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GLADIADORES por karin_san

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Notas del capitulo:

Hades ha estipulado la última claúsula del desafío ¿aceptaran o retrocederan si está en juego estar con la persona que aman?

 

Una semana antes del combate

En el último edificio de la corporación alemana de Hades Elysion, en una reunión privada, Camus leía con detenimiento las cláusulas de acuerdo entre  el noble alemán y el empresario en bancarrota japonés. De pronto frunció el ceño.

-Imposible ¿Qué pretende?-farfulló molesto dejando caer molesto el contrato sobre la mesa-no se firmará esto-sentenció.

-Querido Camus, te recuerdo que tú sólo eres un mediador, no es algo que te incumba decidir.

-¿Qué ocurre?-se interesó Milo inclinándose sobre el hombro de su pareja.

-La última clausula estipulada es que los combates serán a muerte-respondió Kido soltando también el contrato que leía cuidadosamente. Una película de sudor rodó por su rostro, temía Kanon diera marcha atrás y dejara a su nieto a su suerte.

-Pelearé yo con quién quieras a muerte-soltó Kanon de pronto.

-Tres peleas o nada-le sonrío el alemán mirando hacia afuera de su despacho vidriado. Al otro lado podía ver a Mu aguardando junto a Shaka que acabará la reunión-más bien, volvemos a los preparativos de mi boda y ya-pronunció relamiéndose los labios.

-¡Porque no tiene las pelotas de pelear tú conmigo y ya…!-comenzó a gritar Kanon

-Pelearé- lo interrumpió Saga sujetando su hombro.

-Yo también-secundó el rubio.

-Ni siquiera lo pienses, Milo-pronunció crujiendo los dientes el francés.

-Es mi decisión-aclaró el griego-además es imposible que perdamos-le sonrió a su pareja.

-Si esa es tu decisión puedes olvidarte de mí-pronunció Camus levantándose de su asiento, sujetando furioso su saco y abandonando seguido por Unity el despacho del alemán.

-¿Y bien? ¿Dónde carajo se firma esto?-soltó Milo forzando una sonrisa. Su barbilla temblaba.

***

Mu tronaba nervioso sus dedos sentado en la antesala del despacho del alemán. Hubiese preferido entrar junto a Kanon pero él le advirtió que bastante ya era el  haberlo traído y que ni loco lo dejaría permanecer cerca de Hades.

-¿Qué pasó?-oyó decir a Shaka qué había estado caminando de un lado a otro en silencio mientras aguardaba-Camus salió hecho una furia, ni siquiera se despidió-interrogó a Saga que acababa de salir.

-Nada, peleas de pareja nomás-le respondió el griego callándolo con un beso-vamos.

-¿De veras está todo bien?-preguntó Mu a Kanon y Milo.

-De maravillas, todo arreglado-dijo Milo besando la frente del pelilila-voy a buscar al pelirrojo y hacerle el amor a ver si se le pasa el mal humor-agregó guiñándole un ojo antes de salir.

-En serio, cálmate ya y deja de mirarme con esos ojos que no voy a esperar a llegar al departamento para hacerte el amor-le advirtió Kanon besándolo.

-Shion y Kiki han preguntado mucho por ti. Hoy no estaré en casa si deseas ir a verlo-dijo el señor Kido interrumpiéndolos antes de salir.

-Tomemos las escaleras-se limitó a murmurar Mu al griego para evitar compartir el ascensor con su abuelo.

***

El día que lo conocí soplaba el viento del este, el de la buena suerte. Cerré los ojos, inspiré hondo y salté.

Debió ser un viento de buena suerte porque sobreviví a los afilados acantilados de Sunion o porque lo conocí. Posiblemente, ambos hechos eran parte de la misma hebra que sujetaba mi triste destino.

Ya no es triste pienso mientras con celeridad los gruesos dedos de Saga quitan el uniforme que acababa de colocarme para salir hacia el hospital.

-Se me hará tarde-reclamo mientras lo veo deshacerse de su ropa.

