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GLADIADORES por karin_san

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Notas del capitulo:

Estoy sin compu, por eso demoro en pasar el manuscrito, al fin puedo dejar el siete.

 

El rubio frunció el seño ante la visita, accedió dubitativo al pedido de Kanon de ver a Mu, advirtiéndole que no lo fastidiara lo dejo entrar. Entendía las razones de Shaka para no querer dejarlo ver a su huésped, pero necesitaba confirmar si era cierto lo que Saga le contó. La puerta se hallaba abierta y el menor de espalda a ella hablando por teléfono sentado en la cama, una brisa suave hacia bailar los mechones lilas en su espalda y ese simple hecho sumado a la idea de que Hades lo tomaría como su juguete personal le generaba una punzada insoportable en el estomago.

"...Si, si lo tengo... pues es alto... ¡no seas tan curioso, Kiki! bien, bien, sí, sí es bueno y sí me quiere... sí, Kiki, claro que los extraño mucho y los quiero... pero ya soy un chico grande ¿recuerdas lo que te dije?.... prometo visitarte pronto...aja... sí, es muy lindo y tiene mucha fuerza... ¿el pelo? Pues... es largo, tiene ojos lindos, verdes... claro que te llevaremos a pasear, te lo prometo, vamos, ve a la cama... besos a todos también"

-¿Le contabas a tu familia que te vas a casar?

La voz de Kanon a su espalda estremeció cada uno de sus músculos.

-No exactamente.

-Ese tipo no es bueno.

-No pensaba en él-confesó el menor levantándose y acercándose a cerrar la ventana-¿Qué haces aquí?

-Aquí vive mi hermano.

-No esta, salió hace rato.

-Lo sé, fue a verme.

-Así que él te lo dijo.

-Si crees que te sentirás mejor haciendo semejante estupidez...

-No es una estupidez, Kanon, es mi familia.

-Ese anciano es una porquería.

-Y mi sangre

-¿Ayudaras a ese...

-No permitiré que mi familia quede en la calle, Kiki tiene diez años, no dejaré que ese hombre destruya su vida, ningún otro miembro de mi familia pagara por los errores de mi abuelo.

-¿Te crees mejor haciendo estos actos? ¿Qué sacrificándote ganaras en el cielo?

-No creo en el cielo.

-No te dejaré cometer esa locura-afirmó el mayor enfrentándolo molesto.

-¿Por qué quieres que mi abuelo se hunda aún mas?-indagó el menor posando su mirada tenue en la rutilante del mayor-comprendo tu posición, Kanon, entiende tú la mía.

-No es por eso... bueno sí... pero...

-¿No? ¿Si?

Y tenerlo tan cerca hiriendo su orgullo con las preguntas cuya respuesta temía conocer fue demasiado, una detonante provocación que lo impulsó molesto a apresar su boca en un beso furioso que Mu recibió con calma, menguando las llamas, envolviéndolo en su calidez, desquiciándolo...

-Te sacaré esa idea como sea-sólo atinó a decir huyendo de nuevo de ese sentimiento que comenzaba a ahogarlo.

***

Aguardó en la penumbra del silencio el primer movimiento de su pareja, temió el haberse equivocado, sufrió anticiparse a la posibilidad de un "no" que corroería su espíritu, por fin  inquieto continuo hablando...

-No debes sentirte obligado a ir, sólo es algo en lo que estuve pensando, si no quieres está bien, es...

Como respuesta los largos dedos del hindú delinearon su perfil  a la vez que recostaba su cabeza en su pecho.

-Hace tanto que espero por esto... finalmente no te veo sangrar, Saga... no te tengo que salvar.

-Tu siempre me estas salvando, desde que te conocí- dijo Saga sujetando su mentón, buscando perderse en el calor de sus besos, en el sueño de ese nuevo comienzo en una ciudad pequeña y distante que cobijaría su futuro.

***

El hombre de pronunciadas arrugas y el cabello color de ceniza a causa del tiempo extrajo su arma de un cajón de su escritorio, por primera vez, su seño siempre severo había dado paso a la expresión de derrota, por primera vez, se veía cara a cara con su pasado y su futuro y comprendía que aun seguía pagando al  diablo de su destino el precio por la fortuna y el placer con los que había colmado su vida, comprendía que al destino no le basto con arrebatarle a su preciado hijo, que le quitaría más y que de nuevo ni el dinero, ni el poder bastaría, que de nuevo era solo un hombre impotente ante la fuerza del destino. Sin su nieto, el último bastión que había encontrado su alma para seguir adelante, para vivir, sin él nada valía la pena.

