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GLADIADORES por karin_san

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Notas del capitulo:

Perdón por la demora, he estado vaga para trascribir, pero al menos ya está. 

*2 Semanas después*

 

Dos meses, ese era el tiempo estipulado para finalmente sellar sus destinos. Kanon se levantó del sofá de su cuñado con una dolorosa contractura, una buena razón para que pasaran volaron de una buena vez esos dos meses sería definitivamente poderse largar de esa ciudad y poder tener una cama decente y propia, un hogar. Oyó las quejas de Saga, el rubio debía estar tomando con toda la paciencia del mundo su baño mañanero y su hermano debía estar al borde del colapso nervioso a causa de la vejiga. A él le había costado casi perder la vejiga aprender la lección, pero lo había logrado, se levantaba antes del amanecer a satisfacer sus urgencias primordiales y se ahorraba así las disputas mañaneras por el bendito único inodoro para cuatro hombres. Imaginaba que Mu debía haber ideado un mecanismo similar al suyo, aunque nunca se había topado con él en la primera puerta de la derecha en la madrugada, y, hablando de Roma, allí estaba el otro motivo de importancia para usar el baño en la madrugada.

 

-Maldito-masculló mientras se sentaba en la mesa de la cocina y observaba el sensual gesto con que el menor mordía en pequeños pedazos la tostada ¿Cómo no tener sueño calientes por las noches si se la pasaba provocándolo?

 

-¿Ocurre algo?

 

-¿Eh?

 

-Te quedaste con la mirada perdida-murmuró Mu moviendo los hombros simplemente-hay comida de anoche en la heladera, nos vemos-se despidió repentinamente, siempre cortante pero amable: incomprensible.

 

***

 

Kanon debía admitirlo, ese gimnasio era tanto o mejor que el gimnasio de Santuario o quizás fuera el buen gusto del decorador lo que hacía de ese recinto un espacio agradable, un lugar que no pedía sangre sino más bien nobleza.

 

-Ahora los Blue Warriors están descansando en Francia así que pueden disponer de las instalaciones a su antojo, claro, si es de su agrado el lugar.

 

-Es excelente, les patearemos el culo a esos idiotas.

 

-Milo ¿podrías decir “los haremos trisas” o “los aplastaremos”? suena mejor.

 

-No seas quisquillosos y muéstrame los vestuarios ¿sí?- pidió el rubio con un dejo de lascivia en la voz que llevaron al pelirrojo a toser incomodo.

 

Saga y Kanon los observaron alejarse entusiasmados. Milo parecía tener ganas de disfrutar a pleno de la privacidad de los vestidores por lo que optaron por sentarse en las bancas frente a ellos.

 

-Es un lugar perfecto, es una fortuna contar con ese francés, hubiera sido el colmo tener que pedirle a Kido su gimnasio.

 

-Era lo mínimo que podría hacer siendo que peleamos a su beneficio.

 

-Y el de Mu-le recordó Saga.

 

Kanon se limitó a levantarse y golpear una bolsa de box azul reflexivo.

 

-Parece que Milo esta realmente enamorado- comentó de pronto el gemelo menor. Era el francés o yo en ese pequeño departamento.

 

-Eres buen amigo, fue muy amable dejarlos convivir solos.

 

-Pero pésimo hermano-añadió con una media sonrisa.

 

-Esta bien, no es fácil ser cuatro en un departamento de dos y es cierto que no eres santo de la adoración de Shaka pero le preocupas y Mu también. En principio temíamos se mataran viviendo bajo el mismo techo.

 

-Mu no es de los que matan con golpes-resopló golpeando nuevamente la bolsa de entrenamiento.

 

-¿No?

 

-El mata con su silencio, su distancia, su bondad. Preferiría mil veces un golpe que la compasión con la que me trata… maldito.

 

***

 

.El invierno era severo ese año. Nada que el calor que dos cuerpos que se aman no pudiera remediar.

 

-¿Recuerdas cuando te conocí?

