Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

15 Drabbles por broken black dreams

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Celos

Simplemente es así y no hay vuelta atrás una vez que la confesión ha sido dicha (al menos en su mente, jamás se permitiría decirlo en voz alta). El agente Derek Morgan odia a Sally McFarland.

Y todas ustedes se preguntaran, ¿quién demonios es Sally McFarland? Y otra gran duda: ¿Por qué la odia?

Sencillamente la odia. Es un hecho, como que la Tierra gira alrededor del Sol (y a nadie se le ocurra hacer esa comparación delante de Spencer, porque la explicación sobre la gravedad y las teorías anteriores y los puntos sin explicar y la forma en que no se aceptó la teoría de la gravedad en un principio y que aun hay discusiones al respecto es una que Morgan no pudo soportar la primera vez, mucho menos una segunda).

Así que cuando ve la enorme sonrisa de dientes blancos asomarse por la puerta entreabierta y oye la insoportable voz chillona de Sally su día se ensombrece. Y por primera vez en su vida, una fémina lo irrita tanto que cree que sería capaz de serle completamente honesto para que los deje tranquilos (algo como: “Spencer y yo estamos por meternos a la ducha, juntos, para relajarnos después de un largo día de trabajo y tener algo de duro y puro sexo”). Luego, la idea abandona su cabeza. Una adolescente no debería oír eso.

Entonces, escucha los grititos de felicidad ante las sinceras felicitaciones del rubio por haber hecho los ejercicios matemáticos (algo que sonaba como Integrales y cálculo de área). Sube el volumen del televisor sólo un poco, y luego lo pone en silencio. No vaya a ser cosa que Sally le murmure algo inapropiado a su novio mientras Morgan no está prestando atención.

Y va a la cocina por la segunda cerveza para ver si están sentados muy cerca o si los ojos ensoñadores de la chica están exageradamente puestos en Spencer.

-Mmm, el proceso está bien, entendiste la idea. Solamente graficaste más. Esta cuadrática debería ser el techo del área de cero a cinco, y de cinco a ocho tenes esta recta como techo, siempre la misma función piso.- dice sumergido en la explicación, y garabatea números y signos en el cuaderno, mostrándole al final cómo debería haber hecho.

-¿Muy difícil, genio?- lo fastidia un poco. Pero no le contesta. Y Sally sonríe victoriosa (o al menos así lo hace en la mente de Morgan) -¿Terminaran para las ocho?- murmura al notar que sigue mirando cómo es el próximo ejercicio. Y el rubio se estremece cuando siente el aliento de Derek chocar contra su oreja y le pide al cielo que la sonrisa de deseo no se note demasiado –Podríamos ir al cine si terminan temprano.- comienza, y en un susurro que sólo ellos dos pueden captar, agrega: -Conozco un buen cine de películas para adultos, quizás después podamos llegar e imitar lo que vimos…

Spencer salta casi imperceptiblemente en su asiento. Y la chica lo mira y le ofrece su cuaderno de nuevo para obtener la corrección. Es ahí que el doctor se centra de nuevo y parece olvidar lo dicho.

Por eso odia con fervor a Sally McFarland. Más aun porque al principio le causaba gracia cómo se sentaba en la vereda con sus amigas y veía al rubio con ojitos brillantes y las demás se reían de ella. Oh, que tierno, Spencer es su primer amor adolescente no correspondido, pensó. Pero los pensamientos se fueron al demonio cuando la vio en la puerta, libros en mano, sonrisa avergonzada colgada en los labios, preguntando si podía ayudarla con sus tareas de matemática. La Sra. McFarland (una mujer joven y muy atractiva con la que Morgan se ha cruzado ya unas cuantas veces) le había dicho que tenía tres doctorados y que no perdía nada con preguntarle.

Por eso, ahí estaban, Spencer haciendo de profesor particular para la hija de su vecina, que casualmente tenía su primer enamoramiento de él. Así que sí, la odiaba. Mucho. Y no, no eran celos. Estaba seguro que el odio provenía de otro lado.

Pero agradece enormemente que a las nueve menos cuarto se de por terminada la ‘clase’. Aunque desaprueba enseguida el beso en la mejilla que ella le entrega a modo de pago y la ve corretear escaleras abajo. Spencer queda algo ruborizado. Y odia no ser él quien le provoque el sonrojo.

-Creo que es algo tarde para la película.- dice levemente, mirándolo por debajo del flequillo.

-No importa, podemos grabar la nuestra.- suelta pícaramente y ve que el color carmín se intensifica otro tanto.

-¡Derek!- regaña, pero lo besa con pasión y deseo. Después de todo, han pasado todo el día sin tocarse, entre el trabajo y Sally no han podido ni besarse –¿Por qué siempre sugerís esas cosas cuando Sandra viene?

-¿Sandra?- levanta una ceja, algo confundido.

-La hija de los McFanland.

-Es Sally, Spence.

-¿Sí? ¿Estás seguro?

-Muy seguro.- Derek Morgan es de los que recuerdan bien los nombres de aquellos que odia.

-Menos mal, entonces, que no llamo por el nombre.- dice aliviado y vuelve a besarlo –Mañana podemos ir para tu casa y así ir directo al cine, sin Integrales ni Sandras de por medio.

Y así como el agente Derek Morgan odia a Sally McFarland, así también ama al Dr. Spencer Reid. Lo ama porque sí, porque las cosas son así, como así es azul el cielo (aunque Spencer tenga incluso un argumento sobre eso explayándose sobre que en realidad no es azul sino que lo vemos de ese color).


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).