-Será breve pero intenso-me promete divertido mientras sube sus palmas por el lado interno de mis muslos.

El día que lo conocí pensaba que ser un prodigio que a los 15 finalizó el secundario y a los 20 su carrera de medicina en la universidad más importante de Greca no servía de nada, no contaba, porque pese a todos los logros que se sucedían uno tras otro no dejaba de estar solo, no dejaba de ser el chico raro, el fenómeno que no tenía padres, ya ni abuelos, jamás un solo amigo. Hasta que luego de caer abrí los ojos y me topé con él.

-¿Por qué saltaste esa vez?- indago mientras presiono su rostro contra mi sexo ansioso de ser devorado por él.

-Qué manía por siempre preguntar lo mismo, genio-me responde mientras con sus dedos aprieta mi glande- solo estaba allí, en un lugar que se parece al fin del mundo, pensando en mi vida de mierda cuando veo a alguien tirarse de cabeza a las rocas… fue casi un instinto… comprensión, no era el único que pensaba que nada tenía sentido- dice entre lamidas cada vez más pausadas y hondas, antes de tomar todo mi sexo entre sus labios. Me arqueo de placer conforme bombea mi cuerpo hasta obtener de las profundidades de mi pene mi lava blanca y consistente.

-Me salvaste.

-Tú me salvaste, Shaka.

***

Los brazos de Kiki se cerraron sobre sus hombros al tiempo que lo levantaba del suelo. Estaba adentró contándole acerca de su pelea con un compañero de clase por la niña más lindo del curso cuando el pelirojo reparo en el hombre alto y fuerte que los miraba en silencio desde uno de los sofás. El niño frunció los ojos, ladeó su rostro para un lado y luego el otro hasta que finalmente exclamo:

-¡Tu novio parece Rambo!

Ambos mayores se echaron a reír.

-¿Ah, sí? ¿por qué lo crees, enano?- preguntó divertido el griego levántandose, reduciendo la distancia al sillón en que se hallaban los menores, poniéndose en cuclillas y mirando a los ojos intensos y curiosos del menor.

-Yo no soy enano, soy mago- le respondió sin amedrentarse el menor- ¿quieres ver?- incluso lo desafío y Kanon sólo pudo asentir antes de que el niño lo tomará de la mano y lo arrastrará a su cuarto.

Fue cuando ambos desaparecieron del salón que Shion, al otro extremo de la habitación se acerco. Mu bajó la vista.

-El chico con el que salg... salía, él es policía, él... estaba investigando al abuelo... él me contó... todo.

-Ya terminó.

-El abuelo irá a prisión... todos esos malditos irán a prisión- aseguró el rubio acariciando la mejilla de su primo. 

-Jajajaja no es tan fácil, nadie puede detenerlo- suspiró el de cabellos lilas incorporándose para subir a ver a su hermano sacar monedas de detrás de la oreja de Kanon.

***

En una lujosa suite de unos de los hoteles más refinados de  la metrópolis griega Camus, con las luces bajas y una copa en la mano, aguardaba olvidar.

-¿Otro trago, señor?- el pelirrojo se limitó a extender su copa hacia su mano derecha -he conseguido los pasajes a Francia para mañana.

-Bien.

-También he hablado con Saga y le he dicho que utilice las instalaciones a su gusto pese a que usted dejaba el país.

-Bien.

-Y he traído los documentos que dejó en la casa de ese hombre-siguió enumerando mientras Camus extendía su copa para ser nuevamente servida.

-¿Preguntó dónde estoy?

-Sí.

-¿Le dijiste?

-Por supuesto que no.

-¿Insistió?

-No.

-Ya veo-murmuró el francés vaciando su copa y luego apretando sus ojos algo aturdido.

-Señor, si me permite, no entiendo porque usted…

-¿Lo odias, cierto?

-Sí.

-¿Por qué?

-Porque lo amo-confesó el rubio sonrojado.

Camus alzó su vista y la clavo en Unity. Él había sido su mano derecha y confidente desde que podía recordar. Se habían criado juntos.

