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Disarm por Sekai Montakiu

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Las campanas se sentían a lo lejos y estremecían a cualquier persona que las escuchara, incluso dentro del orfanato para niños superdotados de Winchester, la Wammy’s House. Era un día soleado, todos los niños se encontraban jugando en los extensos jardines que éste contenía. Todos menos uno, un joven alto con cabellos negros un poco largos y de ojos carmín se encontraba leyendo un libro bien cargado de nivel universitario a una velocidad verdaderamente increíble. Nada lo desconcentraba, estaba en el piso más alto del edificio, por lo tanto el ruido de los niños que jugaban en el exterior no llegaba hasta su posición. Tenía una vieja computadora frente a él, un tarro de mermelada de fresa a punto de quedar vacío y junto a este una taza de café que se había terminado tomando en frío por haberse olvidado que estaba allí. La vista del joven estaba cansada y ya le comenzaba a costar razonar lo que leía, entonces agarró la taza con la esperanza de que ese fuerte líquido negro y dulce lo ayudara a despertarse un poco, pero para su sorpresa, al llevarse la taza a la boca se dio cuenta que ya no quedaba ni una gota de su apreciada bebida, solamente quedaban los restos de azúcar ya adheridos al fondo. Le puso un señalador al libro para no perder su lectura, con un suspiro de cansancio se levantó de su silla estirándose un poco, agarró su tarro de mermelada mientras se dirigía a su cama y le dio un sorbo como si fuera la taza que acababa de dejar sobre su escritorio, se sentó en el duro colchón que estaba un poco abierto y tenía todas las sábanas y el cubrecama desarreglados, pero estaba demasiado cansado como para arreglar todo el desorden que no solamente era en su cama, todo su cuarto era un desastre. Estaba lleno de libros, cuadernos, apuntes y otros útiles. Se había pasado estudiando varios días seguidos y los días en que el tiempo de estudiar y hacer sus actividades diarias no le alcanzaban, simplemente no dormía, en la cocina le llenaban un termo que logró conseguir con café, y al ser uno de los mejores alumnos le daban un frasco de su dulce favorito, del que comía hasta empalagarse la boca.

Posó su cabeza en sus manos, cuyos codos estaban recargados sobre sus rodillas y intentaba darle un repaso mentalmente a todo lo leído, dejó la mermelada en el suelo y cuando se dispuso a acostarse se pudieron sentir unos golpes y gritos que provenían del pasillo. De inmediato giró la cabeza hacia la puerta y se pudo ver cómo el picaporte bajó de un solo golpe. En ese instante una extraña luz lo envolvió y sentía a la distancia un sonido bastante peculiar. Comenzó a abrir los ojos y giró su cabeza hacia el despertador que cumplió con su función diaria. Estaba verdaderamente cansado y solamente quería seguir con la actividad que estaba realizando esa noche, o mejor dicho, hacía unas cuantas horas. Era consciente de que por falta de descanso le costaría razonar, pero había planeado todo desde hacía ya varios años, y ya estaba ansioso de poder llevar a cabo su plan. El hecho de pensar en el propósito de su misión le había costado el sueño por varias noches seguidas y esa noche que optó por descansar le resultó imposible cerrar los ojos al saber que faltaba tan poco. Se sentó en el suelo a terminar su muy elaborado plan. Luego de varias horas de revisar que hasta ese momento todo estuviera correcto y no se viera el más mínimo error, se puso a recordar las noches que pasaba en vela para poder ser como la persona que más admiraba en todo el mundo, la persona por la que incluso en sus principios era la razón de su existir, de su ser. Y cómo ahora sus planes eran un arma de venganza, por haber arruinado su vida. Sus pensamientos se confundían en su cabeza y combinados con la falta de sueño lo hacían confundir su mente, en ella corrían pensamientos como: “¿Por qué estoy haciendo esto? Esto no me devolverá todo lo que perdí por su culpa. No entiendo qué diablos pasa conmigo. Lo amaba, amaba a A ¿Pero por qué no quiso escucharme? Tendría que haber acabado a L ese mismo día ¿Por qué no lo hice? ¿Será porque aún lo admiraba? Ahora ya no me importa, me desharé de él a como me dé lugar, pero…”se levantó del polvoriento y astillado suelo de madera y se dirigió a un viejo espejo bastante trisado que se encontraba cerca de la puerta que apenas se sostenía. Observaba su nombre y al no ver su esperanza de vida volvía a pensar “¿y si no veo el tiempo que me queda de vida porque el que tendría que haber muerto en lugar de A era yo?”. Esa pregunta daba vueltas por su mente, y ya suficiente que le costaba razonar antes este hecho no lo favorecía en lo absoluto, así que intentó despejar su mente para poder terminar con su trabajo, y no pasó mucho para que lo continuara. Se fijó en la hora, eran las 7:27 am, y calculó que para unas tres horas ya habría terminado con todo y podría relajarse para así poder hacer el primer movimiento.