 

***

 

No es que le preocupara ¿o sí? quizás un poco, por eso, optó por no entrenar ese día y averiguar porque se veía tan cansado, porque casi no lo veía en el departamento. Mientras lo seguía recordó como hacía dos años Afrodita mencionó que Kido tenía un nieto con quien reemplazó la ausencia y tristeza por la muerte de su primogénito.  “Su orgullo, su vida” había definido al nieto de Kido el sueco y él sintió que había finalmente encontrado la pieza clave para su venganza. Así fue que comenzó a seguirlo, aprender sus gustos y sus gestos. Podía recordar las veces que se había preguntado si ese chico se lo merecía, las veces en que al verlo sonreír con los chicos a los que enseñaba arte lo había cautivado, las veces en que reprimió la envidia al verlo besarse con Camus en sus salidas de novios, el deseo de ser él quien lo besara, las veces en que consideró atractiva a su víctima, agradable, esperanzador. Las veces en que hizo el amor con sus amantes de turno deseándolo, el fastidio de imaginar lo que hacía con Camus cuando se quedaba a dormir en el hotel internacional del que el francés era propietario. Sentimientos, cientos de ellos eran los que le despertaba, sentimientos que fue matando uno a uno durante dos años, el tiempo necesario para saber que podría asestar el golpe sin remordimientos ¿había fallado? Se preguntó viéndolo ayudar a varios niños a hacer un collage, descubriendo que aun seguía haciendo su trabajo comunitario por las mañanas. Si, había fallado. Lo supo cuando lo vio desangrarse en las arenas, él lo había defendido pese a que acababa de destruirle la vida y eso no lo dejaba dormir. Sintió que una parte de él murió con el disparó y resucitó con la noticia de que seguía con vida. Le importaba. Definitivamente, pese a todos sus esfuerzos por evitarlo le importaba más de lo que estaba dispuesto a admitir ¿Por qué le importaba tanto? Se preguntó mientras lo veía entrar a una cafetería. Cuidó de sentarse en un rincón alejado, lo buscó con las vista sin éxito entre las mesas, finalmente apareció, de pie frente a él.

 

-¿Vienes a burlarte de mí otra vez?

 

Un puñal.

 

-¿Qué ha…?

 

-¡Oye, Mu! En la mesa seis pidieron tostados no bizcochos ¿es que acaso no podes hacer nada bien?-gritó un hombre desde el mostrador.

 

-Lo siento, señor Lee.

 

-Toma el pedido de una vez en esa mesa y luego arregla eso.

 

-¿Y bien? ¿Qué vas a tomar? Sería muy amable de tu parte si  te antojaran unos bizcochos, a decir verdad, estaría muy agradecido si me pidieras eso-afirmó esbozando una sonrisa mas animada pese al mal momento.

 

Por eso le importaba tanto, su luz era algo que no podía comprender, estaba tan en las sombras que ese chico podía encandilarlo con un solo gesto.

 

-¿No le habrás servido a alguien un cortado  en vez de un café negro?-bromeó el gemelo- trae lo que tengas-Mu le sonrió complacido antes de entrar en la cocina de la cafetería.

 

***

 

Se había vuelto una rutina, una rutina secreta. Shaka trabajaba todo el día en el hospital, Saga entrenaba, y por las noches, cuando los cuatro se reunían a cenar alrededor de la mesa era un tema que no tocaban ya que el torneo era el eje de todas sus conversaciones. Era  un secreto entre ellos dos, siquiera cuando estaban a solas lo sacaban a colación, solo algunas mañanas el menor se limitaba a decirle cual era el desayuno especial de la cafetería ese día sabiendo que puntual a media mañana Kanon estaría allí.

 

Kanon detestaba verlo allí, su jefe no tenia ningún pudor en remarcar sus torpezas frente a toda la clientela y, lamentablemente, Mu era demasiado torpe para esas tareas, Kanon no tenía dudas de que si no fuera porque la clientela femenina había aumentado desde su incorporación él ya habría sido despedido. Por fin, un domingo decidió hacer algo.

 

-Considerando los ruidos de esos dos a la madrugada ceo que no se levantan hasta pasado el mediodía.

 

-Shaka se veía muy contento, parece que celebraban años de noviazgo.

 

-Tres años.

 

-Mucho tiempo.

 

-Supongo.

 

-¿Por qué me miras? ¿Tengo pasta dental en la cara o…

 

-¿Estas practicando?

 

-Hago el intento.

 

Kanon suspiró viendo en enchastre que había hecho con los utensilios del rubio con su “entrenamiento”

 

-Adivino que no hacías una sola tarea doméstica en tu mansión.

 

-Taksumi hasta me peinaba el pelo cuando se me olvidaba-le sonrió el pelilila.

 

-¿Se te olvidaba?

 

-Cuando estoy pensando en algo importante me distraigo con facilidad.

