CAPÍTULO 2: LA VIDA EN KONOHA
La misión de aquél día había terminado sin problemas, de modo que Shizui les dio a sus alumnos la tarde libre. En ese momento se encontraba caminando por la aldea rumbo a su casa.
-Hey, Shizui.
El azabache volteó y sonrió. A unos metros de él estaban su amigo y ex compañero de equipo Hyuuga Hiroki junto con su esposa, Aburame Tsubame.
-Hola, chicos –les sonrió-. ¿Qué tal va tu embarazo, Tsubame?
-Bien, gracias, senpai. Aunque apenas tengo dos meses.
-Si es niña seguro será tan hermosa como tú, cariño.
Ella desvió la cara con pena. El Uchiha rió internamente, todavía no entendía cómo siendo tan seria terminó saliendo con Hiroki.
-<<Bueno, siempre dicen que los opuestos se atraen>> -pensó con gracia
-Debemos irnos –se despidió el ojiblanco-. Nos saludas a Yuuzuki.
-Claro.
Todavía recordaba divertido cuando Hiroki les dijo a sus padres y a sus suegros que él y Tsubame llevaban años saliendo en secreto y que iban a casarse; la cara de Kiba fue inolvidable.
Pasó por la florería Yamanaka y se detuvo mirando los arreglos.
-Mmm... Sí –sonrió-, le llevaré rosas a Yuuzuki.
Entró al local donde se encontró con la rubia dueña del lugar.
-Bienvenido, Shizui,
-Buenas tardes, Ino-san.
-Dime, ¿qué puedo ofrecerle a tan guapo jovencito?
-Jejeje, quiero unas rosas rojas, por favor.
-¿Para tu novio? –lo vio asentir- Kyyaa, qué romántico. En estos tiempos quedan muy pocos chicos como tú.
-Oye, Kaa-chan, ¿qué insinúas?
Akimichi Yuichi, su hijo menor, había llegado.
-Hola, Shizui-san.
-Qué tal, Yuichi-kun. Pensé que irías con Miku y Madoka-chan a ver los preparativos de mi boda.
-Sí, estuve un rato con ellas, pero luego me cansé de oír sus gritos de emoción.
-Ustedes los hombres no comprenden lo importante de un evento así –negó su madre y le dio el ramo-. Aquí tienes, Shizui.
-Muchas gracias –pagó-. Nos vemos luego.
Al salir del local se topó con Akimichi Yukina, otra buena amiga y la hermana mayor de Yuichi.
-¡Hola, Shizui-kun! ¿Y esas flores?
-Hola, Yukina. Son un regalo.
-Hum, claro –dijo, un poco incómoda-. ¿Cómo has estado?
-Muy bien, gracias. ¿Vienes de una misión?
-Sí, acabo de despedirme de Hiroshi y Kenta.
-Ya veo. Hasta luego, Yukina.
-Claro, cuídate.
Shizui sabía que al anunciar su compromiso tanto él como Yuuzuki habían dejado corazones rotos en Konoha y Suna, pero no podían hacer nada para evitarlo, ambos deseaban estar finalmente juntos.
Llegó a la casa y se extrañó de verla vacía. Decidió darse una ducha en lo que esperaba a su pareja.
-Lo siento, Shi-chan –entró diciendo el pelirrjo-, ya vine, es que fui de compras.
-Bienvenido –saludó-. Cierra los ojos, Yuuzuki.
El chico obedeció y percibió un agradable aroma. Al abrir los ojos se topó con el ramo de rosas rojas.
-¿Para mí?
-Claro, ¿para quién más si no? –sonrió
-¡Muchas gracias, Shi-chan!
Le dio un beso en agradecimiento. Las colocó en un florero con agua, sonriendo con alegría mientras las contemplaba.
-Ah, casi se me olvidaba –volteó a verlo-. Rika nee-san vendrá a visitarnos, dijo que trataría de traer a Shiro nii-san.
-Me parece bien. Entonces pongámonos a preparar la cena.
-Yo me encargo para que tú descanses, Shi-chan.
Lo vio ponerse un delantal y el Uchiha no pudo evitar sonreír embelesado.
-Seré la envidia de muchos por el esposo tan lindo y atento que voy a conseguirme.
