Parte I
Aparcaron justo de ffrente a la imperiosa mansión, acentuando el tormentoso y tétrico temple de aquella oscura noche, una escabrosidad que jamás antes le habían notado. Los goterones de torrencial y fría lluvia, resbalaban sobre cada superficie existente, empapándolo todo a su paso sin compasión. Y lo nuboso del negruzco cielo, hacía de aquella nocturnidad el ambiente perfecto para extraviarse en lo tenebroso, acechantes en derredor incontrolables signos de invisible perversidad.
-“¿Quién en su sano juicio puede animarse a celebrar algo bajo un ambiente así?”-Curioseó en una mezcla de burla y fastidio un atractivo joven de cabellos cobrizos, apagando el motor y descansando su cuerpo sobre el volante, frunciendo el entrecejo al observar aquellas invasoras gotas de agua deslizándose desvergonzadas por cada pedazo asequible en su convertible rojo, y regalando por el rabillo de sus preciosos ojos verde esmeralda, una furtiva mirada a quien descansaba despreocupado en el asiento junto a él.
-“No seas exagerado, Matt.”-Espetó a su vez su compañero, quien no era en absoluto menos agraciado, denotando en su tono al hablar un deje de mordacidad e interés, escudriñando el reflejo de su rostro en el cristal empañado de la ventana a su lado, destellando en sus orbes azules dejes de indescifrable malicia, en extraño contraste con lo angelical que lucía su rostro-“Conoces a Elle, siempre ha sido un poco especial para sus cosas. Además, no es su culpa cumplir años justo en una fecha tan encantadora como esta.”-
Una imperceptible y maliciosa sonrisa de suficiencia, adornó las encantadoras facciones del pelirrojo, mientras dirigía a su rubio acompañante una cómplice mirada.
-“A mi no me engañas, Mello.”-Susurró seductor, acercándose a su rostro con parcimonia, logrando que el cosquilleo de su aliento rozara incitante los labios del otro-“Te conozco… Sé lo que tramas.”-
-“¿Ah, sí?”-La inocencia tiñó con coquetería sus palabras, concentrándose sus sentidos en la excitante provocación por parte del oji-esmeralda, tentándolo tan deliciosa y descaradamente-“¿Y qué es lo que tramo, según tú, Matty?”-
Como respuesta, consiguió aquel tan ansiado enlace, donde, ya habituadas, sus lenguas se encontraron deseosas y expertas, buscando un cadente dominio casi imposible de obtener, más exquisito ante lo magnífico y erótico que se tornaba al intentar alcanzarlo.
Sin embargo, obligándoles a separarse con total irritación, un bocinazo les sobresaltó, despertando en ambos ansias criminales, al reparar en quienes ocupaban el sobrio automóvil gris oscuro que les hacía cambio de luces detrás.
-“Maldito roedor.”-Musitó trémulo Mello, mientras Matt ponía de nueva cuenta en marcha el vehículo, abriéndose paso hacia las inmediaciones interiores de la lujosa residencia y siendo secundado por los recién llegados-“Juro que algún día lo mataré.”-
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-“¿Me dirás qué es ese gran misterio que te traes entre manos, Beyond?”-Inquirió receloso un azabache, cuyos ojos eran tan negros y profundos, como el velo que cubría el nocturno firmamento de aquel día a finales de octubre.
-“Sosiega tu impaciencia, Elle.”-Respondió sereno el aludido, tan similar a el otro, más por completo en esencia distintos, discrepando en lo físico sólo gracias a lo desigual en sus miradas, siendo la de éste marrón, inclinado en mayor escala al color rojizo de la sangre-“En cuanto lleguen quienes faltan, ten por seguro que lo sabrás.”-
Lawliet suspiró con pesadez, ansioso por descubrir qué ocultaba su hermano con tanto afán. Aún así, y apegándose a la sugerencia, se resignó a que su, como cada año, bizarro festejo de cumpleaños diese inicio.
Y al encauzar su vista hacia un punto inexacto en su ostentosa sala de estar, se topó con que cierto codiciado castaño de inigualables ojos miel y atlética figura, venía ingresando al lugar, seguido de cerca por Misa Amane y Teru Mikami, amigos gracias a los que habían tenido la fortuna de verse por primera vez.
-“Matt y Mello acaban de llegar.”-Informó fugaz, sentándose junto al pelinegro en el gran sofá y atrayéndolo hacia si, pasándole un brazo por alrededor de los hombros, para darle un casto beso en los labios y dejarlo acomodarse gustoso en su pecho.
