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Why, or why not por Scarlet Fate

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Notas del capitulo:

To get my happines I had done everything


But had done nothing to be blamed and accused of


The sound of footsteps became louder every day,


Then I noticed the fact there was no time.

¿Felicidad?

Nunca había experimentado ese sentimiento hasta aquél día en el puente. Pero… ¿Sabes? Fue extraño, porque así como mi corazón desbordaba felicidad, también lo invadía la tristeza, puesto que yo tendría que marcharme por un largo tiempo, para redimir todos mis pecados, y aunque como muchos dijeron, toda esa maldad realmente proviniese de mi madre, yo bien sabía que poco a poco, iba perdiéndome en ella.

Pero tal como te prometí, regresaría para salvarte la vida y protegerte siempre, y diez años después, me doy cuenta que de alguna manera, al seguir el camino que había escogido, entrar a TSAB, convertirme en Enforcer, había logrado redimirme por todo el mal que había hecho. Poco a poco, todos esos remordimientos por mis pecados, casi habían desaparecido.

Creo que esa sensación de gran satisfacción y la enorme alegría que siento al estar tú a mi lado, es lo que me permite levantarme todas las mañanas y mirar al sol con una sonrisa en los labios. Creo que es a ese sentimiento al cual los humanos llaman "felicidad".

Sin embargo, aunque cada mañana abra los ojos y vea tu rostro junto a mí, siento que esa felicidad aún no es completa, porque el hecho de compartir una cama no tiene ningún significado especial, o por lo menos, no tiene el significado que yo desearía tuviese.

Talvez ha llegado el momento de decirte todo lo que siento, de dejarte saber que mi corazón martillea como loco cada vez que te veo, que reprimo mis enormes deseos de abrazarte y decirte cuánto te amo. Porque aunque haya tratado de negarlo y haya sentido miedo al darme cuenta de que me había enamorado de una chica, mi mejor amiga, la verdad es sólo una, que te amo.

Recuerdo cuando tenía 15 años, y mi madre, Lindy-san, me vio deprimida en mi habitación, mirando hacia aquel bello atardecer que aún recuerdo claramente. Con esa habitual expresión de dulzura en su rostro, se acercó a mí para preguntarme qué era aquello que me estaba molestando. En esa época había comenzado a darme cuenta de que lo que sentía por ti no era esa clase de amor que se siente por una mejor amiga. Talvez Lindy-san se percató de que algo como esto podría estar pasándome y me preguntó si el motivo de mi tristeza era algún amor no correspondido. No pude evitar sonrojarme, mi madre había descubierto lo que yo expresaba sin palabras, aunque dudo que siquiera imaginase quién era la persona que poco a poco se convertía en la dueña de mi corazón. Con timidez la miré hacía los ojos y no queriendo aceptar que ella tenía razón, poco a poco fui desviando mi mirada mientras le preguntaba cómo se podía saber si se estaba enamorado y si era de la persona de la cuál era correcto enamorarse, sabiendo dentro de mí el por qué de la manera en que terminé mi pregunta. Lindy-san levantó su rostro y suspiró, pensó un momento su respuesta, entonces fue cuando de nuevo bajó la mirada. Aquellas palabras, a través de los años, poco a poco despejarían mis dudas y temores. "Sólo lo sabes, es como el ave que aprende a volar, nadie le dice que puede hacerlo, ella en su interior, sólo lo sabe". Sonrió dulcemente y después de pensar otro momento, prosiguió con su respuesta. "No existe la persona correcta de la cuál enamorarse, sólo existe la persona dueña de tus sentimientos, y si acaso esa persona decidiese corresponderte, entonces serás alguien muy afortunado, sin importar si esa persona es un chico… o una chica". Giré mi rostro rápidamente hacía ella con mis ojos lo más abiertos que pude. "Puesto que al amor es un bello sentimiento, que a veces, necesita ser expresado en palabras, Fate-chan". Concluyó y se levantó mientras la observaba cruzar la puerta de mi habitación. ¿Acaso ella se había percatado que yo me estaba enamorando de…?

