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Amor eterno, incluso en la muerte. por darkness

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1.-CONDENA ETERNA. LA HISTORIA

-¡¡¡UOOOOO Yuki!!!- Exclamó muy sorprendido Shuichi- ¿¡Enserio tendremos que quedarnos aquí!?
-No hay más remedio, y no chilles tanto, que nos llamaran la atención, por aquí todo está muy silencioso- Dijo Yuki molesto.
-¡ESTO ES GENIAL!!- Dijo Ryuichi aun mas fuerte todavía.
-Maldición... no debí venir- Se lamentó Yuki- Con ustedes nunca se puede estar tranquilo...

‘‘Ustedes’’ eran Shuichi, Ryuichi, Tatsuha, Hiro y K. Un día como otro, a Ryuichi se le ocurrió la idea de ir a pasar un fin de semana todos juntos y pasárselo bien, a algún sitio donde no pudieran molestarlos las fans. Y, como no, habían convencido a Yuki para que viniera con ellos (No sin antes pasarse toda una semana persiguiéndolo por la calle para suplicarle que viniera). El caso es que acabaron en una increíble mansión de más de mil años de antigüedad que servia para los excursionistas o visitantes que se pudieran perder (Si, perder, en realidad tenían alquilado un apartamento, pero por lo visto los chicos no tenían mucho sentido de la orientación...).
Llamaron a la puerta, y abrió uno de esos ancianos con voz cascada que ponen los pelos de punta, cosa que hizo que Shuichi y Ryuichi se escondieran detrás de Yuki.

-Hola muchachos ¿acaso se han perdido?- preguntó amablemente el anciano.
-Sí, -respondió Hiro- ¿Podríamos quedarnos a pasar la noche? Está anocheciendo y no encontramos el camino.
-Por supuesto, por supuesto- El anciano les dejó paso libre para entrar- Pasen, no me vendrá mal un poco de compañía, desde que aquel rumor empezó a circular, ya no viene nadie por aquí, y me he quedado muy solo.

Los chicos pasaron algo extrañados por el comentario, pero no dijeron nada. Por dentro la mansión era más impresionante todavía: increíbles salones donde en su tiempo se debieron celebrar grandes fiestas, enormes arañas de cristal colgaban del techo, y cada objeto que había estaba profesionalmente detallado, escaleras de mármol, estatuas, armaduras... era como si se encontraran en la época en la que se construyó.
El anciano les condució a las habitaciones de cada uno, decidieron que, evidentemente, Yuki y Shuichi durmieran en la misma habitación, otra para Tatsuha y Ryuichi, y otra para Hiro y K. Una vez se acomodaron y dispusieron de todas sus cosas, el anciano les avisó que ya podían bajar a comer.

El comedor también era impresionante, la mesa, llena a rebosar, les abrió el apetito al instante, en cuanto se sentaron, todos empezaron a comer. Se hizo un silencio incómodo. Finalmente, incapaz de retener su curiosidad, Shuichi acabó preguntando.

-Ehmmm... oiga... sobre lo que ha dicho antes, ¿a que rumor se refería?

Esperaba que alguien le reprendiera por ser tan poco modesto, pero nadie dijo nada, pues por lo visto todos estaban esperando a que alguien preguntara.

-¿Rumor? Ahhh... el rumor... si... ese rumor hizo que todos mis trabajadores se fueran de la casa, por eso me quede solo en este caserón tan lúgubre- el anciano bajó los ojos- ¿Quieren saber de que se trata? Quizá sea mejor que no se lo contara, no quisiera asustarlos.
-¿Ehhh? Acaso hay algo de lo que tengamos de tener miedo- Ryuichi se encogió contra Tatsuha.
-No, no.. solo es un rumor estúpido...-dijo tranquilizador- pero la gente que trabajaba aquí era muy supersticiosa, y enseguida les cogió miedo y todos marcharon.
-Cuéntenoslo si no es molestia, tampoco tenemos nada de que hablar.
-De acuerdo, pero no hagan caso, tan solo es una leyenda – respondió el anciano- de hecho viene de mi antepasado, el hombre que murió en esta casa, Keiji Omae, un muchacho de 22 años
-¿Murió?- preguntó K.
-Así es, Keiji era un chico frío, siempre serio que no sonreía nunca. Pero por una de esas casualidades de la vida, conoció a un joven de 18 años, Soujiro Kitazawa, y sorprendentemente, se enamoró de él, y el chico le correspondía. Como comprenderán, el amor entre dos hombres no estaba muy bien visto en esa época, y aun menos sabiendo que los dos chicos pertenecían a la alta aristocracia; así que su amor se volvió clandestino. Eran amantes, sin que nadie lo supiera se amaron mucho tiempo. Pero... pareciera que el destino no quiso que estuvieran juntos, y la muerte los separó. Un día, Keiji enfermó, la peste entró en su cuerpo como en el de muchos otros y le mató. El joven Soujiro se deprimió de tal modo que ya no salía de la habitación donde dormía, no hablaba, no comía, y nadie sabia que hacer.- el anciano suspiró- Ahí es donde viene la leyenda de esta mansión; dicen que el amor de Keiji era tan grande, que su alma volvió de entre los muertos para salvar a Soujiro de la oscuridad en la que se había sumido. Keiji, muy feliz, corrió hacia la habitación de Soujiro, pero una vez más, la muerte no les iba a permitir estar juntos. Cuando abrió la puerta, encontró a Soujiro tirado en el suelo, con una copa de vino en la mano. Cogió a Soujiro e intentó despertarlo, pero no pudo hacer nada, ya era demasiado tarde. El veneno que contenía el vino ya había hecho efecto, y Soujiro había muerto. Keiji lloró en total angustia por la muerte de su amante, y dicen, que el espíritu de Keiji todavía recorre las habitaciones y pasadizos de la casa, gritando y llorando, en busca de Soujiro, condenado a vagar eternamente en la espera de que algún día Soujiro venga a buscarlo.

