CAPÍTULO 10: LA CALMA TRAS LA TORMENTA
Ahí de pie se encontraban Sai (quien traía arrastrando a un sujeto desconocido) y junto a él estaba el Kazekage Gaara que lucía sumamente molesto.
-Nos enteramos del ataque –siguió hablando el pelinegro-, en el cual por cierto nuestro hijo pequeño salió herido –sonrió de manera malévola-. Así que vinimos de inmediato y nos topamos con algunos… imprevistos.
Arrojó al hombre a los pies del líder enemigo, el cual lo miró con sorpresa.
-Lo siento… Raizou-sama…
-El resto de tus alimañas están allá atrás –añadió Gaara haciendo que la arena saliera de su calabaza-. Les perdonamos la vida, pero estoy seguro que nunca querrán volver a toparse con nosotros ni nuestros aliados.
-¿Cómo es posible…? –balbuceó Raizou- Las agujas debieron…
-Ahh, ¿te refieres a esto? –interrumpió Sai lanzándole una aguja que el otro esquivó- Por fortuna Haya-kun nos habló de su técnica secreta la cual no fue problema para la defensa de arena de mí esposo.
Raizou todavía no salía de su desconcierto cuando sintió una espada traspasarle el hombro, ya que Sasuke le había clavado a Kusanagi.
-¡Maldito! –se agarró la herida- Sólo un cobarde ataca por la espalda.
-Lo dice el hombre que se atrevió a atacar a un niño –replicó con ira-. No he olvidado que mi hijo está grave por tu culpa.
Sasuke estaba listo para atacarlo con Susanoo, pero a una gran velocidad Takuma e Izumi intervinieron sujetando ambos a Raizou para que no escapara.
-¡Detengan a los demás! –ordenó Naruto
El resto de sus subordinados, con ayuda de los recién llegados, atacaron a los enemigos muchos de los cuales prefirieron rendirse por el miedo.
-Ahora, sensei –dijo Takuma
Naruto se paró delante de Raizou, desactivó su modo ermitaño y luego sus ojos se tornaron rojos: estaba usando el chakra de Kyuubi.
-Ellos cumplirán su sentencia –habló-, tal vez con el tiempo se arrepientan de lo que hicieron. Pero a ti no puedo pasarte por alto tus actos.
Se mordió el pulgar y con su sangre dibujó unos sellos muy complejos en el suelo. Raizou lo miró con miedo.
-No me digas que eso es…
-El jutsu prohibido que tanto querías –tocó con la palma de la mano los sellos-: Ryuu no jutsu.
Los chicos lo soltaron al tiempo que aparecía una especie de dragón en la cara del atacado y éste descendía por todo su cuerpo.
-¡¡Aaaaaarg!!
El dibujo desapareció y Raizou se arrodilló agachándose la cabeza con impotencia.
-¡No! ¡Maldito seas, Hokage!
-¿Qué está pasando? –preguntó Hiroki con su byakugan activado- Ya no puedo ver su flujo de chakra.
El rubio se tambaleó, pero Izumi lo sostuvo para que no cayera.
-Gracias –le sonrió-, ya estoy bien.
-Ellos querían ese jutsu –explicó Takuma a los demás-, el cual absorbe de manera permanente el chakra del oponente –miró a Raizou-. Él jamás podrá volver a usar ninguna técnica shinobi de ninguna clase.
Kiba, Gai, Anko, Kurenai, Ebisu y varios ninjas más arribaron al lugar y ayudaron a arrestar a los prisioneros. Hiroki y Chouji fueron en auxilio de Neji y Yuichi quienes junto con el resto de los envenenados debían ser llevados al hospital.
-Llegaron justo a tiempo –dijo Naruto mirando con alegría a Sai y Gaara
-Envía a un escuadrón para recoger las alimañas que dejamos atrás –sugirió el pelirrojo
Sasuke caminó con dificultad hacia su esposo. Al pasar la tensión estaba volviendo a sentir los efectos de la garra del dragón.
-Te ves muy mal, bastardo –le dijo Sai con burla
-Cállate, pintor de… Ugh…
Sin previo aviso Naruto le había dado un fuerte puñetazo en el estómago que hasta lo hizo escupir un poco de sangre.