"¿Fate-chan?"

"¡Nanoha!" No pude evitar sobresaltarme, tal parece que ella había escuchado mis pensamientos, y desde luego, aquella chica se percató de ese sobresalto.

"Fate-chan estaba tan pensativa que no debí molestarla y sacarla de sus pensamientos, creo que no debí de..." Me miró con los ojitos de una niña pequeña apenada por haber hecho alguna travesura.

"No, no hay nada por qué disculparse, simplemente andaba en una nube, recordando una linda escena de mi adolescencia." Sonreí nerviosamente, tratando de ocultar el leve sonrojo de mis mejillas, y al recordar lo que realmente estaba pensando, al ver a la dueña de mi corazón parada frente a mí, no pude evitar entristecerme un poco, lo cuál, no pasó en absoluto desapercibido para ella.

"¿Te ocurre algo, Fate-chan?" Esperó unos segundos mi respuesta, pero sólo me limité a desviar un tanto la mirada. "Hace días que te he notado bastante distraída. ¿Te encuentras bien?" Guardó silencio un momento y con tristeza bajó la vista. "Sobre todo porque últimamente te has despertado a media noche después de tener alguna pesadilla."

"No, no te preocupes, estoy bien, seguramente sólo se trata del estrés por tanto trabajo de todas las misiones que he realizado en los últimos meses, después de que fui promovida." Mentira, y lo sabía perfectamente. Sí, había tenido pesadillas, y no eran por el estrés, era irónico porque hace unos momentos recordaba una escena con mi madre, cuando la causa de aquellas pesadillas era...

"¿Segura? Si gustas podemos quedarnos y charlar un rato." Su tono de voz era muy dulce, pero no podía evitar reflejar cierta preocupación en él.

"En serio, no hay ningún problema." Con estas palabras traté de animarla un poco, me dolía verla así, pero mi incapacidad de mirarla directamente a los ojos por temor a hacer algo de lo cual pudiese luego arrepentirme, salió a relucir. Entonces miré mi reloj, tratando de escapar de aquella situación. "Seguramente viniste a buscarme aquí a la habitación puesto que en unos minutos comienza la reunión con algunos directivos de TSAB y no me encontrabas por ningún lado." Me levanté rápidamente del sofá de la sala, donde había estado todo este tiempo, y traté de apresurar mi paso, pero algo me detuvo.

"Te conozco desde hace años como para saber que algo te preocupa." Ella sujetaba mi muñeca, suavemente, aplicando la fuerza necesaria para no lastimarme, pero al mismo tiempo, sin dejarme huir. Entonces bajó su mirada. "Incluso me atrevería decir que, justo como ahora, últimamente has estado… evitándome un poco. ¿Acaso hice algo que te moleste?" Pude escuchar como su voz casi se quebraba.

"No, no es eso, es sólo que…" Y ahí me encontraba de nuevo, mintiéndole. Ella se había percatado de que mis dudas me hacían evitarla, y aunque no fuera mi intención hacerle daño, definitivamente lo estaba consiguiendo.

"Fate-chan… ¿Hay algo que quisieras decirme?" Mi corazón se detuvo. "Cada vez que me miras a los ojos, siento como si ellos tratasen de gritarme algo que ocultas en tu interior y…" Guardó silencio un momento y se calmó un poco. "Me duele saber que sufres por algo y que no puedes decírmelo cuando siempre tengo esa sensación de que desearías que yo supiera lo que callas." La tristeza me invadió cuando noté que sus ojos comenzaban a humedecerse. "Pero… ¿Sabes? Algunos sentimientos necesitan ser convertidos en palabras para que los demás puedan entenderlos… y aceptarlos…" Me quedé paralizada, mi mejor amiga había descifrado mi corazón, pero yo no le permitía saber que lo había logrado, y las últimas palabras que mencionó hicieron que poco a poco, mis sentimientos desearan salir, pero… ¿Y si yo estaba imaginando que esas palabras significaban aquello que yo tanto deseaba? Sin embargo, tanto ella como mi madre tenían razón, sobre todo porque yo, justo como ahora, difícilmente podría poner en palabras aquellas palabras... irónico.