Silencio.

-Y... ¿se oyen los gritos?- preguntó Shuichi, el cual había perdido totalmente el apetito.
-Ehm, bueno, se puede decir que sí- todos abrieron lo ojos sorprendidos- pero no teman, yo creo que tan solo es el viento, o la casa, que de tan vieja cruje. Y no teman. Suponiendo que existiera tal fantasma, llevo toda mi vida viviendo aquí, y jamás me ha ocurrido nada -rió- Incluso me compadezco del chico, el solo quiere volver a estar con su amor.

Comieron algo más, y después limpiaron la mesa. Una vez cada uno estubo en su habitación, Shuichi se metió en la cama donde estaba Yuki, y se abrazó muy fuerte a él.

-Yukiiii...
-Queee...
-Tengo miedoo.
-Anda callate un rato.
-¿¿Pero que pasa si viene el fantasma?? ¿¿Que hago??
-Anda ya Shuichi, ya te han dicho el anciano que solo es una leyenda.
-Ya pero... ¿Qué hago si viene?

Yuki suspiró, y se giró hacia Shuichi- Si viene le pides por favor si me puede traer un vaso de agua.
-¿Eh? ¿Para que?
-¡Para tirártelo por la cabeza si no te callas!

Shuichi se calló, pero estaba muerto de miedo, nunca le gustaron las historias de fantasmas; se preguntó si Ryuichi estaría igual en la habitación de al lado...
Le costó pero finalmente se durmió, y soñó...

*** El gran salón estaba lleno a rebosar de gente, increíbles vestidos y bonitas máscaras y antifaces cubrían los rostros de los invitados, Keiji, en un rincón de la sala, se aburría mucho. Estaba enojado con su madre por obligarle a asistir a la estúpida fiesta de disfraces que había preparado. Keiji aborrecía esas fiestas, no le gustaban nada. Siempre era lo mismo, la mujeres lo rodeaban y no paraban de halagarlo, amigas de su madre que Keiji no había visto en su vida lo adulaban diciéndole que estaba muy alto y muy guapo, que si había crecido mucho... lo típico: ¡Keiji! ¿Este es Keiji? ¡Díos mío que mayor! Aunque no me recuerdes yo te conozco desde que eras pequeño, ¡como has crecido! Estás guapísimo... ¿Cómo quería que le recordara? Si la única vez que lo vio fue en su bautizo, eso no es conocerlo desde pequeño... Si su madre quería celebrar fiestas que las celebrara, pero que no lo obligara a asistir.
Se apartó de la muchedumbre que lo agobiaba y salió al jardín, que no había nadie, a tomar un poco el aire, pues se encontraba algo mal. Cerró los ojos y respiró hondo, dejando que la brisa fría le refrescara.

-¿A usted tampoco le gustan este tipo de fiestas?- Preguntó una voz a sus espaldas.

Sobresaltado, se giró bruscamente, para quedar cara a cara con un muchacho, que debía ser unos años más joven que el. Su cabello largo estaba recogido en una coleta baja, e iba vestido de forma parecida a la de el, el típico disfraz de príncipe: camisa blanca atada con dos cordones, pantalones negros a media rodilla, y capa roja, con los bordes dorados. Lo que más llamaba la atención de Keiji era aquél llamativo cabello rosa, y esos ojos violetas que parecían comérselo. Sin saber la razón se sonrojó y pensó que aquel chico era muy atractivo. ¿¡atractivo!? ¡En que estas pensando Keiji! Se dijo a sí mismo, encontrándose aun peor.

