^//^ PoV Fugaku ^//^
Mi amado amante no sabe que darme para festejar mi cumpleaños, lleva dos semanas muy estresado por que no encuentra algo especial para mi, pero una tarde entro a mi oficina…
- Fugaku.- dijo mi rubio mientras cerraba la puerta con llave.- Tengo un problema.- dijo triste mientra camina así a mi.
- ¿Cuál es el problema Minato?- pregunte mientras me dejaba tomaba entres sus fuertes brazo y me besaba.
- Te extraño mucho.
- Yo también mi amor. Pero dime que problemas tienes.
- No se que regalarte para tú cumpleaños.
- Sabes me encantaría que me regalaras el cumplir con mi…
*****
Siempre me han aburrido los congresos de Medicina, mi problema es que en mi especialidad es necesario ir a varios para no quedarse desfasado.
Aquella vez me tocó en agosto, en Madrid, calor insoportable, poca gente, pocas ganas de salir por la noche y un plantel de conferenciantes más bien flojo.
La noche antes de la clausura llegué a mi habitación del hotel cansado, me quité los zapatos, me quité la chaqueta y la corbata y me asomé al balcón, corría una suave brisa, se estaba mejor que dentro de la habitación.
El caso es que, estando en el balcón, comencé a oír unos suspiros que venían de la habitación de al lado, supuse que eran de alguien que hacía ejercicio y no me equivoqué, por el balcón pude ver en el interior de la habitación a un hombre más o menos de mi edad, que estaba tumbado en el suelo haciendo abdominales, iba vestido tan sólo con un boxer blanco de licra.
Lo observe completamente de pies hasta su cabeza, su hermoso cabellos rubios, piel tostadita y un cuerpo de infartó, unos abdominales tensos, unos pectorales firmes, unas piernas musculosas y unos brazos de vicio, también se apreciaban con claridad unos enormes bíceps, unos firmes y duros triceps, y un poderoso paquete.
Me descubrí a mi mismo en un acto de deseo tal que me retiré a mi balcón para que mi vecino no me viera y quitarme el sofoco que sentía. No habían pasado ni cinco minutos cuando cesaron los gemidos de los ejercicios, y comenzó a sonar la ducha, me comencé a imaginar ese cuerpazo bajo el agua de la ducha y mi miembro comenzó a expandirse.
Al cabo de un rato se dejo de oír la ducha y a los pocos minutos mi vecino salió al balcón:
- Hola.- Dijo, iba con el torso desnudo, únicamente llevaba la toalla a la cintura. -Tu eres del congreso ¿verdad.
Me quedé sorprendido pues él me conocía y yo ni le había visto hasta entonces.
- Te vi el primer día.
- Encantado de conocerte.
Después de eso, nos pusimos a hablar del congreso y él dijo que no había podido asistir a algunas sesiones y que no le había llegado el libro que se había repartido. Ese libro lo tenía por duplicado y le dije que no me importaba regalárselo y que ahora mismo, si quería, se lo pasaba a la habitación, él dijo que encantado.
Pasé al interior de mi habitación, me calcé, me desabroché algo más la camisa para lucir mis pectorales, me puse colonia y me fui a su habitación. Él me recibió tal y como lo había visto, con la toalla a la cintura, le entregué el libro y comenzamos a comentarlo.
La charla fue muy distendida, era un tipo muy simpático y abierto, en un momento dado le comenté que a mí los congresos me parecían una pesadez, él dijo que, al principio de su carrera, él era de la misma opinión pero que luego, al conocer gente interesante en los congresos, había cambiado radicalmente de opinión.
- Por ejemplo- dijo.- tú eres una de esas personas interesantes, lo supe desde el principio.
- ¿Por qué?- Pregunté.
- Por que no es tan habitual ver a un médico de tu edad, atlético, bien trajeado, y que utilice una colonia como la tuya.
Me sentí alagado pero, en un alarde de falsa modestia le dije:
- Por poca cosa te impresionas.
