Capitulo 1:
Por momentos, soñaba tranquilo y a la vez sentía algo inquietante que surgía a través de mi por cause natural.
Me sentía asfixiado de cierta forma y creo que no era exactamente por el agua que estaba llenando mis pulmones.
A pesar de estar al borde de la inconciencia, aun mi cerebro funcionaba lo suficientemente bien como para hacer recuento de todo lo pasado en esos últimos tiempos. Sonreí triste, si, aun me quedaba fuerza para ello.
No caí en el momento en que mi cuerpo fue elevado con facilidad por una fuerza sobrehumana que tiraba y me protegía del ambiente húmedo y frío en el que me encontraba.
A lo lejos, muy a lo lejos, después de recobrar el sentido del olfato, percibí un agobiante pero enviciante aroma en el viento local, pólvora.
Y mis oídos alcanzaron a percibir un crepitar a lo lejos.
Fue cosa de tiempo, cuando mis manos acariciaban la portada de un libro con premura y un dejo de felicidad de cierta forma.
Ahora olía a flores, agua, y madera vieja.
Navegábamos sin rumbo, mi vista azulina se fijo en el inexacto horizonte oscuro.
A pesar de que podía premeditar que estábamos yendo a algún lado y no volviendo, el paisaje no se acercaba, es más podía alejarse aun más y más, era un poco escalofriante.
Lo Ultimo que sentí al llegar a destino, fue un banco de piedra bajo mis piernas, luego una pared gélida y pétrea posarse con fuerza tras de mi, y unos largos brazos protegiendo mis lados.
Luego de unas palabras, todo desvaneció.
Salteé etapas por culpa de unos intrusos demoniacos entrometidos.
Desperté de nuevo, reconociendo todo lo mío ya muerto, como vivo de nuevo.
Se tardó mucho en resolver ese asunto, hubo mucho problemas de por medio y me sentí confundido luego de descubrir la verdad.
Como si no fuera suficientemente confuso el revivir luego de la muerte, pero en mi vida, cof – tosí corrigiéndome avergonzado- en mis vidas, ya nada resultaba demasiado extraño.
Tiempo después sentí que había muerto de nuevo, pero esa incógnita quedaría para siempre en mí, ¿Como puedo sentir si estoy muerto?
Jum Absurdo – espeté malhumorado – y una risa prepotente inundo gloriosamente mis oídos.
Abrí mis ojos, me sentí un poco exhausto pero afortunadamente esta vez logre enfocar mi vista a los abedules que se encontraban fuera en el campus.
No había ningún aroma en especial esta vez, y el sonido interior no era muy ensordecedor solo algunos razguidos de hojas de papel y un suave toquito de la tiza contra el pizarrón.
Ladee mi cabeza por un minuto, y observe aburrido a mi compañeros de clase que parecían estar maravillados con –según alcancé a escuchar- el nuevo suplente del profesor de historia que la universidad de Londres ofrecía.
Aun no había volteado a verle con exactitud, pero por lo que pude adivinar se trataba de un hombre atractivo ya que las mujeres de mi salón lo miraban embobadas y sin atención alguna a la asignatura, así mismos algunos hombres –curioso- hacían lo mismo.
OK, esta bien en estos tiempos supongo que no es tan raro, pero por la forma que sus pupilas se dilataban parecían atraídos por el mismo demonio.
Esa palabra trajo a mi un pequeño espasmo en mi estomago, de alguna forma mi cabeza mandaba impulsos nerviosos de solo estar latente en mi la palabra.
Me pregunto porque será… -el joven de cabellos de plata, entre sus cavilaciones no pudo advertir los dedos largos y blancos que tamborileaban en su pupitre en ese momento-
Supongo que esta… muy entretenido mirando a las bellas muchachitas de su curso, - a ese comentario siguió una horda de gritos encantados de todas las alumnas del salón- no es así…? – el mayor fingió observar su apellido en la lista de asistencia- joven Phantomhive? – Terminó de decir su nombre con impecable acento y galanura-.
Mi mente divagó, hasta que pude enfocar su rostro y en cuando aquello sucedió mis hormonas se alocaron de forma instantánea, al igual que los colores en mis mejillas no se hicieron esperar ni un segundo.
Experimentaba ira, confusión, nostalgia, una quizás no tan distante alegría y a la vez sorpresa, demasiada sorpresa para mi pobre corazón, eso sin mencionar las imperiosas ganas de pararme de mi asiento y golpear al ser que tenia enfrente mío con todas mis fuerzas.
Se-Sebas--t-- -exclamé, pero uno de sus dedos me calló posándose ávidamente sobre mis labios entreabiertos.
Profesor Michaelis, he dado mi nombre a ustedes como cortesía. Pero no quisiera que un alumno de su edad me tratara con tanta familiaridad… - y para culminar la frase, hizo aquello que creí quizás no volvería a ver en toda mi existencia, sonrió, ese maldito demonio descarado sonrió con total naturalidad y ambigüedad-
En cuantas vidas más ese demonio oportunista buscaría jugar con mi alma?
Si, mi corazón se saldría de mi pecho, pero solamente para que con suerte en el impulso de abrir mi pecho le diera en el ojo para que al menos experimentara mi dolencia.
Oh, un momento, parecía haberlo olvidado toda una vida pero… - el de ojos azules llevo su mano a su ojo derecho lentamente, para luego abrir la boca con asombro y cuasi gritando con espanto- veía, tenia visión en ambos ojos y eso lo dejaba aun mas confundido a la hora de ver su nuevo “profesor”.
Que sucede joven Phantomhive? Luce como si hubiera visto un fantasma. – de nuevo esa maldita sonrisa-
Disculpe, -dije sin creérmelo a mi mismo- podría salir un minuto al aseo? –utilizando toda la cortesía que era posible, pedí aquello y en cuanto obtuve una respuesta afirmativa me fui a paso apresurado fuera del aula.
El profesor ladeo la comisura de su labio derecho y siguió impartiendo la clase como si nada, ante la mirada de algunos alumnos preocupados y los restos de persona que quedaban del Phantomhive fuera en los pasillos de uno de los pabellones de la universidad que ahora corrían desesperadamente intentando no provocarse de los nervios un ataque de asma.