-O-Oye, dobe…
-¡Eres un estúpido! –le gritó- ¡¿Cómo rayos se te ocurrió venir en este estado?! ¡Podrías haber entrado en shock o algo así!
-Eh… Creo que exageraste un poco, Naruto –comentó Gaara al ver al moreno desmayarse
-¡Ahhh! ¡Lo siento, Sasuke! ¡Reacciona!
-Cofcof, deberíamos llevarlo también al hospital –opinó Sai
A unos cuantos metros de ellos Yukina, Kazuomi y Taro miraban la escena con miedo.
-Acaba de romperse la dulce imagen que tenía de Hokage-sama –se lamentó la chica, a lo que los otros dos asintieron
-Vamos, Kazuomi-kun –llamó su amigo-, tu herida no ha dejado de sangrar.
-Tengo el presentimiento de que cuando me vea cierta persona reaccionará igual que Naruto-sama –murmuró el ojivioleta con aflicción
Ya en el hospital Hinata y Madoka miraron con preocupación a Neji ser atendido por Shizune mientras Sakura estabilizaba a Yuichi. Sai y Gaara apenas saludaron a Temari para luego inmediatamente ir a ver a Yuuzuki. Sasuke, luego del tremendo regaño de Tsunade, había sido llevado de nuevo a su habitación. El azabache podía sentir la mirada de profundo rencor de su esposo.
-Ya quita esa cara, usuratonkachi –dijo con la frente perlada de sudor. Tenía un poco de fiebre
-Eres un inconsciente –le reprochó y agachó la cabeza-. Mi pequeño Ita-chan está mal, no soportaría que tú tampoco despertaras debido a ese veneno.
Sasuke lo sujetó de la mano apretándola con fuerza, quería transmitirle confianza. Contempló aquellos ojos azules que tanto le fascinaban.
-Naruto, mírame –cruzaron miradas-. Pasamos por muchas cosas, te traicioné y herí tanto física como emocionalmente –pasó su mano libre por la mejilla del otro y le acarició las marcas que ahí tenía-. Por eso me prometí que nunca, sin importar lo que pasara, nunca iba a dejarte de nuevo.
-Baka…
El Uchiha se acercó para besarlo, pero antes de poder llevar a cabo dicha acción alguien abrió la puerta de golpe.
-¡Sensei! –gritó Takuma- ¡Los chicos han vuelto!
-¡Genial! –se levantó y salió con su alumno dejando a un frustrado y malhumorado ojinegro
-¡Maldito mocoso! ¡Ni con los años cambia!
Shizui y compañía respiraban agitadamente. La ida les tomó dos días y medio más lo que duraron en la montaña, de modo que se esmeraron por regresar en menos de dos días. Inmediatamente Tsunade, Taname y los demás ninjas médicos tomaron los sacos con flores.
-Prepararemos el antídoto inmediatamente –dijo Taname-. Si nos apresuramos en tres horas podremos comenzar a suministrarlo.
-Qué bueno… -murmuró Miku con fatiga
-Deberían descansar un poco y dejar que les revisen esas heridas –sugirió Shikamaru
-No, primero que se ocupen todos del antídoto –pidió Kai-. Voy a ver a mis padres.
-Y yo a Tsubame –dijo Hiroshi
-Neji también está herido –le dijo el Nara-, pero tranquilo, se encuentra estable.
-Menos mal.
-¡Chicos! –llegó Naruto- ¡Excelente trabajo!
-Gracias, Hokage-sama.
-¿Cómo sigue Itachi? –preguntó su hija
-Igual –sonrió-. Pero ahora que están de vuelta se pondrá mucho mejor.
-Siento el chakra de Gaara-sama y Sai-san –dijo Fumiya de pronto
-Sí, acaban de llegar hoy –contestó Izumi-. Están con Yuuzuki-kun.
-Iré con ellos –dijo Hayate
-Antes todos irán a que les revisen sus heridas –ordenó el Hokage con severidad-. Y no aceptaré réplicas –añadió-. Entiendo cómo se sienten, pero todos se preocuparán si llegara a pasarles algo malo por ir a traer las flores, ¿comprenden?
