Una canción demoniaca
Se encontraba en su despacho organizado la interminable papelería de su compañía, aquello era cansado y monótono pero el tenia que hacerlo como cabeza de la familia Phatomhive; se disponía a firmar los documentos cuando su sirviente entra al despacho.
- Boochan, ha llegado esto * entregándole una carta*
- Una carta de su majestad
Con afán, el conde se dispuso a revisar la carta, leyó con detenimiento línea por línea del bien trazado escrito y al terminar de leerlo suspiro.
- Algún problema Boochan?
- La reina ha decidido dar una de sus insignias en un concurso de talentos
- Y?
- Quiere que participemos
- Entonces que haremos Boochan?
- Que pregunta tan absurda, Sebastian te ordeno que ganes esa insignia
- Yes, my lord
El concurso se llevaría al cabo de una semana, Ciel no se preocupaba por el acto que haría su mayordomo, al fin de cuentas, sabia que ganaría. Comenzó a leer el periódico pero se detuvo al escuchar como tocaban su puerta.
- Adelante
- Boochan, puede leer esto
- Que es?
- La letra de la canción que interpretare
- Cantaras?... vaya no me esperaba eso
- Es un concurso de talentos, entonces supuse que cualquiera estaba bien
- En todo caso, no necesito leerla, se que ganaras… cierto?
- Si Boochan
El día del concurso había llegado, el lugar en el que se realizaría seria un gran teatro para opera ya que se podía apreciar desde diferentes partes las presentaciones.
Ciel y Sebastian se encontraban tras los telones, con los demás participantes preparándose para la actuación.
- Estaré en los lugares de arriba mirando tu presentación
- Boochan
- Mhm
- Quiero que escuche atentamente la canción
- De acuerdo, no se porque tanto interés tienes en que la escuche
- Lo sabrá al escucharla
- Tsk
Ciel se dirigió a la parte superior del teatro, sus ojos vieron con desgano cada una de las presentaciones, hubo malabares, trucos de magia, destreza y agilidad pero ninguno había abarcado su atención; se incorporo al escuchar al narrador mencionar el nombre de Sebastian.
Detallo una pequeña orquesta y después vio a su elegante mayordomo salir del telón, este saludo al público y la música de inmediato comenzó a sonar en aquel gran lugar.
(http://www.youtube.com/watch?v=Cc-SDjDFo-0)
Setsuna kibou hagare
Ishiki ushinai tooku ni kikoeru namida
En un momento la esperanza se desprende
En un momento la conciencia perdí y oí unas lágrimas a lo lejos
Kon'ya inochi hikare
Gouka mushibami ankoku ni hisominagara
Esta noche me quedare con tu vida
Se consume para mí en un fuego sin fin, aunque te escondas
Mangetsu no yami ni ochi
Aruji ni tsukaeru tsubasa
Caerán en la oscuridad de la luna llena
Las alas que sirven a su señor
Zetsubou wo mitsumeteiru
Sono kodoku wo mamoreru no nara
Veo desesperación
Si tan solo pudiera proteger tu soledad
I guard you
Donna ni kurai kohaku yori
Donna ni aoi kami yori
Donna ni akai kioku yori
Kuruoshiku
Yo te protejo
De la oscuridad de tu interior
Más que el cabello más azul
Más que aquel recuerdo tinta carmín
Como un loco
Subete wo ushinau toki ga kitemo
Saigo no itami ni kaetemo
Sore ga, yurushierareru naraba
Aunque llegue el momento de perderlo todo
Aunque sea el último sufrimiento
Sera, solo si me llegas a perdonar
Risei garasu kuzure
Ketsui kage de amaku kuraku yurameku honoo
Se quiebra el vidrio de la razón
Una decisión tomada, se mueve en el fuego fúnebre y dulcemente
Karada shisen kizamare
Kizuna himei biishiki sura kezurinagara
En mi, tu mirada y cuerpo grabaré
Me deshago de ti, de lo que me ata de toda belleza
Reisetsu to chi no umi de
Shi no uta kanaderu kaina
Aquí rodeado, de un mar de sangre,
Comienzo a tocar fúnebres melodías
Zetsumei no hi ga tomori
Kono madoi ga kienu no naraba
Se encienden luces del fin de la vida
Pero esta ilusión nunca se podrá esfumar
Kill me tight
Konna ni shiroi nukumori mo
Konna ni nigai omoi mo
Konna ni tooi hohoemi mo
Itooshiku
Mátame
Con este calor que me tiene vivo
Con este sentimiento amargo
Con esta sonrisa que nunca olvido
Con cariño
El conde sintió una presión en su pecho y esta aumento más cuando Sebastian lo miro fijamente, como si estuviese dedicándole aquella canción; aquella voz, aquella melodía y aquella letra lo tenían conmocionado… Por eso Sebastian quería que la escuchara atentamente, la canción era una descripción de su contrato, pero tenía incrustado pensamientos de su demonio hacia él.
Uso todo al autocontrol que tenía para no llorar ante la emoción y decidió que era mejor seguir escuchando la balada.