-No creí que un hombre de tu calaña fuera tan cobarde- la voz grave de Kanon llenó cada recóndito espacio de la biblioteca de la mansión Kido, de inmediato, el anciano dirigió la punta de su arma al sofá en que el griego se hallaba sentado.

-¡Maldito! Tú... TÚ... tienes la culpa... tú destruiste mi vida, infeliz.

-Y usted la mía ¿estamos a mano, no? NO, ni todo el sufrimiento del mundo limpiaría su alma sucia... maldita...

-¿Qué mierda quieres?

-Mu aceptó la propuesta de Hades-escupió el griego caminando por la habitación.

-¿De que diablos hablas?

-Sabe bien de "qué diablos" hablo.

Al pequeño dialogo siguió un instante de oscuro silencio, el arma temblaba entre los dedos nerviosos del mayor, la mirada de Kanon se perdía en una fotografía de Mu en el muro, tan radiante... tan hermoso...

-Es imposible- lo sacó de su abstracción el anciano que había dejado el arma y enterrado con rabia sus dedos en su sien.

-No, no lo es. Y eso también lo sabe ¿no? Lo conoce lo suficientemente bien.

-No lo permitiré- dijo de pronto el señor Kido incorporándose.

-Hades sabe como obligarlo.

-¡Dioses!

-Los dioses jamás oirían a un maldito como usted... sólo el demonio...

-¡Hijo de puta!- gruñó el anciano tomando el arma y señalando nuevamente a Kanon con ella.

-Apuéstelo todo- se limitó a decir el griego encaminándose hacia la puerta, mostrando el indefenso blanco de su espalda sin temor.

-¿Qué?

-El clan Giudecca contra Santuario.

-Ya no existe Santuario, los que quedan no podrían hacer frente a Giudecca.

-Peleare... y Saga... Y Milo

-Jajajajajaja ¿ustedes pelearan? ¿Por mi? No me hagas reír ¿qué diablos pretendes?

-Dígame usted ¿qué diablos pretendo? ¿Cuál será nuestro premio por hacerlo?

Silencio.

-Comprendo, si ganan serás mi verdugo ¿quieres mi alma, cierto?

-Ahora si nos estamos entendiendo

***

Milo abrió la puerta de su departamento medio dormido, la información tardó en ser procesada por su cerebro, pero apenar llegó comenzó a ahorcar al francés.

-Suéltalo, desgraciado-amenazó la mano derecha de Camus posando un arma en su sien.

El griego obedeció de mala gana.

-Unity, déjame a solas con Milo.

-¿Con ese idiota?- se opuso el rubio de anteojos.

-Es una orden.

El rubio rechino sus dientes y se encargo de advertir al griego "dónde le metería una bala"  si le hacía algo a su señor antes de acatar.

Camus  resopló cansado antes de entrar sin preámbulos al pequeño departamento que recorrió con el seño fruncido.

-¿Algún problema?

-Apesta- se limitó a decir mientras resignado y tras correr unas prendas se sentaba en el sofá de la sala.

-Siéntese con confianza, su majestad- ironizó el griego cruzándose de brazos molesto.

-No necesito que me lo digas.

-Por supuesto-se mordió los labios con fastidio el rubio.

Ambos se miraron inquisitivos, inseguros acerca de las intenciones del otro, y, a la vez, recordando...  ¿realmente se habían amado?

-Me sorprende verte tan bien, Alverich es muy bueno en su trabajo- dijo Camus siendo el primero en encontrar las palabras.

-¿Ese es el nombre del infeliz que casi me mata?

-Aún está en el hospital, lo vi hace un rato, es un hombre de mi estima, fue triste ver como lo dejaste, tiene para meses en rehabilitación.

-Puff, deberías elegir mejor a quienes mandas  a hacer tus trabajitos sucios.

-No fui yo quien le dio la orden.

-Oh, claro.

Unity es un tanto...  ehhh...  temperamental y... celoso, creo que debo concederte la razón acerca de lo que solías decir de él cuando nos encontrábamos.

-¿qué está loco por ti?