- No creas… - dijo- lo habitual son colegas descuidados físicamente, muy mayores, que van sólo al trabajo.
-¿Y por qué crees que yo no soy así?
- Pues… - dijo él- porque sino no habríamos congeniado tan rápido y no me habría dado cuenta de tu existencia.
La conversación entraba en temas muy personales, me atreví a decirle:
- Lo cierto es que somos parecidos, tú también te cuidas lo tuyo, tienes un buen físico, y también usas una buena colonia… ¿cuál es?
- ¡Adivínalo! - Me dijo y extendió su cuello para que oliera su colonia, acepté y olfateé su colonia muy cerca de su cuello, mi dictamen fue:
- Esencia de Joseth Week.
- Exacto. Ahora voy a adivinar la tuya.
Procedí a extender mi cuello, él se acercó y comprobó que me latía aceleradamente la yugular, noté su suave aliento en la nuca y creí desfallecer cuando, a milímetros de mi cuello, sentí que sus labios se abrían y decía:
- Ángel de Carter.
- Sí.- Solo acerté a decir.
- No ves.- comentó.- somos muy similares, venga acomódate y tómate algo que no tenemos nada que hacer en toda la noche.
Y acto seguido sacó bebidas que había comprado y dejado en la nevera de la habitación, y me sirvió una copa.
- Ponte cómodo, quítate la ropa si lo prefieres.
Me quedé algo cortado pero acepté y me quedé en mi boxer de tela blanco a vista de que él seguía con su toalla y sin vestirse.
Lo cierto es que mi miembro estaba crecidito, él hacía como que no se fijaba. Me fijé en su toalla y ví un significativo abultamiento a la altura de su pene. Llegados a este punto le comenté:
- Lo cierto es que hay que cuidarse para hacer mejor el sexo, para la pareja y tal.
- ¿Tienes pareja? - preguntó.
- Ahora no. - dije. - Bueno, pero estás muy a punto para tenerla en cualquier momento, tienes un buen cuerpo.
- Gracias, tú no estás nada mal.
La tensión sexual se incrementaba pero no estallaba, así que me decidí:
- Haces mucha gimnasia pero creo que estoy más fuerte que tú, te echo unas vencidas.
- Si, por que no.- dijo tranquilamente.
Dispusimos una mesita en medio de la habitación y dos sillas y procedimos a echar dos vencidas, el primero con la derecha, nuestras manos se juntaron nuestros bíceps se tensaron, al principio iba ganando, le iba basculando, hasta que en un momento dado sentí su reacción, su fuerza que, poco a poco, me vencía hasta que muy paulatinamente me venció. Nos quedamos cansados pero le dije:
- Ahora la izquierda.
En esta vencida comencé llevando la iniciativa y comprobé que él tenía menos fuerza en este brazo que yo, nuestros bíceps estaban muy tensos, nuestros culos tan apenas rozaban las sillas, y, al final, en un esfuerzo supremo conseguí que su brazo cayera, tal fue mi fortuna que nuestras cabezas quedaron tumbadas en la mesa a escasos centímetros, entonces , sin mayor preámbulo acerqué mis labios a los suyos y le di un beso posando mis labios en los suyos, mi lengua salió de mi boca, masajeó suavemente sus labios y entró sin oposición alguna en su boca.
Enseguida nuestras lenguas se entrelazaron, nuestros cuerpos recuperaron vigor, nos deshicimos de la mesa y las sillas, y nos pusimos de pie, nuestros cuerpos se juntaron, él me abrazó a la altura de los hombros, y mis manos se desplazaron a quitarle la toalla y agarrarle fuertemente el trasero. Al quitarle la toalla, su miembro saltó como por un resorte soltando gotas de líquido preseminal.
El seguía concentrado en besarme, sentía su lengua junto con la mía, su vello del pecho acariciando mi pecho rasurado, sus nalgas duras y firmes, su tranca en mi abdomen, entonces él bajó sus manos a mi culo metiéndolas por debajo de mi boxer, me acercó a la cama y me tumbó en ella quitándome el calzón.