-“Entonces sólo faltan Gevanni y Near.”-Comentó Beyond, bebiendo varios sorbos de su jugo sabor fresa, ambicionando arrojar a la luz la sorpresa que les tenía preparada a todos, en pos de celebrar como se debía los dieciocho años de Elle y, por supuesto, el, a su criterio, magnífico arribo de Halloween.
-“No, ellos también llegaron.”-Corrigió Misa, siendo abrazada con dulzura por Teru, quien era su novio hace ya más de dos años-“De hecho, Mello y Near estaban discutiendo justo en la entrada.”-
-“Si así se le puede llamar a que Mihael estuviese amenazando de muerte a Nate, claro está.”-Acotó Mikami, refiriéndose a ambos por sus verdaderos nombres como solía hacer siempre, y arrancándoles a todos una carcajada.
Y unos pocos segundos después, los nombrados hicieron aparición en escena, luciendo en demasía contrastantes entre ellos. Pues, sorprendiendo a más de uno, Mello y Near daban la impresión de haber sobrepasado los límites de rencilla sólo verbal, siendo, como era de esperarse, Gevanni y Matt los aparentes responsables de contenerlo todo. Porque, aún hecho un cúmulo de coraje, sin duda alguna, el rubio se hallaba sujeto por el pelirrojo de la mano, a todas luces logrando ser éste el único capaz de apaciguar la indomable fiera que llevaba dentro. Y, en evidencia avergonzado, Nate yacía en brazos del pelinegro, como quien dice que no existió otra eficaz manera de serenarlo.
-“No pregunten.”-
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La lujosa limosina se detuvo delante de la gran reja, bajo un creciente torrente de llovizna descendiendo rauda desde el gris cielo. Y tras bajar el chofer, con un negro paraguas impermeabilizando las gruesas gotas de agua a su alrededor, abrió la puerta trasera con cortesía, concediéndole a su joven pasajero acceso al poco acogedor exterior.
Al instante, una silueta abandonó el seco y acondicionado interior del vehículo, siendo asediado de inmediato por el tormentoso aguacero.
Se trataba de un chico, a penas sobrepasando los veinte años de edad. De tez tan pálida como la leche y cabello castaño un tanto oscuro. Contextura delgada y ojos color pardo, cuyo brillo indescifrable le brindaban un aire de enigmática seriedad. Vestía bastante sobrio, a pesar de ser el conjunto de jeans y chaqueta azul grisáceo, algo informal. Sin lugar a dudas, llevaba un estigma de atrayente misterio tatuado en su expresión.
-“Bienvenido, joven Alex.”-Le saludó con extrema cordialidad el mayordomo de los Lawliet, apartando cortés un ala del gran portón, brindándole la entrada a la estancia-“El joven Elle y el joven Beyond se encuentran en la sala, junto a sus amigos.”-
-“Muchas gracias, Watari.”-Sonrió con ligereza el recién llegado, adentrándose más en la titánica mansión, escoltado por el mayor-“Será todo un placer volver a verlos otra vez, después de tanto tiempo lejos de aquí.”-
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-“Bien, ya estamos todos.”-Sentenció cabal el festejado, una vez ya se hubo calmado la tención en el entorno, tras el estupor que les causase la supuesta pelea entre Mihael y Nate, interrogando a su hermano con la mirada-“¿Puedes ya hacer alarde de lo que sea que hallas traído?”-
Ya todos estaban al tanto de la más que resguardada sorpresa que el oji-rojo daría a al menor aquella noche. Por ende, al igual que él, se consumían en la incertidumbre por enterarse de lo que pudiese ser.
-“Te equivocas, hermano.”-Negó con intriga el blanco de todas las miradas en la habitación, sacando de su bolsillo un pinta lengua de fresa y llevándoselo despreocupado a la boca-“Aún falta alguien más.”-
-“¿Qué?”-
Pero antes de que el fastidiado interrogatorio no se hiciese esperar, Watari hizo acto de presencia en la sala, secundado por uncastaño de ojos pardo y piel color leche, dejando boquiabierto a más de uno al verle.
-“¡¿Alex?!”-
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Faltaban pocos minutos para las once de la noche y un grupo de diez chicos se encontraba reunido en torno a un computador portátil, atentos a cualquier signo que la pantalla en este pudiese arrojar. Y es que, sorprendiendo hasta al mismo Elle, Alex formaba parte esencial de la épica sorpresa que su, al igual que el recién ingresado a la doble celebración, misterioso hermano mayor le había planeado.
