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Cadena de Mentiras por Cassandra_de_Piscis

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Masami Kurumada, con excepción de aquellos que se aclaren como personaje original. Este fic fue escrito sin fines de lucro ni comercialización; sólo por diversión y mera entretención. 

Notas del capitulo:

No hay advertencias para el Prólogo.

Espero lo disfruten ^_^

Prólogo

Era una tarde lluviosa y parecía que los nubarrones no se disiparían hasta ya entrada la noche.

En un rascacielos de cero y cristal del centro de la ciudad, en una oficina del vigésimo quinto piso se escuchó el repicar de un teléfono.

Saga Laskaris, presidente de una exitosa compañía exportadora, atendió la llamada con informalidad pues ese número telefónico sólo lo conocían sus familiares y amigos.

 

-¿Diga? – una voz femenina aunque de timbre bastante grave y acento extranjero comenzó a hablar en forma fría y pausada. – ¿Quién habla…? ¿Cómo conseguiste este número?

 

-Soy Agathi, la hermana menor de Aphrodite, tu esposo…

 

-Por fin apareces, tenemos años sin saber de ti y tu herma… - a Saga no le caía muy bien esa mujer, siempre se había mostrado distante con su amado Afrodita a pesar que este hacía todo lo posible por llevarse bien con ella.

 

-No se como decirte esto Saga…lo siento mucho… Aphrodite está muerto.

 

-¡¿Qué?! - los ojos verdes del empresario se abrieron como platos y se levanto de su asiento. - ¡No puede ser, él estaba bien! ¿¡Que fue lo que pasó?!

 

Aunque él y Aphrodite llevaban separados un mes y no se habían visto, con frecuencia se hablaban por teléfono; la última llamada entre ellos había sido tan sólo un par de días atrás.

 

-No lo sé, me llamaron a Suecia para avisarme, vengo llegando del aeropuerto.

 

-¿¡Pero por que te avisaron a ti?! ¡Yo soy su esposo!

 

-Mira no se… así pasó. Su cuerpo está en la casa que estaba rentando en las colinas.

 

-Voy para allá…

 

El griego colgó, no podía moverse, mareado se apoyó en el cristal de su escritorio, sentía que el aire le faltaba. No podía creerlo, el amor de su vida no podía estar muerto. Cerró los ojos y con pesadez se dejó caer en la silla tratando de digerir la noticia.

El timbrazo de su celular le hizo dar un respingo.

 

-¿Diga?

 

-Sa…Saga, hermano… no se que decirte…¿Quieres que pase por ti?

 

-No Kanon, gracias, necesito estar sólo. Te veo en la casa de Aphrodite.

 

 


 

 

Capítulo 1

 

 

Al caer la noche un Mercedes-Benz en color negro y vestiduras en piel marfil se detuvo frente a una elegante casa de un solo piso.

Saga descendió y le indicó a su chofer que se fuera. El portón estaba abierto, así que el peliazul caminó despacio hasta el pórtico. Su aspecto impecable con su fino traje azul marino de tres piezas y corbata de seda, y sus movimientos controlados no reflejaban la ansiedad y agonía que sentía por dentro.

 

En la puerta de la residencia Agathi lo esperaba. A Saga siempre le había sorprendido lo mucho que ella se parecía a Aphrodite; poseían el mismo cabello celeste y ondulado, la piel blanca y esos rasgos tan delicados que hechizaban desde la primera vez que uno los miraba. Pero Agathi carecía del encanto que su hermano emanaba a raudales.

 

-Lo siento mucho Saga – la peliceleste no se quitó las gafas negras que ocultaban por completo sus ojos y mantuvo su actitud distante al conducirlo hasta el salón principal de la casa.

 

-¿¡Por que no me avisaron a mi primero?!

 

-Cálmate, estoy tan extrañada como tú, pero su última voluntad fue que se me avisara a mi y que yo organizara su funeral.

 

-¡Pero yo soy su esposo!

 

-Y yo su hermana…

 

-¡A la que no había visto en años…!

 

 

El timbre de la casa se escuchó, Agathi fue a abrir la puerta dejando al griego con la palabra en la boca.

Saga se paseo por el salón, demasiado alterado para sentarse, de pronto se detuvo en seco al ver un ataúd de madera clara a través de unas puertas corredizas de cristal templado.

 

-Aphrodite… - sintió que se le formaba un nudo en la garganta.

 

La voz de la peliceleste y la de un hombre se escuchaban a su espalda cada vez más cerca. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para apartar la vista del féretro.

 

-Buenas noches.

 

-¿Favio? ¿Qué haces aquí?

 

El peliazul estaba realmente sorprendido de ver al italiano albino en aquel lugar, justo en ese momento. Aunque no le desagradaba, tampoco confiaba mucho en él, ¿cómo hacerlo si su sobrenombre era DeathMask? Pero Aphrodite siempre había alegado que era el mejor asistente que podía haber encontrado.

