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Digno de dioses por akechan

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   Narra Sasuke

   Me encontraba recostado sobre el escritorio. Debía hacer varios cálculos para el colegio, y realmente no me salía ninguno.

   Mi nombre es Uchiha Sasuke. Tengo doce años de edad. Estoy en el último año de la primaria de Konoha. Mi cabello es color negro, al igual que mis ojos; y mi tes es blanca.

   Debo prestar atención en esto, o no podré ingresar a la secundaria alta, así como lo hizo mi nii-san... Uchiha Itachi. Sus carcterísticas son muy similares a las mías, a diferencia que sus ojos sos rasgados, una enormes ojeras adornan su rostro y tiene el cabello largo hasta la cintura y siempre lo lleva atado. La diferencia entre nuestras edades es de seis años, por lo tanto él tiene dieciocho. Egresó de secundaria el año pasado.

   Me levanté con mi cuaderno y abrí la puerta. Aunque no quería, debía pedirle ayuda con mi tarea. ¿La razón por la cual prefería no requerir su ayuda? Es un sádico, un pervertido. No me agradan nada esos sexoys bastante sado que tiene esparcidos por su habitación, y que usalmente lleva consigo.

Tragué saliva, y golpeé la puerta.

¿Quién?

Soy yo, nii-san.

Pasa.

   Tomé el picaporte y lo incliné hacia abajo. Luego, empujé la puerta. Parpadeé lentamente, no quería abrir los ojos. Cuando lo hice, noté que él estaba sentado frente a su computadora viendo... pornografía. Gran pervertido. Le heché una cuidadosa mirada a la habitación. Nunca cambia nada: luz apagada, ventanas cerradas, cama deshecha y esas esposas, cadenas, látigos y demás esparcidos por un rincón. Lo peor del caso es que nuestros padres saben de todo esto.

¿Qué quieres, otöto?- Interrogó sin quitarle la vista a la pantalla. 

Eeh... yo... no entiendo unos cálculos¿Podrías explicármelos?

Ven aquí.

   Me acerqué hasta donde se encontraba mi apuesto hermano, y me quedé de pie junto a él.

Siéntate.- Ordenó.

Pero no hay silla...- Me quejé estúpidamente.

Sobre mis piernas, baka.

   Volví a tragar saliva. Aunque fuera mi hermano, no podía confiar mucho en él para cierto tipo de cosas. Pero, en fin, lo hice. Él encendió una lámpara del escritorio.

Veamos...- Leyó las hojas, con una expresión dificultosa.- Sasuke... si no entiendes esto, dudo que logres ingresar a una secundaria alta.

   Agaché la cabeza, apenado.

Vamos, no te pongas así. Todo se perfecciona con práctica.- Me animó mientras me guiñaba un ojo.

S-sí.

   Se dedicó a explicarme los ejercicios, de una forma verdaderamente entendible.

¡Arigato, nii-san!

De nada, otöto.

   Me observó con esa seductora mirada, que sólo los Uchihas tenemos y sabemos usar y me tomó del mentón.

¿Q-qué haces? ¡Apártate!

Con algo me lo tienes que pagar... ¿O en verdad piensas que todo es gratis?- Se acercó mucho a mi rostro, tanto que pude sentir su respiración sobre mis poros, Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Pero, por suerte para mi orgullo, en el momento que sentí un pequeño roce entre nuestros labios, tocaron la puerta.

Itachi, ¿puedo pasar?- Interrogó la voz quebrada de mi madre. No miramos desorbitados ¿Qué podría haber paso?

Me levanté de sobre sus piernas apresuradamente, y él contestó.

Sí, pasa.

   Ella ingresó al cuarto y encendió la luz. Sus ojos estaban rojizos y húmedos por el llanto.

¿Qué sucede?- Inquirió mi hermano con su masculina voz.

Es su tío Madara... ah muerto.- Se cubrió el rostro con las manos, y comenzó a llorar. Mi onii-san la abrazó, conteniéndola. Me snetí muy mal. Un nudo se formó en mi garganta, incitándo a que me quiebre. Mi tío Madara era una persona tan buena, tan honesta... Me llevaba excelente con él. Pero no podía permitirme llorar, no enfrente de mi hermano, o mi madre. Soy, al igual que todos los hombres en mi familia, muy orgulloso. En exceso.

Esta... esta noche iremos a la Iglesia, y luego a su crematorio.

Sí madre.- Respondió Itachi. El sólo hecho de imaginar a Iatchi orando arrodillada, me causaba risa.

   Todos permanecimos en silencio.

Prepárense muchachos, por favor.- Dijo mi madre antes de retirarse con los ojos y las mejillas totalmente empapadas.