"Tanto tú como mi madre hablan de expresar sentimientos como si de algo tan fácil se tratara..." Un leve tono de molestia e insatisfacción por lo que me acontecía se pudo desprender de esa respuesta, puesto que como siempre, mi obstinación y mi naturaleza de no expresar fácilmente lo que siento me hacía herir a los demás, porque aunque no lo aparentase, en mi interior algo quedaba de aquél temor a ser herida por la persona que amase, justo como paso con mi verdadera madre. "Creo que ustedes a veces se olvidan que yo…" Entonces levanté la mirada y lo que observé logró en verdad aterrarme, tanto que desee jamás haber pronunciado esas palabras. La había herido. El egoísmo encerrado en esa última frase…

"Entonces talvez has olvidado que, aunque nunca viví la tortura que sufriste por mí misma, trato de compartir ese dolor contigo… y ahora me evitas porque hice algo que realmente te molestó y te cuesta mucho el decirme que ya no deseas verme..." Una lágrima comenzó a rodar por su mejilla.

"¡No! Yo jamás olvidaría eso. Yo jamás podría desear no verte, porque no podría vivir sin tí, si yo…" Ella me observó con una mirada sorprendida, esperando que yo dijera aquello que le estaba ocultando, pero al darme cuenta de lo que había dicho, callé y ella nuevamente entristeció. ¿Por qué simplemente no podía confesarle todos mis sentimientos? En ese momento, ella seguía sujetándome de la muñeca, y fue entonces cuando sentí el impulso irrefrenable de jalarla hacia mí, abrazarla y simplemente decirle la verdad. Ahora mi indecisión estaba hiriendo a la persona más importante para mí. No lo soporté más. Por lo que estaba a punto de hacer, sabía que talvez me arrepentiría y sólo conseguiría alejar a esa persona tan importante, pero prefería dejarle saber mis sentimientos, a arrepentirme toda una vida por no haberlo hecho nunca. Aunque mi cabeza me decía que me detuviese, mi corazón iba tomando el control. Ahora era mi mano la que sujetaba la de ella. "Nanoha, yo…"

"Nanoha, Fate. ¿Dónde han estado? La reunión con los directivos de TSAB está por comenzar y ninguna de las dos se encuentra en la sala de juntas, que es donde justo ahora ambas deberían estar." Una voz nos había sacado del pequeño mundo en el cuál nos habíamos adentrado ella y yo. Era una voz masculina, proveniente de una pantalla que se había desplegado frente a nosotras dos. "Inclusive Hayate, que es tan impuntual, ya se encuentra aquí. Por favor, dense prisa, no podemos comenzar sin ustedes dos."

"¿Tan tarde es? No puede ser." Mientras ella decía esto, con su típica expresión de niña pequeña, yo lentamente iba soltando su mano, que aún mantenía sujetada.

"Lo siento, no tardaremos mucho en llegar, Yuno-kun." Respondí al hombre rubio y de cabellera larga que veía en aquella pantalla.

"Perfecto, informaré a todos que vayan tomando sus lugares para que podamos comenzar tan pronto como ustedes lleguen." Yuno-kun cerró la transmisión y el silencio se apoderó de la habitación.

"¿Nos vamos?" Extendí mi mano hacia Nanoha, tratando de aparentar que nada había pasado. Aquella interrupción me había enfriado la sangre.

"Claro." Nanoha me sonrío tratando de ocultar aquella tristeza y nos encaminamos a la puerta, como si ella hubiera olvidado todo lo acontecido hace unos minutos, sin embargo, el camino húmedo de las lágrimas que habían recorrido sus mejillas me decían todo lo contrario.

