienda el ambiente era calmado y sereno, el Conde bebía calmadamente su te mientras que el detective León volvía a bombardearlo con preguntas.

- Dígame ¿Qué le vendió a ese abogado? Se que estuvo por aquí… -dijo con un pequeño tic en su ceja, tenia sus brazos cruzados mientras que la humeante taza de te frente a el se enfriaba-

- Veo que esta muy interesado en saber… -dijo con su natural elegancia, mientras que Q-chan devoraba una galleta sentado en la mesa frente a ellos-

- ¿¡Como no habría de estarlo!? El tipo estaba en el piso, acabado, ¡Completamente deprimido! Viene aquí, y de la noche a la mañana ¡Bom! Otra vez en el mismo tipo exitoso de hace meses –dijo perdiendo la paciencia, hablando con excitación en su voz-

El Conde D soltó una pequeña sonrisa…

- Sabe… hay un refrán muy famoso que dice “La curiosidad mato al gato” –dijo dejando su taza en la mesa-

- ¡No estoy aquí para refranes! -dijo tratando de no gritar y mantener la calma-

D continuaba sonriendo al ver el autocontrol que trataba de aplicar el detective

- Pues…. Vera… le vendí….-El detective se inclino hacia delante esperando la respuesta-

Justo en ese momento su teléfono sonó…

- ¡Ah! ¡Que rayos! –Tomo entre sus manos el condenado aparato, esperando que fuera algo importante- ¿Diga?.... ¿¡Que!?... Voy enseguida

El Conde había mantenido la mirada encima de el durante toda la conversación; el detective se levanto de su asiento mirándolo, D lo miraba seguro y sereno, esa mirada le dada escalofríos.

Era como si supiera que aquella llamada había sido para avisarle que en el apartamento de aquel abogado se habían escuchado ruidos sumamente extraños la noche anterior y que hoy, no había ido a trabajar como acostumbraba.

Que algo extraño estaba pasando…

El Conde le quito los ojos de encima volviendo a su característico porte sereno, mas el detective aun no salía de su impresión, D dio otra probada de su te con los ojos cerrados mientras que el detective aun no regresaba a la realidad estaba perdido, perdido en aquellos rasgos tan finos, en aquellos labios que se posaban ligeramente sobre la taza para beber su humeante contenido.

El sonido de su localizador lo regreso a la realidad

” ¡León! ¡Te quiero en la escena del crimen! ¡Ahora! ”

- Rayos… - exclamo antes de salir disparado por la puerta, mientras que D continuaba bebiendo su te, el pequeño Q-chan había terminado sus galletas y se encontraba reposando en la pequeña mesa frente a el-

- La curiosidad mato al gato, ¿No es así, Q-chan? –dijo sonriéndole a la pequeña criatura que solo lo miro un segundo para luego continuar con su descanso- 

Algunos días después el detective volvió a la tienda, exasperado, no había encontrado nada en el apartamento de aquel abogado, ni ventanas o puertas forzadas, o algún rastro de ADN que pudiera llevarlo a alguna deducción, no había nada, todo estaba en su sitio, era como si simplemente hubiera desaparecido, como si simplemente se lo tragara la tierra.

- Detective, debe calmarse –pidió con una sonrisa el Conde-

 - ¿Calmarme? ¿¡Hay un hombre desaparecido, soy el responsable del caso y usted me pide que me calme!? –Exclamo perdiendo la cabeza-

Mas D continuaba sonriendo de la misma manera, su actitud no había cambiado en nada.

León dio un suspiro resignado, ese hombre nunca cambiaria, se sentó pesadamente en el sillón mientras que llevaba  una mano a su cien, ¿Qué podía hacer? Miro al pequeño Q-chan hartarse con la bolsa de pasteles que el había traído. ¡Ah! ¡Que vida tan dura la del pequeño animalito! Comer, dormir y pasar todo el día con D; como deseaba ser el en algunas ocasiones.

Las horas pasaron y llego la hora de la despedida, el amable Conde despidió al detective en la puerta para luego ir a la trastienda a atender asuntos, camino por todas aquellas criaturas hasta llegar a aquella puerta dorada, la abrió y se introdujo en la oscuridad hasta llegar debajo de aquella luz tenue donde un joven se revolvía entre sabanas de estampados exóticos mientras se sostenía su parte abdominal con una ligera expresión de dolor en su rostro.

Los alimentos especialmente seleccionados para el, aun yacían intactos, el Conde dio un suspiro resignado, llego al lado de aquella criatura y la sostuvo por el rostro, sus ojos semi cerrados daban una expresión dormida y sus labios ligeramente abiertos lo hacían atrayente.

- Mmm… -musito D acariciando los cabellos de aquel joven con su otra mano libre- Así que… ¿Cómo estaba?

El joven sonrió mirando fijamente a los ojos de D, mostrando los ligeros colmillos que brillaron

- Estaba Deliiiiiiicioso… -

 

 

Notas finales:

(1) Pitones amastistas: Son serpientes constrictoras originarias de Australia. llegan a medir 8.5 metros de longitus y a pesar hasta 90 kilos. Son de color marron amarillento de fondo con marcas angulosas, manchas o rayas color café negro.

Notas de la autora:

Espero que les hayas gustado!

Comentarios y criticas construcctivas son aceptadas!

Bye! Se les quiere!

Gracias por leer!


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