-¿Se encuentra bien?- preguntó preocupado el pelirosa.
-Si... No se preocupe – Dijo Keiji. Pero cuando volvió a mirarlo, el chico lo atrajo todavía más. Sus ojos se dirigían a sus labios carnosos, deseosos de besarlos, e iban al ese cuello de piel pálida, queriendo mordelo. Se lo estaba comiendo con la mirada, el joven se dio cuenta de esto y se sonrojó, pero Keiji tenia mal aspecto y no quería dejarlo ahí, así que se acercó para ver como estaba.
Keiji sintió que moría, cuando, además de los confusos sentimientos que estaba teniendo, vio que el chico se le acercaba. El corazón le palpitó muy fuerte y se mareó, y todo fue oscuridad.

......................................

Keiji abrió los ojos. Aliviado que todo hubiera sido un sueño, pero cuando notó la capa en su cuello, y vio que iba disfrazado de príncipe, se le cayó el mundo encima. Giró su cabeza para ver que el chico de antes estaba a su lado.

-¿ya se encuentra mejor? –sonrió- Tenía algo de fiebre y se desmayó, fui a avisar a alguien. Le subieron a su habitación y su madre me pidió que me quedara aquí para ver si estaba bien.

Keiji no dijo nada, la sonrisa de aquel chico lo había cautivado. Sincera y pura. Tenía una inocencia de la que ni siquiera son capaces los niños pequeños. Su voz, aguda y alegre, era como música para sus oídos, definitivamente, no tenía ni idea de que le pasaba con aquel chico. Cuando, como una estrella fugaz, sintió de repente un gran deseo que jamás tuvo, un deseo de tener aquel niño para el, hacerlo suyo. Ese joven chico despertaba unas bajas pasiones en Keiji, un deseo que se apoderaba de su cuerpo segundo a segundo.
El chico iba a decir algo, pero no pudo, pues en unos instantes, Keiji lo tiró en la cama, y lo puso debajo suyo. Ahora sus rostros estaban muy cerca, uno frente del otro.

-O.. oiga...- dijo el chico enrojeciendo.
-Dime, ¿cómo te llamas?-preguntó Keiji con voz melosa.
-So... Soujiro Kitazawa... –Respondió mientras su respiración se aceleraba.
-Mmm... Soujiro... me gusta tu nombre... suena muy excitante..
-Yo...
-Soujiro, te voy a decir que desde el momento en que te ví me enamoré de ti, me vuelves loco...

Y antes de que Soujiro pudiera decir o hacer nada, Keiji apresó sus labios en un apasionado beso, largo y profundo, que dejó a Soujiro indefenso, resistiéndose al principio, pero correspondiéndole al final. Estuvieron largo rato, mientras sus lenguas se entrelazaban, besándose apasionadamente. Finalmente se separaron, para coger aliento, sus respiraciones agitadas. Entonces Keiji se sintió perdido, ¿Qué había hecho? Había forzado a un chico a besarle, que no solo era un chico, ¡sino que además era un niño!

-¿Cu... cuantos años tienes?-preguntó alterado.
-Dieciocho... –respondió sonrojado.

¡Dieciocho! ¡Dios mio! -Pensó Keiji mientras se le encogía el estomago –¡Y yo tengo veintidós! Solo es un crío, ¡Y le he forzado! ¿Qué voy a hacer?

Se quedaron mirando, sin saber que decir, durante unos minutos, cuando, para sorpresa de Keiji, Soujiro le besó. Cuando se separó, Soujiro le tranquilizó – No te preocupes, no se lo voy a decir a nadie, será nuestro secreto.
-Pero... yo... yo no se lo que me ha pasado... Yo no sabia que fuera...
-Shhh... –susurró poniendo un dedo sobre los labios de Keiji -¿Te llamas Keiji verdad? –Keiji asintió- Pues escuchame Keiji. Cuando te vi, tu también me gustaste mucho sabes? Si no me hubieses besado tu en ese momento lo hubiera hecho yo.

Keiji se quedó muy sorprendido, ¿entonces Soujiro también le quería? Una gran alegría que jamás había sentido inundó su corazón, y entonces Keiji y Soujiro se empezaron a besar, los labios, el cuello, el pecho... aquella noche los dos chicos se amaron en su totalidad, y se volvieron uno.

...........................

