Cumpleaños
Sasuke se despertó soñoliento como cada día. Observó el celular que lo había despertado con la alarma. ¿Por qué le había despertado si era domingo? Observó la fecha con resignación. 10 de octubre. No era ningún día especial…
Se levantó y bostezó energéticamente.
Primero tomó una ducha y a continuación se preparó unos cereales mientras todavía se sacaba las legañas de los ojos e intentaba no cerrar los ojos. Observó como la leche caía en el bol y como los cereales empezaban a flotar. Bostezó una vez más y se dirigió una cucharada a la boca.
Eran la siete de la mañana y no recordaba por qué le había sonado así el despertador del teléfono. ¿Acaso era una broma pesada? Cuando terminó su desayuno se vistió con ropa ajustada y se fue a andar por las calles. Raramente, éstas estaban desiertas.
Se preguntó entonces donde estaría la gente. Al llegar al centro comercial (de casualidad) se encontró con que todos se hallaban allí comprando a toda prisa. Observó los escaparates y no, no eran las rebajas de enero. Se encogió de hombros y siguió su camino.
A las nueve de la mañana se sentó en un bar y se tomó una buena horchata fresquita mientras observaba a toda la gente correr de una punta a la otra de las tiendas. Parecían locos. ¿Es que los ovnis les habían invadido mientras dormía? Se arrepintió inmediatamente de no haberse ido de la loca aldea con el hombre de pelo negro largo que quería su cuerpo.
-Sasuke-kun. ¿Ya tienes regalo? – preguntó una voz a sus espaldas. Sasuke se giró y se encontró con Sakura que llegaba cargada de bolsas. Enarcó una ceja y desvió la mirada.
-¿Para quién?
Un silencio inundó todo el centro comercial ante su respuesta. La gente le miraba asustada y Sakura dejó caer sus paquetes al suelo. Algunos murmuraban algo de olvidar no sé qué y otros simplemente reían de la mala suerte del moreno.
-¿Has olvidado el cumpleaños de Hokage-sama?
Sasuke tragó saliva.
¡¡El cumpleaños del dobe!!
¡¡Para eso se había levantado temprano!!
-No lo he olvidado. – respondió cubriendo sus ojos con su flequillo. Se levantó rápidamente y a velocidades supersónicas desapareció del bar donde estaba. Tras su paso, el dueño sonrió a Sakura y le entregó el tíquet de lo que había tomado su amigo fugado. Ella resignada, entregó los diez euros.
Sasuke estaba desesperado. ¿¡Cómo había podido olvidarlo!? ¡¡Y encima no le quedaba tiempo!! Seguro que todo el ramen de la zona estaría acabado y todo lo demás que le gustaba al dobe también. Sasuke, en esas condiciones, casi lloraba sangre. ¿Qué le podría regalar?
…………………………………………….
A pesar de estar todo el día buscando, no encontró nada de nada. Se acercó a casa de Naruto, donde vio que había mucho movimiento y gritos y se alejó con la cabeza gacha. No podía entrar a la fiesta sin regalo. Simplemente lo dejaría correr y le pediría perdón al día siguiente.
Cabizbajo, empezó a caminar hacia su casa, ya que estaba anocheciendo. Oyó unos pasos detrás de él y aceleró. Al cabo de unos momentos, él corría a su máxima velocidad y la persona que andaba detrás también.
Entró en un callejón, pero menuda sorpresa se dio al descubrir que no tenía salida. Se giró un poco asustado, encarando a un sujeto mucho más grande que él que le observaba lujuriosamente. Le cogió de las muñecas y lo empotró contra la pared, para empezar a lamerle el cuello.
-¡¡No!! Su... ¡Suéltame! Any… para…no…
Sintió como alguien le apartaba de encima a la gran masa de hombre y se encontró con unos ojos azules, que le observaban preocupado. Naruto le abrazó mientras el otro se iba y ambos estuvieron unos minutos así.
-¿Eres imbécil? – susurró Naruto. – A estas horas no puedes andar solo por estos lugares…
-¿Tú no tendrías que estar en tu fiesta? – preguntó Sasuke un poco triste. Naruto deshizo el abrazo y le observó con los ojos brillantes. Pronto su preocupación se convirtió en alegría.
-¡¡Así que sí lo has recordado!!
-No, la verdad es que me lo ha tenido que decir Sakura, y aún así, no te he encontrado nada… -confesó el moreno mientras una lágrima se le escurría por la mejilla. – Soy un inútil, no merezco que me hayas salvado. – Naruto negó rápidamente.
-No importa que no tengas regalo, teme. Me has asustado mucho. Estaba en mi fiesta cuando te he visto pasar por la calle. Al principio he pensado que no te habías acordado de mi cumpleaños y me he sentido muy molesto, no siquiera iba a saludarte, pero cuando he visto que te seguía ese sujeto asqueroso no he podido sino que sentirme preocupado por ti. Y la verdad es que tenía mis razones. ¿Te hubieses dejado violar?
-Sería mi castigo… - al decir aquellas palabras, Naruto abofeteó a Sasuke, observándole con el ceño fruncido.
-¿¡Quieres regalarme algo?! ¿¡En serio quieres?! – el rubio juntó sus labios con los del moreno y empezó a besar su cuello. – Pues entonces regálame tu amor y tu corazón… - Sasuke estaba muy asustado por las reacciones de su compañero, pero aún así se dejó besar y toquetear, correspondiendo bien. Desde ese día, ambos fueron pareja.
Y no se puede decir que Sasuke no se volviese a olvidar de la fecha nunca más, por qué se la olvidaba siempre, pero lo bueno era que al despertar, en vez de tener a un despertador celular molesto al lado, tenía a un rubio dormido que mantenía aún su miembro dentro de él desde la noche anterior. Entonces le venían a la mente las imágenes de cuando Naruto le decía entre embestidas que mañana sería su cumpleaños y él abría más las piernas para que su pene entrase más hondo…. Bueno, eso no hacía falta decirlo.
El caso es que Naruto le recordaba las fechas.
Y ver a Naruto a su lado recordándole las fechas, le recordaba que cada día al lado de Naruto era especial.
Fin