La razón de estar casi comiéndose el notebook con los ojos, era simple. Según había explicado fugazmente Beyond, su amigo, a quien no veían ya hace varios años, debido a su temprano ingreso a una prestigiosa universidad en los Estados Unidos, y pronta graduación como ingeniero en informática con honores, era el único capaz de poner en marcha la enigmática resolución de aquel tan resguardado obsequio.
-“¿Qué esperamos exactamente?”-Indagó Mello encogiéndose de hombros, transcurridos varios segundos desde que Alex configurase en el aparato un complejo programa, que, curiosamente, Matt parecía comprender bastante bien, causándole al rubio en su estómago una extraña sensación de total desagrado.
Más, antes de que alguien quisiese inquirir también, varios códigos se dejaron ver en medio de la negrura que reflejaba la pantalla del computador, consiguiendo arrancarle al pelirrojo una exclamación de absoluto asombro.
-“¡Increíble!”-Sus ojos verdes estaban inundados de maravilla-“¿Cómo es que lograste crear algo tan extraordinario?-“Su voz se oía emocionada, mientras el joven castaño sólo se limitaba a sonreírle un tanto ruborizado-“Porque tú lo hiciste, ¿verdad?”-
-“Así es.”-Respondió, apartando de su rostro un mechón de cabello que obstaculizaba su visión-“Pero, claro, aún está en etapa piloto. Jamás lo he probado, por ende no sé que tan acertadas sean mis teorías con respecto a su efectividad.”-
Sin darse cuenta, Alex ya le hablaba a Mail con absoluta familiaridad, al parecer compartiendo con él los mismos intereses por la computación. Y el oji-esmeralda, por su parte, sentía real admiración por lo lejos que éste había llegado, no teniendo ni un problema en hacérselo saber. Pues, ninguno de los dos estaba al tanto de la existencia del otro, hasta el momento de ser presentados por Elle tan sólo unos minutos atrás.
-“Vas a explicarnos lo que significa esto, ¿sí o no?”-El tono que empleó el oji-azul al dirigirse al recién egresado, puso en alerta a todos de que, por más que lo quisiese negar después, los celos le estaban carcomiendo las entrañas, cegándole en cualquier momento la razón.
No obstante, mucho antes que alguien llegase a intervenir, el oji-pardo habló, enfrentando sin mayores dificultades la tormentosa mirada del adicto al chocolate.
-“Dime algo, Mihael.”-Todos quedaron estáticos al oírlo-“¿Cuál es tu temor más grande?”-
-“¿Qué?”-Intentó evadirle éste, dibujando en su rostro una mueca de total burla-“¿Qué clase de pregunta estúpida es esa, Alex?”-
El aludido sólo sonrió imperceptiblemente, no inmutándose ante el despectivo tono que usara el rubio al hablarle.
-“Pues de eso se trata todo.”-Continuó, sorprendiéndolos al verse tan calmado y surcado de neutralidad-“Es un programa de realidad virtual, que le confiere a quien se atreva a jugarlo, la posibilidad de enfrentarse cara a cara con su temor más inmenso.”-
-“¿Es una broma, ¿cierto?”-Light se mantuvo reacio a creer tamaña barbaridad, cruzándose de brazos y manteniendo impávida su expresión.
-“Eso es imposible.”-Como él, Near cuestionó la veracidad de sus palabras.
-“Era obvio que no creerían en esto.”-Suspiró Beyond, sonriendo de medio lado a sus amigos y lanzándoles a cada uno una desafiante mirada-“Pero, ¿qué mejor forma de convencerse pueden tener, más que probar la eficacia del juego por ustedes mismos?”-
Un incómodo silencio le siguió a este camuflado reto, aprovechándolo Alex, para acabar de configurar las bases y complejidades de su revolucionario programa, bajo el atento escrutinio de Mail.
Sin embargo, y tras varios minutos de debate interno, el grupo estuvo de acuerdo en arriesgarse, imposibilitados de dar crédito a tamaña ocurrencia.
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-“¿Por qué no hacemos esto todavía más interesante?”-Sondeó suspicaz el de ojos color sangre, tomando de un estante tres planas y rectangulares cajitas, situándolas sobre la mesa, a la vista de sus amigos, junto al notebook.