...

   Ya eran las ocho de la noche. Estaba acomodándome el traje frente al espejo cuando mi nii-san ingresó. Sí, se creía el dueño del mundo. Aunque, yo también solía hacer eso. Hasta que, una noche, entré a su cuarto sin tocar y lo vi penetrando a un muchacho de cabello rubio, largo, y con ojos celeste. Estaba esposado a la cama, con unos latigazos en la espalda; y rastros de sangre en su piel, en la de mi hermano y en la cama. Llevaba también un pañuelo en la boca, y se ahogaba en degarradores gemidos. El rubio; que más tarde me enteré, se llamaba Deidara, se sonrojó completamente. Mi hermano simplemente sonrió y me invitó a participar. Sí, tenía once años. ¡Es un pervertido!

No entres así a mi cuarto.

Yo puedo hacer loq ue guste.

Si lo haces, puedes encontrarme en una situación incómoda.

Mejor para mí. Si te veo con alguien, no aguantaré y formaremos un trio. Y si te encuentras en paños menores... abusaré de til

No sólo eres un pedófilo... sino también un incestuoso, pervertido. Yo no dejaré que estés dándome latigazos...

Lo veremos mi Sassss-uke.

   Lo observé fulminante. Odiaba que me dijera eso. No sé que tanto tengo de uke. Pero no dejaré que este imbécil me haga lo que se le cante.

   Me miré en el espejo una vez más. Estoy perfecto pero...

Estúpida corbata.- Me quejé mientras volvía a quitármela.

Te ayudaré.

    Se colocó detrás de mí y pegó el lado izquierdo de su rostro, al mío derecho. Observé mi reflejo... estaba completamente sonrojado.

Se hace así, ¿lo ves?

S-sí, arigato.

Debo enseñarte a hacer más cosas otöto...-Mencionó con un, más que obvio, doble sentido.

Te lo agradezco. Pero no. No permitiré que me utilices como tu uke. Yo puedo ser tan activo como tú. Además soy... tu hermano menor.

¿Y qué? Somos Uchihas. Es normal que exista atracción entre nosotros. Además... a los hermanos SIEMPRE  se les puede meter mano.

Sigue soñando conmigo nii-san...

Lo haré... no te das una idea de cómo me toco cuando pienso en ti.

¿Ya están listos?- Gritó mi madre desde abajo.

¡Sí mamá!- Gritamos juntos mientras él intentaba acorralarme. Sonreí y bajé las escaleras, hacia la puerta de entrada. Itachi bajó tras de mí.

Vallamos.- Ordenó mi padre con seriedad.

   Durante el camino a la Iglesia, noté que Itachi llevaba una pequeña mochila. No quería ni imaginarme lo que llevaba dentro.

   Fueron las oraciones realmente tristes. Me sentía muy apenado por el tío Madara. Claro que se tornaba aburrido de a momentos.

   Al finalizar, sólo mi madre, mi padre, mi hermano y yo quedamos allí. Todos se habían dirigido ya al crematorio.

Vallamos.- Que hombre tan estricto.

Adelántense. Sasuke y yo los alcanzaremos luego.

   Me asusté un poco al oir eso.

¡No! Yo iré con ello nii.san

Debo hablar contigo. Te vi muy mal otöto.

Sí Saduke, quédate. Sólo será un mometo No se tarden.- Mencionó mi madre antes de marcharse. El sacerdote también se había dirigido al crematorio del tío Madara. En la Igllesia sólo estábamos Itachi Y Yo

Ahora sí...-Susurró él y se apresuró en capturar mis labios. Adentró su lengua en mi cavidad bucal y dejó sus saliva hasta por los contornos externos de mis labios. Me empujó hasta detrás del altar.

¿Qué haces Itachi?-  Interrogué asustado, al lograr separarme de él.-¡Estamos en una Iglesia! en un altar...- Susurré.

Sí.- Seseó.- El lugar digno de un.. no... de dos dioses¿No crees?

Estás loco...¡Estás loco!

   Apretó mis muñecas y las dejó sobre mi cabeza. Las apresó con unas esposas que sacó de su mochila y luego las ató con una cadena a la pata de la mesa. Espero que no planeara...

   Me quitó la camisa de un tirón. ¿Cómo se suponía que iría ahora al crematorio?

   Besó y lamió mi cello desesperadamente. Dejó pequeñas marcas en la unión del hombra y del cuello. Me dio la vuelta y las cadenas tiraron, haciéndome dolor las muñecas.

Mierda

Rió sádico.-Colócate en cuatro...otöto

¿Qué demo...

