Otro día mas... otro aburrido día en su monótona vida... siempre el mismo... parecía no acabar nunca. Como un circulo cerrado de insufrible soledad
Tenia todo cuanto se podía desear pero ¿feliz? No, en el joven de ojos negros no había una sola chispa que iluminara su circulo oscuro. Que era ser feliz? Como se sentía la gente cuando sentía esa maravillosa sensación? Esas preguntas le abrumaban, al no conocer la felicidad solo quería saber mas de ella, así puede que de alguna manera la encontrara, pero en sus 19 años nunca le había sucedido tan deseado milagro.
No estaba cómodo en ese metro, la hora punta le impedía poder sentarse y dejar de aferrarse como podía a la dichosa barra. La gente entraba como su cuerpo le permitía aunque pareciese imposible. Alfin había acabado la facultad con sus insuperables matriculas de honor, esperaba llegar a su casa para que su padre le recibiese con un “bien”. Notó que su teléfono vibraba en el bolsillo de los vaqueros ajustados, lo sacó como pudo entre la multitud y se preparó para escuchar la eufórica y radiante voz de su hermano. Y tal como indicaba la gran pantalla táctil de el se trataba
-Que quieres Itachi? –preguntó frío ignorando las miradas de la gente del metro-
-Esa es forma de tratar a tu hermano? Eres un amargado ototo, dedícate a vivir un poco!!
-Itachi no podrías guardar tus patéticos discursos de lo bello que es vivir para otro momento?
-bah... –suspiró- solo quería felicitarte por la graduación hermano... mi juguete se fue hace un rato y estoy bastante aburrido...
-tratas a las personas como una mierda itachi...
-jajaja –rió- y sabes porque hermanito? Porque a mi me trataron como a una y a ti te pasará lo mismo jajaj –se volvió a reír-
-como sea, gracias, hasta pronto... –dijo antes de colgar-
-gomenasai... –dijo cuando su hermano pequeño ya había colgado antes de llamar a gritos a su sirvienta que acudió atemorizada-
-solo una parada mas en ese maldito metro y estaría en su casa... pero para que? Bien poco le importaba llegar... las puertas del metro se abrieron para dar paso a mas gente y dejar marcharse a otras. Entonces le vio entrar... ahí estaba... esa era su chispa... la chispa que iluminaría su circulo oscura... o almenos eso creía... lo que aun no sabia es que esa chipa estaba aun mas apagada que el mismo circulo interminable de dolor-
-le sorprendió un poco lo que vio, unos ojos tan dulcemente azules que competían con el cielo y un cabello rubio que se confundían con los rayos de luz apagados por un sentimiento que no lograba identificar... vestido con ropas negras con cadenas y varias manchas de sangre reciente, sin embargo, nadie dijo nada, nadie preguntó nada... en su oreja izquierda se identificaban dos aros en el cartílago y otro mas abajo, del aro mas elevado pendía una fina cadena que se unía con el aro que había en su labio inferior, de la derecha justamente al revés que la izquierda... que era lo que fallaba? Porque adornaba su cara de ángel con esos extraños objetos? Ni lo se ni me importa, fue lo que pensó su cabeza, pero esta se equivocaba en nombradas ocasiones... tampoco siguió a su corazón que estaba confuso, solo optó por lo mas sencillo... abrirse paso entre la multitud y llegar a la barra donde se agarraba el rubio que miraba al suelo como si realmente hubiese algo interesante en el... pero no-
-perdóname... –le susurro llamando su atención que al escuchar su voz levanto lentamente la cabeza hasta clavar sus ojos en el, el pelinegro se intimidó ante esos ojos vacíos llenos de oscuridad y un terrible pasado y puede que presente, su mirada interrogatoria le hizo despertar de los pensamientos en los que estaba sumergido- te encuentras bien? –preguntó al rubio observando las recientes marcas de sangre que adornaban su ropa y brazos, al darse cuenta de que le taladraba con la mirada por observar esas manchas que seguramente provenían se su propia sangre dirigió la vista al collar de perro negro que llevaba ajustado al cuello (sin pinchos)-
-porque la pregunta? –susurró, su voz no sonaba dulce como lo esperaba, sonó fría y distante como de un cuerpo ya sin vida-
-que no te viste? –preguntó de manera hiriente esperando una pequeña muestra de emoción en aquel desconocido-
-no me lo permite... –susurró sencillamente aun sin mostrar el mas mínimo sentimiento-
-quien no te lo permite? –pregunto muy sorprendido asustado y intrigado, pero el rubio solo se dedico a observarlo durante un tiempo en silencio, ante aquella incomodidad optó por decir su nombre – soy sasuke, un gusto, y tu eres..?
-no lo se... –el moreno se paralizó ante aquella respuesta, el metro frenó bruscamente lo que provocó que cerrara sus ojos con fuerza, cuando volvió a abrir-los las orbes azules habían desaparecido dejándole con interrogantes morbosos e interesados...-
-lo hiciste bien, supongo que sabes que no te voy a permitir escoger el mismo camino que tu hermano –le dijo su padre con sequedad cuando llego a su casa-
-lo se padre... –dijo sin mas cuando se retiró a su habitación pero su madre le detuvo en las escaleras-
-felicidades hijo –le dijo su madre con una tierna sonrisa para después abrazarle con dulzura y susurrarle a la oreja- te llamó itachi?
-si mamá, me dijo que estaba de concierto cerca...
- me alegro –susurró antes de separase de su niño- pronto irá a Rusia... espero que puedas ir a visitarle en un momento...
-mama ya sabes la relación que tenemos itachi y... –iba a terminar la frase pero fue interrumpido por su madre-
-me haría muy feliz sasuke...
-esta bien mamá –le dio un beso en la mejilla y subió a su habitación durmiéndose con los audriculares por los que sonaba la música rock de su hermano sin pensar en otra cosa que en el rubio...volvería a verle, estaba seguro-