Tal y como lo había previsto, a las tres horas terminó. Sonrió para sí y salió por el destrozado balcón a tomar un poco de aire fresco, en su mente repasaba su recién terminado plan. El día estaba exactamente igual que en su sueño. Volvió a entrar para ver el calendario que estaba junto a la puerta del balcón y vió todas los días de ese mes que ya habían pasado tachados. Se detuvo a ver cuánto faltaba para el día en que acabaría con su primera víctima, para su sorpresa, era ese mismo día. Ya tenía a su primera víctima escogida, se había instalado en esa antigua estación de trenes abandonada para mantenerla vigilada, ya que lo tenía a unas cuantas cuadras y siempre que salía pasaba muy cerca de allí, pero para su fortuna era muy raro que saliera, solamente lo hacía cuando tenía que comprar alimentos, ir a la farmacia o asistir a las reuniones de trabajo que se llevaban a cabo el último día del mes, ya que trabajaba para varias revistas bajo varios pseudónimos simplemente tenía que escribir los artículos y depositarlos en el correo.

B se recostó en el suelo, donde había un viejo colchón pequeño, puso el despertador a las 8 pm y lentamente se quedó dormido. En sus sueños sentía voces muy familiares, no veía imágenes, solamente escuchaba voces que se habían perdido en lo más profundo de su mente y renacían en cada noche de tortura, esas palabras lo consumían en dolor, y aunque no pudiera cambiar el pasado intentaría demostrar la verdad de sus sentimientos. Las voces se oían distantes, pero se entendía cada palabra a la perfección, al principio se sentía con voz suave “eres mi mejor amigo Beyond, te amo... Nunca te alejes de mi… Nunca me abandones, te necesito… Beyond, sin ti no puedo vivir” luego de golpe las voces cambiaron a gritos melancólicos y llantos “¿¡Por qué tuviste que mentirme B!? Eras todo para mi… eres tan falso como todos, nunca debí confiar en ti”. B se levantó de un salto con el rostro empapado por las lágrimas, esas palabras retumbaban en su mente. Intentó dejar su mente en blanco por unos minutos y se volvió a recostar pensando que cuando todo termine podría descansar tranquilo, descansar, sabía que al final lo haría. Al cerrar sus ojos el despertador sonó haciendo que su mente se volviera a perder. El joven dio un suspiro resignado, apagó el aparato y se levantó.

Había dejado una mochila en una esquina del cuarto, en ella había metido unos cuantos clavos, los wara ningyo y trapos que usaría para limpiar las huellas digitales de toda la escena. Se puso un reloj a cuerda en la muñeca izquierda, y de un armario casi destruido que se encontraba casi destruido sacó un uniforme de estudiante que había comprado al inicio de año. Se bañó con una manguera que estaba enganchada a una canilla que seguramente usaban para limpiar las piezas de repuesto de los trenes, se puso una camisa blanca, una corbata roja, unos pantalones sueltos oscuros, unos lentes de contacto negros y finalmente se peinó lo mejor que pudo, tantos años usando el cabello desarreglado hicieron que éste se volviera muy rebelde, aunque eso no lo detenía, no todos los estudiantes eran de arreglarse el pelo para ir a la escuela, así que agarró su mochila, unas cuantas revistas y salió.

Esperó afuera de la estación por un largo rato, fijó su vista en el reloj que colocó en su muñeca antes de salir, pero recordó que no le había dado cuerda ni lo había puesto a horario antes de salir, se maldijo por esa distracción pero sabía que esa no era la razón por la cual se lo había puesto. Por un momento pensó que se tardó mucho en arreglarse y su víctima se le había adelantado en llegar, así que volteó en dirección a su anterior posición, pero luego se percata de que Believe se acercaba muy lentamente. Con el tiempo que lo llevaba vigilando supo que el último día de cada mes tenía una reunión con una de las agencias de revistas para la que trabajaba, por lo que era una de las pocas salidas que frecuentaba. Para ser una simple reunión se veía bastante agotado, muchas de las veces que lo veía regresar en ese estado se preguntaba qué haría en esas reuniones como para volver en un estado tan demacrado a su casa, pero eso no importaba mucho, tenía que alcanzar su objetivo, tenía que derrotar a L.