-Al parecer...  si... y es una pena, lo conozco desde que éramos niños, es un amigo al que estimo mucho...

-Un asesino-aclaró Milo.

-Tenía celos de ti, lamento que haya actuado así.

-Eso no cambia el hecho de que "tú" si quisiste matarme entregándome a Kido.

Camus bajó la cabeza apenado.

-Me humillaste, Milo, heriste mi orgullo, jugaste con mis sentimientos sólo para ayudar a destruir a Mu y él para mi es...

-Si, si, ya sé ¿una persona a la que estimas mucho?

-Mu fue mi primer y único novio, siempre estuve seguro de que nos casaríamos y todo sería perfecto, nos conocemos desde niños, yo jamás contemple la posibilidad de que era amistad y no amor lo que nos unía... supongo, que debo agradecerte que me ayudaras a darme cuenta de eso antes de cometer un error irreparable- Camus suspiró incomodó, era extraño quitarse la máscara de hielo que usaba para protegerse.

-¿A qué viniste?

-A... no lo sé.

Milo lo observó inquisitivo, acercándose y sentándose en la mesita frente a él para estar a su altura.

-¿A mi también me estimas?- preguntó alzando su mentón y perdiéndose en los gélidos océanos que ahora brillaban como diamantes.

-Quizás.

-¿Quizás?-sonrió el griego buscando el cielo que sólo había conocido en los labios franceses.

***

Pandora colgó el teléfono pensativa.

-¿Pasó algo?

-Kido quiere encontrarse con usted, parece que quiere hacerle una propuesta que le interesara mucho, señor.

-¿En qué estará pensando el viejito?- sonrió el noble alemán recorriendo nuevamente con sus labios los desnudos pezones de su secretaria.

***

Mu se había mostrado renuente, no confiaba en el plan ni en las verdaderas intenciones que pudieran subyacer tras las palabras de Kanon y menos aun le agradaba la idea de hacer participar a Saga en esa locura, él...

-Es peligroso- se anticipó a sus palabras Shaka.

-Sha...

-Eres libre de hacer lo que quieras, Saga, pero no cuentes conmigo, en dos meses me mudaré a Rodorio con o sin ti- afirmó antes de retirarse de su propia sala. Lo siguiente que escucharon fue un furioso portazo.

-Claro que no se hará, sáquense esa tonta idea de la cabeza- soltó  Mu enfadado por la repentina intromisión de todo el mundo en su vida.

-Está decidido y me importa un carajo lo que tú pienses- le aclaró Kanon resuelto.

-¡Es mi decisión! No quiero que hagan nada, me casaré con ese hombre y listo.

-No- se limitó a gruñir Kanon inflexivo.

-Saga, por favor, dile que...

-Esta vez concuerdo con Kanon, lo que quieres hacer es una tontería, Mu- dijo el griego mayor besando su frente- ahora a ver como se lo hago entender a Shaka- suspiró abandonando la sala en busca de su pareja.

-Saga tiene mucho afecto por ti, él detesta que las personas que él valora sufran- aclaró Kanon cuando quedaron a solas.

-No quiero que lo... los lastimen.

-No perderemos, no sé de que rayos te preocupas- esbozó una ligera sonrisa haciendo el ademán de acariciar su mejillas, pero el menor simplemente se giró sobre sus talones y abandonó la sala.

***

El ambiente del cuarto en el hindú era tenso, el rubio empacaba furioso, Saga lo miraba abatido.

-Shaka, por favor...

-¿Cuántas veces más? Estoy harto de verte luchar... sangrar-lo encaró el hindú con la voz agrietada por la tristeza y la rabia y la impotencia y la frustración de ver como un hermoso sueño se iba por el caño.

-Una vez más, sólo una.

-Ese anciano no sólo abusó de Kanon, Saga, tu me lo contaste, Saga, ¡ese hombre te destruyó!

-Casi... casi me destruyó, casi- murmuró mordisqueando los labios de su pareja con devoción- Shaka tu me salvaste ¿acaso no lo recuerdas?

-¿Una vez más?

-Sólo una vez más.

***

Kanon prefirió no preguntar qué hacía el pelirrojo en "su" sofá cama y optó por irse a tirar en la de Milo  que considerando el hecho de que el rubio roncaba sobre el francés debía hallarse desierta. Sin embargo, no acabó de darse la vuelta que sintió el gatillar de un arma a su espalda.

