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Oda a Roger_Flower por fan_rogerfloweriano

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ODA A ROGER_FLOWER


De calabazas, confesiones y plumas


 


Cuando estaban en la cabaña, antes de la ejecución, Buckbeak satisfacía su frustración sexual con las calabazas del huerto. Las atravesaba y las rompía con su tremenda fuerza fruto de la pasión y del deseo que en esos momentos sentía.


Hagrid lo observaba desde la ventana que daba al huerto de las calabazas. Ante esa visión se sentía inexplicablemente ansioso, y le acechaba un sentimiento difícil de descifrar, ¿Quién no desearía estar en el lugar de las calabazas?


Apretó los puños con impotencia, clavándose las uñas en el proceso. Ese extraño calor que sentía lo asfixiaba, y le obligaba a no apartar los ojos del bello animal. Siguiendo sus movimientos sinuosos, acompasados, enloquecidos de placer.


Sentía que iba a estallar, su anatomía le exigía algo de atención, causándole dolor por no ser liberado. Y ahí estaba él, sin darse cuenta de cómo reaccionaba su cuerpo al verle así: atormentándose de placer.


Se sentía cada vez más desesperado y empezaba a sentir que su pequeño problema había empeorado cada vez más. No sabia que hacer, pero tenia que hacer algo, pero…¿que? Tenia varias opciones: podía darse una ducha bien fría o por otro lado podía deshacerse del problema manualmente, así que empezó lentamente a dirigirse hacia la puerta, dispuesto a satisfacer sus más profundos deseos con Buckbeak y marcarlo como suyo. Pero algo lo detuvo. No podía hacerlo ahora, no así. Buckbeak se merecía más que eso, y aparte, corrían el riesgo de que algún alumno e incluso Harry, Ron o Hermione les vieran en el proceso.


No, debía esperar hasta la noche. Esa noche declararía su amor al animal, y quizás, al cabo de unos años podrían casarse y adoptar algún hijo. Con esos pensamientos, Hagrid se dirigió hacia la parte de atrás y se lanzó en un barril de agua helada.


Mientras se secaba cuidadosamente, se dio cuenta de los sentimientos que sentía hacia el hipogrifo y que siempre habían estado ahí, pero nunca se había atrevido a manifestar.


Pensó que quizá debería empezar su relación más lentamente, si, lo había decidido, lo invitaría a cenar y averiguaría si sus sentimientos eran correspondidos. Quería saber si el animal sentía lo mismo que él, aunque no podía evitar sentirse nervioso ante la expectación.


 


Empezó a preparar una cena romántica, pienso de la mejor calidad para su querido Buckbeak y un gran filete para él. Se sentarían junto al fuego y pondría algunas velas aromáticas alrededor.


 


No tardó en llegar la hora y Buckbeak, inocentemente, se acercó para comer con Hagrid sin sospechar lo que este tenía planeado. A su vez, Hagrid, no podía evitar sentirse cada vez más nervioso, ¿Cómo le diría lo que pensaba? ¿Será que Buckbeak sentía lo mismo? Esperaba, sinceramente, que así fuera.


 


Buckbeak notó el nerviosismo del medio-gigante, y le miró de forma interrogante con sus brillantes ojos ambarinos. Hagrid, al sentir la mirada fija del hipogrifo en su persona, clavó sus oscuros ojos en los suyos, y los dos se fundieron en una mirada llena de pasión y deseo oculto.


 


Hagrid se fue acercando hacia él, estrechando el espacio entre ellos, pero Buckbeak se removió incomodo y volvió la vista a su plato. Los dos se fundieron en un extraño silencio. Al final, Hagrid no pudo resistirse más y rompió el silencio:


 


- Buckbeak…he preparado esta cena…porqué…bueno…tú eres especial y…yo quiero demostrarte que eres algo más que un capricho.


 


Buckbeak dejó de comer y levantó lentamente la cabeza hacía el hombre que lo acompañaba. ¿Qué diablo quería decirle Hagrid con eso?


 


-          Mira Buckbeak, se que todo esto puede sonar muy extraño. Así tan repentino… pero…en verdad tú…tú me gu…no… yo te… yo te…- Hagrid suspiró con pesadez, como desearía no ser tan tímido en momentos como ese – mejor te leo algo que he preparado. Espero que te guste – se aclaró la garganta y con voz trémula empezó a recitar:


 


Oh, Buckeak!, querido Buckbeak


Animal adorado, hipogrifo deseado


Cuando te miro mi corazón pega un brinco


Se me acelera el corazón al verte por el balcón


Tus ojos ambarinos cual oro


Tus plumas de la palidez de la luna


Me hacen recordar noches de soledad


Son las que quiero olvidar


Y para siempre contigo estar


 


Quiero tenerte en mí


Quiero estar en ti


Asegurarte d’entender


Que esto no es solo placer


Y aunque te quiero satisfacer


Me he dado cuenta de que te amo y


Te amaré hasta perecer


 


Sinceramente tuyo, Hagrid


 


Una vez recitadas esas palabras, el silencio volvió a cernirse sobre ellos, solo interrumpido por el crepitar de las llamas y sus respiraciones agitadas. Buckbeak nunca se imaginó algo así. Es decir, era Hagrid! Nunca creyó que un humano (ni que fuera un semi-gigante) pudiera enamorarse de un animal. De un hipogrifo.