-Sí –tuvieron que ceder
Shizune y uno de sus asistentes se encargaron de examinarlos. Tardaron algunas horas pues debían revisar que ninguno de ellos tuviera rastros del veneno en su sistema. Los dejaron salir justo cuando ya estaban repartiendo la primera parte del antídoto a los pacientes más urgentes. Hiroshi se fue a buscar a su familia, Shiro y Kai a ver a los padres del segundo y Hayate dijo que iría a ver cómo estaba Yuuzuki.
-Te alcanzo en unos minutos –le contestó Shizui-. Primero quiero saber cómo siguen Otou-san e Itachi.
Al parecer sus superiores (Naruto y Shikamaru) habían pasado por alto decirles que su padre también necesitaba del antídoto; fue Shizune quien les informó de la situación.
Cuando los tres hermanos ingresaron a la habitación, el azabache mayor ya estaba totalmente despierto y discutía con su esposo.
-¡No fue mi intención! –se defendía Naruto- Tenía que ir a recibirlos.
-¿Ah, sí? ¡Me dejaste con las ganas y me ignoraste por completo!
-Cofcof –tosió su primogénito para llamar su atención
-¡Niños! –sonrió el rubio- Vamos, acérquense.
-¿Cómo te sientes, Otou-san? –preguntó Fumiya
-Ya muy bien –respondió-. Debido a mi entrenamiento con… cierta serpiente, pude soportar el veneno más que el resto de los heridos.
Su esposo le lanzó una mirada asesina; todavía no olvidaba su imprudencia al ir en ese estado al campo de batalla.
-¿Por qué Ita-chan sigue inconsciente? –preguntó Miku acercándose a él y acariciándole la cabeza
Como le habían aplicado el antídoto le retiraron los sellos que contenían el veneno e impedían que se le aproximaran puesto que rodeaban su cama.
-Tengan en cuenta que de entre todos fue él quien recibió más veneno –explicó Naruto-. Obaa-chan dice que seguro despertará pronto, pero dado su estado lo mejor es que descanse.
Sus hijos sonrieron aliviados. Todavía no se perdonaban el hecho de que su hermanito (quien oficialmente todavía no era shinobi) hubiera terminado en aquella situación siendo sólo un niño.
-Iré a ver a Yuuzuki –avisó Shizui-. Al rato regreso.
-Yo quiero ver a Tsubame-chan –dijo Miku-, Lee-sensei y escuché que hace poco trajeron también a Yuichi.
-Yo buscaré a mis compañeros –añadió Fumiya
-Kazuomi nos fue de gran ayuda para vencer al enemigo –informó Naruto con una sonrisa maliciosa provocando que el chico se sonrojara levemente
Yuuzuki abrió los ojos y parpadeó con confusión. Lo último que recordaba era haber estado peleando junto a Tsubame. Incluso viendo borroso pudo distinguir un par de ojos iguales a los suyos que lo observaban.
-¿Otou-chan…?
Gaara le sonrió aliviado porque hubiera despertado y le sonrió con cariño.
-Yuu…
Fue interrumpido por Sai quien lo hizo a un lado para abrazar de manera protectora a su pelirrojo hijo.
-Oh, Yuu-chan, nos tenías tan preocupados –decía-. En cuanto Haya-kun nos avisó lo que pasó, salimos casi corriendo de Suna.
-Gracias, Otou-san –le sonrió-, ya me siento mejor.
-Es obvio –apartó Hayate a su padre para abrazar al chico-, porque ya te dieron el antídoto que onii-chan fue a buscar. En compañía de Miku-chan, Fu-chan, Shiro, Kai, Hiroshi y Shizu, claro.
-¿Shi-chan?
En ese momento el ojiazul cruzó la puerta y sonrió con alegría al ver al ojiverde despierto.
-¡Yuuzuki!
De una patada quitó a su cuñado y abrazó con fuerza a su prometido.
-Menos mal –susurró-. Estaba muy preocupado por ti.
-Lo siento… y gracias.