El otro se sonrojó levemente.
-Ese tipo de comentarios me pregunto de dónde los habrás heredado.
-Supongo que mi Otou-san y Otou-chan tienen un lado así que sólo se muestran en privado, jeje.
Cayó la noche y la joven pareja terminaba los preparativos para la cena cuando escucharon a alguien tocar a su puerta.
-Bienvenidos –saludó el azabache, abriendo-, pasen.
Al otro lado de la puerta se encontró con Nara Rika, la prima y mejor amiga de Yuuzuki, y junto a ella estaba Hyuuga Hiroshi, el primogénito de su clan y actual novio de la chica.
-Hola, Shizui –sonreía Rika-. ¿Y Yuu-chan?
-Terminando la cena.
-No me digas que él hace todo solito y tú muy cómodo sentado leyendo –fingió reprochar-. Voy a ayudarlo.
-Discúlpala –pidió Hiroshi-, ya sabes cómo es.
La chica y el Hyuuga llevaban dos años de novios luego de que fuera ella quien se le declarara, razón por la que Hiroshi seguía recibiendo burlas de su hermano y amigos.
-Creía que Shiro-san también vendría.
-Él y Kai fueron a saludar a tu familia, dijeron que llegarían más tarde.
Platicaron bastante rato y luego pasaron a la mesa. Justo cuando estaban sirviendo la cena llegaron los dos invitados que faltaban.
-Ya era hora –dijo Shizui
-Nos entretuvimos platicando con Naruto nii-san y Sasuke-sensei –explicó Kai
-Sí, y esta vez no es excusa –añadió Shiro
Ahora sí los seis ya reunidos se sentaron a cenar.
.Qué delicioso –decía Rika-. No cabe duda que eres un excelente cocinero, Yuu-chan.
-Gracias, pero Shi-chan es mejor que yo.
-Alguien tenía que mantener balanceada la alimentación de mis hermanos –contestó
-Oh, sí, me acabo de acordar –habló Shiro-. Hayate me escribió hace unos días. Quiere mis observaciones sobre cómo estás tratando a su adorado otouto.
-Seguramente busca cualquier pretexto para regresarlo a Suna –comentó Hiroshi
-Bueno, trata de comprenderlo –le dijo Kai-. Hiroki ya se casó, pero estoy seguro que tú actuarás igual cuando Madoka-chan tenga novio. Y ni qué decir de Shizui cuando Hayate le proponga matrimonio a Miku.
-Cofcofcof –se atragantó el azabache con el té
-No quiero ni pensar en eso –arrugó el ceño el Hyuuga
-Qué hermanos tan problemáticos –opinó Shiro
-Mejor cambiemos de tema –pidió Yuuzuki-, antes de que Shi-chan quiera dejarme siendo hijo único.
-Ahh, qué envidia –suspiraba Rika-. Como quisiera que mi nii-san fuera así de protector conmigo.
-Sí lo es –reía Kai con burla-, sólo que no te lo demuestra porque le da pena, jajaja.
-Ya no digas nada –murmuró su pareja metiéndole comida en la boca para callarlo
Al día siguiente Fumiya caminaba hacia los campos de entrenamiento; tenía semanas que no le tocaba hacer misión junto con sus ex compañeros de equipo.
-Buenos días, Fumiya-kun –saludó Midori, contenta-. ¿Hoy irás con nosotros?
-Sí. ¿Los otros dos no han llegado?
-Hace un rato lo hicieron. Pero como es temporada de manzanas dijeron que en lo que el sensei llegaba irían por algunas.
Escucharon un fuerte golpe, pájaros que volaron asustados y luego dos estridentes risas que ambos conocían muy bien.
-¡Tenías razón, Kazuomi-kun! ¡Se ven deliciosas!
-Jajajaja, ¡te lo dije! ¡Este árbol era el mejor!
Rock Taro y Yamamoto Kazuomi se acercaban platicando animadamente. Vieron que los chicos traían varias frutas en sus brazos. El de ojos color amatista se detuvo al ver quién acompañaba a la pelirosa, en cambio Taro corrió emocionado hacia él.
-¡Fumiya! ¡Por fin volveremos a ir de misión juntos!
