Near:
Hoy es un día como cualquier otro, uno más en el calendario, otro menos en mi vida.
Mi nombre es Near y tengo 17 años. Actualmente estoy en la escuela cursando 4to año de la secundaria.
No tengo amigos porque no los necesito para nada. La única a quien podría considerar amiga es la soledad; es quien ha estado conmigo acompañándome desde aquel día que marco horrorosamente mi maldita vida para siempre. Aún sigo pensando; “¿Por qué mierda no estoy muerto?”, ¿Por qué tengo que seguir sufriendo en este asqueroso mundo?”
Y aquellas preguntas serán las que me acompañen por siempre.
Nunca habrá nada ni nadie que me haga feliz. Estoy destinado a estar solo, a morir totalmente vacío y a pasar mis días con eterna indiferencia. Sé que si mañana llegase a morir nadie llorará por mí, porque ¿Quién querría llorar por una porquería como yo?
La respuesta es sencilla; simplemente nadie.
Mis pensamientos fueron interrumpidos de repente, una de esas estúpidas chicas otra vez.
-¿Qué quieres?- Le dije fríamente posando mis frías orbes negras sobre su rostro.
-Emm… pues… ya termino el recreo- Dijo con evidente temor ante mi actitud.
-Ahora voy- Simplemente respondí devolviendo mirada hacia algún punto muerto nuevamente. Ni cuenta me di cuando se fue corriendo dejándome solo.
Sin ánimos pronto volví a clases, tomando asiento junto a la ventana, viendo el día pasar y como todo seguía alegremente su curso frente a mis ojos; muy por el contrario de mí, donde la desolación era inmensa.
Lenta y torturosamente pasaron las horas, cuanto deseaba volver a mi casa, sin embargo, allí estaba; con mis idiotas compañeros esperando impaciente el fin de la jornada, pero claro está no teníamos los mismos planes para el día.
Sin mucha demora sonó tan esperado timbre y con ánimos los demás comenzaron a guardar sus pertenencias, pero antes de salir por la puerta nuestra profesora nos interrumpió para decir con su voz ronca lo que para muchos pareció emocionarles;
-Mañana llegará un alumno nuevo. Por favor, necesito que se comporten como es debido.
No faltó más para que se escucharan los murmullos y sin darme cuenta me dejé llevar por muchos de ellos imaginando como sería aquel nuevo alumno, aunque pronto deseché la idea, ¿Qué me importaba? Sencillamente es algo que no me incumbía en lo más mínimo, sería una persona más.
No cambiaría mi vida ¿verdad?
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Mello:
Sólo era cosa de horas, ya me anoté en mi próxima escuela, sólo faltaba ir y presentarme ante todos.
Mierda, como odio hacer eso, creo que quedo como un idiota allí parado frente a todos. Pero me resignaré y trataré de hacerlo lo más rápido.
Espero que sea así…
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Near:
Llegando a mi casa, lo primero que hice fue dejar mis cosas en mi habitación, algo que no soportaba era el desorden ni menos la suciedad; supongo que son manías mías desde pequeño. Por lo mismo, me dirigí hacía el baño dejando correr el agua esperando se entibiará y sin más me desvestí para que el caliente líquido recorriera mi cuerpo.
La sensación simplemente era única; cálida y acogedora, creo que lo más cercano que tendré a mí de ese ensordecedor contacto.
Mis ojos parecieron cerrarse al instante, verdaderamente me sentía muy cansado, por suerte no tenía tarea y así podría descansar, aunque siendo aún la una de la tarde quedarían largas horas sin saber qué hacer, sólo dormir.
A veces quisiera no despertar nunca.
Quisiera desaparecer para siempre.
Quisiera no tener que vivir más…