¿O quieres que lo haga yo por ti?

   No tuve más remedio que obedecer. Me coloqué en la postura que me ordenó y lo sentí pegarse a mí. Desabrochó mis pantalones y su mano se adentró en ellos. No puede ser... mi... miembro ya estaba despierto. Mi nii.san sonrió. Lo tomó entre una de sus manos y lo apretó. Un leve gemido se escapó de mi garganta. pero no fue lo peor... Comenzó a masturbarme, acelerando y disminuyendo los ritmos  de su mano.

   Sentía, también, su masculinidad latiente bajo sus pantalones y pegado a mi espalda. Iba a venirme, ya no podía contenerme más... Al momento de hacerlo, mi nii-san quitó la mano de allí y observó que mi semilla cubría gran parte. Sacó la lengua y se la pasó por la mano, limpiándola de esa manera. Fueron nauseas las que se apoderaron de mí en ese momento.

   Observé la sombra y noté que se estaba desnudando completamente. Cerré los ojos co fuerza y los volví a abrir, esperando que sólo fuera un sueño, una pesadilla.

   Cualdo volvió a pegarse a mi espalda, sentí su miembro también adherirse a ella. En un movimiento brusco, me quitó los pantalones y la ropa interior y volvió a darme la vuelta.

Te ves bien Sassss-uke

No me llame así.- Gemí

¿Ah no? ¿Niegas lo que está pasando? No te ves muy activo que digamos... Mejor probemos con esto.

   Sacó de su mochila un... látigo. Recorrió todo mi cuerpo con él. Esto se estaba volviendo una molestia.

   Golpeó mi brazo con el látigo y se inclinó, colocando el rostro entre mis piernas. ¿Iba a...? Se llevño mi hombría a la boca y comenzó a lamerla, de arriba abajo. Mientras, acariciaba mis testículos. Tenía que admitirlo... Itaxhi era muy bueno dando orales.

   Finalmente me sentó sobre él y colocó lubricante en toda su longitud.

Hazlo tú.- Me dijo maliciosamente.

   Me senté sobre la punta, mientra él me sujetaba. El roce fue excitante. Intenté que tomara profundidad, pero no podía a causa del dolor.

Ayúdame nii-san

Si así lo prefieres...

   Tomó mi cadera y lentamente se sumergió en mí. Vovió a acostarme. Parecía estar disfrutando de mis gestos de dolor. Calro que, luego de unos momentos, no era eso lo que sentía. Placer... habitaba en mí un placer jamás experimentado. Mi nii-san estaba ya penetrándome violentamente y mis halaridos retumbaban en las paredes de la Iglesia.

¿Ves? Sabía que te gustaría otöto

S-sí... aa-ah I... Iatchi No... ¡NO TE DETENGAS!

Otöto baka... haré lo que me pidas.

   Aumentó aún más el ritmo, y la profundidad. Era doloroso... y tan placentero... Abrí grandes los ojos cuando noté que se había corrido dentro de mí. Fue indescriptible. Yo manché su abdomen, y él se lo volvió a llevar a la boca. Pero esta vez no me repugnó.

Con el látigo, atinó a golpearme.

No... no podría ensuciar de rojo tu blanca piel... ¿O sí?

   Lo hizo. Gotitas de sangre alcanzaron mi ombligo y se sumergieron allí.

Aaaah.- Entre el éxtasis que sentía y el ardor en mi pecho, creí que era el fin. No sabía si estaba en el cielo o en el infierno.

¡Vamos nii-san!- Grité. Sí, a pesar de todo seguía pidiéndole más. Más dolor, más placer, más de su cuerpo, de su saliva, de su sudor, sus gemidos y risas. Pedía más.

Eres insaciable otöto.- Jadeó contra mi pecho, pasando la lengua por mi herida.

   Esta vez la penetración fue tan profunda que casi me parte al medio. No podía más, pero no quería cortar el rollo.

   Salió de mí de manera decisiva y se puso de pie.

Estás acabado otöto...levántate o no llegaremos.

   Abrí enormemente lo ojos. No podía creerlo. Me dolía... todo.

Apresúrate.-Desató mis cadenas y las esposas. Me acomodé la ropa como pude, intentando pasar desapercibido con la camisa.

Una vez que nos pusimos en marcha bromeé:

Abusaste de mí, nii-san.

¿Qué? ESo fue...un abuso con consentimiento. La próxima vez espero que te resistas más.

¿Ah, si? Lo intentaré nii-san... lo intentaré

  

  
Notas finales:

Mmh... este fic es corto, consta de sólo este capítulo. Aunque quizá haga una segunda parte. epero que les haya gustado

bye!


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