Cristalinas gotas surcaron aquel camino ya conocido, un camino ya marcado hace mucho tiempo. Aquellas palabras ya no eran más que manchas en un papel que había sido muchas veces doblado y que además estaba parchado como resultado de aquel momento de desesperación en el que su dueño creyó que destruyéndola, aquel infierno en el que vivía desaparecería por completo. Pero no pudo hacerlo ya que aquel pedazo de papel era lo único que le quedaba de él y aquello que le daba aunque sea un pequeño rayo de esperanza.
Ya han pasado casi dos años, casi 730 días en los que decidiste irte de mi lado dejando cómo único recuerdo un pedazo de papel. No sé que fue lo que me lastimó más, acaso tu partida o aquellas palabras escritas.
Hasta ahora no entiendo el porqué de tu ida… nada de esto fue culpa tuya; no, desde un inicio todo ha sido culpa mía y sólo mía. Si tan sólo aquella vez hubiese estado contigo nada de esto hubiese pasado, nunca debía dejarte solo… no ha habido día en que no me recrimine todo lo que pasó y por mi estúpida debilidad que no me hizo obligarte a quedarte.
Nunca antes me había sentido tan solo cómo en estos momentos, a pesar de que tú no vivías con nosotros siempre me llamabas o mandabas algún mensaje; sabía que siempre estarías para mí. Estar en el departamento lo único que hace es asfixiarme, me siento a morir porque cada lugar me recuerda a ti y eso es lo que más me daña, a mi mente sólo llegan las imágenes de nuestros días juntos, nuestras y peleas y nuestras muy interesantes reconciliaciones.
Incluso el ir por la calle es torturante ya que estar sin ti es un mundo nuevo, uno en el que muero un poco cada día que pasa.
Me pregunto si esos días volverán alguna vez, pero no importa cuanto tiempo sea yo estaré esperando por ti así tenga que hacerlo hasta la eternidad.
Mucha gente me dijo que te olvidara, que te dejara ir, que no me hacía bien y que no valía la pena. ¿Pero sabes? Yo nunca haré eso… porque olvidarte sería tirar por la borda todo lo que nuestro amor vale.
Fue muy difícil para mí comprender que me había enamorado de ti, eras mi mejor amigo y juntos éramos una de las parejas más famosas en el fanservice.
Controlar mis impulsos eran toda una odisea, cada que coqueteabas con una chica; por primera vez pude darme cuenta de cuán celoso podía llegar a ser.
Pero llegó un momento en el cuál no pude reprimirlo más y te armé una gran escena de celos y tu enfadado me encaraste. No pude evitarlo y en mi desesperación te besé y te confesé cómo me sentía.
Lo que pasó después fueron los momentos más amargos de mi vida, me separaste de ti y me rechazaste diciéndome de que no sentías lo mismo por mí y que sólo me veías como un hyung más.
Luego de eso nos enteramos de que te mudarías del apartamento grupal bajo excusas tontas que ahora ya no recuerdo, aunque para mí era más claro que lo hacías por mi causa; no sabes cuántas noches pasé llorando sintiéndome tan egoísta.
Nuestro alejamiento duró aproximadamente 3 meses, más por causa tuya que mía. Nuestra relación ya no era la misma por más de que yo tratase de arreglar las cosas; tú siempre huías de mí.
Pero en el momento en el que creí que mis esperanzas caían en un agujero negro me diste la más grande de las alegrías. Me confesaste tus sentimientos… dijiste que me amabas y que habías sido un idiota al alejarte de ese modo (y créeme estuve totalmente de acuerdo con eso). También dijiste que habías estado confundido y esto te llevó a rechazarme ya que te costó mucho más el entender que estabas enamorado de otro chico.
Aquel día fue nuestro primer beso y también nuestra primera vez; muchos pensarán que fue algo demasiado apresurado pero para nosotros fue el momento indicado. Nuestro amor era desde antes incluso de que nos diéramos cuenta. Nos conocíamos perfectamente y nos amábamos, por eso a pesar de ser una pareja tú seguías viviendo en ese apartamento y es que sólo Dios sabe cuán útil nos resultó.
Juro que he tratado de olvidarte, he puesto toda mi atención en las actividades del grupo con tal de sacarte de mi mente. He ensayado sin descanso hasta que mi cuerpo no aguantaba más, muchas veces fui retado por esto pero aún así no sólo invades mi mente al estar despierto sino también cuando duermo
Incluso he salido con otras personas pero ninguna es cómo tú… NADIE es cómo tú.
Ya perdí la cuenta de todas las veces que he rezado para que regreses junto a mí. Sólo en mis sueños soy capaz de verte y no hay día en que no escuche nuestras canciones tan sólo para oír tu voz… tengo miedo de olvidarla.
Ya falta muy poco para que estés de vuelta y no dejo de desear que el reloj vaya más rápido. Quiero correr a tus brazos, sentir tus dedos sobre mi piel y decirte que en mi vida no hay nadie más que tú”
No pudo evitar que aquella boba sonrisa se instalara en su rostro al escribir aquella última línea. No sabía si el menor lo había olvidado o si es que éste había dejado de amarlo. Sólo estaba seguro de una cosa: había logrado conquistarlo una vez; bien podía lograrlo de nuevo.
Se levantó de la cama y se paró frente a aquel calendario que había en la habitación. Con firmeza tachó aquel cuadradito que antecedía a su fecha esperada.
- “Te amo Kim Youngwoon… y de mí no te vas a librar tan fácil” –sonrió nuevamente y sin más salió de la habitación.