Bridesmaid pasó a una cuadra de distancia de donde se encontraba Beyond, la estación era donde topaba la calle y Believe pasó una cuadra antes de ésta. El pelinegro comenzó a caminar en el mismo sentido que su víctima, en forma paralela a ésta por tres cuadras. El aire se sentía muy pesado y estaba algo tenso, no sabía cómo quedaría después de eso, sabía que sus ojos podían ver la esperanza de vida de las demás personas, lo que de alguna forma u otra lo hacía tener la muerte a su lado. Se sonreía a sí mismo por no haberse vuelto loco antes, pero no sabía cómo quedaría mentalmente después de ser él mismo el que provoque una muerte, no, no una, tres, y luego se suicidaría. Tenía que sacar esos pensamientos de su mente, así que se puso a cantar suave y lentamente una canción que solía escuchar antes de escapar del orfanato, poco después de la muerte de A.

- You know the games I play

And the words I say

When I want my own way

You know the lies I tell

When you've gone through hell

And I say I can't stay

You know how hard it can be

To keep believing in me

When everything and everyone

Becomes my enemy and when

There's nothing more you can do

I'm gonna blame it on you

It's not the way I want to be

I only hope that in the end you will see

It's the Opheliac in me

 

Luego de la tercera cuadra, se detuvo y giró en el lugar, observando que su víctima aún no llegaba a la puerta de su casa. Inhaló aire hasta que sus pulmones se llenaran por completo, lo retuvo por unos momentos y lentamente lo exhaló por la boca, fijando su vista en el camino y retomando decididamente. Al llegar a media cuadra Beyond pudo divisar al escritor, que buscaba pacientemente las llaves de su casa mientras cruzaba la calle. B por un momento agradeció que esa calle no era muy transitada, porque en ese momento si no era víctima de su asesinato era pintura para un auto que pasara por allí mismo. Beyond agarró la revista que había comprado el día anterior, se puso unos anteojos y iba caminando a paso lento mientras fingía leerla. Al llegar a la entrada de la residencia del escritor, éste estaba recién abriendo la puerta. Mirándolo desde la entrada, le habló con la voz un poco quebrada.

-Di… discul…pe- Believe se volteó algo curioso y vio a un joven alto de enormes ojos oscuros, su piel era notablemente pálida, pero era bastante esbelto. Su espalda era recta y en su rostro tenía una bien fingida expresión de sorpresa- ¿u…usted es… quien… yo cre…creo… que e…es?

Bridesmaid lo vio con una expresión algo confusa, no entendía muy bien a lo que se refería hasta que vio la revista que tenía en sus manos pero aún así no estaba seguro hasta que el joven le volvió a hablar, ya con un poco más de seguridad.

-¡Usted es Believe Bridesmaid! Soy un fanático de sus columnas. Compro esta revista todas las semanas sólo para leer sus artículos.

-Valla, sabía que a muchos les gustaban mis artículos, pero, muchos odiaban el hecho de que hacía quedar mal a muchos famosos, incluso últimamente me mandan insultos y amenazas por correo.

-Es que quieren seguir viviendo en la ignorancia, les importa tan poco lo que ocurre alrededor de ellos que si algo mínimo cambia en el ambiente solamente se quejan. Por cierto, antes de irme quisiera preguntarle… ¿Me firmaría su artículo? Por favor.

-Claro, no hay problema. Me alegra que un joven como tú le guste mis artículos, por cierto ¿Cómo te llamas?

-¡Oh! ¡Qué descortés de mi parte! Lo lamento mucho señor, soy James West- dijo tendiéndole la revista con la columna de Bridesmaid a la vista.

-No hay problema James, es un placer.

Beyond notó que el escritor estaba un poco nervioso, que aunque para una persona normal hubiera sido difícil de notar, para él era común notar el nerviosismo o el miedo en una persona que se encontrara cerca de él, pero ese nerviosismo no parecía ser por temor, y por un pensamiento que de repente se interpuso en su mente le dio un escalofrío.

Bridesmaid le devolvió la revista y con una gota de sudor en la frente le propuso algo.

-Emmm… ¿Estás muy apurado? Porque si quieres puedo invitarte a un café en mi casa- le dedicó una sonrisa algo nerviosa mientras que al aludido le volvió a recorrer otro escalofrío por la espalda al confirmar las intenciones del hablante.