La reunión pasó y concluyó sin mayores inconvenientes, se discutieron cosas sobre cierta actividad fuera de la normal detectada en las cercanías de lo que ahora eran las ruinas del laboratorio de Jail Scaglietti, sin embargo, cada vez que se enviaba un equipo de reconocimiento, no podía observarse ninguna clase de movimiento, lo cual tenía sumamente extrañados a los directivos de TSAB y por tal razón, habían convocado esta junta; igualmente se discutieron muchos otros aspectos, sobre los cuales, por más que deseé, no les pude poner toda mi atención, ya que mi cabeza no dejaba de dar vueltas en torno a la discusión que había tenido horas antes con Nanoha, aparte de que disimuladamente, la observaba cada vez que podía, y así fue que igual me percaté que ella tampoco prestaba mucha atención a lo que en la junta acontecía. ¿Igual estaría pensando en lo que acababa de suceder?

Al terminar la junta, Nanoha se marchó rápidamente; dudé cinco segundos antes de decidir seguirla, y tal momento de duda dio oportunidad a cierto directivo de TSAB para detenerme y comentar conmigo algunos aspectos del trabajo que mi equipo y yo desarrollábamos últimamente, por lo que me felicitó ampliamente y me dijo que debería sentirme sumamente feliz por todos los logros que yo había alcanzado, sin embargo, aunque esbocé una amplia sonrisa por su comentario, justo ahora, después de lo ocurrido, la tristeza invadía mi ser y me sentía miserable, muy miserable.

Horas más tarde y después de esa larguísima charla con aquél directivo de TSAB, llegué a la habitación; ya era de noche así que dudé encontrar despierta a Nanoha, siendo que ella tenía la costumbre de dormirse temprano puesto que todos los días se levantaba a primera hora para entrenar un poco antes de comenzar con sus clases.

Entré en la habitación, y en efecto, Nanoha ya estaba dormida. Miré su rostro, y por la apariencia de sus ojos, pude percatarme de que había estado llorando toda la tarde antes de caer rendida por el cansancio. Había herido a la persona más importante para mí. Una lágrima escapó de mis ojos, no podía soportar la idea de que yo la había lastimado de tal forma, por mi maldita indecisión de confesarle el amor tan grande que sentía por ella; fue entonces cuando miré su rostro, sus ojos, sus labios, y comencé a acercarme a ellos, pero me detuve al darme cuenta de lo que pasaría si ella despertase, sólo lograría confundirla aún más, por lo que, cansada tanto física como mentalmente, decidí dormirme de una buena vez. Finalmente, después de contar hasta mil ovejitas, caí en un profundo sueño.

"!Fate-chan¡ !Fate-chan¡ !Fate-chan¡ Despierta, por favor. ¡Despierta!" Nanoha no dejaba de llamarme con un tono de voz tan desesperado como pocas veces la había oído, fue entonces cuando me percaté de que ya no me encontraba donde hace unos minutos, en mis sueños; había despertado. Estaba helada, sentía el frío sudor cubrir mi rostro. Nuevamente había tenido una de esas terribles pesadillas.

"Nanoha…" La miré sorprendida, ella comenzaba a llorar, de nuevo por mi culpa.

"Fate-chan. ¿Qué está pasándote? Sé que hay algo que está molestándote, independientemente de las diferencias que tenemos justo ahora." Ella se había percatado. ¿Acaso yo era una persona tan transparente, o era simplemente, que ella me conocía tan bien? "Por favor, no me digas que nada porque esta vez comenzaste a gritar como si estuvieras sufriendo mucho. Escucharte gritar de dolor como jamás te había escuchado antes me aterró... me aterró como nunca. Comienzas a asustarme… a preocuparme, y mucho…" Comenzó a sollozar, con las manos cubriéndose los ojos. Extendí mi mano hacia ella, acaricié su mejilla. Finalmente me decidí a confesarle una de las dos razones por las que últimamente yo me encontraba ausente, y que, falsamente, atribuía al estrés.

"En mis pesadillas, nuevamente experimenté… el dolor de los latigazos con los que me castigaba mi madre…"

Notas finales:

Continuará…


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