 

-Con razón tendías a tropezarte cundo teníamos una cita.

 

Kanon se odió apenas las palabras abandonaron su labios. Mu palideció y se limitó a hojear el libro de recetas que había comprado.

 

-Me gustaba imaginar como seria nuestro próximo beso-confesó despacio, estrujándole el pecho-¡enséñame a hacer está!-se entusiasmó de pronto señalando un pastel.

 

-Muy bien niño, déjame mostrarte como lo hacen los expertos.

 

Definitivamente Mu tenía talento para muchas cosas, pero la cocina era un terreno vedado desde todos los puntos de vista.

 

-¡Vamos!-resolvió el mayor tras ver la torta de vainilla que parecía de chocolate.

 

-Espera… ¿dónde…?

 

Mu dudó antes de subir a la motocicleta. Kanon comprendía los recuerdos que había con ella, el mismo recordaba el calor de sus manos abrigando su cintura.

 

-¡Vamos!-reiteró tironeando su mano.

 

Estacionaron frente a un hermoso vivero de la ciudad. Mu  recorrió la maravillosa exposición y le nombre una por una la flores que veían y con las cuales había pintado “naturaleza muerta” en sus lienzos.

 

-…Y esa es una rosa piraña ¡vaya! es raro verla aquí, hasta donde sabían habían fracasado todos los intentos de cultivarlas en otro lugar que no fuera Suecia.

 

-El fracaso es una derrota, y yo, no toleró las derrotas- Mu reconoció la voz antes incluso de voltear.

 

-Afrodita-Murmuró observando al sueco inclinado sobre los pétalos negros de una rosa que estaba acomodando.

 

-¿Mu? ¿Kanon?... esto es extraño-parpadeó sorprendido el peliceleste mientras se acercaba-pensé que tu estabas muerto y tu prófugo- dijo señalándolos respectivamente con el índice.

 

-Somos personas afortunadas, aunque no tanto como tú-respondió Kanon con una media sonrisa.

 

-Nadie puede serlo tanto como yo-aclaró divertido Afrodita-¿y bien? Supongo que no han venido ha comprar rosas ¿O acaso ustedes…?-dijo haciéndolos sonrojar.

 

-Mu necesita trabajo-se apresuró a aclarar Kanon

 

-Kanon me trajo para… ¿qué dijiste?- se giró sorprendido Mu hacia el mayor.

 

-Que necesitas un empleo y ¡lo siento! pero la cocina no es lo tuyo.

 

-No es tu problema, no interfieras en mi vida-estalló molesto el menor.

 

-Es lo mejor para ti.

 

-No hables como si me conocieras, porque…

 

-¿Por qué?

 

-Shhhh espantaran a mis clientes con esos gritos mmmm ya veo lo que ocurre. Ven conmigo lindo-dijo rodeando el hombro del pelilila- y tu Kanon piérdete ¿sí?

 

-Pero… bien… bien-aceptó el mayor viendo el gesto molesto del sueco.

 

***

 

-No pienses en Kanon, úsalo, si te da chance para algo, no seas tan tonto de perder una buena oportunidad por mero orgullo-aconsejó Afrodita sirviéndole una taza de té de flores.

 

-Nunca trabajé con plantas.

 

-Tampoco con Café por lo que me contaste.

 

-¡Y soy pésimo en ello!

 

-Jajaja buen punto-aceptó el peliceleste enredando uno de sus bucles en su índice pensativo- sin embargo, todo es cuestión de buscar y encontrar, de lograr, sé que lo harás.

 

***

 

No hablaron durante todo el  viaje en moto de regreso al departamento de Shaka. Kanon molesto, Mu confundido. Finalmente, cuando salían del ascensor Mu le comento su decisión.

 

-Tomé el empleo… haré la prueba.

 

-Pensé que…

 

-Probare y si soy malo en esto buscare otro empleo. No me rendiré, les probaré que puedo valerme por mi mismo, que no soy un inútil, ni un tonto, ni un…- Mu se detuvo de pronto cuando el mayor lo sujeto del brazo con fuerza.

 

-No vuelvas a decir esas estupideces, tú no eres nada de eso y no tienes que demostrárselos a nadie.

 

-¿Y entonces que soy, Kanon?

 

Un ataque sorpresa.

 

El mayor soltó el agarre de pronto y retrocedió hacia el ascensor, lo último que necesitaba era pensar en esa aterradora respuesta.