Kirisaku kotoba ga yami ni kie
Kono mi ga uta ni kawattemo
Las palabras que cortan desaparecen en la oscuridad
Siente mi cuerpo que ahora es una canción
Towa no chikai mamoreru naraba
Si pudiera mantener mi juramento eterno
Kowareta hitomi no oku nemuru kyouki
Seiyaku no chi ga furisosogu
En el fondo de tus ojos negros duerme la locura
Se derrama la sangre, es nuestro pacto
Aganau shinku no kuchibiru
Hogureru kokoro no toiki
Kasuka ni mayotta yubisaki
Furesou de
Unos labios de recompensa obtengo
Cae el corazón y empieza a morir
Unos dedos un poco perdidos
Casi me tocan
Yaiba to hikari ga hashitte
Gouku no umi ni tokeyuku
Sore ga, yurushierareru naraba
Una luz se marcha y se destruye
Se derriten en un mar de sufrimiento eterno
Sera, solo si obtengo tu perdón
Los aplausos no se hicieron esperar, todos aplaudían emotivamente ante aquella magnifica presentación, el conde no retiro ni un momento la vista de su sirviente y esta a la distancia tan solo le sonrió.
La hora del a premiación llego, se veía a los jueces hablando por lo bajo, el publico se veía expectante ante la elección; todos menos el conde, aun se sentía desconcertado y… asustado, que le diría a su mayordomo al tenerlo al frente… o que le diría este al estar frente a frente.
Los jueces dieron su veredicto, mencionaron el tercer y segundo puesto y ninguno de esos resulto ser su sirviente; se tensiono al escuchar como mencionaban el ganador del primer puesto y justamente fue su mayordomo. Después de las celebraciones y la algarabía en el teatro, se subieron al carruaje, ambos en un inmutable silencio.
- Que es lo que hará con la insignia?
- Eh… bueno… aun no lose
- Sucede algo malo Boochan?
- No, nada
Llegaron a la mansión a altas horas de la noche, los demás sirvientes yacían dormidos, por lo cual, entraron cautelosamente. Subieron hasta la habitación del conde; Sebastian se disponía a cambiar a su joven amo de vestuario pero se detuvo al ver la mirada perdida de Ciel.
- Hoy lo veo perturbado y eso no es normal en usted joven amo
- Estoy bien, continua, estoy cansado
- Es por la canción?
- No quiero hablar de eso
- No la escribí solamente por ganar aquel sucio trofeo para usted, es lo que mi oscuro corazón refleja por usted.
- Se… Sebastian
- Se que se siente comprometido conmigo por el contrato, pero no quiero que sea así, quiero que usted este a mi lado porque lo quiere así.
- Estoy confundido… aunque cumpla con mi venganza seguirás a mi lado?... no robaras mi alma?
- Si eso hace que mi juramento sea eterno… que así sea
Ciel tan solo ladeo su cabeza, en esos momentos no quería encarar aquellos ojos carmín; sintió su rostro ser tomado entre los blancos guantes de Sebastian y como su dedo rociaba su mejilla.
- Usted es mi tan preciada alma, que el solo hecho de pensar que en cualquier momento se extinguirá… me hacen querer protegerlo y encerrarlo para que no sufra ningún daño.
El sirviente se recostó en la cama dejando debajo de si, el cuerpo del conde, tomo entre sus manos las finas hebras añiles y las acaricio, descendió por el delicado rostro para arrebatar el parche que cubría la marca de su contrato; con su nariz aspiro aquel aroma a lavanda que propiciaba el nievo cuello… deleitándose.
- No solo su alma huele agradable, el aroma de su cuerpo también es embriagante
Ciel no pudo evitar sonrojarse, intentaba controlarse ante los actos de su mayordomo pero le era imposible, además, la presión que ejercía el cuerpo de Sebastian sobre el suyo hacían que la temperatura de su cuerpo se incrementase considerablemente.
- No dejare que nadie mas lo marque… usted me pertenece ahora y para toda la eternidad
El joven tan solo suspiro emocionadamente, sabía que entre los dos existía algo más que el compromiso, algo más que amo y sirviente; pero él con su terquedad no quería aceptarlo, tomo el rostro de su mayordomo, mirando fijamente aquellos ojos color sangre.
- Márcame si eso implica que compartas mi soledad, mi angustia y mi odio
- Compartiré más que eso con usted, mi joven amo
Sebastian apreso los labios de su amo en un imponente beso, el menor le respondió torpemente mientras se acostumbra, sus lenguas jugaban a enredarse y recorrer cada centímetro de la boca del otro.
El mayordomo se disponía a tocar aquel delicado torso pero Ciel lo detuvo.
- Quítate los guantes, el que me toques con ellos puestos no significa nada para mi
El mayordomo tan solo sonrió, con sus dientes retiro los pulcros guantes y luego reitero su acción de tocar la perlada piel del joven; retiro con suma delicadeza la camisa de su Boochan, contemplando la nívea tez de Ciel.
