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Baby, I go crazy por kaoruyuuki

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Notas del fanfic:

OnTae

Notas del capitulo:

Mi fic OnTae que vengo planeando y jamás hago D: Igual me quedó completamente diferente a lo que pensaba xD Pero bueno, me gustó el cambio ;3

 

¡Espero que les guste!♥

Muchas veces me pregunté cómo era perder la cabeza por alguien. 

Enloquecer por querer estar con esa persona, no poder dejar de pensar en ella... En fin, eso que la mayoría de la gente definía como "amor". Siempre fue algo que me dio curiosidad, ya que extrañamente jamás me sentí de ese modo con nadie. Teniendo en cuenta mis veinte años de edad era algo raro, y en cierto modo preocupante. 

Sin embargo, consideraba que esas cosas tenían que llegar solas y que no podía forzar absolutamente nada. Sí, era uno más de esos que pensaban en esas cursilerías idiotas y clichés, pero qué más daba. Era un simple virgen que en su mediocre vida había tenido algo parecido a una experiencia en lo que a romance se refería.

 

Hasta que lo conocí. 

 

Y nada de lo que antes imaginaba ocurrió. Nada.

 

No sólo sucedió de una manera completamente inesperada, sino también fue con un hombre. No con una mujer como había ideado en mi mente, no como debía ser frente a la sociedad.

 

El chico del cual me enamoré no pertenecía a ningún grupo de amigos, nadie me lo había presentado ni lo conocía de alguna parte. ¿Y cómo entonces nos conocimos? Déjenme explicárselo.

 

 

<<FLASH BACK<<

 

Me encontraba en un el bar en el que trabajaba todas las noches, sin excepción alguna. Era algo cansador ya que nunca dormía en un horario normal, pero todo lo hacía por el dinero. Debía reconocer que allí me pagaban bien.

 

A esa hora de la madrugada ya era imposible encontrarse con alguien sobrio. Era una lástima que no pudiera beber demás allí, el dueño vigilaba que al final de la jornada estuviéramos todos lúcidos y en buenas condiciones. Ante la menor sospecha de que el alcohol había afectado a su personal, rápidamente nuestros sueldos se veían afectados.

A veces odiaba a mi jefe por eso.

 

Ese día había una banda de procedencia desconocida tocando en el lugar. Eran muy malos, el sonido de los instrumentos era terrible y poco agradable a los oídos. Pero ese tipo de cosas no le importaba a nadie cuando la borrachera era algo que unía a todos los presentes. 

O a casi todos.

 

-Cállenlos, ¡por Dios! -bufé molesto con el estruendoso ruido. La cabeza comenzaba a dolerme y no veía la hora de irme de allí, todo por ese mal intento de grupo musical.

Miré a mi alrededor. Todos bailando en parejas bien acaramelados, ignorantes de lo que sucedía en un mundo que no fuera el suyo.

 

Qué envidia. Y qué aburrido.

 

Decidí tomar un trago seguro de que simplemente uno no iba a afectarme tanto como a mi clientela. Además el dueño en ese momento no andaba cerca, era la situación perfecta para aprovechar.

Divisé en la repisa licor de durazno y sonreí. ¿Por qué no? Me serví en un vaso cualquiera y me escondí un poco para que nadie pudiera verme, aunque dudaba que en ese momento alguien se pudiera percatar. Mojé mis labios apenas y disfruté del sabor. ¡Ah, al fin algo bueno en medio de ese caos auditivo! Disfruté de mi pequeño autopremio con calma y sin prisas. Ese licor era como el oasis en medio de un desierto. Sé que era una exageración pensar así, pero de verdad agradecía en esos momentos trabajar en la barra y en ese horario tan insalubre. El alcohol era algo que me aliviaba de ciertas ocasiones.

 

Como la soledad.

 

En ese momento, la idea de embriagarme se me hizo atractiva.

 

-¿Me invitas un poco? -indagó repentinamente una voz desconocida haciendo que por poco derramara mi bebida, con vaso y todo. Gracias al cielo mi torpeza de nacimiento no me jugó en contra esta vez, evitando un accidente que seguramente luego lamentaría. Sobre todo si rompía algo que no me pertenecía.

Apoyé dicho vaso sobre la mesada, escondiéndola detrás de algunas botellas aunque era consciente de que me habían atrapado con las manos en la masa. Levanté la mirada y me encontré con un muchacho joven, muy joven. ¿Era menor de edad? ¿Qué hacía en un bar a altas horas de la noche?

-Ah, estem... -sonreí como estúpido al no saber cómo excusarme. -¿S-se te ofrece al--?

-¿Sabe rico?

-¿Qué? -no pude evitarlo mirarlo con extrañeza.

-Que si sabe bien... ¿me dejas probar?

