Era una mañana de lunes, un soleado lunes. Primer día de escuela para la pretenciosa heredera del clan Matsumoto, quien se levantaba de muy malhumor. Era pequeña de estatura y de complexión física, aunque sus senos eran un poco más grandes de lo que deberían. Se levantó pesadamente dirigiéndose al baño, donde tomó una corta ducha para luego secarse su largo cabello. Era morocha, pero llevaba algunas mechas en fucsia. Se vistió y bajo a desayunar junto a su padre y el resto de sus "hombres". El primero era un jefe Yakuza, cabeza de familia de un clan maldito, pero a fin de cuentas un amoroso padre y eterno confidente.
~ Pov Ruki~
- Ohayou minna.- Canturree desde la puerta del comedor.
- Ohayou ojou-sama.- Contestaron a coro 4 hombres sentados a la mesa.
- Ohayou Otousan.- Salude a mi padre con un beso en la mejilla, sentándome a su lado.
Respondió a mi saludo con una sonrisa, si quitar los ojos del diario. Desayunamos tranquilamente, todos juntos como siempre. Mi “madre” había muerto al poco tiempo de mi nacimiento y mi “padre” se hizo cargo de mi y del “negocio” familiar solo. Se preguntarán por qué las comillas (Suke: Callate ¬¬ No ves que me cagas media trama ¬¬ // Taka: Está bien, no te enojes Sukecita .///. // Suke: No me digas así boludo, que me calienta *///* // Taka: Asquerosa ¬¬), bueno es respecto de la maldición que mencioné, por ahora sólo develaré eso.
Salude a todos y salí en mi moto camino al colegio. Estoy en 2 año de secundaria alta, sé que soy muy joven para conducir, pero quién se animaría a detenerme sabiendo quien soy. Ya en el establecimiento aparqué mi moto y me quité el casco, sacudiendo la cabeza para que mi cabello se acomodara un poco.
- Taka-Chan~!!!!- Sentí un grito detrás de mi.
- Hola Uru-Pon.- Sonreí de costado, dejando el casco en el manubrio.
- Como has estado?
- Sobreviviendo.- Medio carcajee en un suspiro entre cortado.
De pronto vi como un sonrojo se hacia presente en su rostro, sabía que sólo una persona tenía ese efecto en él, por lo que atiné a voltearme pero me lo impidió.
- Reita te esta viendo, como si nunca te hubiese visto.
Me sonrojé yo también, gracias a este idiota. Dejé que la brisa acariciara mi rostro mientras me volteaba a ver, y era cierto, la mirada de Reita parecía traspasarme y Aoi no se quedaba atrás mirando una y otra vez las piernas de Uruha.
Aoi y Reita eran nuestros sempais, los habíamos visto por primera vez el año anterior, en la ceremonia de inauguración de año. Me había impactado su imagen, su nombre era Akira Suzuki, pero todos sabían que sus amigos le decían Reita. Llevaba el cabello rubio y una banda en su nariz, y destilaba un aura ruder demasiado atrayente. Desde ese momento ambos, Uru y yo habíamos quedado embobados con esos dos mequetrefes, buscapleitos, rufianes y sexies chicos.
Takashima Kouyou, alias Uruha o pato, y yo nos conocíamos casi desde el kinder, el siempre había parecido una niña y yo un hobbit, así que supongo que me reclutó como el primero de los 7 enanos, porque él parecía Blanca nieves. Desde entonces eramos inseparables.
~Pov Reita~
No era una de mis mañanas favoritas, puesto que tendría que volver al colegio, pero me había levantado con un extraño buen humor. Era mi último año de secundaria, y sabía que volvería a verla, por lo que estaba “feliz”. Takanori Matsumoto, una joven de segundo año, me tenía prendado con su ternura desde que la había chocado en un pasillo.
~Flash Back~
Era la tercera semana de clases, y como ese día me tocaba ayudar con la limpieza, iba cargado con cosas por un pasillo. Al parecer ella también, íbamos ambos tan distraídos que simplemente no nos vimos y chocamos de frente.
- Auch!- Se escuchó después del ruido de las cosas cayendo.
Apoyé a un lado lo que llevaba y la miré, era hermosa. Su piernas eran delgadas, caderas anchas, senos grandes y el cabello largo, negro y fucsia, atado en una coleta alta. Me la quede mirando como un retrasado y lo noté por el fuerte sonrojo de sus mejillas.
- Ah, yo... Etto... Lo siento.- Dije reaccionando entrecortadamente, mientras le extendía una mano.
- No, yo lo siento. No te vi Suzuki-Sempai.
Ah, me había llamado “sempai”, ya estaba fantaseando con eso. Era tan bonita, sus labios eran rosados y aunque sus rasgos eran algo fuertes, casi como los de un chico, su expresión era demasiado tierna. Tomó mi mano y la ayudé a levantarse.
- Matsumoto desu.- Dijo mientras comenzaba a levantar las cosas que había tirado.
- Ah... Hajimemashite... Suzuki Akira, pero dime Reita.
- Reita-Sempai, debo regresar a mi clase.- Respondió con todas las cosas en sus brazos otra vez.- Lo siento.
Cuando se marchó pude sentir el aroma que emanaba de su cuerpo, era exquisito, como sakura y sake, como si fuese el aroma del viento en la época de las flores. Me quedé allí unos segundos, papando moscas y recordé que tenía que llevar eso a mi salón.
~Fin Flash Back~
Ahora era a ella quien estaba viendo bajar de su moto cerca de la entrada, sacudiendo su pelo para que el viento lo acomodara y me trajera un poco de su aroma.
- Hey Reita- Aoi me sacó de mi ensueño.
- Aoi, hola.- Contesté con una sonrisa cómplice.- Mira quien esta allá. Tu patito.
Lo vi quedarse embobado con el castaño, quien notó su mirada. Aoi estaba enamorado de él, lo habíamos visto siempre con Taka-Chan y sabíamos que eran mejores amigos. Uruha se sonrojó, y Taka intentó voltearse, pero el castaño la frenó diciéndole algo, ella no le hizo caso. En ese momento todo sucedió en cámara lenta, el viento rozó su cabello y su rostro otra vez. Me estaba mirando tan fijo como yo a ella, levemente sonrojada, luego levantó la mano saludándome y me sonrió dulcemente.
Estaba decidido, este año me declararía.
~Pov Ruki~
Este año, por ser el último del sempai. Definitivamente me olvidaría de él. Ningún hombre podría amar este cuerpo maldito.