 

***

 

-Radamantis, fuerza bruta-explicó Camus mientras Unity detenía con el control remoto la reproducción del DVD-derrotó a Sigfried y Tholl, mis guerreros más fuertes, con pocos golpes y uno terrible que les dio el Knock out.

 

-Tholl es enorme-murmuró Saga pensativo.

 

-¿El puño de ese hombre es realmente de acero?-pronunció Milo interesado en la imagen de golpes brutales de la pantalla.

 

-¿Con quién va a…

 

-Contigo. Quieren que se concrete el duelo de la otra vez- le respondió a Kanon el pelirrojo, quién era mediador del torneo.

 

-Comprendo.

 

-Bien, este es Minos, no sabemos mucho de él, fue el último juez en incorporarse a las filas de Hades y solo tuvo tres peleas oficiales y dos amistosos de prueba.

 

-¿Resultado?- inquirió Saga.

 

-5 peleadas, 5 ganadas.

 

-Tiene poca experiencia-comentó el gemelo menor.

 

-Les gano con solo tres golpes.

 

-¿Tres golpes?

 

La imagen en el reproductor valía más que mil palabras.

 

-No puedo ver el momento en que…

 

-No, no se puede, el maldito es muy veloz e impredecible, ni una cámara capto sus movimientos-explicó Unity.

 

-¿Contra quién?

 

-Saga

 

-Ese idiota-recordó el griego su dolor en el codo por el golpe que le asestó sin que siquiera notara en la reunión de acuerdo del desafío.

 

-Por último, Aiacos de Garuda.

 

-Ese es mío-se entusiasmó Milo.

 

-No tan rápido, Milo, necesito que te concentres en dos cosas.

 

-¿Matarlo y volverlo a matar?

 

Unity suspiró con fastidio mientras Camus trataba de mantener el temple.

 

-Velocidad y sadismo, sus golpes son bajos y desconcertantemente veloces. Le gusta jugar con sus adversarios, hacerlos retorcer en el suelo.

 

-Yo lo hare retorcer con mi ataque de agujas-aseguró el rubio.

 

-Eso espero-pronunció preocupado el pelirrojo.

 

***

 

Se sorprendió al verlo en la entrada del vivero.

 

-¿Paso algo?-preguntó mientras llaveaba el local.

 

-Hace frío.

 

-Es invierno.

 

-¿Pasaba por aquí?

 

Mu sonrió ante la excusa y comenzó a caminar.

 

-Bien, fingiré que no sé qué el gimnasio queda al otro lado de la ciudad porque, a decir verdad, no tenía ganas de caminar solo.

 

-Déjame agradecer tu amabilidad entonces-dijo el mayor alcanzándolo y sujetando sus brazos.

 

El menor simplemente palideció y cerró los ojos expectantes, entonces lo sintió, la calidez y la suavidad en su cabeza. Abrió los ojos verdes y radiantes mientras llevaba sus manos a la textura, curioso se acercó a la vidriera de un local de ropa para observar su reflejo.

 

-Se parece mucho a la que usaba.

 

-Pensé que te agradaría-dijo el mayor “y te quedaría absolutamente hermoso” pensó para sí.

 

-Gracias ¡y es roja! un color alegre y anti frío-rió-. Es una boina preciosa ¿cómo me queda?

 

-Mejor que a mí seguro-dijo Kanon moviendo los hombros y tratando de reprimir el deseo de devorarlo.

 

-Eso no lo sabré hasta que te lo vea puesto-argumentó Mu instándolo a ponérselo.

 

-¿Y bien?

 

-Absolutamente espantoso- aseguró el menor llevando sus manos hacia él para quitárselo y aprovechando a rosar con un beso su frente-fuiste realmente muy amable, Kanon.

 

Agradeció antes de seguir caminando por las anchas veredas de la ciudad griega.

 

***

 

Aunque Afrodita insistía en que Kanon lo conocía muy bien él se negaba a asumirlo, quizás era cierto y su orgullo se lo impedía.

 

-Sabe el tipo de gorra que te gusta, el color, sabía incluso en que trabajos serias excelente.

 

-¿Soy excelente?

 

-No cambies el tema-advirtió el sueco golpeando su frente con su índice.

 

-Ah… comprendo lo que dices, Afrodita, pero ¿qué se suponga que haga? ¿Sólo olvidar lo que me hizo?

 

-Kanon es un buen chico-Mu desvió el rostro irritado-está bien, se equivocó horriblemente contigo.