-Bajá eso, Camus-oyó la voz de Milo teñida de preocupación.

-Ese es el infeliz que tiene la culpa de lo que le pasó a Mu.

-Ese infeliz es mi amigo.

-¿Y tu amante, no? Claro, la lacra busca la lacra.

-No sé de qué rayos hablas, pero si te preocupa tu amigo Mu deberías ir a sacarle la estupidez cerebral que tiene-soltó molestó Kanon enfrentándolo.

-¿Qué ocurre con Mu?-titubeó Camus bajando el arma.

-No preguntes eso que es largo y tengo sueño- rezongó Milo ya más calmado al ver que Camus había bajado el arma.

-Mejor que él lo sepa y que tú te prepares Milo, volveremos a pelear para santuario.

-¿QUÉ?

***

Dos días después en el último piso de Giudecca´s company El señor Kido, su nieto y los tres guerreros que combatirían en nombre de Santuario discutían los arreglos del acuerdo. Una conversación sobre finanzas que Milo encontró insoportablemente aburrida, por lo cual optó más bien por estudiar al enemigo. Hades tenía dos guardaespaldas que lucían temerarios de pie como su sombra tras él, pero los tres que pelearían por Giudeca se hallaban sentados a gusto en un sofá a la derecha del escritorio del alemán: el rubio con cara de pocos amigos parecía fuerte, el pelinegro no tenía tanta musculatura, había oído comentarios de que era muy rápido y bastante sádico, pensó que sería interesante vérselas con él quién ostentaba el título del más rápido y de ataque más sádico de Santuario. El tercero le resultó curioso, no se lo imaginaba peleando con ese flequillo en medio de los ojos. Tras observarlos un tiempo pensó que sería pan comido.

-Muy bien, entonces sólo queda libre el derecho a una clausula estipulable una semana antes del duelo- pronunció el señor Kido con seriedad firmando los papeles y pasándoselos luego junto al bolígrafo al noble alemán.

-Mmmmm yo sigo aún inseguro, sigo sin encontrar dónde es que exactamente me beneficio.

-Recuperara su dinero... duplicara los intereses-insistió el anciano.

-Mmmm pero unos millones más, unos menos... ¡ya me había ilusionado con mi boda!- rió burlonamente el mayor en dirección a Mu que fingiendo indiferencia optó por seguir observando la ciudad desde las alturas.

-¿Qué más quiere?

-Los acuerdos se firman con sangre, con dolor, con sacrificio ¿quiero probar que tan bueno es mi premio?-pronunció con cinismo tiñendo su voz a la vez que groseramente abría sus piernas.

-¡Maldito!-estalló el anciano ante el insulto, pero velozmente Thanatos lo dejo de rodillas y sin aire con un golpe en la costilla que fue seguido por otro y otro y...

-¡Deténgase!-rogó Mu empujando al guardia.

-Si tú me lo pides-Concedió el pelinegro incorporándose y con un gesto haciendo alejar a su guardia.

Con elegantes pasos se acercó al menor, divertido por la cara de odio que le destinaban los de Santuario. La tensión del ambiente ya había puesto a todos en la sala de pie.

-Discutamos el contrato, a solas-finalmente accedió el menor reparando en el arma que empuñaba el gemelo de Thanatos-por favor.

-¿Quién podría decirte no?- le sonrió el mayor acercando una caricia que Kanon detuvo con la presión de su mano sobre la muñeca del alemán.

-Nos vamos, no hay trato-decidió Kanon de pronto pero ya con una mirada Hades había ordenado a sus peleadores despejar el lugar.

Pronto Milo descubrió que las apariencias fueron demasiado engañosas, siquiera había visto venir el golpe que le propinó Aiacos. Kanon hecho una furia debió ser sujetado por ambos gemelos y dejado inconsciente por un puño directo de Radamantis mientras no podía defenderse, sin embargo, lo sorprendente fue que Saga pudiese ser golpeado por sólo un hombre, siquiera Saga entendía como hizo Minos para dejar inmovilizada la articulación de su codo.

Los mantuvieron en una pequeña sala de reunión por unos quince minutos, a raya a punta de pistola. Cuando Mu salió nadie preguntó nada, llevaba una hoja firmada en una mana y otro recuerdo mas para enterrar en lo mas recóndito de su corazón.

Notas finales:

Grax por leer!!!


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