El de cabello castaño oscuro lo observó con fijeza por unos instantes, sumiendo a todos en incertidumbre y acelerando sin motivo aparente los desconcertados latidos de Beyond.
-“¿Estás seguro?”-Inquirió en voz suave, luciendo aún más serio de lo habitual.
El pelinegro tan sólo cabeceó en asentimiento, alzando las películas en sus manos y enseñando sus portadas a sus amigos. Todas con temática de horror, con finales escabrosos y bastante alagadas por los expertos.
-“No capto tu punto.”-Elle espetó serio, llevándose el pulgar a los labios.
-“Una de las cualidades del juego, es que puede hacerte experimentar en carne propia el realismo de cualquier situación. Ya sea afrontar tus temores, o querer estar preso en un film de terror. Es cuestión de escoger y ya.”-Precisó Alex en ese tono de voz tan sombrío y suave que a todos encantaba, con más de una atónita mirada fija sobre él.
Mello rió sarcástico, quitándole a Beyond los DVD’S de las manos y analizándolos con malicia. Obviamente, burlándose para sus adentros de lo, a su parecer, desquiciantes que se oían tales explicaciones y funciones poco garantizadas del afamadito juego de realidad virtual.
-“La cosa aquí es asustarse, ¿no?”-Llamó la atención de los demás, eligiendo la película que, según tenía entendido, erizaba la piel de todos a la hora de verla-“Hagámoslo de una vez entonces.”-
Y luego de un murmullo de aprobación general, concluyó la elección, concediéndole al joven egresado de sistemas, la pauta necesaria para poner en marcha su creación. Así que, entregándoles uno por uno el código que requerían para iniciar su ingreso al juego, preguntó, con los penetrantes ojos de Beyond fijos sobre él:
-“¿Listos?”-
Y así, tras todos haber asentido a favor, continuó, escribiendo la compleja clave de acceso, junto a la especificación de lo que deseaban vivir. Sin siquiera pensar que, aquella lúgubre noche de octubre, se enfrentarían a algo mucho más real de lo que estuviesen dispuestos a aceptar.
…
…
…
-“¿Y bien?”-La voz inquisitiva del rubio quebró el repentino mutismo en que se había enfrascado la habitación, sobresaltando a Misa, quien parecía la menos de acuerdo con todo lo que habían planeado hacer-“¿Dónde está la famosa y escalofriante experiencia que nos haría vivir tu jueguito, Alex?”-
La forma en que Mello usaba las palabras con él, era despectiva y mordaz. No obstante, parecían tener nulo efecto en su persona, ya que los ojos pardos continuaban tan imperturbables como siempre, repleto su semblante de neutralidad.
-“Todo apunta a que no funcionó, ¿verdad?”-Siseó sombrío, sonriendo sutil.
-“Exacto.”-Ahora fue el de ojos color avellana quien habló, alzándose de hombros y frunciendo el ceño en claro signo de fastidio-“Aunque, era evidente que sucedería, ¿no? Después de todo, es algo imposible.”-
Alex sólo asintió ligeramente, recibiendo gustoso la cómplice mirada que Beyond le regalaba, no pasando inadvertida por Matt, quien podía percibir con claridad algo en demasía extraño en el ambiente, perturbándolo con sorna.
-“Que estupidez.”-Soltó burlón el oji-azul, poniéndose en pie y dirigiéndose hasta el mini bar que se encontraba hacia una de las esquinas de la gran sala de estar, procediendo a tomar una necesitada barra de chocolate.
Su novio nada más lo observó, suspirando imperceptiblemente.
-“¿Y ahora qué?”-Preguntó aburrido Elle, decepcionado por la aparente falla en su tan esperado regalo.
-“¡Tomémonos una foto!”-Exclamó animada la rubia, sacando de su bolso una pequeña cámara digital, sonriendo solazada.
-“Buena idea.”-La apoyó el mayor de los Lawliet, riendo con disimulo y mostrándose encantado con la idea-“Así tendremos un recuerdo más cabal de esta magnífica noche, ¿no creen?”-
Al final, nadie se negó, posando para la cámara y luciendo su mejor sonrisa.
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Cayeron rendidos ante la atrayente comodidad del mullido sofá, fundidos sus labios en un voraz y febril beso. La candencia en sus cuerpos era sólo aplacada por la ansiosa unión de sus pieles, ascendiendo presurosa la temperatura a su alrededor. Sus manos se acariciaban con lujuriosa necesidad, incitándolos en erótico silencio a ir tan lejos como quisiesen.