 

-Fue cruel, y tú también, porque no soy idiota, tu sabias lo que iba a pasar esa noche ¿no?

 

-No podía decirle no a Kanon.

 

-Porque lo amas ¿cierto?

 

-¿Qué? ¿A Kanon? Jajajaaja, por favor, lindo, si yo me enamorara no sería de alguien como Kanon-suspiró el sueco acariciando con una rosa el perfil del pelilila-letalmente hermoso-susurró acomodándola entre los mechones lilas-yo me crie en santuario. Fui uno de esos peleadores hasta hace dos años.

 

-¿Tu peleabas?

 

-Era bastante bueno, pero me aburría de sobre manera, entonces, tu abuelo me ofreció un trato, había apuestas muy altas por mi victoria… y yo… perdí.

 

-¿Fue trampa?

 

-El precio de mi libertad fue la derrota.

 

-Pero a ti no te gustan las derrotas.

 

-Hay algo más bello que la victoria, Mu ¿Qué crees que es?-dijo el sueco abriendo sus brazos y con la mirada floreciendo como la rosa más hermosa de ese edén personal.

 

-Un sueño- comprendió Mu.

 

***

 

El gimnasio estaba vacío ese domingo, Saga y Shaka fueron al cine tras el entrenamiento, Camus y Milo siquiera se habían aparecido por allí ese día. Mu se quedó a esperar que Kanon terminara su ejercicio para volver con él al departamento, las palabras de Afrodita no dejaban de tintinear en sus pensamientos.

 

-Te ves pensativo-comentó Kanon mirándolo de reojo mientas golpeaba el costal de box.

 

-¿Me enseñas?-pidió incorporándose de pronto el menor.

 

-¿Eh?

 

-¡Quiero hacerlo!-se animó el pelilila rodeando la bolsa azul.

 

Kanon sonrió antes de pararse detrás de él. Apartó los mechones de la frente hacia un lado para impartir la lección a su oído y acarició sus brazos para marcarle la posición correcta. Mu sintió la electricidad subir por su espina mientras el mayor envolvía su puño y susurraba con su voz grave y profunda las bases teóricas del movimiento. Pronto sus nudillos dolieron, no era fácil enfrentar ese costal de arena y más aún concentrarse con el griego abrazado a su espalda.

 

-Enfoca un punto, solo uno y…- las palabras de Kanon murieron en su garganta cuando sintió al menor girar su rostro y buscar con sus labios su boca. Cuando la encontró una oleada de besos inevitables se sucedieron. Las manos del gemelo descendieron por la espalda, las de Mu ascendieron por el torso desnudo. Al tacto el agua de sus cuerpos comenzó a evaporarse.

 

-Ya está bien-frenó por fin el descontrol de la situación el menor apartándose.

 

-No.

 

-Ya.

 

-No.

 

-¡Kanon!

 

Con la respiración entre cortada el pelilila retrocedió hasta que el espejo de uno de los muros detuvo sus pasos.

 

-Te necesito… realmente te necesito-un susurró decidido del mayor mientras se acercaba.

 

-¿Por qué me necesitas?

 

La pregunta mortal.

 

Kanon apretó sus puños, entre el orgullo y el deseo solo se puede forjar el pánico.

 

-¿Por qué necesitas saberlo?

 

Finalmente, Kanon replicó mientras devoraba con sus pasos la distancia.

 

-Pregunté primero.

 

Alzando sus esmeraldas encendidas de seguridad, de deseo, de finalizar con las vueltas sin fin de su juego peligroso, desbordadas de temor.

 

Como respuesta Kanon se apretó contra su cuerpo y tomó de sus labios todo lo que su alma ansiaba. Luego, estrujó entre sus palmas el rostro tan suave y delicioso, a la vez que rodeaba con su brazo su cintura y lo giraba hacia el espejo.

 

-Lo sabes-dijo alzando su mentón para que vea la profundidad de su mirada a través de su reflejo-…porque te amo… tanto… o más… de lo que tú a mi ¿cierto?

 

La imagen de Kanon se empaño de pronto, comprendió que no fue una ilusión sino una lagrima escurridiza cuando el mayor con su pulgar la retiró de sus pestañas. Finalmente, aflojó la tensión de su cuerpo y se dejó envolver, envolver por sus brazos, sus piernas, sus labios, sus palabras, su mirada, su alma, su calor.

Notas finales:

Grax por leer!!!!!!!


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