Jenny me consigue una soda, la pone en la mesa delante de mí y luego me pregunta si me parece bien salir esta noche. Yo veo con los ojos medios cerrados su sonrisa de comercial de dientes, su largo cabello rojizo y sus ojos pardos y pienso que lo más aburrido de la vida es tener que vivirla. Como casi todas las personas, me preocupo simplemente por existir y seguir existiendo, pero si alguien me preguntara porque lo hago, me quedaría callado, sonreiría y no contestaría nada.
Jenny insiste y yo le digo que sí, que saldremos, pero en realidad quiero decirle que jamás será para mi nada más que una conversación aburrida en la cafetería de la universidad que sinceramente me gustaría eliminar. Ella me dice que deberíamos ser novios y yo levanto la mirada y me veo reflejado en sus ojos. El cabello negro desordenado y una expresión de hastió total en mis ojos marrones y luego digo lentamente, para que no vuelva a preguntarme nunca más, que eso jamás sucederá.
Jenny abre la boca, se levanta apresuradamente y me golpea en el rostro. La típica escena de la chica de la que se han burlado, intentando salvar su dignidad. Esto sucedió hace tres meses y fue justo después de eso que todo empezó.
Ahora mismo estoy sentado en el piso del apartamento de Jeremy, mi mejor amigo desde la secundaria. Tengo mi brazo izquierdo contra una de sus piernas mientras él me tatúa un símbolo japonés que significa muerte con tinta china. Yo observo las pequeñas gotas de mi sangre que caen en el periódico que hemos puesto en el piso y pienso en Jenny porque todo empezó después de eso.
Jeremy estudia psicología y tal vez eso explique la idea descabellada que se le ocurrió ese día, mientras discutía las razones psicológicas de mi rechazo a Jenny. Yo la sabía de sobra: A-BU-RRI-MIEN-TO.
Entonces a él se le ocurrió experimentar hasta donde podía llegar la resistencia de la mente humana en su búsqueda por salir de la rutina. O en buen español, hagamos cualquier mierda que nos haga sentir vivos.
Jeremy me clava la aguja más fuerte de lo que debería y sonríe mientras aprieto los dientes. Hace una semana, mientras estábamos borrachos y Jeremy hablaba de lo inteligente que era la filosofía de Durden y yo me preguntaba quién demonios era Durden terminamos enredados en un beso. Al día siguiente decidimos continuar estando sobrios y él me beso mientras tiraba de mi cabello y yo me aferraba a su espalda.
Jeremy dice listo.
-Ya esta, hombre- y termina de limpiar la sangre- Espera unos días.
Yo miro la mancha rojiza en mi mano y no le encuentro forma y solo pienso que duele más de lo que había pensado y paso un dedo por la mancha y Jeremy me coge de la muñeca y me lo aparta y antes de que pueda reclamar pasa la lengua por la mancha rojiza.
-¿Eso no lo despintara?- le pregunto y se detiene.
Me mira con sus ojos de un marrón más claro que los míos y dice claaaaaro y me besa en la boca. Yo le respondo rodeándolo con el brazo derecho, muerdo sus labios y él me suelta.
Esto no es más que un juego para salir de la rutina. Un juego entre los dos que empieza con un beso y sigue con una lamida a mi cuello y en unos minutos estoy recostado en el piso, tratando de mantener alejado el brazo izquierdo con Jeremy sobre mí, deslizando su lengua por mi cuello bajando, bajando.
Le digo Jay, porque no me gusta su nombre y él me ignora y mete sus manos por debajo de mi camisa y luego le sigue su boca y me besa el pecho, me muerde un pezón y me dice si sabía que Jenny le ha dicho a todo el mundo que soy impotente. Lo sabía y no me importa.
Jay regresa a mi cuello, dirige su boca hasta mi lóbulo y una de sus manos se cuela en mis pantalones. Yo le jalo el cabello castaño, lo obligo a moverse hasta que tengo su cuello al alcance de mis labios y lo muerdo. El día de hoy es cuanto puedes soportar de dolor, o eso diría Jeremy, pero ahora lo único que me importa es que esto es lo que sea menos aburrido y la sangre empieza a acelerarse en las venas cuando Jeremy me saca los pantalones y me deja desnudo y se sienta sobre sus rodillas y se quita la camisa.