 

-Ella me llamó, después de todo yo era el asistente personal de su esposo. – dijo haciendo un gesto con su cabeza hacia Agathi al tiempo que encendía un cigarrillo.

Nuevamente el timbre repicó y Agathi regresó con Kanon, el gemelo menor de Saga, quien se dirigió a su hermano rápidamente.

 

-Hermano… ¿Qué necesitas? ¿Ya se hicieron todos los trámites necesarios?

 

-No se preocupen, ya me he encargado de todo – la sueca se recargó  en una pared cerca del pasillo hacia la puerta.

 

Kanon la observaba con abierta hostilidad, como buen abogado percibía algo sospechoso en esa mujer. La había visto en una ocasión, en la boda de su hermano, y no le había agradado para nada. No recordaba que fuera tan alta, tal vez se trataba de la larga gabardina negra que llevaba  y las botas de tacón de casi 10 cm. que llevaba puestas. No le dio importancia.

Luego miró al albino sentado con la pierna cruzada en el sillón más alejado, cuando sus ojos se encontraron, Favio le dedicó una media sonrisa locuaz. ¿Cómo permitía Saga que Aphrodite trabajara con él? Aparte de cierto aire desquiciado que emanaba de él, estaba el hecho de que era muy pero muy atractivo, su cabello platinado y los ojos rojizos le daba un aire exótico a su muy varonil figura.

 

-¿Cómo estás? – dijo regresando su atención a su hermano mayor.

 

-¡¿Cómo voy a estar, Kanon?! Mi Dite está muerto… - en un gesto brusco se limpió las molestas lágrimas que amenazaban con desbordarse.

 

El timbre se escuchó por tercera vez esa noche, Agathi se disponía a ir a abrir la puerta pero casi de un salto Favio se levantó.

 

-Déjalo preciosa, yo voy…  - dijo si quitar el cigarrillo de sus labios, desapareciendo por el pasillo. Se escuchó el ruido de la puerta al abrirse y cerrarse – Supongo que tú también vienes al velorio…

 

El albino regresó con un hombre alto de cabello oscuro y unos lindos ojos verdes detrás de unas gafas de armazón metálico, que le daban un aire intelectual.

 

La bella peliceleste se acercó al recién llegado.

 

-¿Shura? Soy Agathi, hermana de Aphrodite, yo hablé contigo hace unas horas. Que bueno que has llegado, sólo faltabas tú.

 

-¿Qué fue lo que pasó? – preguntó con un marcado acento español, miró a su alrededor y se dio cuenta de la presencia de los gemelos – Ehm… buenas noches.

 

Los Laskaris miraron al tal Shura y luego intercambiaron miradas interrogatorias entre ellos y con Agathi. ¿Qué hacía ese hombre allí? ¿Quién era?

 

-Bien ahora que ya estamos todos aquí, les pido que tomen asiento y me escuchen, pues tengo cosas muy importantes que decirles.

 

La peliceleste tomó asiento en un sillón individual dándole la espalda a las puertas de cristal detrás de las que estaba el ataúd.

Los gemelos se sentaron en un sillón de tres plazas a la derecha de Agathi, Shura se colocó a la izquierda en un sillón para dos y Favio regresó a su solitario asiento viendo de frente a la sueca.

 

- Ayer recibí una llamada del notario de Aphrodite, dándome la noticia de que mi hermano había fallecido y que debía tomar el primer vuelo a Atenas. Al llegar aquí me contó los detalles, de una serie de tramites y del testamento de mi hermano.

 

-¿Cuál es el nombre del notario? Mi hermano siempre llevó nuestro asuntos legales y Aphrodite no tenía un…

 

-Saga no me interrumpas… - la mujer levantó su delicada mano enguantada para hacer énfasis en sus palabras. Saga estuvo a punto de contestarle exasperado, pero Kanon lo detuvo apretando su brazo ligeramente. El mayor suspiró molesto pero aguardó.

 

-El notario me dijo que Aphrodite dejo unas instrucciones y quería que se las leyera sólo a ustedes cuatro.

 

Del bolsillo interior de la gabardina, Agathi sacó unas hojas, que desdobló con cuidado y comenzó a leer.

Queridos:

Si están aquí reunidos y escuchando lo que he escrito en esta carta, es porque alguien al fin logró su objetivo: Matarme.

Quiero que sepan que yo se quien es la persona que lo ha hecho, pero espero que recapacite y confiese su crimen.

Si no lo hace, dejo esta carta como mi última voluntad: 

Es mi deso dejar mi herencia a quien descubra quien lo hizo y sólo puedo darles una pista: El asesino es uno de ustedes.

Tienen toda la noche para descubrir quien de ustedes es el causante de mi muerte. En ese periodo de tiempo, nadie puede salir de esta propiedad. Sólo mi hermana podrá hacerlo para traer un sobre que tiene mi notario con el nombre del culpable.

Si alguno de ustedes no quiere participar, puede irse en cualquier momento y renunciar a mi herencia. En caso de ser el culpable será perseguido por la ley, pero si permanece en la casa aun cuando sea mi asesino, mi deseo es que no se levanten cargos.