¿Qué demonios pretendía ese chico? No era nadie del personal, no parecía el típico concurrente del negocio... ¿quién se suponía que era entonces?

Sin embargo accedí. No parecía una persona que luego corriera a delatarme o algo por el estilo. 

Esperaba no ser tan ingenuo.

Lo observé mientras bebía el licor, con completa calma. Tal cual yo lo estaba haciendo antes. Separó el vidrio de sus labios y cerró los ojos. Aparentaba estar pensando en algo... o solamente disfrutando del sabor de la bebida.

-Delicioso. -dictaminó al fin.

Aquella palabra había sido pronunciada con una voz tan aterciopelada que me estremecí. Sonaba tan melodiosa que me resultó más musical que aquella porquería que estaba sonando en el escenario del bar.

Colocó el contenedor del líquido sobre la madera y me sonrió.

¿Aquello era un ángel o yo estaba comenzando a alucinar?

-Gracias. -anunció. -¿Tu nombre es...?

Yo estaba embobado observando la manera en que se estiraban las comisuras de su boca.

-J-Jinki. Lee... Jinki. -tartamudeé.

Patético.

-Oye... -apoyó sus brazos sobre la barra para estirarse hacia mí. De la nada lo tuve cerca, muy cerca mío... 

... y de la nada me estaba besando.

No me aparté ni lo detuve. Lo dejé continuar. Exacto, era mi primer beso, y con un desconocido.

Se despegó lentamente del contacto y mi cabeza me daba vueltas. Si antes me dolía ahora era mil veces peor. ¿Así se sentía uno tras besar?

-Bueno, ahora sí. -llevó la mirada de mis labios a mis ojos. -Me llamo Lee Taemin, mucho gusto. ¿Quieres salir conmigo? -soltó con una naturalidad única que me dejó boquiabierto.

 

¿Me creerían si les digo que acepté sin dudar?

 

 

>>FIN DEL FLASHBACK>>

 

Fue un inicio de relación bastante peculiar, pero curiosamente me resultó imposible negarme. Desde un primer momento me sentí atraído hacia Taemin y no encontré ningún tipo de frenos al avance veloz del asunto. En cuestión de una semana ya eramos novios y yo estaba volando en las nubes por la felicidad. ¿Eso era amor? ¿O una tonta y bonita ilusión?

 

Fuera lo que fuera, ya estábamos en pareja desde hacía más de un mes. Si era una ilusión, era bastante duradera. Y coincidía con la época en la que mis padres estaban de viaje, así que podía aprovechar la presencia de mi flamante novio en mi casa durante gran parte del día.

 

-¡Hyung! -me llamó emocionado acercándose al sofá en donde estaba recostado.

Ah, cierto, no había aclarado antes que él tiene diecisiete años. Exacto, soy algo así como un robacunas... aunque en realidad pareciera al revés.

-¿Qué ocurre? -contesté sonriente, incapaz de ocultar cuánto me agradaba escuchar esa voz tan encantadora.

-¿Nos bañamos juntos? ¡Quiero un baño de inmersión! -comenzó a sacarse su abrigo y a dirigirse al baño.

¿Perdón?

-¿En serio? -entrecerré los ojos y lo miré atentamente.

-Claro, sería muy divertido, ¿verdad? -abrió la puerta del cuarto de baño y se detuvo. ¿Por qué? ¿Qué le sucedía? -Espera... -se calló.

Mi corazón comenzó a retumbar en mi pecho con fuerza. ¿Qué era ese silencio? Necesitaba que hablara o de lo contrario me terminaría dando una especie de arritmia.

-¡Ah! -giró con brusquedad. -Cierto que mamá me dijo que tenía que ayudarla con las compras de la casa. Bueno, entonces me voy. ¡Nos vemos! -y agarró sus cosas y se fue. Así de simple.

 

¿Y eso?

 

Me quedé inmóvil, no me había movido ni un centímetro de mi cómodo sofá. Jamás me dio tiempo a reaccionar y seguía sin comprender qué había ocurrido.

Entonces escuché pasos. Y en cuestión de segundos estaba arriba mío besándome como si nunca me hubiese besado.

-Te amo, Jinki. -susurró sobre mis labios. Rió juguetonamente y salió corriendo hacia el exterior del departamento.

Ahora sí que estaba totalmente congelado. No sentía las manos ni los pies, no podía cambiar de posición.

 

Dato 1: Taemin y yo nunca lo habíamos hecho y siempre que hacía algún tipo de insinuación se las ingeniaba para escaparse dejándome de la peor manera.

Dato 2: Era la primera vez en la cual me decía "te amo".

 

Mi novio estaba loco y no paraba de sorprenderme. Y me encantaba que fuera así.

Notas finales:

Si leyeron, comenten por favor ;33♥


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