-Sí –sonrió levemente a su mejor amigo
-¿Quieres una manzana? Toma también, Midori-chan.
-Gracias, Taro –contestó la chica
El pelirrojo miró al otro joven y sonrió de medio lado.
-¿Tú no vas a saludarme, Kazu-chan?
-¡Te he dicho que no me llames así, Bakamiya! –gritó lanzándole una manzana, la cual atrapó
-Mm, está deliciosa –dijo dándole una mordida
-Sí, es verdad –apoyó Midori-. Hicieron muy buena elección, chicos.
-El crédito es de Kazuomi-kun –explicó Taro-. Él fue quien me dijo qué manzanas eran las mejores.
-Fue sencillo –se encogió de hombros-. En mi aldea natal había muchos árboles de manzanas. Mi madre me enseñó a escogerlas.
Los otros tres se quedaron callados. Hacía tiempo su sensei les explicó que Kazuomi había dejado su aldea natal luego de que sus padres murieron en una misión, y dado que su mamá era originaria de Konoha, decidió irse a vivir a ése lugar.
-Entonces... serás una buena esposa, Kazu-chan.
Un tic apareció en el ojo del aludido. Agarró una manzana, la señaló con el dedo, luego señaló al ojiazul y con fuerza la apretó hasta hacerla añicos.
-Estás diciendo que ésa es mi cabeza y que te gustaría hacerme lo mismo.
-Hum, me alegra que no tengo que gastar saliva contigo, Bakamiya.
Taro soltó una ligera risa.
-¿Qué es tan gracioso? –preguntó Midori
-¿Te diste cuenta? –indicó donde sus dos compañeros peleaban- Fumiya lo hizo para animarlo.
-Sí, tienes razón –también sonrió levemente-. Fumiya-kun es sumamente considerado con él, aunque no lo parezca a simple vista. Y contigo ni se diga, Taro. Desde niños ustedes han sido muy cercanos.
-También lo es contigo, Midori-chan, en serio.
-... Gracias.
Luego de concluir su misión que no fue realmente complicada, Fumiya se encontró a Shizui quien acababa de despedirse de su equipo.
-¿Qué tal tu día, aniki?
-Divertido. Nos encontramos con el equipo de Lena-chan y los chicos se pusieron a discutir sobre quiénes son mejores. ¿Y qué hay de ti, otouto? Estuviste con Taro y los otros, ¿verdad?
-Sí, sólo fuimos a entregar un pergamino a una aldea cercana, sin problemas.
-¿Y esa bolsa?
-Taro y Kazu-chan anduvieron recolectando manzanas, al final eran tantas que las repartimos entre todos.
Shizui rió un poco.
-¿Qué?
-Es que todavía lo llamas Kazu-chan.
Antes de poder contestar algo el pelirrjo sintió a alguien abrazarlo por la espalda.
-¡Fu-chan! –gritó Miku- ¡Shi-chan aniki!
-Nee-san, no hagas eso.
Tras la chica se encontraba Madoka, quien se sonrojó al ver al menor.
-Hola, Shizui-san, Fu-Fumiya-kun.
-Buenas tardes, Madoka-chan –saludó el mayor
Fumiya se limitó a mover la cabeza.
-Oigan, vamos a tomar un té y les platico los avances que llevo para la boda.
-Por mí no hay problema, Yuuzuki iba a visitar a sus tíos.
-Yo...
-Andando –no le dio tiempo a Fumiya de negarse
Los cuatro se sentaron en un pequeño local a tomar té con unos dulces.
-Estos dangos son deliciosos –decía Miku
-Es cierto –apoyó su amiga y volteó con el chico que tenía a un lado-. ¿Q-Quieres un poco, Fumiya-kun?
-No me gustan los dulces –contestó sin mirarla
Shizui se percató de su ceño fruncido. Discretamente volteó a la dirección que su hermano vigilaba, encontrándose con Kazuomi quien platicaba alegremente con otros dos chuunin, una chica y un chico, ella estaba agarrada a su brazo.
-Ése torpe –murmuró entre dientes el más joven
-Fu-chan –llamó Miku-, ¿por qué no le cuentas a Madoka alguna de las emocionantes aventuras del rastreador estrella del Anbu?