-“Y yo que creí que tendría que hacer toda una escena teatral para poder entrar”- pensó tranquilamente y enseguida le respondió- ¡Claro! Para mí sería todo un placer.

Beyond le dedicó una sonrisa amigable y entró a la casa. Era verdaderamente grande, pero no pensó mucho en eso, tenía que buscar la forma de llevarlo a la “escena del crimen”, su víctima era bastante grande, y aunque pudiera cargarla todo, con lo que tenía que hacer sería una pérdida de tiempo. Intentó improvisar algo rápido. Se fijó en las escaleras que llevaban al primer piso, y pensó:

-“Es más que obvio que en una casa así le habitación esté en el primer piso, pero… ¿Cómo hago para llevarlo hasta allá?”- subió con la vista hasta llegar a arriba, y notó que estaba había una enorme pila de revistas, no solamente la que él había usado como anzuelo, sino que todas las ediciones de las revistas en las que él escribía sus artículos. Hizo una mueca de victoria agachando un poco la cabeza y pensó-“Bingo”.

Subió las escaleras a una velocidad que sorprendió al mayor, quien lentamente subió a donde estaba el joven asesino.

-Jeje. No te sorprendas. He escrito varios artículos para distintas revistas bajo un nombre falso. Es algo que… ¿Te encuentras bien?

Beyond empezó a tambalearse y fingió caer desmayado al suelo, lo que alteró un poco al hombre. Éste lo llevó a su cuarto, lo posó sobre la cama con mucho cuidado y se sentó a su lado a esperar a que se reponga. El pelinegro abrió los ojos de golpe, sacó una jeringa de su bolsillo y le quitó el pequeño plástico que cubría la parte más punzante de ésta, se sentó sigilosamente en la cama sin cambiar la posición de sus piernas para no dar indicios de movimiento al hombre que se encontraba a su lado.

-No sabes con quién te metiste, Bridesmaid- al oír esto, el aludido volteó rápidamente, recibiendo la punta de la jeringa en su cuello, y sintiendo cómo su contenido comenzaba a correr por su sangre. Se paró de un solo salto sintiendo cómo todo le daba vueltas, pudo ver a su admirador levantándose de la cama y haciendo algo con su reloj. Ya no podía mantenerse en pie, la droga era muy fuerte, así que no tuvo más remedio que recargar su cuerpo a la pared. Beyond siguió jugando con las manecillas de su reloj hasta que sacó por ella una especie de hilo muy delgado, agarró a Believe del brazo impulsándolo hacia donde se encontraba él, haciendo que le dé la espalda. Pasó la delgada cuerda por el cuello del escritor que ya estaba a punto de quedar inconsciente a causa de la droga. Un par de lágrimas corrieron por las mejillas del menor al recordar cuando le informaron que su mejor amigo se había colgado en el ventilador de la biblioteca, pero de inmediato cambió sus pensamientos, ya que sabía que si seguía pensando en ello le sería imposible continuar con su plan. Afuera había empezado a llover, observaba por la ventana el reflejo de él mismo estrangulando a su víctima, veía cómo se iban agotando esos números que flotaban sobre la cabeza de Bridesmaid, hasta el punto en que desaparecieron junto con su nombre. Beyond ya lo sabía, ya no había vuelta atrás, tomó el cuerpo y lo colocó sobre la cama. Le sacó la camisa y con un cúter hizo marcas en su pecho, ya conocía las marcas que tenía que hacer.

[Flash Back]

Había entrado a su cuarto un mes antes, le había puesto somníferos a su café, los suficientes como para que nada lo despertara por toda la noche y entró por la ventanilla del baño del cuarto, que aunque era pequeña logró entrar. Escogió su cuarto por la cantidad de libros que habían y de ellos podría armar un enigma lo suficientemente complejo y dejar una pista que envíe a L hasta la próxima víctima.

Estuvo hasta el amanecer revisando los libros, sus páginas y planeando sus movimientos, ahí fue cuando pensó en las marcas en el pecho con números, pero pensó que podrían confundirse con uno o con alguna otra clase de código numérico, y supuso que tal vez no sería tan transparente y/o confusa la idea de números romanos, entonces cambió los números por números romanos.

