Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Videocassette por chibiichigo

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, no mía. (Odio agredir su inteligencia de semejante manera, pero las reglas son las reglas)

Notas del capitulo:

Hola a todos, selecto y bello público (osea, las cinco personas que leen mis circunloquios), en esta ocasión tengo la alegría de entregarles el primer capítulo de un fic que me encantó hacer.

Además, es algo que les va a beneficiar porque ya lo tengo completo así que actualizaré regularmente y me dará tiempo de actualizar uno que otro fic pendiente (já, pienso en todo)

El fic se llama Videocassette porque los capítulos tienen relación con ello, pero por lo demás, el nivel de abstracción es raro. Lo comentaré en mi LJ en algún momento. 

 

¡Disfruten!

Videocassette

Por: chibiichigo

 

Capítulo 1.Play

Si alguien le hubiera dicho antes que él se encontraría en una situación así, lo más probable es que lo hubiese tachado de iluso. Tal vez incluso de soñador empedernido procurando salir de su agobiante realidad… No, simplemente no cabía la posibilidad de una aseveración tal antes de ese particular momento en que su vida se tornó tan increíblemente complicada.  Porque él no era así, ni lo había sido ni –dentro de su tosca concepción de su existir– lo sería.

 

Dentro de las  características más exacerbadas de Sabaku no Gaara no estaban catalogadas su generosidad, su empatía, su sociabilidad, ni mucho menos la facultad aparentemente inherente al ser humano que es el amor. Toleraba, y eso sólo si era extremadamente necesario, a las personas que le rodeaban en la cotidianeidad pero jamás se había llegado a interesar por formar lazos sólidos y estables de amistad o afecto con los otros. Porque él era él y los otros… bueno, los otros no eran él, así que eran completamente prescindibles de su idea del mundo.

No era precisamente el alumno más destacado de la facultad a la que asistía, aunque no por falta de capacidad sino de interés por demostrar su superioridad. Encontraba verdaderamente nefasto, por no mencionar indecoroso, querer resaltar entre una manada de simios educados como el más brillante, el más escandaloso, el más intelectual o el más popular, así que se aislaba de básicamente cualquier persona que no se mostrara digna de sus palabras – que, en honor a la verdad, eran esencialmente pocas – . Prefería estar en compañía de un libro escrito por algún muerto que de humanos que lo aquejasen con sus problemas emocionales generados por estupideces o alguna crisis existencial que, en su opinión debía su estado crítico a que la persona en cuestión existía. Añoraba el silencio más que cualquier cosa, puesto que era  necesario para sumirse en su letargo de cavilaciones atemporales.

 

 

Habían cancelado su clase de medio día sin previo aviso y estaba molesto. No le agradaba perderse clases y encontraba totalmente absurda  la informalidad con la cual se trataban las inasistencias del profesor. Era sabido por todo el alumnado que el hombre tenía una aversión casi alérgica por la puntualidad, llegando incluso a confundirse de día de la semana para excusar su actitud, pero nadie parecía particularmente dispuesto a  hacer nada al respecto.

Se dirigió a la biblioteca, dispuesto a aprovechar su tiempo entre montones de celulosa escrita y embriagándose de silencio al pasar los legados de conocimiento con la yema de los dedos.  Al llegar, sin embargo, aquellos insulsos deseos de hicieron trizas. Estaba llena de ruidosos estudiantes que, teóricamente, estudiaban algo.

Maldijo su suerte unos instantes, sopesando la posibilidad de marcharse de ese sitio que había dejado de ser su santuario o quedarse para analizar la vida de esa  especie salvaje. Era mejor salir de ahí. ¿A dónde? Donde fuese, mientras estuviera lejos de los abortos fallidos.

Recorrió los jardines en busca de un lugar lo suficientemente privilegiado como para no tener a ningún humano cerca y, ya ubicado, se sentó en la única mesa disponible cerca de un grupo de árboles que le ofrecían sombra y frescor.  No necesitaba nada más en aquel momento. Abrió su libro e inició su lectura.

Pasaba las páginas con cuidado, bebiéndose el conocimiento de cada gota de tinta del árbol procesado que tenía entre sus manos. Analizaba cada palabra, dibujando una historia ajena a él y a su mundo grisáceo, embotado en sí.  Estaba tan interesado que apenas escuchó el discreto sonido de la persona que había llegado a  él.

Tardó unos segundos en notar la gélida mirada que se clavaba como puñales en su cuerpo, examinándolo con una precisión políticamente incorrecta. Giró los ojos hasta el causante de su distracción con cierto recelo y rencor; entonces, lo vio. Un par de penetrantes ojos negros, enmarcados en un rostro cubierto por mechones ébano  que le sostuvo la mirada de forma casi retadora antes de sentarse en la banca frente a él.

Un gruñido casi inaudible salió de la boca de Gaara. ¿Qué se creía ese sujeto para usurpar de manera tan vil su mesa, sin siquiera dirigirle la palabra?

Retomó su lectura con trabajos, enviando a su indeseada compañía lascivas miradas que lo invitaban a irse a la mierda a cada tanto. No lograba retomar el hilo que se había roto en su mente minutos antes y su descontento por ello se incrementaba cada vez que veía al otro totalmente concentrado en su libro.