-Realmente no es para tanto –le restó importancia mientras bebía su té-. Sólo hago mi trabajo.
-P-Pero debe ser fascinante, Fumiya-kun.
-Tal vez –respondió con indiferencia
-¿Por qué sonríes así, Shi-chan aniki?
-Estás perdiendo tu tiempo, imouto.
-¿Acerca de qué? –preguntó, confundida
-Dejémoslo así por ahora.
Un rato después el trío de hermanos se encaminó al barrio Uchiha, donde se encontraron a Itachi en compañía de sus dos mejores amigas, Aburame Kyoko y Rock Lena, jugando con Kuromaru, el perrito de la segunda niña.
-Me pregunto si crecerá tanto como Akamaru –decía Lena, pensativa
-Claro que sí y haremos tan buen equipo como Otou-chan y él juntos, jajaja –reía Kyoko
-Aniki, nee-chan, nii-chan –alzó la mano el rubio para saludarlos
-¡Fu-chan! –Lena se le colgó a su espalda- Hacía mucho tiempo que no te veía.
-He estado ocupado.
La niña sonrió con un ligero carmín en sus mejillas. Todavía podía presumir que Fumiya le permitiera tener ese contacto tan cercano.
-Hola, Shizui-san y Miku-chan –saludó Kyoko
-También tenía mucho que no te veíamos –le dijo Miku
-Sí, es culpa de las misiones. Como hoy tuve el día libre decidí venir a visitar a Ita-chan.
-Jajaja, obvio, extrañas a alguien tan genial como yo.
-Es porque ya no tengo con quién hacer travesuras –sonrió ella-. Recuerda que además prometiste invitarme a comer ramen.
-Rayos, esperaba que lo olvidaras. Bueno, iremos el día que Lena también pueda acompañarnos.
-¿Seguro? –preguntó su otra amiga
-Claro, de lo contrario no sería divertido.
Kyoko hizo un puchero. La verdad le gustaría pasar un poco de tiempo a solas con su amigo.
-En fin, yo los veo luego –se despidió Shizui-. Seguro hay un pelirrojo esperándome en casa.
-Nos vemos, aniki –se despidieron sus hermanos
-Hasta luego, Shizui-san –dijeron las niñas
Shizui contemplaba el cielo mientras caminaba sonriendo. Vaya líos amorosos en los que estaban metidos sus hermanos varones: uno muy orgulloso para admitirlo y el otro todavía demasiado joven e ingenuo como para darse cuenta.
~~~~~~~~~~ MEMORIAS DE FAMILIA ~~~~~~~~~~
***** MEMORIA III *****
Shizui (19 años) y Fumiya (14 años) habían ido a comprar algunas armas que necesitaban. En el camino se encontraron con Shiro (21 años) y Kai (20 años) quienes desde hacía un año atrás vivían juntos.
-Hola, chicos –saludó Kai
-Qué tal, Kai-senpai, Shiro-san.
-¿No deberían estar trabajando? –preguntó Fumiya
-Naruto nii-san nos dio unos días libres.
-Las cosas han estado demasiado calmadas últimamente –añadió Shiro
Caminaron juntos los cuatro, pues tenía tiempo que no se reunían por culpa de sus respectivas obligaciones.
-¿Cómo es la convivencia diaria? –quiso saber Shizui
-Lo más problemático es decidir quién cocinará –contestó el Nara
-Sí, por eso a veces preferimos salir a cenar.
-Se acerca Kakashi Oji-san –anunció el pelirrojo
La pareja intercambió miradas de resignación.
-¿Qué pasa? –preguntó el azabache
-Espera y lo verás –respondió Shiro
Segundos después hizo aparición el gran Ninja copia.
-Buenos días, chicos –saludó-. ¡Kai!
-Hola, Otou-san.
-Últimamente no has ido a visitarnos –regañó-. Mira que dejar abandonados a tus padres.
-Yo no hago eso –se defendió-. Nunca dejaría a mi querido Otou-chan.
-Oye, ¿y yo qué? También colaboré para que nacieras.
-Tranquilo, Otou-san, sabes que te quiero, pero... ya hemos hablado de "ése" tema.