 


Pero él, su amo, en contra de la sociedad y sus amigos… sin importarle las consecuencias.. él le había confesado su amor. Un sentimiento cálido le recorrió por dentro, seguido del impulso de abrazar el grande y moreno cuerpo frente a él.


 


Mientras Buckbeak se perdía por el laberinto de sentimientos que sentía, Hagrid lo observaba nervioso y horrorizado. ¿Y si le decía que no? ¿Y si le odiaba? Se acercó más al fuego para calentar sus manos, observado fijamente por el hipogrifo.


 


Cuando Hagrid estaba apunto de arrepentirse y pedirle perdón, Buckbeak se acercó a él y apoyó la grande y hermosa cabeza en su regazo, cerrando los ojos por el contacto.


 


Como respuesta, Hagrid acarició lentamente el plumaje lustroso de su cabeza y su cuello. No hacían falta palabras entre los dos, ambos lo sabían. A medida que se consumía la noche, ambos eran dominados por un calor fogoso e irrefrenable.


 


Pidiéndole permiso con la mirada negruna, Hagrid fue deslizando su mano por todo el formoso cuerpo del animal, haciéndole estremecer por el contacto. A medida que aumentaba la intensidad de las caricias, Buckbeak no podía evitar dejar escapar suspiros de placer. Al hipogrifo se le erizaban las plumas y Hagrid deseaba sentirle más, la necesitaba, sentía que con tan solo acariciarlo como lo estaba haciéndolo ahora, estallaría.


 


El animal empezó a corresponder al semi-gigante haciéndole cosquillas con sus plumas y sus relinchos en las orejas de Hagrid hacían más estragos en el cuerpo de este, que la más potente de las amortentias.


Pronto las ropas empezaron a sobrar. Hagrid se quitó rápidamente las prendas que le cubrían y tanto le molestaban, y Buckbeak se quedó mirando embelesado con el cuerpo virginal del hombre.


 


Quedando solo en ropa interior Hagrid volvió a la tarea de hacer enloquecer con sus caricias al hipogrifo y este solo podía intentar corresponderle de la misma manera. ¿Cómo habían llegado hasta ese punto? En ese momento ninguno de los dos pensaba, simplemente actuaban.


 


Clavando las garras en el suelo, fruto de la pasión, pronto tanto el animal como el hombre sintieron algo ahí abajo clamando por ser libre. Rozándose sin querer, notaron sus miembros endurecidos y palpitantes. Sintiendo que faltaba poco para el momento en el que por fin se unirían y serian uno solo, un solo cuerpo, en el que desatarían y darían rienda suelta a su amor fogoso.


 


Sin poder resistir por mucho más tiempo esa dulce tortura, Hagrid se situó detrás de Buckbeak, preparado para fundirse con él, mientras el bello hipogrifo lo miraba con ojos brillantes por el deseo.


 


Lentamente, Hagrid fue penetrándolo, hasta llegar al punto más sensible en el interior del animal, haciéndole relinchar enloquecido. Hagrid, al notar el movimiento acompasado que realizaba Buckbeak para profundizar las embestidas, aceleró el ritmo hasta un punto enfermizamente enloquecido. Finalmente, ambos llegaron al clímax en el mismo instante, mientras Hagrid besaba la nuca del hipogrifo con ternura. Antes de salir de su interior, el semi-gigante aprovechó para volver a confesar su amor con un “te amo” satisfecho y agotado.


 


Buckbeak, como respuesta, se acurrucó en el cuerpo desnudo de su amo, de su amante, de su prometido. Mientras Hagrid estuviera con él, nada malo pasaría, y con esos pensamientos, se dejó llevar por los brazos de Morfeo.


Así durmieron sin ninguna preocupación, habiendo consumado su reciente, pero verdadera, relación.


 


El hombre despertó poco antes que su amante y lo miró tiernamente y con un inmenso alivio, así pensando en el momento en que fueron uno solo, volvió a dormirse.


 


Los primeros rayos de sol asomaban por las ventanas de la cabaña, amenazando con despertarles. Así el hipogrifo abrió los ojos lentamente, acostumbrándolos a la claridad y admiró el rostro dormido de Hagrid. Empezó a hacerle cosquillas con las plumas en la cara y a lamerle. El semi-gigante despertó:


-          podría acostumbrarme a esto- dijo el hombre, y le dio un beso en la mejilla a Buckbeak.


Este, no satisfecho con tan poco, hizo un intento por profundizarlo. Ante este acto de fuerza bruta y animal, el hipogrifo le arrancó y despedazó la lengua a su prometido, al que había sido su amante, el que le había echo hombre, y el futuro padre de sus hijos.


 


La sangre empezó a acumularse en la boca del semi-gigante y empezó a escupirla burbujeante.Al poco tiempo, Buckbeak se dio cuenta de que este yacía muerto envuelto en su propia sangre.

Notas finales:

 

Esperamos que os haya gustado!! =) va para tí Roger_Flower-sensei!! Esperamos reviews con comentarios, consejos y criticas!! n_n

Hasta otraaa!!

Fan_rogerfloweriano


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