En realidad tener sexo es otra forma más de conseguir aislamiento del mundo, dice Jeremy, o por lo menos tenerlo de esta forma, agrega y mete un dedo en mi boca. Lo lamo y siento que acaricia mi lengua.
-Si lo piensas, todo el mundo tiene su propio aislante- sigue diciendo Jeremy. Sí, yo sé eso. Alcohol, pienso- Drogas- dice- O cualquier cosa.
Jeremy pasa la lengua por sus labios y dice que esto es mejor que tirarse de parapente. Yo digo casi y él se ríe entre dientes y separa mis piernas, pero antes de hacer algo más, la mano que tenía en mi boca se mueve hasta llegar a mi entrepierna y acariciar mi miembro. Un jadeo entrecortado seguido de otro mientras él me acaricia cada vez más rápido y luego se detiene.
Yo solo quería salir un poco de la rutina, cuando esto empezó. Ahora tengo a mi mejor amigo encima mío, acariciándome el torso con un dedo que se mancho con mi sangre mientras me hacia el tatuaje, delineando cada uno de mis músculos y luego se inclina y hace lo mismo con su lengua. Su lengua es una cosa tibia y húmeda y pienso que es lo mas excitante que he hecho en mucho tiempo y mientras eso pasa sientes que eres el centro de un mundo reducido y luego la filosofía se va por un caño reemplazada por un dolor agudo que hace que abra la boca y busque aire. Hoy es cuánto dolor puedes soportar, por eso él lo ha hecho sin consideración alguna y una parte de mí recuerda que es la primera vez que llegamos tan lejos.
Jeremy maldice en voz baja y jadea y lo observo a través de la nube que hay delante de mis ojos. Le digo detente en voz baja. Le digo que hay que dejarlo aquí en un susurro, pero él me ignora y sigue introduciéndose y yo siento, sinceramente, que me va a partir por la mitad. El dolor hace que me arquee y casi solloce y me muerda los labios para no gritar. Eso seria demasiado humillante y quiero creer que todavía tengo dignidad. Luego él se detiene, sale y vuelve a penetrarme y yo grito y cierro los ojos y no logro pensar en nada, quiero rogarle que pare, que se aleje.
Ah, mierda. Jeremy se mueve y me masturba al mismo tiempo y toca algo dentro de mí que hace que abra los ojos y arañe el piso y jadee. Jeremy se deja caer sobre mí, me da un beso rápido y gira su cabeza hacia mi lóbulo y lo muerde y lo oigo jadear en mi oído y luego me dice si estoy bien.
-Púdrete- le digo entre dientes, con el poco aire que puedo reunir. Estoy jadeando, gimiendo y siento que me convertido en el dolor y toda esa basura poética, pero la verdad es que me estoy sintiendo demasiado bien, incluso cuando el placer parece ser una agonía constante, que me quema el cuerpo, mientras él me embiste y jadeo, y gimo y me encuentro diciendo “ah” cada dos segundos y tengo que masturbarme yo mismo porque necesito terminar.
Jeremy me aparta la mano y me aprieta la muñeca y me dice que hoy yo tengo que quedarme quieto.
No sé cuánto tiempo después (apuesto a que han sido minutos) gimo más fuerte y Jay se detiene, ruego y Jeremy se ríe en mi oído.
-Mas- digo en un susurro. Esa es la dignidad que se va por el desagüe- Sigue, demonios. Ah, joder.
Tengo mi brazo derecho rodeando su cuello y él izquierdo en su espalda intentando de algún modo pegarlo más a mí y mis caderas se mueven irremediablemente siguiendo su ritmo errático y Jeremy vuelve a masturbarme, y siento como se corre dentro de mí y yo hago lo mismo casi al instante.
Pienso en la universidad el lunes, en mi casa, y si, esto es mejor que todo eso. Jeremy se levanta y dice que mejor me quede hoy allí. Yo asiento con la cabeza y paso el brazo derecho por detrás de mi cabeza y observo la mancha rojiza en mi brazo y casi al instante me quedo dormido.