-Creo que es la primera vez que veo a Shizui golpear a Hayate –comentó Gaara
-Jejeje, debe ser porque su lado protector estaba al máximo –respondió Sai con diversión-. Siempre he dicho que es curioso ver la combinación del bastardo y Naruto en él.
Fumiya caminaba por los pasillos del hospital. Se había topado con Sakura quien le informó que Midori y Neji acababan de recibir el antídoto, que Taro tenía sólo unos cuantos rasguños y antes de poder preguntarle por su novio llamaron a la pelirosa que se marchó.
-Ya lo encontré –dijo sintiendo el chakra del de ojos amatistas
Caminó a toda velocidad, pero conforme avanzaba se dio cuenta que el chico se alejaba. Arrugó el ceño; Kazuomi estaba huyendo de él claramente.
En otro pasillo del hospital el castaño se recargó en la pared suspirando con alivio.
-Creo que lo perdí.
-¿De quién te escondes, Kazu-chan?
El chico se sobresaltó ya que detrás de él se encontraba un molesto pelirrojo. Por seguridad decidió seguir dándole la espalda.
-Eh… Te he dicho que no llegues así, Bakamiya.
-Date la vuelta y mírame a los ojos –ordenó
Como no le hizo caso, Fumiya lo jaló y vio que su novio tenía la mano y el brazo derechos completamente vendados e inmovilizados, parecía no poder moverla bien.
-¡Te dije que no hicieras ninguna estupidez, torpe!
-¡Cállate y no me llames así! –reclamó el otro
Se lanzaban miradas de enojo hasta que otra voz intervino.
-Qué pareja tan escandalosa.
Ambos voltearon para encontrarse con Midori, quien era cargada en la espalda de un sonriente Taro.
-Insistió en ir a ver a mi Tou-chan e Ino-san –explicó él
-Me da gusto que estés bien, Midori-chan.
-Gracias –les sonrió-. Y ya dejen los pleitos, Fumiya-kun. Si estás preocupado por él mejor bésalo, abrázalo o lo que sea, pero ya no causen alboroto.
-Nos vemos luego, Fumiya, Kazuomi-kun.
Ellos dos se quedaron avergonzados por las palabras de su amiga mientras ella y Taro se alejaban platicando amenamente.
-Mmm… Bienvenido –dijo el mayor en edad con vergüenza
-… Estoy en casa. ¿Cómo… está tu herida?
-Sólo no la atendí como debía, es todo.
-Hum.
Se quedaron callados. Fumiya se percató de las insistentes y evaluadoras miradas que su pareja le estaba haciendo a su rostro.
-¿Por qué me ves así, torpe?
-Sólo me preguntaba cuándo ganarás ese atractivo adulto.
-¿Eh? –arqueó una ceja desconcertado- ¿Por qué preguntas algo así?
-Curiosidad –desvió la cara con pena
-Kazu-chan…
-¡Ya te dije que no es nada!
No iba a decírselo. Sabía que a Fumiya le molestaría que le dijera que estaba impaciente porque ganara esa actitud galante (en su opinión) que su padre poseía.
~~~~~~~~~~ MEMORIAS DE FAMILIA ~~~~~~~~~~
***** MEMORIA XVII *****
Naruto (con cinco meses de embarazo), Sasuke, Shikamaru, Kiba, Shino, Chouji, Neji y Lee se encontraban reunidos en uno de los salones de la Academia ninja. Frente a ellos estaba Tsunade mirándolos con decisión y un poco de burla al notar las caras desconcertadas y molestas de algunos.
-¿Por qué? –preguntó Shikamaru al fin
-Son habilidades que también deben dominar –contestó la Hokage
Las mesas estaban llenas de talco, pañales, tinas con agua, jabón, shampoo, biberones, ropita para bebé y a cada uno de los jóvenes les había sido entregado un pequeño niño de plástico.
-El ser buenos shinobi no los convierte en buenos padres –continuó diciendo la rubia-. Todos ustedes deben ser capaces de cuidar bien a sus hijos y no dejarle todo el trabajo a su pareja.