Con su lengua comenzó a apreciar la hermosa silueta, degusto primero la notable marca al lado de su vientre… aquella marca siempre perseguiría a su amo, al igual que su pasado, pero el estaría ahí para no dejarlo consumir de nuevo.
Ascendió hasta los pequeños pezones, los lamio superficialmente, jugando con ellos; miro divertido los gestos eróticos que hacia su amo y con ansias de ver mas, comenzó a morder sutilmente los botones rosa.
- Ahh… Sebastian
El oji turquesa sentía como las manos y lengua de su mayordomo se paseaban descaradamente por su cuerpo, pero no sentían ganas de detenerlo, al contrario, quería que prosiguiera y que con su piel fundiese la suya. Suspiro toscamente al sentir como la lengua de Sebastian invadía su ombligo, tratando de incrustarse en el fondo de este; tomo los oscuros cabellos de su sirviente y los acaricio… su poca cordura ya se había esfumado.
Se incorporo y lenta pero sensualmente desato las botas del conde para luego quitarlas, siguió con el pantalón y finalmente con la ropa interior. El menor se sintió un poco intimidado al encontrarse desnudo ante su imponente mayordomo, pero su mirada se iba deleitando al ver como Sebastian se despojaba de su ropa y quedaba en igualdad de condiciones.
El oji carmín se acomodo de nuevo sobre su amo, soltando su peso y propiciando que sus hombrías hiciesen contacto.
- Ahh… Sebastian
Retomo los besos, viajo desde la oreja del menor hasta llegar al vientre, busco con su mirada lar orbes azulinas, pidiendo con su mirada permiso para descender; Ciel tan solo asintió, no quería que aquello se tardara mas… su cuerpo se sentía arder.
Tomo la anatomía de su amo con una mano y con su lengua la recorrió perezosamente, probando rincón a rincón aquella exquisita piel.
Su lengua y su mano se movían al unísono, su boca cubría por completo la joven virilidad, logrando masajear un poco los duros testículos.
- Mmm… ahhh… Sebastian
Su boca siguió con aquel ostentoso vaivén, sentía el cuerpo de su amo convulsionarse a sus caricias y esto le alegro de sobremanera; después de varias felaciones sintió como su boca era abarcada por una cálida sustancia; lo trago sin objeciones y luego con su lengua limpio los residuos de su cara.
- Ahh… ahhh… Sebas… tian…
- Esto solo ha sido el comienzo… joven amo
Lamio tres de sus dedos de forma lasciva, su lengua parecía tener vida propia al moverse de tan excitante manera; noto como ante esta acción, la hombría de su joven amo volvía a entonarse… aquello lo deleito.
- Supongo que sabe que continua
- Lo se
- Trate de no tensionarse
- De acuerdo
Incrusto uno de sus dedos en la estrecha cavidad, trato de hundirlo hasta el fondo y luego lo saco, aquel acto fue repetitivo hasta que metió su segundo digito. Para el conde aquello era incomodo, tenia fuertemente cerrados sus ojos mientras sentía como surcaban en su interior; pudo percibir un tercer dedo y ante esto solo un lastimero jadeo… “El sufrimiento es el principio del placer”.
Al sentir como la cavidad se hacia un poco mas grande, decidió retirar sus dedos y dar paso a su palpitante miembro; situó su glande en la entrada y con una sola estocada se abrió paso en el cuerpo del conde.
- No… no te muevas
- Avíseme cuando desee que continúe
El mayordomo sentía como aquella cavidad lo iba estrechando; daba de todo su autocontrol para no moverse y herir a su amo, pero sus ansias parecían vencerlo; sintió como las caderas de su joven amo se movían deseando continuar, a lo que agradeció de sobremanera.
Se movió a un ritmo sereno, mientras su amo se acostumbraba a su intromisión; al paso de varias embestidas, se le dificulto proseguir con el lento vaivén, necesitaba y deseaba llegar hasta aquel cálido interior.
- Ahhh…mmm… mas rápido Sebastian
- Como ordene
Embistió con vehemencia mientras veía el cuerpo de su amo acoplarse con el suyo; los gestos, la piel, su personalidad… su amo poco a poco fue conquistándolo y el tan pretencioso ante todo no se había fijado en que momento cayó ante la red tejida por su amo.
Después de varios minutos de desenfrenado vaivén, ambos sentían que en cualquier momento culminarían; se besaron nuevamente sin parar la penetración; cuando ambas miradas se cruzaron, supieron que aquello era mas que sexo y caricias.
- Boochan… ahhh… Te
- Amo
Ciel sonrió, hasta sus pensamientos eran similares… completo la frase de su mayordomo porque también compartía aquel nuevo sentimiento; aun no sabia como proseguiría su vida, porque amar a un humano era completamente distinto que amar a un demonio.
Sus cuerpos cayeron exhaustos por aquel orgasmo, uno sobre el otro, compartiendo así juntos los espasmos del placer. El mayor tan solo arropo sus cuerpos, acurrucando el cuerpo del conde en sus brazos.
- Boochan
- Mmm
- Mantendré mi juramento eterno
- Yo no desearía que fuera de otra forma
- Si, mi amo