Miel y azabache, sus miradas se cruzaban invadidas en éxtasis, sintiéndose tan cerca como se los permitiese el complejo empaque que envolvía sus corazones. El mutismo en rededor era perfecto, trazando la línea exacta entre su mundo propio y la realidad.
-“Hmmm… Light…”-Suspiró sensual Elle a su oído, percibiendo los parsimoniosos y exquisitos toques que su atractivo novio ejercía por encima de la delgada tela que cubría su creciente erección, con aquel erotismo que nada más él era capaz de poseer-“Ahm… Ah…”-
Sin duda alguna, en aquel cuarto se había formado el contexto apropiado para dejarse llevar, concediéndole al raciocinio volar tan lejos de allí como deseara.
-“Soy tuyo por completo, Elle.”-Casi gimió el de cabello castaño rojizo, mirándolo directo a los ojos y moviendo tortuosa y deliciosamente sus caderas contra las del apetecible chico bajo él-“Puedes hacer de mí lo que se te plazca...”-
Oh, sí. En definitiva, una noche ideal.
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Lo besaba dulce y suavemente, disfrutando extasiado el adictivo sabor de esos insaciables labios. Rozaba con delicadeza la tersa y nívea piel de su espalda, subiendo paulatino la algodonada camisa, afanando descubrirle tanto como se le consintiese.
Y el menor, perdiéndose sin dificultad alguna en las mil sensaciones que éste forjaba en su interior, se dejaba hacer gustoso, aferrándose con fuerza a la galante silueta sobre él.
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-“¿Me extrañaste?”-Indagó incitante a su oído, abrazándole por la espalda.
-“¿Tú qué crees?”-Manifestó molesto el azabache, trazando en sus gestos un, a pesar de su orgullosa personalidad, encantador moín, volviéndose hacia él y respondiendo con cierta timidez el posesivo abrazo.
El de ojos color ocre sonrió alucinado, apegando su frente a la de Beyond.
-“Fue demasiado tiempo sin ti.”-Confesó en un susurro, aferrando su cintura.
-“Tres años para ser exactos.”-Reprendió el oji-rojo, apegándose más al delgado, aunque bastante bien conservado cuerpo de Alex, perdiéndose seductor en su mirada.
Entonces, anhelándolo por aún más de lo que se sentían capaces de tolerar, sus labios se encontraron insaciables, en un beso plagado de sensualidad y lujuria. Donde sus lenguas se buscaron con desenfreno, ambicionando recuperar inquietas el tiempo perdido.
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De la mano abandonaron la temperada piscina, con sus cuerpos empapados de gotitas transparentes, destilando sus cabellos humedad. La expresión en ambos rostros era de total connivencia, adornados traviesamente por cómplices sonrisas. Y es que, una vez que todos se hubieron dispersado, yéndose cada quien por su lado, ellos habían optado por correr rumbo al techado espacio de recreación, ansiando extasiados dar debido cúlmine a esa noche, en post de volverla incomparable a las demás.
Por eso, sintiendo como nunca esa indómita adrenalina recorriéndoles la sangre, al sólo considerar la posibilidad de que les atraparan en pleno allí dentro, se besaban hambrientos de deseo y entrega, casi devorándose los labios ante lo apasionante y excitante de cada roce.
Con la característica parsimonia de quien ambiciona hacer de aquel momento algo eterno, Matt fue recostando a su angelical rubio en el suelo, posándose sobre él, rebosante de erotismo y sensualidad. Sus manos traveseaban inquietas por su blanca y suave piel, recorriendo aletargadas cada tramo alcanzable, con la misma dulzura y sutileza de la primera vez.
Mello, incapaz de aquietar su indómita ansiedad por también tocarle, colaba juguetón las yemas de sus dedos bajo la única prenda que cubría ínfimamente esa atlética y atrayente figura, rozando travieso con lujuriosas caricias la ya creciente excitación del pelirrojo, deleitándose con los ahogados gemidos que exhalaban esos apetecibles labios que tanto amaba besar, cediéndoles la posibilidad de llevarle hasta la mismísima locura de así quererlo.
Y cuando menos se dio cuenta, Mail ya se encontraba otra vez perdido en aquella adictiva boca sabor chocolate, entrometiéndose con suma sutileza y cautela en el interior de su vivaz oji-azul, intoxicándose en esa alucinante estrechez.