-¿Qué tema? –preguntaron los hermanos, confundidos
-No es mi culpa –se defendió el peligris mayor-. ¡Pero mi vida está pasando! Ya no soy tan joven y quiero poder disfrutar a mis nietos.
-Tsk, pero los niños son problemáticos, Kakashi-san.
-Tu madre opina igual que yo, yerno desconsiderado.
-Es lo mismo cada vez que vamos a visitarlos –explicó Kai a los ojiazules
-¡Kakashi! –llegó Iruka- No me digas que otra vez con lo mismo.
-Pero Iruka –protestó-, deberías estar de mi lado.
-Deja a los chicos, ellos tomarán sus propias decisiones a su debido tiempo.
-No es justo –suspiró, decaído-. Debimos tener otros tres hijos como Sasuke y Naruto.
-Gracias por darme más presión recordándome que soy su único hijo –le dijo Kai
-Mejor regresemos a la oficina –lo jaló el moreno y sonrió a los chicos-. Nos vemos luego –revolvió el cabello de su hijo-. Cuídate mucho, Kai,
-Por supuesto –sonrió-. Tú igual, Otou-chan.
Los mayores se alejaron con Kakashi todavía alegando que quería tener nietos antes de morir y quién sabe qué más.
-Y es la misma historia en casa de mi familia –comentó Shiro-. Bueno, vamos, Kai, quiero regresar temprano.
-De acuerdo –miró a los menores-. Hasta luego. Saluden de nuestra parte a Naruto nii-san, Sasuke-sensei, Miku e Ita-chibi.
Shizui y Fumiya los vieron alejarse mientras platicaban amenamente. Aquella era la pareja joven más tranquila de toda Konoha.
-¿Sabes, aniki? En realidad me da curiosidad ver cómo sería un hijo de esos dos.
-Mmm –sonrió con maldad-... Con su suerte y por su carácter a lo mejor tendrían una niña tan mandona como Rika y Temari-san y un niño tan alegre como Iruka Oji-chan.
-De ser así seguramente serán unos padres tan protectores como lo es nuestro Otou-san.
***** MEMORIA IV *****
Naruto y Sasuke se miraban a los ojos de manera amenazante, cada uno sosteniendo un trajecito para bebé en sus manos. ¿La razón? Iban a salir de paseo por la aldea y el rubio quería que su pequeño Shizui (1 año) usara el traje naranja con el dibujo de una rana, en cambio su esposo quería ponerle el traje azul con el símbolo Uchiha.
-Te digo que éste le quedará mejor, dobe.
-Claro que no, teme. Shi-chan se verá más lindo con éste.
-Es un color demasiado chillón.
-¡¿Qué?! ¡¿Qué estás insinuando?!
Sasuke se dio cuenta de su error, así que trató de enmendarlo.
-Bueno, a ti te queda porque combina con tu cabello, pero Shizui se parece a mí.
-Precisamente, no quiero que le pongas un color tan frío.
-Será azul.
-Naranja.
-¡Azul!
-¡Naranja!
Mientras ellos seguían discutiendo, el bebé (que apenas daba algunos pasitos) se tambaleó hacia una silla sobre la que estaba la gabardina y el sombrero de Hokage de su papá.
-Si seguimos así no llegaremos a ninguna parte.
-Todo porque eres un orgulloso, Sasuke.
-¿Ah, sí? Pues tú no te quedas atrás.
-Grr... Un momento –miró la cama vacía-, ¿y Shi-chan?
Preocupados, ambos buscaron con la mirada a su hijo.
-Oye, Naruto, mira.
Señaló la gabardina que se movía, pues había caído sobre el pequeño que jugaba alegremente con la ropa y el sombrero que lo cobijaban.
-Parece que le gusta –dijo el rubio acercándosele
-Bueno, ya sabemos qué es lo que querrá ser cuando grande.
Naruto sonrió y cargó al bebé.
-Jejeje, ¡muy bien, Shi-chan! ¡Estoy seguro que serás un gran Hokage como tu Otou-chan y tu Ojii-chan!
Sasuke también sonrió mientras los contemplaba. Coincidía con su esposo, después de todo, Shizui llevaba el potencial para lograrlo en la sangre.
~~~~~~~~~~ MEMORIAS DE FAMILIA, END ~~~~~~~~~~