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Scarlet desire por Natsumi Chan

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Notas del fanfic:

Aquí traigo un proyecto que ha ido tomando forma durante estos últimos días. No quiero dar mucha información ya que espero porder sorprender a la gente y salirme un poco de los prototipos. Ojalá sea de vuestro agrado.

 

Aclaración: Los personajes de Naruto y todos sus derechos pertenecen a su creador, Masashi Kishimoto.

La imagen tampoco es mía, pero espero que al dueño no le moleste :$

Notas del capitulo:

Aquí está el comienzo de esta historia y un nuevo desvarío de esta alocada mente. Espero que os guste.

 

La luz mortecina que emitió el flash de una cámara fotográfica fue la única perturbación del ambiente trágico que se había cernido sobre aquella habitación. El jefe de la brigada especial de investigación echó una ojeada a su alrededor mientras se frotaba el puente de la nariz, pensativo. Era el segundo asesinato producido en circunstancias muy similares aquel mes. Definitivamente, algo extraño acechaba la escuela de artes Konoha. A sus pies yacía el cuerpo inerte de un joven estudiante, cuya garganta había sufrido un corte poco profundo que sin embargo, parecía ser la causa de su muerte.

El médico forense se arrodilló junto al cadáver y lo cubrió con una lona negra, antes de que procedieran a sacarlo de allí.

- No puedo determinar nada más hasta haberle hecho un estudio detallado. - Se dirigió al policía. - Aún así, me parece muy improbable que haya perdido tanta sangre por esa herida, no llega al medio centímetro de profundidad. Eso deja tiempo suficiente para recibir atención sanitaria y erradicar el problema.

- Incluso han dejado el arma en el propio escenario del crimen, sin tratar de ocultarla. - Murmuró para sí. - O se trata de alguien muy meticuloso y hábil, o de algún inepto.

- Señor Ibiki, no hemos logrado encontrar ninguna huella dactilar, ni cabello del agresor. - Advirtió su ayudante.

- Necesitamos una muestra de ADN, un punto de partida. Buscad cualquier cosa, lo que sea, esta vez no podemos fallar.

El jefe de policía Ibiki abandonó la estancia, confiándoles el resto. Las piezas comenzaban a colocarse en el tablero, pero ¿Por dónde empezar? Habían trascurrido cuatro semanas desde el anterior percance y no contaban con absolutamente nada, seguían en blanco. Desbarataban todo el material del que disponían sin obtener la más mínima información. Parecía que el destino se estaba burlando de ellos.

Lo coherente en este caso habría sido cerrar la escuela, pero Orochimaru, su director, les había suplicado que no lo hicieran y les había pedido protección para su alumnado. Ibiki pensó que, si bien aquellos jóvenes eran el objetivo, la vigilancia resultaría mucho más fácil si se encontraban todos juntos. Apostillaría varios centinelas en los alrededores esperando que, por lo menos, no tuvieran lugar más incidentes.

A raíz de los sucesos, algunos estudiantes habían pedido el traslado. El pánico no podía más que cundir entre aquellos que se veían obligados a permanecer internos. Había muy pocos que mantuvieran la calma. La noticia se había extendido como la pólvora en cuestión de horas. Durante los días siguientes, las clases quedaron suspendidas en la academia de artes gráficas y plásticas Konoha, una prestigiosa escuela masculina a la que acudían jóvenes de todos los rincones del mundo con el propósito de aprender pintura, diseño, escultura, arquitectura...

 

***

 

- Primero Haku, y ahora Sora... - Susurró un chico pelirrojo, de tez pálida y ojos aguamarina.

- Aún no puedo creer que todo esto esté sucediendo. Alguien viene a por nosotros, cualquiera puede ser el siguiente.

- No te pongas melodramático, Naruto. Lo más recomendable es guardar las formas. - Intervino un joven moreno, de cabellos largos y lisos.

Naruto clavó una mirada cargada de reproche sobre él. ¿Cómo era capaz de pedirle aquello? Su sentido común le gritaba que debían huir, que no había lugar más peligroso que la academia.

- ¿Y fingir que todo está en orden? Venga ya, Sai, aquí se está cociendo algo muy gordo.

- De acuerdo, todos somos conscientes de eso, pero te aseguro que no sirve de nada que te escandalices. - Convino en tono calmado.

- Qué despreocupado pareces, cuando la realidad es que dos compañeros tuyos han sido asesinados en sus propios dormitorios. - Gritó más que habló.- Porque yo no me trago eso del suicidio.

Supo desde el primer instante que Sai sólo quería tranquilizarle, pero su carácter de por sí ya era lo suficientemente revoltoso como para cerrar los ojos y simular que no veía. A sus dieciocho años, tenía demasiado aprecio a la vida que sus padres le habían regalado. No pensaba dejarse arrinconar por una banda de sádicos delincuentes con tendencias desequilibradas.

Iba a retirarse a su habitación, cuando lo vio. Estaba sentado en una mesa al fondo del comedor y sostenía una delicada copa de cristal entre los dedos. Su melena azabache reflejaba la tenue luz de la sala, despidiendo reflejos azulados, y su piel nívea e inmaculada lo dejó atrapado en una espiral de turbación de la que sólo salió en el momento en que se llevó la copa a los labios y bebió el líquido escarlata que contenía.

-¿Está... bebiendo vino? - Preguntó con sincera curiosidad. - ¿A estas horas?

Tanto Gaara como Sai fijaron su atención en aquella esquina mal iluminada y contemplaron la misma imagen que Naruto.

- Él nunca ha sido un chico normal que digamos, no debería sorprendente que bebiera vino a las diez de la mañana. - Se mofó el pelirrojo. - Y seguro que si le preguntas, te dirá un sofisticado nombre francés que te sonará a marca de champú.

-Puro egocentrismo. - Espetó Sai mostrando indiferencia.

Por extraño que pareciera, a Naruto se le habían quedado los ojos pegados de forma literal a la sugerente figura de aquel chico. No era, ni mucho menos, la primera vez que lo veía. Sabía que era un alumno de segundo año, que tendría unos diecinueve, y que su historial académico rayaba lo sobrenatural. Uchiha Sasuke siempre andaba en boca del resto, por su actitud fría y evasiva, por su innegable atractivo, por su destreza en cualquier cosa que emprendía, todo en su persona le hacía resaltar. Parpadeó un par de veces inmerso en sus pensamientos, y luego él ya no estaba allí.

- ¿Adónde ha ido? - Musitó, escrutando el comedor sin encontrar ni un atisbo de movimiento.

 

 

Notas finales:

Hasta aquí este pequeño entrante, sé que no es mucho, pero servirá para tantear el terreno.

Como siempre cualquier cosa que os apetezca hacerme saber, a través de un precioso Review :)

Muchas gracias por vuestra atención


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