 

 

Firma

Aphrodite

 

 

 

Un silencio sepulcral se apoderó del lugar, los cuatro sospechosos miraban anonadados a Agathi, quien a su vez los miraba con la más profunda calma.

 

-¡Esto es una broma de muy mal gusto Agathi! - Saga se levantó hecho una furia - ¡ Voy a demandarte!

 

-¿Acusándome de que Saga? – la joven le dedicó una sonrisa burlona.

 

-¡Basta de juegos! ¡¿En donde está mi esposo Aphrodite?! ¡¿Y a todo esto quienes son estas personas?!– fue Shura quien ahora había saltado del sillón exigiendo respuestas.

 

Saga y Kanon lo miraron como si fuera un loco salido del manicomio. Agathi no se inmutó y DeathMask encendía otro cigarrillo con parsimonia.

 

-¿¡Estás demente?! ¡Aphrodite es MI esposo!

 

-¡No señor, hace dos años nos casamos, eso lo convierte en mi esposo! – dijo el pelioscuro mostrándole la argolla matrimonial.

 

Saga estuvo a punto de subirse a la mesa de centro para golpear a Shura, quien no movió ni un músculo. Una vez más Kanon detuvo a su hermano, jalándolo con fuerza por la cintura y regresándolo al sillón.

 

-¡Cálmense ya! Shura, mi nombre es Kanon Laskaris, abogado civil; y obviamente él es mi hermano Saga Laskaris y ha estado casado con Aphrodite  durante 5 años. A lo mejor es otro Aphrodite con quien tú estás casado.

 

-¿De verdad creen que hay otro hombre por ahí con el nombre de una diosa? – todos voltearon a ver a Favio quien se había mantenido en silencio todo el tiempo.

 

Sin hacer caso del comentario del albino, con una sonrisa que distaba mucho de ser gentil, el mayor de los gemelos mostró su carísimo anillo de matrimonio.

 

-Oro blanco de 24 kilates y platino.

 

-Si estuviera casado no nos hubiéramos podido casar hace 2 años – el español se llevó la mano al bolsillo trasero de su pantalón y sacó su cartera – Y como te explicas esto…

 

Saga le arrebató la cartera y miró una foto en donde Shura  aparecía vistiendo un elegante traje de lino color verde olivo, abrazando cariñosamente a Aphrodite quien sonriente llevaba un tarje de lino idéntico, pero en color marfil. Ambos llevaban argollas de matrimonio en oro.

 

-Como abogado déjame decirte que al no estar divorciado, el matrimonio válido es el de mi hermano, en caso de que fuera cierto lo que dices.

 

-Jaja, vamos Kanon ni te preocupes por el asunto, obviamente esto se trata de un fotomontaje, y uno muy malo por cierto, debería reclamarle a quien te lo hizo – dijo en forma venenosa devolviendo la cartera al pelioscuro – Y ya sé de lo que se trata esto, quieres dinero, eso es. Vamos dime cuanto quieres y en este momento te hago un cheque…

 

-¡No quiero dinero, sólo quiero a mi esposo de vuelta! – replicó Shura indignado y a punto de perder la paciencia.

 

-¡Que no es tu esposo!

 

-Esto tiene que ser un mal entendido… - Kanon trataba de guiarlos a una solución sin que ambos “esposos” terminaran matándose. – A ver ¿qué signo era?

 

-Piscis – contestaron ambos al mismo tiempo.

 

-Comida favorita…

 

-Keftedes – se apresuró a contestar Shura. Saga lo miró con odio no disimulado.

 

-Color preferido

 

-Aguamarina, combina con sus ojos y su cabello – fue el turno del gemelo mayor de anotar a su favor.

 

-Veamos, algo más íntimo, que pocos puedan saber… - Kanon meditó unos segundos – Ok, casco de alemán o trompa de elefante…

 

-¿Que? – preguntó el español, sin entender realmente la pregunta. Saga sonrió de medio lado ante la el coloquial lenguaje utilizado por su gemelo.

 

-Circunciso o no – rectificó Kanon, rodando sus ojos.

 

-Casco de alemán… - nuevamente todas las miradas se dirigieron al italiano,  Kanon y Shura tenían la quijada en el suelo.

 

-Favio pero tú como sabes… - el mayor de los gemelos preguntó en un susurro no queriendo escuchar la respuesta realmente.

 

-Pues que les cuento que si señores. También yo…no lo del matrimonio, porque eso no va conmigo, pero de que nos divertíamos, vaya que si…

 

-No…no puede ser, mi Dite no pudo haberme engañado…no… - Saga salió del salón lo más rápido que pudo, había estado en esa casa en varias ocasiones y no tuvo problemas en encontrar el camino hacia el jardín.

 

 

Continuará...

Notas finales:

Tuve que publicar el Prólogo y el Capítulo 1 juntos porque, el primero no tenía la extensión mínima para publicarlo solo. 

Gracias a todos por leer y por dejar sus comentarios ^_^


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