-Pero usted ni siquiera tiene hijos –murmuró Kiba en voz baja, a lo que Chouji asintió
-¡Yosh! ¡Estoy listo con toda mi energía, Tsunade-sama! –gritó Lee alzando el puño
Él era el único que se encontraba en ese lugar por iniciativa propia, los demás fueron obligados y amenazados.
-Pensándolo bien no me parece mala idea –opinó Naruto y miró a Sasuke quien asintió
Tenían a su bebé en camino y no querían arruinar su papel como padres ni dañar al pequeño por algún descuido suyo.
-Lo primero será poner el pañal correctamente –habló Tsunade
Cada uno de los chicos tomó a su muñeco. Kiba miraba con desconcierto el pañal y el talco; a Chouji se le cayó su muñeco y se agachó rápidamente para rescatarlo; Sasuke y Neji parecían estar batallando en colocar el pañal correctamente, el Uchiha lo rompía al sujetarlo con demasiada fuerza mientras que el Hyuuga no lograba pegarlo.
-Shino, controla a tus insectos –regañó la rubia al ver una araña sobre su bebé-. Un niño de verdad podría terminar con traumas severos.
-¿Usted cree?
-Tsk, yo no sé qué rayos estoy haciendo aquí –se quejaba Shikamaru
-Porque Temari está embarazada –le recordó Tsunade
-Sí, pero de nuestro segundo hijo. Yo ya pasé por esto. ¡Shiro tiene más de un año!
-No tiene nada de malo que… ¡Lee! ¿Qué haces?
Lee le había colocado el pañal y ahora jugaba con el bebé lanzándolo al aire… Sólo que era mucha altura.
-Estoy jugando con él, ¡así será fuerte y valiente! Jajajajaja.
-Compadezco a los futuros hijos de Lee –murmuró Neji con pesar
-Vaya, dobe –se le acercó Sasuke-, eres bueno.
Además de Shikamaru, al parecer el único que logró colocar el pañal bien a la primera fue Naruto.
-Jejeje, realmente es fácil –contestó rascándose la mejilla
Luego de ahí pasaron a vestir y desvestir al bebé, aprendieron la forma correcta de bañarlo, darle de comer, cargarlo, incluso tuvieron que leerles cuentos.
-Es sólo un muñeco de plástico –dijo Sasuke con molestia
Tanto él como sus compañeros (excepto Naruto) estaban empapados con agua, tenían talco y papilla en la cara, pelo y ropa. Curiosamente al rubio resultó que se le facilitaban mucho esas actividades; lo hacía con tacto y precisión envidiables. Shikamaru podría haber terminado igual de limpio si no fuera porque le tocó estar entre el impaciente Kiba y el sumamente emocionado Lee.
-Bueno… estuvo excelente –sonreía forzadamente Tsunade. Aquellos chicos eran desesperantes-. Los espero la próxima semana a la misma hora.
-¡¿Qué?!
-No, Hokaga-sama.
-Tsk, problemático.
-¡Dije que los quiero aquí y punto! –gritó y volvió a recuperar la compostura- En fin, nos vemos, chicos.
Cada uno se marchó a su casa, unos cansados, otros fastidiados, Lee seguía irradiando emoción hablando sin parar de lo que había aprendido mientras los demás seguían sintiendo compasión por su pobre bebé de plástico. Sasuke y Naruto caminaban rumbo a su hogar.
-A pesar de todo fue divertido –sonrió el ojiazul
-Hn… Al menos no tendré que preocuparme por nuestro hijo –lo miró-, estará en muy buenas manos.
-Jejeje, claro que sí –le dio una palmada en la espalda-. Y no te preocupes, teme. Yo te enseñaré para que tú también puedas cuidarlo bien.
Sasuke sonrió levemente y le tomó la mano para entrelazarla con la suya.
-Quién hubiera imaginado que serías mejor que yo en esto.
-Para que veas que los Uchiha no son tan perfectos como se cree.
-Usuratonkachi –con su mano libre le dio un ligero golpe en la cabeza
Naruto se sobó mientras reía con gracia. Por el bien de las siguientes generaciones esperaba que Sasuke y el resto de sus amigos aprendieran la manera en que debían tratar a un bebé.
~~~~~~~~~~ MEMORIAS DE FAMILIA, END ~~~~~~~~~~