Apenas somos unos críos… 12 años, te quiero… mas allá de algo fraternal, me gustas, te deseo, te… estoy llegando a amar.
¿Cuándo lo sabrás? Aun no lo sé… cuando llegue el momento sin más te lo diré, sin rodeos, sin pausas, sin mentiras.
Soy un enfermo pero estoy dispuesto a aceptarlo si tu estas a mi lado, ¿Qué más quieres? Si mi vida eres tú, Bill.
El día había llegado, al fin los años habían pasado y por fin había llegado el tiempo para decírtelo, he esperado 4 años para armarme de valor, para saber si lo que siento es verdadero, y lo es.
Estamos en otoño, el cielo nublado, las hojas crujiendo bajo mis pies a cada paso que doy, los arboles danzando ante el rose del viento, y una fresca tarde, será testigo de mis palabras. El parque esta solitario y solo un loco y su amado están allí, te veo caminar con tu abrigo gris acortando la distancia y haciendo los metros en centímetros.
-¿y bien? – preguntas sin más. Solo sonrío al ver tus mejillas rojas por el frio que hace.
-veras…- respire profundo, meditando mis palabras “es hora Tom” dijo la voz dentro de mí, subí mi mirada al cielo queriendo encontrar las palabras correctas o quizás pensando en decirle o salir huyendo, optando por la primera opción, suspire y te observe de nuevo. Vale debo demostrar el hombre que soy. – me gustas.
Se escucharon los Tordos chillar y el eco que producía, el viento soplar más fuerte y aquel peculiar sonido de ramas golpeándose entre sí. Espere a que reaccionaras, o al menos que salieras huyendo, pero no lo hiciste.
Escuche una carcajada, vale eso no me lo esperaba.
-buena broma…- susurraste limpiando las lagrimas que rodaban por tus mejillas, otra carcajada más… ¿Qué era tan gracioso?
-No lo es…- conteste serio, tu rostro cambio por uno de tristeza, mas lagrimas salieron de tus ojos, las limpiaste con el dorso de tu mano pero no fue suficiente, intentaste detenerlas parpadeando varias veces, pero solo fue en vano.
-y después de esto… ¿Qué pasara? – preguntaste entrecortadamente.
-no lo sé… no espero nada a cambio.
-¿Cuál fue tu propósito de jugar así?
-no es un juego.
- pretendes que te digas “sabría que esto pasaría, siempre espere a que me lo dijeras, formaremos una familia feliz y nos iremos a vivir muy lejos…” – lloro aun mas. No entendía el motivo de sus lágrimas.
-quizás no formemos una familia, solo seremos tu y yo, seremos muy felices Billy. –Pausa- ¿estás dispuesto?
-ya es demasiado tarde… -susurro.- moriré pronto. – sonrío tristemente.
-¿morirás pronto? – repetí sus palabras.- ¿Qué tonterías dices?
-…Sida... David… y yo, tenemos sida… - lloriqueo aun mas fuerte ocultando su rostro detrás de sus manos, dejándose caer en el piso, quedando arrodillado, yo sin procesar todo aquello solo observe un punto lejano, sin moverme pude divisar mi mundo caer, y un CRACK dentro de mí. Salí de mi transe bajando la mirada a Bill quien lloraba sin detenerse.
-¿Cuánto tiempo…? –dije serio.
- ¿eh?
- ¿Cuánto tiempo tienes?
- solo sé que poco tiempo…
- ¿por qué mierdas no me lo dijiste?
- temía de lo que dijeras… me abruma perderte, morir lenta y cruelmente… - dijo entre hipidos.
-¡MIERDA! – grite a todo aquello que me escuchase.
Apenas me había armado de valor para decirle que le amo, ¡coño! Escuchando sus palabras me siento tan miserable, ¿Cuándo paso? ¿Cuándo lo deje? Siempre estaba a mi lado, siempre… inútil, inútil, inútil… soy un inútil.
Baje a su altura y bese sus labios suavemente, quizás sería el último beso, un beso casto. El se puso tenso, pero se fue relajando con el paso de los segundos. “te amo” susurre contra su piel.
Estoy seguro que podía escuchar un leve “tic, tac, tic, tac” que me anunciaba su partida.
Solo le vi alejarse y correr, mi corazón se desboco, ¿Por qué huyes? Me pregunte, solo le vi alejarse no le perdería, no otra vez… corrí detrás de él, escasos metros de alcanzarle, hasta que una luz ilumino a Bill, al mismo tiempo que el cruzaba la calle, un sonido estruendoso de un ¡PIIIIIIIIIIIIIH! Observar como su cuerpo era brutalmente golpeado por una camioneta, escuchar sus huesos crujir ante el impacto, nuestro ¿adiós?
Muévete… muévete… ¡COÑO! ¡TOM MUEVETE! Escuche de nuevo aquella peculiar voz, varias personas se acercaban, no escuchaba nada que fuera ajeno a mi, absolutamente nada solo mi corazón palpitar…, baje la mirada y aquel charco de sangre se hacía cada vez mas grande.
No podía demostrar ahora nada, no había lágrimas, ningún llanto, ningún grito… nada. Vi la ambulancia acercarse, rodear a mi Bill, y subirlo al auto, manejando deprisa.
-me voy a… - intente avisar a los demás que caería como tabla sobre el pavimento, pero solo una imagen rápida fue lo último que observe, después oscuridad… ausencia, frio, soledad.
-te amo… hijo. – dijo Simone vestida de negro, abrazaba a Gordon y varios familiares lloraban, varias enfermeras desconectaban mangueras del cuerpo del muchacho y apagaban maquinas que lo mantenían vivo, después de 3 años en total ausencia y dependiendo de maquinas para vivir, para el muchacho un mes era un día en su mundo de fantasía. Entre la vida y la muerte.
-se ha ido… -susurro la enfermera después de una eterna hora. Simone se desmayo, en los brazos de Gordon.
-buen viaje…-dijo Jörg, inhalo aire para seguir hablando ya que su entrecortada voz y el nudo en su garganta le impedían hacerlo.- Tom. Cuida bien de tu hermano…- sonrío después de dejar que sus lágrimas inundaran sus ojos. El no podría imaginar en perder tan pronto a sus dos hijos, esperaba verlos ya viejos y malhumorados. Pero no fue así.