Soujiro fue presentado a los padres de Keiji como un amigo. Por supuesto, nadie sabía la relación sentimental (y física :P) que había entre los dos chicos, y tampoco tenían intención de decirlo, pues si alguien lo supusiese, se armaría un buen escándalo. Así que se convirtieron en amantes, sin que nadie lo supiera, su relación se fue profundizando cada vez más, hasta el punto en el que estaban siempre juntos, horas y horas, no podían vivir separados, se necesitaban. Los padres de Keiji estaban encantados, ignorando totalmente el secreto de su hijo, estaban felices de que por fin Keiji tuviera un amigo, pues Keiji era muy frío y distante con la gente, y nunca había tenido a nadie, y ahora se le veía más alegre que nunca, y eso acentuaba su belleza, ya que Keiji era un chico muy atractivo, el pelo rubio y sus ojos dorados con ese aire gatuno que volvía locas a las mujeres, y el bien formado cuerpo hacía que Keiji tuviera muchas pretendientes. Pero Keiji no le importaban cuantas mujeres pudieran estar locas por él, porque el ya tenía a alguien de quien no se separaría, Soujiro, al que amaba locamente.

Pero... una fuerza todavía mayor que el amor, invencible y cruel, se cernía sobre Keiji. Y la sombra de la muerte se hizo evidente en el momento en el que Keiji se desmayó, una nublada y fría mañana.
Aquel día se había levantado temblando de frío, y encontrándose realmente mal. Se levantó, tembloroso, pues había quedado con Soujiro. Se vistió y se disponía a marcharse cuando se le nubló la vista, y le entraron unas increíbles ganas de vomitar. Llegó justo a tiempo para sacar todo lo que se removía en sus estomago. Jadeó, aliviado, pero cuando abrió los ojos se apartó de golpe, pues la visión que tuvo le asustó sobremanera. el baño estaba inundado por un charco de sangre, se mareó al sentir el olor a sangre y notar su sabor oxidado en sus labios. Se levantó mientras sentía que los escalofríos recorrían su espina dorsal. Sin saber que hacer, salió corriendo de la habitación, para salir al jardín y tropezarse con Soujiro que lo esperaba.

-¡Keji! –exclamó sorprendido -¿Estás bien?

No, no estaba nada bien, los escalofríos que recorrían su cuerpo cada vez se acentuaban mas, y su cuerpo temblaba violentamente. No pudo aguantar mas y se desmayó.

............................

El médico salió, con el rostro apesumbrado de la habitación donde se encontraba Keiji. Soujiro y los padres de Keiji habían estado esperando fuera, pendientes de si el médico acababa de examinar a Keiji.

Soujiro confiaba en que iba a salir todo bien. En unos días volvería a estar con su amado Keiji y sería más feliz que nunca. Pero eso nunca se cumplió. Y lo que el médico les dijo lo dejaron totalmente en shock.
-Lo siento mucho, he hecho todo lo que he podido, pero no hay nada que hacer-bajó la mirada –la peste lo está matando rápidamente y no creo que le queden más de dos días, o menos.

La madre de Keiji cayó al suelo, llorando desconsoladamente, y el padre de Keiji, un hombre estricto y severo, se la llevó a la habitación. En unos instantes volvía donde estaba Soujiro, que estaba en blanco.

-Soujiro...- el padre de Keiji le puso una mano en el hombro para hacerlo reaccionar- Keiji quiero que sepas que sé la relación que había entre mi hijo y tu.

Soujiro le miró sorprendido, pero estaba demasiado abatido para poder decir nada. Simplemente miró al suelo.

-Y no me importa –En esto Soujiro levantó los ojos- Así es, no me importa. Mi hijo te amaba más que nada en el mundo y era feliz con ello, y te agradezco que le ayudaras a pasar sus días con alegría y amor.
-Señor Omae... yo...-La voz se le quebró, se sentía incapaz de hablar. No podía soportar la idea de que Keiji muriera, era demasiado doloroso, demasiado cruel.
-Por favor, te pido que pases sus ultimas hora con el, así el podrá estar contigo. Yo querría estar con el pero... –bajó los ojos, y sin decir más se marchó, mientras una lágrima rodaba lentamente por su mejilla.

Soujiro entró en la habitación. En esa habitación había pasado momentos tan felices... pero ahora se veía triste y la presencia de la muerte se podía sentir en cualquier rincón de aquel sitio. Lentamente, se sentó junto a Keiji, que con los ojos cerrados y la respiración dificultosa, tenía la cara cubierta por un sudor frío. Cogió su mano entre las suyas, acariciando sus dedos con su mejilla, sin poder evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos incesantemente. Keiji abrió los ojos con dificultad y le miró.