Apenas terminó con todos sus arreglos sintió ruidos en la planta baja, por lo que supo que era momento de irse, sabía que se lastimaría si saltaba desde un primer piso hasta los arbustos, y que eso debería hacerlo en otra situación, así que abrió la ventana del cuarto permitiéndole entrar a los dorados pero débiles rayos de sol que habían comenzado a salir desde hacía ya un rato. Bajó lentamente, sujetándose firmemente para no caer y romperse una pierna, pero al sentir el portazo del dueño de la enorme casa que entraba a su cuarto no pudo evitar soltarse de golpe, pero gracias a un movimiento de desplazamiento que hizo al llegar al suelo salió ileso, y corrió con todos los papeles hacia su escondite. Al llegar los colocó en una carpeta negra con una enorme L gótica y manchas de sangre seca que completaban la letra que lo identificaba, formando una B gótica.

[Fin Flash Back]

Al terminar, agarró el cúter con más firmeza y lo guardó, sacó los trapos y empezó a limpiar las huellas dactilares de toda la casa, no debía quedar ni una sola, incluso sacó las bombillas de luz y limpió sus casquillos. Hizo todo rápido, pero sin errores, la casa por completo estaba limpia de huellas dactilares, los interruptores de luz, las revistas, cada libro en la estantería y cada página de estos, los acomodó con un poco de dificultad, ya que estaban muy apretados por la cantidad, se puso a revisar los mangas que tenía de Akazukin Chacha, ya había escogido anteriormente cuáles debía llevarse, entonces tomó los volúmenes cuatro y nueve y los guardó en su mochila mientras que a los otros los desordenó para que no se notara la ausencia de los dos tomos retirados y acomodó todo el resto del librero para no dejar huecos.

Al terminar subió al cuarto y cerró la puerta con seguro desde adentro, se puso su mochila y se dio cuenta que se olvidó de volverle a acomodar la camisa al difunto escritor, entonces se puso unos guantes, limpió la camisa de huellas dactilares y cuando empezó a ponérsela notó una luz atreves de la ventana que estaba entreabierta, apenas asomó la cabeza por entre las cortinas y notó que había un auto estacionado en la entrada de la casa y que una mujer salía de él y se dirigía a la entrada con las llaves en la mano. “Debe ser la mucama, por dios, me agarró desprevenido”. Pensó Beyond, apurado cerró la ventana y le terminó de acomodar la camisa rápido, sentía el sonido de la puerta abrirse, y en un momento sintió algunos pasos por el corredor, lo que lo alarmó un poco más. Se dirigió al baño de la habitación cuando sintió que golpeaban la puerta. Subió por la ventanilla, pero los anteojos que había colocado en el bolsillo de su camisa cayeron al suelo  del amplio baño. Arrojó su mochila a un cerco y volvió a entrar para recuperar el tan importante objeto, pero al ingresar nuevamente siente el grito de terror de la mucama. Los agarró y saltó por la ventanilla, torciéndose el tobillo por la caída y golpeándose el hombro. A lo lejos se podían sentir las sirenas de la policía y la ambulancia, y el pelinegro apenas podía caminar con el tobillo en ese estado, entonces agarró el auto de la mucama y se fue devuelta a su escondite, pero no pudo evitar pasar frente a la jefatura de policía. Estaba vacía, solamente estaba el típico guardia que se mantenía dormido en su turno. Quería saber si habían resuelto su mensaje, pero al voltear la vista al bote de basura pudo distinguir una envoltura bastante familiar, estiró su brazo, la agarró y la desenvolvió.

-Tal como lo pensé, le restaron importancia y ni siquiera pudieron resolverlo- mostró una amplia sonrisa mientras guardaba el trozo de papel en su bolsillo y volvió con dificultad al auto, lo condujo hasta la estación y al llegar lo detuvo en su interior y sacó el envoltorio mirándolo fijamente.

[Flash Back]

Julio 22 del 2002

Beyond se había despertado con un fuerte dolor en su pecho, pegó un salto del colchón con su mano haciendo presión en el lugar adolorido, era del lado izquierdo, por lo que podía sentir los latidos de su propio corazón, no los sintió tan acelerados desde que vio a A en la biblioteca. Esa había sido otra larga noche de recuerdos atormentantes. Intentando distraer su mente giró hacia el reloj; las cuatro en punto. Se recostó con pesadez llevándose ambas manos a la cara intentando borrar todo lo soñado momentos antes, al lograr normalizar su pulso se levantó, notó que a pesar de haber sentido pasar mucho tiempo en ese transcurso, el reloj seguía marcando las cuatro en punto. Caminó lentamente hacia el armario mientras cantaba una canción para no recordar sus tormentos.

