Otra vez en mi casa, recordando aquel día en que te conocí, eras la más alta de la fila de sexto grado, pero aunque soy de baja estatura me pusieron atrás de ti por llegar 5 minutos tarde, acto seguido nos llevaron al salón, quien iba a pensar, ni siquiera yo, que ese sería el comienzo de mi tortura. De eso ya casi diez años y contando. Nos volvimos grandes amigas, te ayudaba con tus tareas, te ayudaría con lo que deseases, pero en esos momentos solo como amiga o hermana, de verdad que solo eso sentía, me contabas de tus enamorados y yo me reía, me parecía gracioso, es más me encantaba hacer de celestina, hay como extraño esos días en que para mí eso era lo más divertido. Así pasaron dos años y por azares del destino nos toco cambiar de colegio, conseguí cupo en un colegio público y tú en uno de los colegios adjuntos, después de casi dos meses habías conseguido traslado, ya que el mío quedaba más cerca a tu casa y nos juntamos de nuevo en octavo grado, y ahí todo empezó a cambiar, armaba pataletas por cosas insignificantes como con quien te hablabas o hacías las tareas, hay que embrollo, finalmente en noveno entendí que me pasaba, estaba perdida e irremediablemente enamorada de ti. Sobreviví luego de 2 años de colegio en los que me toco tragarme la rabia que me daban cada uno de tus novios y me encantaba cuando mis predicciones se hacían realidad y uno tras otro te engañaban y fallaban no una sino varias veces, amaba cuando me tocaba consolarte, calmar tu llanto y confortarte toda la tarde, me sentía mal por ti pero muy feliz por mí, en esos momentos yo era el motivo de tu felicidad. Todavía recuerdo con claridad el día en que llorando me dijiste que pensabas que estabas embarazada, estoy segura que no lo viste pero en mis ojos se dibujo el terror, pensé que sin más remedio te perdería, ese era el fin, el fin de algo que nunca comenzó, el fin de mi vida, de mis sueños y esperanzas, finalmente comprobamos que no lo estabas, pero igual una parte de mi murió ese día, porque supe que habías estado con él y que a mí nunca me mirarías. Por fin acabe el colegio y con el mi tortura, pensé que todo acabo, era solo una etapa, eso me repetía una, otra y otra vez, que equivocada estaba, porque en ese momento empezaba mi obsesión, como mas puedo llamar el pensarte cada día de mi vida y continuar amándote aunque no te vea, aunque tú ya no me consideres ni siquiera tu amiga. Entre a la universidad, mi carrera exigía mi completa dedicación, pero después de dos años mi concentración empezó a fallar no te podía dejar de pensar, eras más que un simple recuerdo, eras mi razón de ser, mi existir, mi vivir, en conclusión todo mi ser.
Una y otra vez me encuentro casi rogándote, suplicándote que salgamos a dar un paseo, a recordar viejos tiempo pero como siempre una clara ignorada, no me respondes, ese mensaje siempre es ignorado, me dices que me quieres mucho pero luego me ignoras, ¿por qué? En realidad no te entiendo, me mata que juegues conmigo, que creas que no siento, no se si no ves como sufro, como enloquezco, acaso no veías como me sonroje el otro día de solo verte, es porque tu otra amiga me odia tanto, no quiere que nos veamos, eso quiere decir que en realidad ya no te importo, ay dios porque esta obsesión, me duele la cabeza, me duele el alma de solo pensarte y tratar de entender porque juegas conmigo.
Por fin lo conseguí, una salida, creí que había cogido el cielo con las manos, ese día llovió, no me importo te llame y te dije que iría, igual el agua no me asusta, lo que me asustaba era perder la oportunidad de verte, de rozar tu mano, lo que fuera era suficiente para mi, sin más que decir cogí mi moto y fui a recogerte, pero como siempre llegue y estabas hablando sobre un muchacho que recientemente habías conocido y con el que querías hablar, me toco tragarme mi orgullo, sonreír y decirte, habla con él, igual no importa, yo te espero, estas palabras que se me escuchaban con naturalidad me herían por dentro, pero con menor intensidad que antes, por primera vez no sentí ganas de llorar, solo una leve tristeza me recorrió, por fin después de todo salimos a dar la tan esperada vuelta, era extraño, no me sentía perdida al mirarte, no balbuceaba al hablarte, fui tan natural como lo era con cualquiera de mis amigas, es verdad me seguías gustando, pero no tanto como antes. ¿Qué si me gustan las mujeres?, por supuesto, mi mejor amiga no es la primera mujer que me gusta, me han gustado muchas otras, pero solo de ella me he sentido perdidamente enamorada, las otras solo eran lindas mujeres a las que miraba de vez en cuando. Poco a poco he logrado sanar, olvidar y empezar, pero esta vez con alguien que en verdad me valora y ha logrado guiarme por el camino de la felicidad………………….