-Soujiro... –dijo casi en un susurro
-Shh... tranquilo estoy aquí...
-No... quiero qu.. que llores... –dijo casi sin respiración.
-Keiji yo... – apretó fuertemente su mano, no quería dejarlo ir, no podía, era demasiado duro para ser verdad.
-Quiero que sepas... que siempre estaré... contigo... –respiró hondamente, pues cada palabra le costaba un gran esfuerzo, pero era importante para el decirlo – Yo... siempre esta... ré a tu lado...
-No... –susurró Soujiro sin querer aceptarlo – no... Keiji... por favor no me dejes... yo..
Keiji sonrió -Tranquilo... yo... te... a... – pero no pudo terminar la frase, pues las palabras se quebraron en sus labios y Keiji se retorció de dolor. La mano que mantenía apretada contra las de Soujiro dejó de ejercer presión, y los músculos de su cuerpo se relajaron. Soujiro entreabrió los labios intentando decir algo, pero las palabras no salían de su boca, sentía que un gran nudo se le hacía en la garganta y no le permitía ni moverse.
-¿Keiji? –dijo finalmente.

Pero nadie respondió. Soujiro lloró amarga y desconsoladamente sobre l cuerpo de Keiji.
Y a partir de entonces, se encerró en la habitación, en la oscuridad, sin querer comer ni hablar. Todo le parecía absurdo ahora que Keiji había muerto, la vida no tenía sentido alguno. ¿Para que seguir entonces? Se repetía mentalmente esa pregunta una y otra vez.

*¿Para que seguir?*

Pero Keiji le dijo antes de morir que el siempre estaría a su lado. Y así fue. Keiji despertó un día, como si nada hubiera pasado, como si nunca hubiera muerto. Pero a pesar de eso sabía muy bien lo que tenía que hacer. Corrió apresuradamente por los pasadizos, deseando ver la cara de Soujiro, y ver como esa sonrisa que le cautivó desde el primer momento se acentuaba en su rostro. Pero eso tampoco ocurrió nunca.

Abrió la puerta de la habitación. Lo primero que vio fue una copa de vino en la mano de Soujiro, y después su cara y su cuerpo. Estirado en el suelo, parecía que dormía. Su cara, con expresión serena, era igual a la de un niño pequeño. Lo levantó asustado y lo cogió entre sus brazos.

-¿Soujiro? –no hubo respuesta alguna – Soujiro ¡Soujiro!

Lentamente acercó sus dedos a su cuello, temeroso por no sentir nada. Y así fue, no había pulso, y el corazón no le palpitaba. Keiji no quería creérselo. No era posible, se repetía una y otra vez, no podía ser que hubiera llegado demasiado tarde.

Las lágrimas empezaron a brotar en abundancia de sus ojos, y sintió como se le encogía el corazón. Lloraba desconsoladamente, con el corazón oprimido. Abrazando inútilmente el cuerpo inerte de su amante.

*¿Para qué seguir?*

Los desgarradores gritos de angustia y desesperación de Keiji por la muerte de su amante se oyeron aquel día por toda la mansión. Y desde entonces Keiji espera, condenado eternamente, en que algún día el alma de Soujiro venga a buscarlo para volver a estar juntos de nuevo.***

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Shuichi despertó alterado. La gotas de sudor frío empapaban su cara y su cuerpo, y alguien lo cogía de los hombros para intentar volverlo en si. Logró enfocar la vista, y se encontró a Yuki, que le miraba con cara de preocupación.

-¿Yuki? –preguntó sin saber muy bien aun donde se encontraba.
-Tranquilo, as tenido una pesadilla –lo tranquilizó –no parabas de moverte y gritar.
-Ya... lo siento Yuki, no quise despertarte.
-No te preocupes. Te voy a traer un vaso de agua.

Dicho esto se marchó. Shuichi estaba muy confuso después de aquel sueño, había soñado con la historia que les contó el anciano, pero... ¡Keiji y Soujiro eran Yuki y el! ¿Por qué habría soñado algo así? Decidió no darle importancia, tan solo había sido un sueño, una imagen creada por su subconsciente. Pero en su mente había quedado gravada esa frase que le había sonado tan real.

*¿Para qué seguir?*

Continuará..
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Y que les pareció??? Jejeje la verdad es que es el segundo fanfic que hago y no estoy segura de si está muy bien... a ver si en enviáis reviews y me animáis a escribir!! Bueno, esta es la primera parte del fanfic, espero que les haya interesado. Si habeis llegado a leer hasta el final espero que os haya gustado, ¡nos vemos en el próximo capitulo!!

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