-¿Desde hace mucho?

-Desde que puedo recordar.

Ambos guardaron silencio, era una noche tan cruda, tan oscura.

-Nunca trataste mal a Mu.

-Él era… adecuado para usted. Yo solo deseaba estuviera bien, con alguien amable y a su nivel.

-¿No crees que Milo sea la persona adecuada para mí?

-No. Sólo lo lastima.

Camus extravió su vista hacia la calle tantos metros debajo.

-Quiero que esta noche me hagas el amor. Quiero que me hagas olvidar su nombre-ordenó de pronto extendiendo una vez más su copa vacía.

-Sí, señor.

***

 

Un viento frío se colaba por las ventanas abiertas de la pequeña habitación de huéspedes. Lo sintió golpear con fuerza contra su piel al quitarse la musculosa oscura que vestía. Desprendió el cinto y los botones metálicos de su jean a medida que se acercaba a la cama donde él ya lo aguardaba desnudo.

-No me mires así-pidió Mu lanzándole un almohadón que con su brazo evadió.

-¿Así cómo?-inquirió el griego hincando una de sus rodillas en la cama y alzando la pierna del menor.

-Es incomodo, Kanon. Deja de jugar y ven a la cama de una vez.

Como respuesta  el griego  tomo su pie y besó sobre la pálida piel de la planta.

-Me haces cosquillas-se quejó el pelilila esta vez acertando de lleno con un almohadón en la cara de su pareja.

 

-Me das hambre- resumió Kanon subiendo sus yemas por el interior de la blanquísima pierna que fue morándose al pronunciado tacto. 

Gateó entre ellas y con el ápice de su lengua probó la punta del pene que tembló entre sus labios. Besó la punta como si de otra boca se tratará, ladeando su rostro, cambiando los ángulos de su rostro, enjugando en su saliva la carne a cada momento más excitada.

-Kaaaanon- suspiro su nombre sentándose con dificultad, apoyando su peso en el dorso de sus manos que reposaban sobre el colchón, bajando la vista al cabello que ocultaba la vista del rostro oculto entre sus piernas- quiero que cuando acabe... ahhhhh... cuando... cuan... abe...- articulaba entrecortamente  con voz ronca perdiendo sílabas a causa de la excitación- lejos... muy ahhhhhhhhh le... muy...- concluyó no pudiendo luego soltar otra cosa que suspiros, otra que gemidos, otra que tibio vapor.

***

Había funcionado fingir indiferencia.  Sin sospecharlo Unity lo guio hacia él. Camus era lo suficientemente inteligente para no ocultarse en ninguno de sus hoteles y  optar por el de la competencia en la industria hotelera. Le tomó su tiempo seducir a la empleada de la recepción para obtener los datos del número de habitación de “un guapo pelirrojo” pero, como siempre, sus presas acababan por caer en su trampa.

-No ordenamos na…

Unity quedó petrificado al encontrarse con los ojos encendidos de Milo.

-¿Dónde está, Camus?

-Durmiendo… exhausto

Milo reparó en que el asistente se hallaba envuelto en una bata.

-No me engañaras-amenazó Milo pero para su sorpresa el asistente se movió de la entrada e hizo un ademán para que pasará.

Encontró a Camus desnudo sobre las sábanas revueltas. Vio su ropa interior, sus pantalones y los del otro tirados en el suelo. Pensó en ponerse a gritar pero… pero… dolía, algo en su garganta dolía demasiado.

-Quiere olvidarte. Le harías un gran favor desapareciendo de su vida. Ya que tanto dices quererlo no debería costarte demasiado ¿no?

Milo debió llevar sus  manos a sus ojos y presionar fuerte para que nada saliera por allí.

-No-aceptó abandonando la habitación.

Notas finales:

Ya llevo la mitad del final escrito, pero cambiaba mucho el ambiente para unificar todo. Quiero terminarlo hoy así que seguiré trabajando. Mil gracias por leer!!!!!!!!!!


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