Cuando me tuvo largo en la cama se incorporó y me miró como el cazador a su pieza y acto seguido se abalanzó sobre mi pene, posó sus voluptuosos labios sobre mi rosado capullo que goteaba de placer, cogió el tronco del miembro con su mano y comenzó a mamarme y masturbarme, comencé a gemir:
- Sí, colega, si... tú... si... que... sabes... me encanta, me va... ah... ah... oh... sí... oh... cómo... me la comes... ah... ah... oh...
El placer era indescriptible, veía la enorme y musculosa espalda de mi amante torzonada sobre mi pene, sentía sus suaves y tersos labios sobre mi capullo y cómo me iba elevando de cielo a cielo hasta llegar al séptimo cielo del placer.
En esto estaba cuando mi colega cambió de posición, abrió mis piernas e introdujo su gran herramienta en mi ano mientras me seguía masturbando la tranca con su manaza, él gemía de placer, tensionaba pectorales, abdominales y todo el cuerpo, y sollozaba:
- oh… oh... no sé cómo no te gustan los congresos, a mí... tú... me gustas mucho... y me pones más, colega... ah... oh... oh...
Él estaba muy excitado, su pene me tenía absolutamente empalado era enorme y se le había puesto más, sentía sus testículos golpeándome el culo eran absolutamente redondos y duros como bolas de billar.
- Sigue... no pares, jódeme como un loco, sigue...
En un momento dado mi colega gritó:
- Ah... me viene... me viene... ah... no puedo... ah...
Y sentí el torrente de su leche caliente en mis entrañas mientras él caía desplomado sobre mi torso.
Cuando lo tuve como un gatito sobre mi cuerpo le dí la vuelta a su cuerpo con mis piernas y lo puse sobre la cama, yo estaba súper excitado, me senté sobre su abdomen y continué con la enorme pene.
- Ahh... qué bien me has follado colega... te me voy a correr encima.... uhm... oh... uh... sí... sí.- Mientras que le gritaba, él me miraba con nuevos y encendidos ojos de deseo hasta que mi pene estalló en un riego que le llegó a la cara y se desparramó por el vello de su pecho, el muy sinvergüenza abrió la boca, sacó la lengua y relamió su semen mientras ofrecía sus brazos en un abrazo a mi cuerpo desfallecido.
Los leones se convirtieron en cachorros al mismo ritmo que menguaban sus trancas y durmieron juntos aquella noche.
^//^ Fin PoV Fugaku ^//^
****
En una habitación de hotel se encontraban dos hombres, uno de ojos color cielo sin nueves, con hermosa piel tostadita y un rebelde cabello rubio que sonreía con mucho amor a su compañero de piel blanca como los copos de nieve, sus cabellos y ojos como el mismo carbón pero con gran sonrisa en su labios.
- Gracias mi amor por cumplir mi fantasía.- Decía el pelinegro mientras abrazaba y besaba a su compañero.
- Por nada mi amor, ¡Feliz cumpleaños Fugaku!
- Gracias… Dime Minato ¿Te gusto cumplir mi fantasía de estar en un congreso de medicina y tener sexo con el vecino de habitación?
- Claro que sí mi amor.- decía besando con mucho pasión.- Dime Fugaku ya lo escribiste tu historia para tú página.
- Si mi rubio, mientras tú dormías dormilón, y le agregué otras cositas para que fuera mas interesante..
Con eso se comenzaron a besar de nuevo, pero los interrumpió el teléfono que esta como loco sonando.
- Bueno.- dijo el pelinegro.
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS PAPÁ/AMOR!
Ahí fue donde se acabo la fantasía de dos amantes pero a mismo tiempo esposos y padres que se aman… tienen miedo de decir que de aman no por la sociedad y el que dirían, si por el temor de que los odiaran sus amados hijos y por ellos seguían escondiendo su gran amor.
Pero esa es otra historia.
*-* Fin *-*