-“¡Hmmm… Ah… M-Matt… Ah…!”-
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Un agudo y aterrorizado grito acuchilló estruendoso la trémula quietud, justo cuando un reloj digital marcaba puntual las dos de la madrugada. La bestial lluvia que azotara la ciudad parecía haberse evaporado en el aire, dejando a su paso una ola de abrumador hielo invernal. Y, como adjudicándoselo similar a una fatal alerta, el grupo de audaces amigos reaccionó alterado, corriendo en dirección a los jardines, desde donde creían se hallaba la caótica fuente de aquel escalofriante alarido.
-“¡Esa fue Misa!”-Exteriorizó seguro Gevanni, mirando de frente a Elle y Light, quienes habían aparecido corriendo desde la, a juzgar por sus desalineadas apariencias, habitación del moreno.
-“Démoslo por hecho.”-Le apoyó Matt, sobresaltándolos al aparecer de la nada tras suyo, secundado por un somnoliento oji-azul-“Considerando lo cerca que se oyó, es imposible que saliera de aquí.”-
Unánimemente, todos concordaron con lo dicho por el pelirrojo, encausando raudos sus pasos hacia el área más escondida del inmenso jardín, muy semejante a un pequeño bosque rodeando la imponente mansión.
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-“Oh, por Dios…”-
Quedaron absortos ante lo macabro que, como escabrosa jugarreta del jocoso destino, sus ojos veían. Pues, Teru y Misa yacían enfrente, atravesados sus cuerpos por el desleal filo de una dura y puntiaguda saliente de la reja que encerraba el lugar, luego de ser irrumpida con brutalidad por el veloz embestir de un desconocido automóvil, de cuyo chofer, según Beyond probara al inspeccionarlo en búsqueda de explicaciones, ya no existían rastros.
-“Esto tiene que ser una pesadilla.”-Susurró casi sin voz Elle, incapaz de aceptar lo indolente y perverso de la situación, observando atónito las siluetas inertes de sus dos amigos, ahondadas con horror en un charco de incontable sangre.
Y Mihael, pálido de la impresión, permaneció estático, abiertos en creciente aterre sus azules ojos.
-“Imposible…”-
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-“Lo que menos podemos hacer ahora es perder el control.”-Aconsejó nervioso Light, una vez ya estuvieron de regreso en la sala de estar dentro de la estancia Lawliet, notando como el terror y el pasmo se iban adueñando de las reacciones en todos.
-“¡Dos de nuestros amigos murieron, imbécil!”-Gritó eufórico Mello, aproximándose a Yagami en un impredecible movimiento y cerrando con ímpetu los dedos entorno a su cuello”-¡¿Cómo mierda tienes el descaro de exigirnos eso?!”-
-“Mello, por favor.”-Intentó persuadirlo Mail, su voz teñida de incertidumbre, más velada de ilusoria seguridad-“Light tiene razón, debemos controlar nuestras emociones e intentar mantener la calma. Sé objetivo, por favor…”-
Y buscando la mirada de su rubio cerró, consiguiendo su propósito de serenarlo. Siendo, como ya todos sabían desde hace mucho, el único ser capaz en el mundo de apaciguar a la indomable fiera que existía dentro de él.
-“¿Huelen eso?”-Se dejaron oír las suaves e inquietadas palabras de Near, haciendo que todos se volviesen a verle-“Es como… Una fuga de gas…”-
Y claro, la alerta se hizo con ellos, alarmando silenciosa sus sentidos.
Sin embargo, y, por caótica desgracia, mucho antes de que pudiesen preveerlo, el atroz resonar de una explosión surcó despótico el aire, invadiéndose en cuestión de segundos de fuego cada rincón.
…
…
…
-“Dime algo, Mihael… ¿Cuál es tu temor más grande?”-
-“¿Qué… Demonios…?”-El pánico a lo incógnito que rodeó su súbito enfrasque de regreso a la “realidad”, turbó ineludiblemente sus emociones, importunando su razón y consiguiendo abrir en desmesura sus ojos, al verse inmerso en medio de un contexto tan ilógico y bizarro-“¿Cómo es que…?”-
Más, como única contestación a su no exteriorizado recelo, Alex sonrió con sorna, tomando de la mesa, a la vista de todos, junto al notebook una cajita plana y rectangular, enseñándosela en medio de una indescifrablemente siniestra mirada.
-“Feliz Halloween, Mello…”-