-4 O'clock
4 O'clock
Never let me sleep
I close my eyes and pray
For the garish light of day
Lika a frightened child I run
From the sleep that never comes

4 O'clock
4 O'clock
Out of bed i creep
To climbe this tower of shame
But the hour's still the same
Only madness knows my name
At 4 O'clock.

Se vistió con su típica ropa, esos viejos jeans gastados, unos tenis blancos y una remera manga larga negra. Agarró su mochila, y sacó de su interior tres jeringas con un extraño líquido incoloro, las colocó en sus bolsillos mientras tarareaba o pronunciaba leves frases de la canción que rompía el silencio, mientras seguía cantándola se dio cuenta que el silencio era demasiado notable, que faltaba algo, había algo ausente, eso le dio una idea para su crimen, pero lo pensaría más cuidadosamente cuando volviera del movimiento que daría como empezado el juego entre L y él. Salió tranquilamente hasta la estación de policía con un sobre viejo y arrugado en las manos, estaba libre de huellas dactilares y él llevaba guantes, de lana. Al llegar, entró sin preocuparse por nada. No había nadie a la vista, ni si quiera el guardia de seguridad que suele vigilar la entrada. Todo había resultado más fácil de lo que esperaba, sonrió alegremente y se acercó al escritorio, cuando quiso dejar el sobre con el crucigrama que había preparado con la dirección de su primera víctima, que sería asesinada nueve días después. Cuando dio media vuelta para irse sintió un grito no muy lejos de él, volteó hacia el pasillo y vio al guardia de seguridad con una taza de café en la mano. “¿Justo este día escogió para mantenerse despierto?” pensaba irónicamente “Menos mal que tomé precauciones”.

-Acabo de preguntarle: ¿Qué se le ofrece joven?- dijo con un tono bastante agresivo, como intentando intimidarlo para que se valla rápido, aunque Beyond notaba cierto temor al ver su postura encorvada y sus ojos, sin mencionar que mantenía una expresión seria que lo hacía ver bastante tenebroso.

-Estoy aquí porque tenía que entregar un sobre, lamento mucho la interrupción, oficial- dijo acercándose lentamente al receptor.

-¿So…sobre?- preguntó curioso.

-Sí, pero es una lástima que nadie pueda saber quién es su remitente- Dijo sacándole el plástico que cubría la punta de su jeringa y asegurándose de que nada obstruya el paso del líquido por ésta- en verdad, pido su perdón, pero no me deja más opción.

El guardia se alteró un poco, y intentó buscar su arma con su mano libre, pero el moreno, en un abrir y cerrar de ojos, agarró su brazo aplicándole una llave que hizo que el oficial tirara un poco de café al suelo y quedara con Beyond agarrándolo del cuello e inyectándole el misterioso líquido, que se sentía como hielo en las venas.

-No te asustes, no es nada peligroso- el guardia comenzó a marearse y sus fuerzas comenzaron a flaquear. El joven muchacho al notar esto comenzó a soltarlo lentamente y a alejarse con cuidado- solamente caerás inconsciente y olvidarás las últimas cosas que hiciste, no te preocupes, eso me incluye.

El oficial se resbaló con el café tirado hacía ya unos momentos, cayendo de espalda, lo que produjo que callera inconsciente por el golpe en la cabeza.

-¿Quién lo diría? No tuve que hacer nada para que parezca un accidente- rió divertido y salió sin preocuparse por nada, tal cual había entrado, y al llegar a su escondite siguió sintiendo ese perturbador silencio, algo faltaba, lo sentía. Se acercó al colchón y miró el reloj: las cuatro y dos minutos- sabía que tenía que conseguir pilas antes de empezar, salir ahora me meterá en problemas- rió divertido y se recostó mirando al techo y con las manos en la nuca, luego de unos minutos lentamente comenzó a cerrar sus ojos.

[Fin Flash Back]

 

Salió del auto como pudo y se dirigió hasta el colchón, se dejó caer en este y vio el despertador, vio cómo las manecillas se mantenían en un movimiento constante y repetitivo, las vio por un par de minutos, hasta que cayó preso del cansancio. Con la misma ropa con la que cometió su crimen, con el envoltorio aún en su mano y los viejos anteojos en el bolsillo de la camisa cayó en los suaves y extrañamente cómodos brazos de Morfeo.

 

Notas finales:

emm... etto... me gustaría que me aconcejen acerca de ké tengo que hacer para que no me salgan todas esas series en el fic T.T no sé usar ni una cuenta jeje gracias por leer!! ^.^


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