El viento frío mecía mis cabellos al compás de su soplo, una gabardina negra cubría mi delgado cuerpo, la que también era mecida por aquellas suaves caricias que aquel aire frío me proporcionaba. En una esquina, apoyado en contra de una pared una silueta familiar me esperaba, me acerqué a paso calmado, pero seguro, hasta que llegue a una distancia prudente de ti. Giraste tu rostro en mi dirección y el suave brillo de tus ojos se posó en mí, una pequeña sonrisa se apoderó de nuestros labios y un delicioso “hola” se escapó de tu boca, nuestros labios se juntaron y se saborearon una vez más, mientras nuestras manos se unían para comenzar a caminar rumbo a nuestro destino.
- - Nee ¿a dónde iremos hoy Yuu? –pregunté ansioso, hoy tenía un buen presentimiento, de que algo bueno sucedería y tenía toda la predisposición de que esta noche sería inolvidable-
- - Al mirador –respondiste dedicándome una bella sonrisa-
- - ¿Al mirador? –pregunté algo extrañado, pues ese no era un lugar que se soliera visitar de noche, ya que el paisaje que ofrecía aquel lugar era para admirar el mar y para eso se necesitaba la luz del día, no la oscuridad de la noche-
- - Kouyou ¿confías en mí?
- - Claro, tú sabes que esas preguntas me desagradan
- - Entonces no preguntes más y vamos.
¿Por qué actuaba de esa forma tan extraña?, realmente comenzaba a asustarme, quizás me diría algo malo y esta mágica noche se arruinaría. Sentí inseguridad y mis pensamientos comenzaron a hacerse caóticos, apreté su mano con fuerza y me aferré a su brazo, los nervios y la ansiedad por saber que sucedería me estaban carcomiendo cada una de neuronas tratando de darle explicación a esta actitud de parte de Yuu, no le encontraba respuesta coherente, hasta que sentí su mano libre sobre mis cabellos y que acto seguido los beso. De una u otra forma lo sentía algo nervioso, pero con ese simple acto me dio tranquilidad, de que no debía preocuparme de más y de que todo estaría bien.
- - Kouyou
Para mi sorpresa ya habíamos llegado y ahora nos encontrábamos en aquel mirador ya antes mencionado, quedé sin habla al ver la hermosa vista ante mí, una enorme luna sobre nosotros, la que se reflejaba en el agua y hacía que todo el lugar se encontrara iluminado con su luz, el agua meciéndose tranquilamente y un leve sonido que producían las olas al chocar ante las rocas y ante mí… la persona más hermosa y dueño de mi corazón, el que me miraba dulcemente con una suave expresión, lo que hacía que todo esto parecía un sueño, un hermoso y perfecto sueño.
Me abracé a su pecho y sentí sus fuertes brazos rodearme, me sentía tan indefenso, como una pequeña criatura que necesita ser protegida y cobijada, sentir su calor, su suave respiración y la aquel melodioso palpitar de su corazón hacia que perdiera el sentido de la realidad y comenzara a viajar a un universo paralelo de ensoñación, donde solo cabía la felicidad y nuestro amor.
- - Kouyou
Dijiste suavemente al tiempo en que me separabas de ti para poder mirarnos frente a frente, realmente no se qué seguía, las dudas y un poco de miedo aun estaban presentes en mí, pero su semblante no demostraba tristeza, sino más bien esperanza, lo que me dio la seguridad de que lo que continuaba era todo lo contrario a lo que había estado imaginando camino hacia acá.
- - Cásate conmigo
Dijiste al tiempo en que sacabas una cajita de tu bolsillo y la abrías ante mí dejando a la vista dos argollas de compromiso, mis ojos se aguaron y asentí suavemente, tomaste una de las sortijas y la pusiste en mi dedo, luego yo tomé la otra y la puse en tu dedo. Me abracé a ti para luego besarnos y sellar nuestro compromiso, las palabras sobraban, nuestras miradas lo decían todo, podía ver en tus ojos la felicidad que te invadía y estoy seguro de que tú también puedes notar la mía, hasta ahora cada uno de nosotros era dueño de su destino, pero ahora este será uno solo, el que estoy gustoso de compartir junto a ti, en este pequeño mundito conformado por tú y yo.
Fin.