COMO PECAS, PAGAS
No podía mas con su dolor, sentía su pecho desgarrase, tras el regreso de su hijo mayor esperaba escuchar noticias suyas, mas nunca pensó en escuchar aquellas horribles palabras que tanto deseaba ignorar pero que bien sabia llegaría a escuchar tarde o temprano, después de todo solo era un simple mortal.
La voz de un pequeño la saco de sus pensamientos, sin mucho animo escuchaba lo que decía, deseando con todo su ser que se marchara.
-Mami no llores, el era un humano es mejor así, ahora podrás ser feliz con papa, seremos una familia de nuevo-
Toda su frustración, dolor e ira acumulados se fueron de golpe contra aquel infante que en su inocencia había pronunciado lo que para ella era imperdonable.
Cuando sus hijos llegaron al cuarto tras escuchar gritos, no podían creer lo que veían, su madre se había vuelto completamente loca, golpeaba sin cesar al menor de ellos con tal brutalidad que daba la impresión que deseaba verlo muerto. Con gran esfuerzo el mayor se la quito de encima mientras la mujer le maldecía por interferir en lo que ella llamaba, un castigo justo para aquel monstruo hijo del maldito Bielfield.
El niño apenas y lloraba, ya casi se encontraba inconciente por los golpes recibidos de parte de su progenitora, Conrad no daba crédito a lo que veía, su adorado hermanito estaba rojo de golpes, que mas tarde se volverían morados, su boca estaba roja, a causa de la misma brutalidad de su madre había perdido un diente y roto el labio.
Gwendal intentaba de hacer calmar a su madre sin mucho éxito, mientras esta comenzó a vociferar palabras crueles hacia el menor de sus hijos.
-¡Esa bestia que llamas padre no volverá!, ¡sabes porque!-
-¡Madre por favor, quedamos en que…!- el peli gris ni siquiera alcanzo a terminar la frase porque la mujer continuo sin importarle las suplicas de sus hijos.
-¡Esta muerto, muerto me escuchas!, ¡Jajaja!, ¡el padre de Conrad no es el único muerto!, ¡pero a diferencia suya, tu padre murió sin honor, como el infiel que era!-
-¡Madre cállate!- gritaba ahora el castaño que abrazaba al rubio entre sus brazos sintiendo como tiritaba de miedo.
-¡Nunca volverás a verlo pero sabes, aun estando vivo no lo verías, porque el te despreciaba!-
-¡Basta madre!- gritaba el peli gris intentando de sacarla del cuarto.
-¡Y sabes que, yo también te aborrezco!-
Ambos hermanos no podían creer lo escuchaban decir aquella mujer que tan solo esa mañana abrazaba tiernamente al menor de ellos jurándole ser su niño mimado.
-¡Te odio, ojala te hubiese muerto en mi vientre!-
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Toco su vientre sabiendo que jamás engendraría los hijos tan amados y deseados por el maou, una lagrima se resbalo por su mejilla, el prefería a las mujeres, siempre fue claro en eso.
“¡Malditos sean los Bielfield, maldito seas tú mocoso del demonio!”
Seco esa lagrima, no entendía porque recordaba aquello que en su niñez le aseguraron como una pesadilla, pero que mas tarde se enteraría que no había sido mas que su cruda realidad.
-Si madre, tu maldición funciono- dijo cansinamente, viendo através de la ventana a su amado reír con aquella que sabia bien le reemplazaría apenas rompiera su compromiso.
CONTINUARA.......................