— Largo—  se limitó a decir, apretando los puños junto a su cuerpo para moderar un poco su frustración por la lectura no lograda.

— Es un espacio público. Puedo estar aquí y tú no eres quién para impedirlo—  el disgusto se dibujó en el rostro del contrario, que sólo atinó a  enarcar una ceja y fruncir el ceño.

— Molestas, cretino. Largo— exigió más severo, pero igual de indiferente que siempre.

—Si tanto te molesta puedes irte tú—devolvió su interlocutor con soberbia. Estaba decidido a permanecer en ese sitio.  

Gaara crispó los puños al lado de su cuerpo. Estaba comenzando a perder la escasa paciencia que le quedaba después de la serie de circunstancias adversas que había vivido ese día. Y, en ese momento agradeció desde el fondo de su retorcido ser que hubiese una mesa entre el objeto de su aversión y él.

Permaneció estoico unos momentos, cavilando las posibles respuestas a tan evidente reto y procurando controlar su irascibilidad lo mejor posible. No era propio en él estallar cuando se enfadaba, ni siquiera lo era mostrar su desacuerdo con algo, sino que se reservaba sus opiniones para él y se jactaba en silencio de la estupidez ajena. Desgraciadamente, sentía cómo poco a poco esos ojos inquisitivos se impregnaban en él, en sus ropas y en su cuerpo, como si le pidiesen cuentas. Y aquello le hacía desear que el molesto sujeto de cabellos ébano fuera muerto en carbón ardiente.

Pudo haberle dicho algo soez. Pudo haber insistido en que él llevaba la razón. Pudo haber soltado un golpe a puño cerrado contra la impecable nariz del sujeto. Pudo haber hecho mil cosas… pero no las hizo.  En cambio, tomó su mochila y se levantó de la mesa para buscar otro lugar de lectura.

— Hey, espera.

Aquella frase le sonó más a orden que a proposición. Soltó un bufido por lo bajo y siguió su camino. No necesitaba saber más de ese cretino.

Sintió cómo su brazo era apresado, movimiento que lo hizo detenerse instintivamente. Juntó todas sus fuerzas para no golpear a su captor.

— Dije que esperaras—  le habló con severidad el de mechones ébano, casi como si de un niño travieso se tratase. 

El taheño  movió violento el brazo, intentando liberarlo para emprender la marcha. Pero era inútil, el otro, al ser más alto y – por lo que podía apreciar –  más fornido llevaba las de ganar. Dejó de lado los fútiles esfuerzos por liberarse y volteó frío a mirar a su captor. Y en ese momento sintió cómo las fuertes manos  lo tomaban por la cara y le plantaban  un beso cargado de sensualidad.

El contacto con aquellos labios, carnosos y suaves, lo impulsó a seguir el acto. Sentía cómo sus lenguas entablaban una danza en busca de la supremacía en el ósculo, sin lograrlo más que un momento antes de regresar a la carga. Podía percibir el olor a madera de la colonia del chico y una corriente le recorría desde la boca del estómago hasta la punta de los pies.

El contacto terminó a los pocos segundos, aunque para el pelirrojo fue una eternidad.

—¿Por qué estás enfadado, Rojo? — preguntó con lascivia y prepotencia el Uchiha.

—Además de inoportuno, eres estúpido— aseveró el de pupilas turquesa.

—Déjate de niñerías. No te van.

— Yo no soy quien parece niño de preescolar.

— Vamos. No fue para tanto—  una sonrisa socarrona y arrogante se dibujó en los labios del más alto. Sin duda, esas prominencias de su rostro sólo tenían una función adecuada cuando tenían contacto con su boca— Dicen que el sexo quita lo gruñón.

— Sí, eso he escuchado. Por desgracia, tu impotencia no ayuda.

Aquel comentario, tan decididamente malintencionado sólo logró que su interlocutor  frunciera el ceño, dando la impresión de que una sola ceja abarcaba toda su frente. Una mueca de satisfacción se dibujó en los labios del más pequeño, sabiéndose el ganador de ese encuentro, y momentos después fue disuelta por el arrebato de un beso, todavía más intenso que el anterior. Un contacto que lo hacía estremecer, que lo bajaba hasta lo más oscuros confines de su infierno personal sólo para enaltecer el pedestal de narcisismo y hedonismo.

—Te veré por la noche— susurró Sasuke a su oído.

Ni siquiera se atrevió a contestar nada. Sabía que aquello era un aviso y no una propuesta, el preludio de una macabra sinfonía que lo guiaba a través de sus instintos más bajos. Y eso era justamente lo que deseaba.

Notas finales:

Espero que les haya gustado este pequeño capítulo. Recuerden que los reviews son gratis y que me hacen sonreír, así que, si tienen alguna opinión del fic (les gustó, no les gustó, shalalala) no dejen de ponerla. 

 

Por otra parte, para conocer más de mi fic visiten mi LJ:

http://cassis-regret.livejournal.com/ 

Y si tienen tiempo, agradecería que se pasaran por mirecién adquirido y bello blog, que tiene pequeñas historias  originales, reflexiones y próximamente algunos fics: deorgasmosyantiorgasmos.blogspot.com/

 

Gracias y kissus,

c.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).